Esdras  6 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 22 versitos |
1 Entonces el rey Darío ordenó investigar en los archivos donde se guardaban los documentos de Babilonia.
2 Y en Ecbátana, fortaleza que está en la provincia de Media, se halló un rollo en el que estaba escrito este memorándum:
3 En el año primero del rey Ciro, el rey Ciro promulgó este edicto relativo al templo de Dios en Jerusalén: Sea reconstruido el templo, como lugar donde se ofrezcan sacrificios, y échense sus cimientos. Su altura será de sesenta codos, y su anchura de sesenta codos;
4 y tendrá tres hileras de piedras talladas, y una de madera nueva. Los gastos correrán a cargo de la casa real.
5 Además, los objetos de oro y de plata del templo de Dios que Nabucodonosor sacó del templo de Jerusalén y se llevó a Babilonia, serán restituidos y devueltos al templo de Jerusalén, al lugar que ocupaban. Que todo sea depositado en el templo de Dios.
6 Ahora pues, vosotros: Tattenay, gobernador de la Transfluvial, SetarBozena y y tus colegas, los de Afarseká, que estáis en la Transfluvial, alejaos de allí.
7 Dejad que prosigan las obras del templo de Dios, y que el gobernador de Judá y los ancianos de los judíos reconstruyan el templo de Dios en su mismo emplazamiento.
8 Ésta es la orden que doy acerca de lo que habéis de hacer con esos ancianos de los judíos respecto a la reconstrucción de ese templo de Dios: del erario real, o sea, de los impuestos de la Transfluvial, serán diligentemente pagados los gastos de esos hombres sin interrupción.
9 Y en cuanto a lo necesario para los holocaustos al Dios del cielo: novillos, carneros, corderos, trigo, sal, vino y aceite, día tras día, a petición de los sacerdotes de Jerusalén, se les proveerá sin falta,
10 para que ofrezcan sacrificios gratos al Dios del cielo y oren por la vida del rey y la de sus hijos.
11 Y dispongo también que, si alguno contraviene a este edicto, se le arranque de su casa una viga, y que sea suspendido en ella; y a causa de esto, su casa será convertida en un montón de ruinas.
12 El Dios que ha puesto allí la morada de su nombre derribe a todo rey y a todo pueblo que extienda su mano para infringir este decreto o para destruir ese templo de Dios que está en Jerusalén. Yo, Darío, he promulgado este edicto. ¡Que sea cumplido puntualmente!
13 Entonces Tattenay, gobernador de la Transfluvial, SetarBozena y y sus colegas cumplieron puntualmente la orden dada por el rey Darío.
14 Y así, los ancianos de los judíos continuaron con éxito la reconstrucción, siguiendo las profecías del profeta Ageo y de Zacarías, hijo de Iddó, y terminaron la edificación por mandato del Dios de Israel y según el decreto de Ciro y de Darío y de Artajerjes, rey de Persia.
15 Terminaron este templo de Dios el día tercero del mes de adar, el año sexto del reinado de Darío.
16 Los hijos de Israel: los sacerdotes, los levitas y los demás que habían vuelto de la cautividad celebraron con gran júbilo la dedicación de este templo de Dios.
17 Sacrificaron en la dedicación de este templo de Dios: cien novillos, doscientos carneros, cuatrocientos corderos; y como sacrificio por el pecado de Israel: doce machos cabríos, conforme al número de las tribus de Israel.
18 Luego establecieron a los sacerdotes según sus turnos, y a los levitas según sus clases, para el servicio de Dios en Jerusalén, como está escrito en el libro de Moisés.
19 Los que habían vuelto de la cautividad celebraron la pascua el día catorce del primer mes,
20 pues los sacerdotes y los levitas, todos a una, se habían purificado, de modo que todos estaban puros. Por eso inmolaron el cordero pascual por todos los que habían vuelto de la cautividad, por sus hermanos, los sacerdotes, y por sí mismos.
21 Comieron el cordero pascual los hijos de Israel que habían vuelto de la cautividad, así como todos aquellos que se habían apartado de las contaminaciones de la gente del país y se habían unido a ellos para buscar a Yahvéh, Dios de Israel.
22 Celebraron con gran júbilo la fiesta de los Ázimos durante siete días, porque Yahvéh les había colmado de gozo, ya que había transformado en su favor el corazón del rey de Asiria hasta el punto de ayudarles para la obra del templo de Dios, el Dios de Israel.

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Introducción a Esdras 

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas