Sabiduría 7 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 30 versitos |
1 Yo también soy hombre mortal, semejante a todos, descendiente del primero que fue formado de la tierra. En el seno de una madre fui modelado en carne,
2 cuajado en sangre por diez meses, de semilla de varón y del placer que acompaña al sueño.
3 Apenas nacido, también yo respiré el aire común, caí en la misma tierra que todos, y mi primer vagido fue igual que el de todos: el llanto.
4 Fui criado entre pañales y cuidados.
5 Ningún rey tuvo distinto comienzo en su origen:
6 una es la entrada de todos en la vida, y la salida será igual.
7 Por eso rogué, y se me dio prudencia; imploré, y espíritu de sabiduría vino a mí.
8 La juzgué preferible a cetros y tronos, y en nada estimé la riqueza en su comparación.
9 No la equiparé a piedras preciosas, porque todo el oro ante ella es un poco de arena, y la plata, a su lado, parece lodo.
10 La amé más que la salud y la hermosura, y me propuse tenerla por luz; porque el resplandor que sale de ella es inextinguible.
11 Todos los bienes juntos me vinieron con ella; y en sus manos había incalculable riqueza.
12 Disfruté de todos ellos porque los trae la sabiduría; pero ignoraba que los engendra ella.
13 Aprendí sin fraude y reparto sin envidia. No escondo su riqueza.
14 Porque es para los hombres tesoro inagotable. Quienes la adquieren se atraen la amistad de Dios, recomendados por los dones que acarrea la instrucción.
15 Que Dios me conceda saber expresarme y pensar como corresponde a los dones recibidos; porque es él quien guía a la sabiduría, y el que dirige a los sabios.
16 En su mano estamos nosotros y nuestras palabras, toda prudencia y pericia en el obrar.
17 Él me ha concedido el conocimiento de los seres para comprender la constitución del mundo y la actividad de los elementos,
18 el principio, el fin y el medio de los tiempos, la alternancia de los solsticios y los cambios de las estaciones,
19 los ciclos de los años y las posiciones de los astros,
20 la naturaleza de los animales y los instintos de las fieras, la fuerza de los espíritus y los razonamientos de los hombres, las variedades de las plantas y las virtudes de las raíces.
21 He llegado a saber cuanto está oculto y cuanto está al descubierto, pues la sabiduría, artífice de todo, me lo ha enseñado.
22 Hay en ella un espíritu inteligente, santo, único, múltiple, sutil, ágil, penetrante, puro, claro, impasible, amante del bien, agudo,
23 incoercible, bienhechor, amigo de los hombres, firme, seguro, sin zozobras, que todo lo puede, que está atento a todo, que penetra todos los espíritus, los inteligentes, los puros, los más sutiles.
24 La sabiduría es más ágil que todo movimiento; en virtud de su pureza todo lo atraviesa y lo penetra.
25 Es el hálito del poder de Dios, emanación pura de la gloria del todopoderoso. Por eso, nada manchado penetra en ella.
26 Es reflejo de la luz eterna, espejo sin mancha de la actividad de Dios, imagen de su bondad.
27 Siendo una, todo lo puede; y permaneciendo la misma, todo lo renueva. En todas las edades entra en las almas santas; hace de ellas amigos de Dios y profetas.
28 Porque Dios a nadie ama sino al que mora con la sabiduría.
29 Es ella más hermosa que el sol, y está por encima de las constelaciones. Comparada con la luz, la supera;
30 pues a la luz sucede la noche, pero la maldad nada puede contra la sabiduría.

Patrocinio

 
 

Introducción a Sabiduría

No hay comentario

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

Patrocinio

Notas