Job  30 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 31 versitos |
1 Y ahora se ríen de mí los que tienen menos años que yo, a cuyos padres yo consideraba indignos de figurar entre los perros de mi grey.
2 Mas ¿de qué me serviría la fuerza de sus manos? Su vigor se ha disipado por completo,
3 extenuados por el hambre y la miseria. Roían las raíces de la estepa, las zarzas de la tierra desolada y árida.
4 ¿Arrancaban el armuelle entre la maleza, se alimentaban de raíces de retama.
5 Proscritos de entre los hombres, se les persigue a gritos como a un ladrón.
6 Habitaban al borde de los torrentes, en cuevas excavadas o entre rocas.
7 Gritaban entre los matorrales, se apretujaban bajo los espinos.
8 Desecho de un pueblo, raza sin nombre, fueron arrojados del país.
9 Y ahora soy tema de sus cantilenas, les sirvo de asunto de sus hablillas.
10 Se alejan de mí con espanto, no se retraen de escupirme a la cara.
11 Porque él aflojó mi arco y me derribó, no tienen ellos freno ante mí.
12 A mi derecha se alza la plebe, me prepara el camino de la ruina.
13 Destruyen mi sendero para perderme, avanzan sin que nadie los detenga.
14 Irrumpen como por amplia brecha, se filtran por entre los escombros.
15 Terrores arremeten contra mí, mi dignidad se va en alas del viento, como una nube mi salvación se desvanece.
16 Y ahora se me escapa la vida, me atormentan jornadas de aflicción.
17 De noche siento los huesos taladrados, no descansan las llagas que me devoran.
18 Con gran fuerza me toma por el vestido, me oprime como el cuello de mi túnica.
19 Me ha lanzado al fango, y parezco polvo y ceniza.
20 Clamo a ti, y tú no me respondes; a ti me presento, y no prestas atención.
21 Te has hecho cruel para conmigo, me persigues con el poder de tu mano;
22 Me haces cabalgar sobre el viento, me zarandeas en la tempestad.
23 Ya sé que me llevas a la muerte, al lugar de cita de todos los vivientes.
24 Pero ¿no tendí yo la mano al pobre, cuando en su infortunio imploraba mi ayuda?
25 ¿No lloré yo con el atribulado? ¿No se compadeció mi alma del indigente?
26 Yo esperaba la dicha, y vino la desgracia; aguardaba la luz, y llegó la oscuridad.
27 Las entrañas me hierven sin descanso, me han alcanzado días de aflicción.
28 Yo camino sombrío, sin hallar consuelo; me alzo en la asamblea sólo por gritar.
29 A los chacales tengo por hermanos, a los avestruces por compañeros.
30 La piel se me ha renegrido, los huesos me arden de fiebre.
31 Mi cítara acompaña lamentos; mi flauta, la voz de plañideros.

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Introducción a Job 

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas