II Reyes  25 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 30 versitos |
1 En el año noveno de su reinado, en el mes décimo, el día diez del mes, llegó Nabucodonosor, rey de Babilonia, con todo su ejército contra Jerusalén, acampó frente a ella y construyó un muro de asedio alrededor.
2 Estuvo así sitiada la ciudad hasta el año undécimo del rey Sedecías.
3 El día nueve del mes cuarto arreció tanto el hambre en la ciudad que no había pan para la gente del país.
4 Los de la ciudad abrieron una brecha y todos los hombres de guerra huyeron de noche por el camino de la puerta que había entre los dos muros del jardín real, mientras los caldeos tenían cercada la ciudad, y se fueron por el camino de la estepa.
5 Pero las tropas caldeas salieron en persecución del rey, y le dieron alcance en las llanuras de Jericó; y todo su ejército se dispersó lejos de él.
6 Apresaron al rey y lo subieron a Riblá, ante el rey de Babilonia, quien dictó sentencia contra él. degollaron a los hijos de Sedecías en presencia de éste.
7 Luego mandó sacar los ojos a Sedecías, lo ató con cadenas, y lo trasportó a Babilonia.
8 El día siete del mes quinto, es decir, el año diecinueve de Nabucodonosor, rey de Babilonia, Nabuzaradán, jefe de la guardia, servidor del rey de Babilonia, entró en Jerusalén.
9 Incendió el templo de Yahvéh, el palacio del rey y todas las casas de Jerusalén; prendió fuego a todas las casas importantes.
10 Todas las tropas caldeas que estaban con el jefe de la guardia demolieron las murallas que rodeaban Jerusalén.
11 Y Nebuzaradán, jefe de la guardia, deportó al resto de la gente que había quedado en la ciudad, así como a los desertores que se habían pasado al rey de Babilonia, y al resto de la plebe.
12 El jefe de la guardia sólo dejó algunos de la gente más pobre del país, para que fueran viñadores y labradores.
13 Los caldeos hicieron pedazos las columnas de bronce que había en el templo de Yahvéh, las basas y el mar de bronce del templo de Yahvéh, y se llevaron el bronce a Babilonia.
14 Se apoderaron también de las calderas, de las paletas, de los cuchillos, de las cucharas, y de todos los utensilios de bronce que había para el servicio.
15 El jefe de la guardia se apoderó también de los incensarios y de los aspersorios: todo lo que había de oro y de plata.
16 Y el peso del bronce de las dos columnas, del mar de bronce, de las basas que había fabricado Salomón para el templo de Yahvéh, así como el de todos estos utensilios, era incalculable.
17 Cada columna tenía dieciocho codos de altura, y encima tenía un capitel de bronce. La altura de cada capitel era de cinco codos. En torno al capitel, por arriba, había un trenzado y granadas, todo de bronce. La segunda columna tenía lo mismo sobre el reticulado.
18 El jefe de la guardia prendió también al sumo sacerdote Serayá; a Sofonías, segundo sacerdote, y a los tres guardianes de la puerta;
19 y de la ciudad prendió a un eunuco que estaba encargado de los hombres de guerra, a cinco hombres de los cortesanos del rey, que se hallaban en la ciudad, al secretario del jefe del ejército, que reclutaba a la gente del país, y a sesenta hombres del pueblo, que se hallaban en la ciudad.
20 Nebuzaradán, jefe de la guardia, los tomó presos y los condujo a Riblá, ante el rey de Babilonia.
21 El rey de Babilonia los hirió y les dio muerte en Riblá, en el país de Jamat. Así fue deportado Judá lejos de su tierra. '
22 Para gobernar la gente que había quedado en el país de Judá, la que había dejado allí Nabucodonosor, rey de Babilonia, éste nombró a Godolías, hijo de Ajiqam, hijo de Safan.
23 Todos los jefes de las tropas se enteraron de que el rey de Babilonia había nombrado gobernador a Godolías y se presentaron a Godolías en Mispá. Eran éstos: Ismael, hijo de Netanyá; Yojamán, hijo de Qaréaj; Serayá, hijo de Tanjúmet, el netofatita; Yaazaniyá, el maakatita: ellos y sus hombres.
24 Godolías les prestó juramento a ellos y a sus hombres, y les dijo: No tengáis miedo de servir a los caldeos; permaneced en el país, servid al rey de Babilonia, y os irá bien.
25 Pero en el mes séptimo llegó Ismael, hijo de Netanyá, hijo de Elisamá, de estirpe real, acompañado de diez hombres, e hirieron de muerte a Godolías y a los judíos y caldeos que estaban con él en Mispá.
26 Entonces todo el pueblo, desde el menor hasta el mayor, y los jefes de las tropas se levantaron y se fueron a Egipto, porque tuvieron miedo de los caldeos.
27 En el año treinta y siete del cautiverio de Yoyakín, rey de Judá, en el duodécimo mes, el día veintisiete del mes, EvilMerodak, rey de Babilonia, en el año en que comenzó a reinar, concedió indulto a Yoyakín, rey de Judá y lo sacó de la prisión.
28 Le habló benévolamente y le dio un asiento superior a los asientos de los otros reyes que estaban con él en Babilonia.
29 Le hizo quitarse los vestidos de prisionero y comer siempre a su mesa en su presencia durante todos los días de su vida.
30 Su sustento diario le fue asegurado siempre por el rey, día tras día, durante todo el tiempo de su vida.

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Introducción a II Reyes 

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas