II Crónicas  2 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 18 versitos |
1 Y decidió Salomón construir un templo al nombre de Yahvéh, y un palacio real para sí. Salomón alistó setenta mil hombres para transportar cargas, y ochenta mil hombres para extraer piedras de la montaña; y puso al frente de ellos a tres mil seiscientos capataces.
2 Luego Salomón mandó a decir a Juram, rey de Tiro: Haz conmigo como hiciste con mi padre David, al que enviaste maderas de cedro para edificarse un palacio donde habitar.
3 Yo voy a construir un templo al nombre de Yahvéh, mi Dios, para consagrárselo a él, para quemar incienso aromático ante él, para presentar continuamente ante él los panes de la proposición y para ofrecerle holocaustos diarios, mañana y tarde, y en los sábados, en los novilunios y en las solemnidades de Yahvéh, nuestro Dios; y esto se hará para siempre en Israel.
4 Y el templo que voy a construir ha de ser grande, porque nuestro Dios es más grande que todos los dioses.
5 Pero ¿quién será capaz de construirle un templo, cuando los cielos ni los cielos de los cielos no pueden contenerlo? ¿ Y quién soy yo para construirle un templo, si no es para quemar incienso ante él?
6 Envíame, pues, un hombre experto en trabajar el oro, la plata, el bronce, el hierro, la púrpura escarlata, el carmesí y la púrpura violeta,
7 y que sepa grabar entalladuras, para que esté con los expertos que tengo en Judá y en Jerusalén, a los que mi padre David ya había preparado.
8 Envíame también maderas de cedro, de ciprés y de sándalo del Líbano, pues yo sé que tus siervos son expertos en cortar árboles del Líbano; y mis súbditos estarán con los tuyos, para prepararme madera en abundancia, pues el templo que voy a edificar ha de ser grande y suntuoso.
9 Y a los operarios siervos tuyos que se dediquen a talar árboles les daré, para su sustento, veinte mil koros de trigo, veinte mil koros de cebada, veinte mil batos de vino y veinte mil batos de aceite.
10 Juram, rey de Tiro, en una carta que le envió a Salomón, contestó: Por el amor que Yahvéh tiene a su pueblo, te ha constituido rey sobre él.
11 Y añadía: ¡Bendito sea Yahvéh, Dios de Israel, que hizo los cielos y la tierra, que ha dado al rey David un hijo tan sabio, dotado de inteligencia y prudencia, que va a construir un templo para Yahvéh y un palacio real para sí.
12 Te envío, pues, ahora un hombre diestro y entendido: a JuramAbí,
13 hijo de una mujer de las hijas de Dan y de un hombre de Tiro. Sabe trabajar el oro, la plata, el bronce, el hierro, las piedras y las maderas, la púrpura escarlata, la púrpura violeta, el lino fino y el carmesí, y sabe grabar toda clase de entalladuras y ejecutar toda clase de obras de arte; te lo cedo, para que lo haga con tus artífices y con los de mi señor David, tu padre.
14 Ahora, pues, que mi señor envíe a sus siervos el trigo, la cebada, el aceite y el vino que ha prometido.
15 Nosotros cortaremos todas las maderas del Líbano que necesites y te las enviaremos en balsas, por mar, hasta Yaffá, y tú las subirás a Jerusalén.
16 Y Salomón hizo el censo de todos los extranjeros que había en el país de Israel a la manera del censo que había hecho su padre David; y se halló que había ciento cincuenta y tres mil seiscientos.
17 De ellos destinó setenta mil para transportar las cargas, ochenta mil para extraer piedra de la montaña,
18 y tres mil seiscientos como capataces para que estuvieran al frente de los trabajos del pueblo.

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Introducción a II Crónicas 

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas