Deuteronomio  19 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 21 versitos |
1 Cuando Yahvéh, tu Dios, haya exterminado las naciones, cuya tierra Yahvéh, tu Dios, te va a dar, y tú las hayas desposeído y habites en sus ciudades y en sus casas,
2 te reservarás tres ciudades en medio del país que Yahvéh, tu Dios, te va a dar en posesión.
3 Medirás el camino y así dividirás en tres el territorio del país que Yahvéh, tu Dios, te adjudica, para que todo homicida pueda refugiarse en esas ciudades.
4 Éste es el caso del homicida que puede salvar su vida refugiándose allí, el que involuntariamente hiera de muerte a su prójimo, sin que anteriormente fuera enemigo suyo.
5 Si uno, por ejemplo, va con un compañero al bosque para cortar leña, y manejando el hacha para derribar un árbol, se le sale el hierro del mango, le da al otro y lo hiere de muerte, ése podrá refugiarse en una de aquellas ciudades y así salvar su vida;
6 sea que el vengador de sangre, con el corazón encendido en cólera, persiga al homicida y le dé alcance, por ser largo el camino, y lo hiera mortalmente, no siendo reo de muerte, puesto que anteriormente no lo odiaba.
7 Por eso yo te ordeno: Resérvate tres ciudades.
8 Si Yahvéh, tu Dios, ensancha tu territorio, como se lo juró a tus padres, y te da toda la tierra que a tus padres prometió darles,
9 siempre que guardes y practiques todos los mandamientos que yo te prescribo hoy, amando a Yahvéh, tu Dios, y caminando siempre por todos sus caminos, entonces a esas tres ciudades añadirás otras tres más.
10 Así evitarás que sangre inocente sea derramada en medio del país que Yahvéh, tu Dios, te va a dar en herencia, y no habrá sangre sobre ti.
11 Pero si un homicida odia a su prójimo, lo acecha, se abalanza sobre él y lo hiere mortalmente, y luego se refugia en una de esas ciudades,
12 los ancianos de su ciudad enviarán a prenderlo de allí y lo entregarán en manos del vengador de sangre para que muera.
13 No se apiadarán de él tus ojos; harás desaparecer de Israel la efusión de sangre del inocente, y te irá bien.
14 No moverás los lindes de tu prójimo de como los trazaron los antepasados en la heredad que recibas en la tierra que Yahvéh, tu Dios, te dará para poseerla.
15 Un solo testigo no vale contra nadie en ningún caso de delito o pecado, cualquiera que sea el pecado; la causa deberá apoyarse en el testimonio de dos o tres testigos.
16 Si un testigo perverso se levanta contra un hombre acusándolo de apostasía,
17 los dos litigantes se presentarán ante Yahvéh, delante de los sacerdotes y de los jueces en funciones en aquellos días.
18 Los jueces indagarán cuidadosamente. Si el testigo es un testigo falso que ha acusado falsamente a su hermano,
19 haréis con él lo que él había maquinado hacer a su hermano; así harás desaparecer el mal de en medio de ti.
20 Los demás, al enterarse, temerán, y no volverán a cometer semejante maldad en medio de ti.
21 No perdonará tu ojo: vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie.

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Introducción a Deuteronomio 

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas