Eclesiástico 46 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 20 versitos |
1 Poderoso guerrero fue Josué, hijo de Nun, sucesor de Moisés como profeta. Demostró, de acuerdo con su nombre, grandeza para salvar a los elegidos del Señor, castigar a los enemigos que se rebelaban y dar a Israel la entrada en su heredad.
2 ¡Qué glorioso cuando alzaba las manos, y extendía la espada sobre las ciudades!
3 ¿Quién antes que él se alzó así ? Él dirigió las batallas del Señor.
4 ¿No retrocedió el sol por su mano, y un solo día se hizo como dos?
5 Invocó al Altísimo Soberano, cuando lo asediaban los enemigos por doquier; y su gran Señor le respondió con piedras de granizo de enorme potencia.
6 Se arrojó contra la nación enemiga, y en la bajada destruyó a los adversarios, para que las naciones conocieran el poder de sus armas, porque dirigía sus guerras en presencia del Señor.
7 Siguió fielmente al Poderoso, y mostró firmeza en los días de Moisés. Él y Caleb, hijo de Jefoné, resistieron ante la asamblea, para apartar al pueblo del pecado, y calmar las inicuas murmuraciones.
8 Sólo estos dos fueron salvos de entre los seiscientos mil de a pie, para ser introducidos en la heredad, en la tierra que mana leche y miel.
9 El Señor dio a Caleb un gran vigor que le duró hasta la ancianidad, para que se asentara en los montes del país y su descendencia ocupara la heredad.
10 Para que vieran todos los hijos de Israel que es hermoso caminar en pos del Señor.
11 Los jueces, cada uno por su nombre, los que no prostituyeron el corazón, los que no se apartaron del Señor: ¡sea bendita su memoria!
12 Que sus huesos revivan en sus tumbas, que su nombre se renueve, y sean glorificados en sus hijos.
13 Amado de su Señor fue Samuel, profeta del Señor que implantó la realeza, y ungió a los príncipes sobre su pueblo.
14 Según la ley del Señor juzgó a la asamblea, y el Señor visitó a Jacob.
15 Su fidelidad le manifestó como profeta, por sus oráculos fue reconocido verdadero vidente.
16 Invocó al Señor poderoso, cuando sus enemigos lo asediaban por doquier, ofreciendo un cordero lechal.
17 Tronó desde el cielo el Señor, con gran estampido retumbó su voz.
18 Destrozó a los jefes de Tiro y a todos los príncipes de los filisteos.
19 Antes del tiempo del descanso eterno dio testimonio ante el Señor y su ungido: "Bienes: ni siquiera unas sandalias de nadie he tomado". Y nadie lo acusó.
20 Hasta después de su muerte profetizó y anunció al rey su fin. Alzó desde la tierra su voz de profeta para borrar la iniquidad del pueblo.

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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