I Crónicas 21 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 30 versitos |
1 Satán se levantó contra Israel e incitó a David a que hiciera el censo de Israel.
2 Dijo, pues, David a Yoab y a los jefes del pueblo: Id y haced el censo de Israel desde Beerseba hasta Dan, y traédmelo para que yo sepa su número.
3 Respondió Yoab: ¡Que Yahvéh multiplique cien veces más su pueblo! ¡Oh mi señor el rey! ¿Acaso no son todos ellos súbditos de mi señor? ¿Por qué, pues, intenta esto mi señor? ¿Por qué acarrear esta ocasión de pecado para Israel?
4 Sin embargo, prevaleció el deseo del rey sobre el de Yoab, el cual salió a recorrer todo Israel y volvió luego a Jerusalén.
5 Entregó, pues, Yoab a David el número del empadronamiento del pueblo. Había en todo Israel un millón cien mil hombres aptos para la guerra; y en Judá, cuatrocientos setenta mil aptos para la guerra.
6 Pero no empadronó a Leví ni a Benjamín, porque a Yoab le repugnaba la orden del rey.
7 Dios vio con malos ojos este censo y castigó a Israel.
8 Dijo entonces David a Dios: He cometido un gran pecado por haber hecho este censo. Ahora perdona la iniquidad de tu siervo, pues he obrado muy neciamente.
9 Yahvéh habló a Gad, vidente de David, diciéndole:
10 Ve y di a David: Así habla Yahvéh: Tres cosas te propongo; elige una de ellas, y yo te la realizaré.
11 Gad se presentó a David y le dijo: Así habla Yahvéh: Acepta para ti:
12 o tres años de hambre, o tres meses de andar huyendo de tus enemigos que vayan persiguiéndote a espada, o tres días de espada de Yahvéh y epidemia en el país, durante los cuales el ángel de Yahvéh sembrará la ruina en todo el territorio de Israel. Ahora, pues, mira tú lo que debo responder al que me envía.
13 Respondió David a Gad: Estoy en grave aprieto. Pero prefiero caer en manos de Yahvéh, cuya misericordia es inmensa, antes que caer en manos de los hombres.
14 Mandó entonces Yahvéh sobre Israel una epidemia, y cayeron setenta mil hombres de Israel.
15 Y, además, envió Dios un ángel a Jerusalén para que la arrasara. Pero, cuando la estaba arrasando, miró Yahvéh y se arrepintió de aquel estrago. Y dijo al ángel exterminador: ¡Basta! ¡Retira ya tu mano! El ángel de Yahvéh estaba junto a la era de Ornan, el yebuseo.
16 David alzó los ojos y vio al ángel de Yahvéh que estaba entre la tierra y el cielo, con una espada desenvainada en la mano, extendida sobre Jerusalén. David y los ancianos, cubiertos de saco, cayeron rostro en tierra.
17 Y David dijo a Dios: ¿No soy yo quien ordenó hacer el censo del pueblo? Soy yo quien ha pecado; soy yo quien hizo el mal. Pero estas ovejas ¿qué han hecho? ¡Yahvéh, Dios mío, caiga tu mano sobre mí y sobre la casa de mi padre, pero no haya mortandad en tu pueblo!
18 Y el ángel de Yahvéh dio a Gad la orden de decir a David que subiera a la era de Ornan, el yebuseo, y erigiera allí un altar a Yahvéh.
19 Subió David conforme a la orden que Gad le había dado en nombre de Yahvéh.
20 Ornán, que estaba trillando trigo, se volvió y vio al ángel. Los cuatro hijos que con él estaban se escondieron.
21 Cuando llegaba David cerca de Ornan, miró éste; y al ver a David, salió de la era y se postró rostro en tierra ante David.
22 Dijo entonces David a Ornan: Dame este lugar de la era para construir en él un altar a Yahvéh - dámelo por su justo precio -, para que la mortandad se retire del pueblo.
23 Respondió Ornan a David: Tómalo, y haga mi señor el rey lo que bien le parezca. Mira: te entrego también los bueyes para el holocausto, los trillos para la leña y el trigo para la ofrenda: todo te lo doy.
24 Pero el rey David replicó a Omán: De ningún modo; te lo compraré por su justo precio, pues no voy a tomar para Yahvéh lo que es tuyo ni a ofrecerle un holocausto de balde.
25 Y entregó David a Ornan por el solar la suma de seiscientos siclos de oro.
26 David construyó allí un altar a Yahvéh, y ofreció holocaustos y sacrificios pacíficos. Invocó a Yahvéh, el cual le respondió con fuego que descendió del cielo sobre el altar del holocausto.
27 Entonces Yahvéh ordenó al ángel que envainara la espada.
28 En aquella ocasión, viendo David que Yahvéh le había respondido en la era de Ornan el yebuseo, ofreció sacrificios allí,
29 Pues el tabernáculo de Yahvéh que Moisés había fabricado en el desierto y el altar de los holocaustos estaban por aquel entonces en el lugar alto de Gabaón.
30 Pero David no se había atrevido a ir allá para consultar a Dios, porque estaba aterrado a causa de la espada del ángel de Yahvéh.

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Introducción a I Crónicas

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas