Eclesiástico 51 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 30 versitos |
1 Te daré gracias, Señor Rey, y te alabaré, Dios Salvador m o. Doy gracias a tu nombre,
2 porque fuiste mi protector y mi auxiliador; rescataste mi cuerpo de la perdición, del lazo de la lengua calumniadora, de los labios que forjan la mentira; y contra mis adversarios, fuiste mi auxiliador y me salvaste,
3 por tu inmensa misericordia y tu glorioso nombre, de las mordeduras de los preparados para devorarme, de la mano de los que buscaban mi alma, y de las muchas tribulaciones que he tenido;
4 de la asfixia de las llamas que me rodeaban, y del fuego que no encendí;
5 del profundo seno del Hades, de la lengua impura y de la palabra mentirosa:
6 calumnia de lengua injusta ante el rey. Mi alma se acercó hasta la muerte y mi vida bajó cerca del Hades.
7 Me rodeaban por doquier y nadie me socorría; mis ojos buscaban la ayuda de los hombres y no la había.
8 Entonces me acordé de tu misericordia, Señor, y de tu obra desde la eternidad: que levantas a los que en ti esperan, y los salvas de la mano de los enemigos.
9 Alcé desde la tierra mi súplica, e imploré para ser salvo de la muerte.
10 Invoqué al Señor, padre de mi Señor, para que no me abandonara en los días de peligro, cuando mandan los soberbios y estoy sin socorro. Alabaré tu nombre por siempre y cantaré himnos en acción de gracias.
11 Fue escuchada mi oración, pues me salvaste de la ruina, y me libraste de aquel mal momento.
12 Por eso te daré gracias y te alabaré, y bendeciré el nombre del Señor.
13 Cuando era todavía jovencito, antes de haberme extraviado, busqué abiertamente la sabiduría en la oración.
14 Ante el templo la pedí, y hasta el fin la buscaré.
15 A medida que su flor maduraba en racimo, se alegraba mi corazón; mi pie caminó en rectitud, y desde mi juventud seguí sus huellas.
16 Apliqué por algún tiempo mi o do y la recibí; y encontré para m gran enseñanza.
17 Tuve su yugo por timbre de honor. Daré gloria al que me da la sabiduría.
18 Decid ponerla en práctica, fui celoso del bien y no quedaré defraudado.
19 Ha luchado con ardor mi alma por ella; y he sido puntual en el cumplimiento de la ley. Mis manos extendía lo alto y lloré por haberla ignorado.
20 Dirigí mi alma hacia ella, y la encontré en la pureza. Dediqué mi corazón a ella desde el principio; por esto no seré abandonado.
21 Se conmovieron mis entra así al buscarla; por esto hice una buena adquisición.
22 En recompensa me dio el Señor la lengua y con ella lo alabaré.
23 Acercaos a m, los no instruidos, instalaos en mi escuela de sabiduría.
24 ¿Por qué decís que carecéis de ella, y están vuestras almas con tanta sed?
25 He abierto mi boca y he hablado: adquiridla para vosotros sin dinero.
26 Someted vuestro cuello al yugo, y reciba vuestra alma la instrucción. Está cerca, a vuestro alcance.
27 Ved con vuestros ojos que por un poco de fatiga he encontrado para m mucho descanso.
28 Gastad para instruiros mucho dinero; y a cambio adquiriréis oro abundante.
29 Regocijaos con su misericordia, y no os avergoncéis de alabarlo.
30 Ejecutad vuestro trabajo a su tiempo, y a su tiempo os dará vuestro salario. Bendito sea Yahveh por siempre. Alabado sea su nombre de edad en edad. Hasta aquí las palabras de Simón, hijo de Jesús, llamado Ben Sirá. Sabiduría de Simón, hijo de Jesús, hijo de Eleazar, hijo de Sirá. Bendito sea el nombre del Señor, ahora y siempre.

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas