Eclesiástico 34 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 26 versitos |
1 Esperanzas vanas y engañosas las del hombre necio; los sueños dan alas a los insensatos.
2 Atrapa sombras y persigue el viento, quien se apoya en los sueños.
3 Las visiones de los sueños; son como la imagen del rostro en el espejo.
4 De lo impuro, ¿qué cosa pura puede salir? Y de la mentira, ¿qué verdad puede brotar?
5 Adivinaciones, agüeros y sueños son cosas vanas, como fantasías de la mujer encinta.
6 Si no vienen como visita del Altísimo, no pongas tu corazón en ellos.
7 Que a muchos extraviaron los sueños, y cayeron los que en ellos esperaban.
8 Sin engaño debe cumplirse la ley; sabiduría en boca fiel es perfección.
9 El hombre que ha viajado conoce muchas cosas; y el experimentado las expone con inteligencia.
10 Quien no ha sido probado, sabe poco; pero quien ha viajado adquiere muchos recursos.
11 He visto muchas cosas en mis viajes; y sé más de lo que puedo describir.
12 Con frecuencia he estado en peligro de muerte, y me salvé por lo que sigue.
13 Los que temen al Señor vivirán, porque su esperanza se apoya en su Salvador.
14 Quien teme al Señor a nada tendrá miedo; no se acobardará, porque él es su esperanza.
15 Dichosa el alma del que teme al Señor. ¿En quién confía? ¿Quién es su apoyo?
16 Los ojos del Señor se fijan en quienes lo aman. Él es poderosa protección y fuerte apoyo; abrigo contra el solano y el ardor del mediodía; guarda contra el tropiezo y socorro en la caída.
17 Eleva el alma y alumbra los ojos; cura y da vida y bendición.
18 El sacrificio de cosa injusta es oblación injuriosa; no son gratas las ofrendas de los inicuos.
19 No se complace el Altísimo en oblaciones de impíos; no por abundancia de víctimas perdona los pecados.
20 Como inmolar al hijo en presencia de su padre es ofrecer una víctima arrebatada a un pobre.
21 El pan de la limosna es vida de los pobres; quien se lo niega es un asesino.
22 Mata al prójimo quien le priva del sustento; derrama sangre quien no paga el justo salario al obrero.
23 Uno edifica y otro destruye; ¿qué provecho han sacado, sino fatigas?
24 Uno bendice y otro maldice: ¿a quién escuchará el Soberano?
25 Quien se purifica del contacto del muerto y de nuevo lo toca, ¿qué provecho ha sacado de su baño?
26 Así el hombre que ayuna por sus pecados y torna luego a hacer lo mismo; ¿quién escuchará su oración? ¿Qué provecho ha sacado de humillarse?

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Introducción a Eclesiástico

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas