II Reyes  17 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 41 versitos |
1 En el año duodécimo de Ajaz, rey de Judá, comenzó a reinar Oseas, hijo de Elá, sobre Israel, en Samaría, y reinó nueve años.
2 Hizo lo que es malo a los ojos de Yahvéh, aunque no tanto como los reyes de Israel que le precedieron.
3 Subió contra él Salmanasar, rey de Asiria, y Oseas se convirtió en vasallo suyo y le pagó tributo.
4 Pero el rey de Asiria descubrió que Oseas conspiraba, puesto que había enviado mensajeros a So, rey de Egipto, y no había pagado el tributo anual al rey de Asiria. Por ello el rey de Asiria lo prendió y lo encerró en una cárcel.
5 Entonces el rey de Asiria invadió todo el país, subió contra Samaría y la tuvo sitiada por tres años.
6 El año noveno de Oseas, el rey de Asiria se apoderó de Samaría, deportó a los israelitas a Asiria, y los asentó en Jalaj y junto al Jabor, río de Gozan, y en las ciudades de Media.
7 Ocurrió esto, porque los hijos de Israel pecaron contra Yahvéh, su Dios, que los había sacado de la tierra de Egipto, de debajo del yugo del Faraón, rey de Egipto, y adoraron a otros dioses.
8 Siguieron las costumbres de las gentes que Yahvéh había arrojado de delante de ellos, y las costumbres que introdujeron los reyes de Israel.
9 Además, los israelitas tramaron ocultamente acciones indebidas contra Yahvéh, su Dios; edificaron lugares altos en todas sus ciudades, desde las torres de atalaya hasta las ciudades amuralladas;
10 erigieron estelas y aserás sobre todas las colinas elevadas y bajo todos los árboles frondosos;
11 quemaron incienso en todos los lugares altos, como las gentes que Yahvéh había arrojado de delante de ellos; cometieron maldades, que excitaron la ira de Yahvéh ;
12 y sirvieron a los ídolos, acerca de los cuales les había ordenado Yahvéh: No hagáis tal cosa.
13 Yahvéh había amonestado a Israel y a Judá por medio de todos los profetas y videntes, diciendo: Volveos de vuestros malos caminos y guardad mis mandamientos y preceptos, siguiendo en todo la ley que impuse a vuestros padres y que os envié por medio de mis siervos los profetas.
14 Pero ellos no le prestaron atención, sino que endurecieron su cerviz como habían hecho sus antepasados, que no quisieron creer en Yahvéh, su Dios.
15 Rechazaron sus preceptos, la alianza que había él pactado con sus antepasados, y las amonestaciones que les había hecho. Se fueron tras las vanidades, haciéndose vanos ellos mismos, y tras las gentes de alrededor, a pesar de que Yahvéh les había mandado que no las imitaran.
16 Abandonaron todos los preceptos de Yahvéh, su Dios, y se hicieron ídolos fundidos, los dos becerros, y también oseras, se postraron ante todo el ejército de los cielos y sirvieron a Baal.
17 Incluso hicieron pasar a sus hijos y a sus hijas por el fuego, practicaron la adivinación y la hechicería, y se entregaron a hacer lo que es malo a los ojos de Yahvéh, con lo que provocaron su cólera.
18 Por eso Yahvéh, fuertemente irritado contra Israel, los arrojó de su presencia. No quedó más que la tribu de Judá.
19 Pero tampoco Judá guardó los preceptos de Yahvéh, su Dios, sino que siguió las costumbres practicadas por Israel.
20 Rechazó así Yahvéh a toda la estirpe de Israel; la afligió y la entregó en manos de sus saqueadores hasta arrojarla de su presencia.
21 Pues cuando Israel se desgajó de la casa de David, y ellos proclamaron rey a Yeroboam, hijo de Nebat, Yeroboam apartó a Israel de Yahvéh, y les hizo cometer un gran pecado. '
22 Luego los hijos de Israel cometieron todos los pecados de Yeroboam y no se apartaron de ellos,
23 hasta que Yahvéh apartó a Israel de su presencia, como había predicho por medio de todos sus siervos los profetas, e Israel fue llevado a la cautividad lejos de su tierra, a Asiría, hasta el día de hoy.
24 El rey de Asiría trajo gentes de Babilonia, de Kutá, de Avvá, de Jamat y de Sefarváyim, y las asentó en las ciudades de Samaría en sustitución de los israelitas. Ellas tomaron posesión de Samaría y se establecieron en sus ciudades.
25 Al principio de su estancia allí no temían a Yahvéh, por lo que Yahvéh envió contra ellas leones que las devoraban.
26 Dijeron entonces al rey de Asiría: Las gentes que trasladaste y estableciste en las ciudades de Samaría no conocen el culto del dios del país, el cual envía contra ellas leones que las devoran, porque no conocen el culto del dios del país.
27 Dio entonces el rey de Asiria la siguiente orden: Llevad a uno de los sacerdotes deportados, para que resida allí y les enseñe el culto del dios de aquel país.
28 Llegó, pues, uno de los sacerdotes que habían sido deportados de Samaría y se estableció en Betel, para enseñarles cómo debían dar culto a Yahvéh.
29 Pero cada pueblo se fabricó sus dioses y los colocó en los templos de los lugares altos que habían edificado los samaritanos: cada nación en las ciudades en que se había establecido.
30 Así los de Babilonia se hicieron un SukkotBenot; los de Kut, un Nergal; los de Jamat, un Asimá;
31 los de Avvá, un Nibjaz y un Tartaq; y los de Sefarváyim quemaban a sus hijos en honor de Adrammélek y Anammélek, dioses de Sefarváyim.
32 También dieron culto a Yahvéh ; pero hicieron, de entre ellos, sacerdotes para los lugares altos, que oficiaban en los templos de estos lugares altos.
33 Veneraban a Yahvéh y al mismo tiempo servían a sus dioses según el culto de las naciones de donde habían sido deportados.
34 Hasta el día de hoy perseveran en sus antiguas costumbres: no veneran a Yahvéh ni se conforman con sus estatutos y ritos según la ley ni con los preceptos prescritos por Yahvéh a los hijos de Jacob, a quien dio el nombre de Israel.
35 Yahvéh había hecho alianza con ellos y les había dado este mandato: No veneréis a otros dioses ni os postréis ante ellos, ni los sirváis ni les ofrezcáis sacrificios.
36 Pues solamente habéis de dar culto a Yahvéh, que os sacó de la tierra de Egipto con gran poder y brazo tenso, y ante él habéis de postraros y ofrecer sacrificios.
37 Cuidad de poner fielmente en práctica, todos los días, los estatutos, los ritos, la ley y los preceptos que os dio por escrito, y no deis culto a otros dioses.
38 No olvidéis la alianza que hice con vosotros ni temáis a otros dioses.
39 Sólo daréis culto a Yahvéh, vuestro Dios, y él os librará de la mano de todos vuestros enemigos.
40 Pero ellos no obedecieron, sino que siguieron haciendo conforme a sus antiguas costumbres.
41 Así, estas gentes daban culto a Yahvéh, y al mismo tiempo servían a los ídolos. Y sus hijos, y los hijos de sus hijos, siguen haciendo lo mismo que sus padres hasta el presente.

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Introducción a II Reyes 

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas