Deuteronomio  1 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 46 versitos |
1 Estas son las palabras que habló Moisés a todo Israel, al otro lado del Jordán, el desierto, en el Araba, frente a Suf, entre Paran y Tófel, Labán, Jaserot y DiZahab.
2 Once jornadas hay desde Horeb hasta QadésBarnea, por el camino del monte Seír.
3 En el año cuarenta, el undécimo mes, el primer día del mes, habló Moisés a los hijos de Israel según todo lo que le había mandado Yahvéh decirles.
4 Después de haber derrotado a Sijón, rey de los amólleos, que habitaba en Jesbón, y a Og, rey de Baán, que habitaba en AStarot y Edreí,
5 al lado de allá del Jordán, en el país de Moab, empezó Moisés a promulgar esta ley diciendo:
6 Yahvéh, nuestro Dios, nos habló en el Horeb, diciendo: Habéis morado ya bastante en este monte.
7 Poneos en marcha, levantad el campamento y entrad en la montaña de los amorreos y en todas sus cercanías, en el Araba, en la montaña, en la Sefelá, en el Négueb, en la costa del mar, en tierra de cananeos, y en el Líbano, hasta el gran río Eufrates.
8 Mirad: he puesto ese país delante de vosotros; id y tomad posesión de la tierra que a vuestros padres Ábraham, Isaac y Jacob juró Yahvéh darles, a ellos y a su descendencia después de ellos.
9 Entonces os dije también: Yo solo no puedo llevaros.
10 Yahvéh, vuestro Dios, os ha multiplicado y ahora sois tan numerosos como las estrellas del cielo.
11 Yahvéh, el Dios de vuestros padres, os multiplique mil veces más de cuantos sois y os bendiga, como él os lo ha prometido.
12 ¿Cómo puedo llevar yo solo el peso de vosotros, vuestra carga y vuestros litigios?
13 Elegid de vuestras tribus hombres sabios, inteligentes e instruidos, y los pondré por jefes vuestros.
14 Vosotros me respondisteis: Está bien lo que te propones hacer.
15 Entonces tomé a los jefes de vuestras tribus, hombres sabios e instruidos, y los puse por jefes vuestros: jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez, y además puse escribas para vuestras tribus.
16 En aquel tiempo di a vuestros jueces esta orden: Escucharéis lo que se suscite entre vuestros hermanos y haréis justicia entre un hombre y su hermano o un forastero.
17 En el juicio no consideraréis las personas, sino que escucharéis al pequeño como al grande; no temeréis a nadie, porque el juicio es de Dios. La causa que os parezca demasiado difícil, traédmela a mí y yo la atenderé.
18 Entonces os prescribí todo lo que debíais hacer.
19 Partimos del Horeb, atravesamos todo ese vasto y espantoso desierto que habéis visto, camino hacia la montaña de los amorreos, como nos lo había mandado Yahvéh, nuestro Dios, y llegamos a QadéSBarnea.
20 Os dije entonces: Habéis llegado ya a la montaña de los amorreos, que Yahvéh, nuestro Dios, nos da.
21 Mira: Yahvéh, tu Dios, ha puesto este país delante de ti; sube, apodérate de él como te ha dicho Yahvéh, el Dios de tus padres. No temas ni te asustes.
22 Y todos vosotros os acercasteis a mí y me dijisteis: Enviemos por delante hombres que nos exploren el país y nos informen acerca del camino por donde hemos de subir y de las ciudades a las que debemos llegar.
23 Me pareció bien la propuesta, y tomé de entre vosotros doce hombres, uno por tribu.
24 Ellos dieron la vuelta y subieron al monte, llegaron al valle de Eskol y lo recorrieron.
25 Tomaron en sus manos frutos del país, nos los bajaron, y nos informaron, diciendo: Buena es la tierra que Yahvéh, nuestro Dios, nos da.
26 Pero vosotros os negasteis a subir y os rebelasteis contra la orden de Yahvéh, vuestro Dios.
27 Murmurasteis en vuestras tiendas, diciendo: Por el odio que nos tiene, Yahvéh nos ha sacado de la tierra de Egipto, para entregarnos en manos de los amorreos y aniquilarnos.
28 ¿Adónde vamos a subir? Nuestros hermanos han hecho desfallecer nuestro corazón al decir: Es un pueblo más grande y de mayor estatura que nosotros; las ciudades son grandes y fortificadas hasta el cielo; hemos visto también allí descendientes de los anaquim.
29 Yo os dije: No os acobardéis ni les tengáis miedo.
30 Yahvéh, vuestro Dios, que marcha delante de vosotros, combatirá él mismo por vosotros, como lo hizo en Egipto a vuestros propios ojos,
31 y en el desierto, donde has visto que Yahvéh, tu Dios, te ha llevado como un hombre lleva a su hijo, a lo largo de todo el camino por el que habéis andado hasta llegar a este lugar.
32 Pero ni aún así confiasteis en Yahvéh, vuestro Dios,
33 que os precedía en el camino buscándoos un lugar donde acampar, cual fuego durante la noche, para que pudierais ver el camino que habíais de seguir, y cual nube durante el día.
34 Oyó Yahvéh el rumor de vuestras palabras; y encendido en cólera, juró, y dijo:
35 Ningún hombre de esta generación perversa verá la buena tierra que yo juré dar a vuestros padres,
36 excepto Kaleb, hijo de Yefunné; él la verá, y yo le daré a él y a sus hijos la tierra que ha pisado, porque ha seguido a Yahvéh sin desfallecer.
37 Y también contra mí se irritó Yahvéh por culpa vuestra, diciéndome: Tampoco tú entrarás allá.
38 Josué, hijo de Nun, que está delante de ti, él sí entrará. Aliéntalo, porque él es quien la dará en posesión a Israel.
39 Vuestros pequeñuelos, de quienes dijisteis que servirían de botín; vuestros niños, que todavía no saben discernir el bien del mal, serán los que entren allá; a ellos se la daré y ellos la poseerán.
40 En cuanto a vosotros, andad y encaminaos al desierto por el camino del mar de los Juncos.
41 Me respondisteis entonces, diciéndome: Hemos pecado contra Yahvéh. Subiremos y pelearemos como nos lo ha ordenado Yahvéh, nuestro Dios. Y ciñéndoos cada uno vuestras armas de combate, encontrasteis fácil el subir a la montaña.
42 Pero Yahvéh me dijo: Diles: no subáis ni combatáis, pues yo no estoy en medio de vosotros; así no seréis derrotados ante vuestros enemigos.
43 Yo os lo dije; pero vosotros no me quisisteis escuchar, sino que os rebelasteis contra el mandato de Yahvéh y tuvisteis la presunción de subir a la montaña.
44 Entonces, los amorreos que habitan en aquellos montes, salieron a vuestro encuentro; os persiguieron como lo hacen las abejas, y os derrotaron desde Seír hasta Jormá.
45 Os volvisteis y llorasteis ante Yahvéh ; pero Yahvéh no escuchó vuestro llanto ni os prestó atención.
46 Por eso tuvisteis que permanecer largo tiempo en Qadés, todo el tiempo que habéis estado allí.

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Introducción a Deuteronomio 

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas