I Samuel 20 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 42 versitos |
1 David, entretanto, huyó de Nayot de Rama y se fue a decirle a Yonatán. ¿Qué he hecho yo? ¿Cuál es mi delito, cuál es mi pecado contra tu padre, para que él atente contra mi vida?
2 El le contestó: ¡De ninguna manera! Tú no morirás. Mira: mi padre no hace cosa alguna, grande o pequeña, sin comunicármela a mí. ¿Por qué me iba a ocultar este asunto? ¡Eso no puede ser!
3 Pero David insistió: Tu padre sabe muy bien que yo soy grato a tus ojos, y por eso se habrá dicho: Que no sepa esto Yonatán, para que no se aflija. ¡Sin embargo, por vida de Yahvéh y por vida tuya, que no hay más que un paso entre mí y la muerte!
4 Replicó Yonatán a David: Cualquier cosa que me pidas, la haré por ti.
5 David dijo a Yonatán: Mira, mañana es luna nueva, y yo debería sentarme con el rey a comer. Pero déjame partir, y me ocultaré en el campo hasta la tarde del tercer día.
6 Si tu padre nota mi ausencia, dirás: David me pidió con insistencia que le dejara dar una escapada a Belén, su ciudad, porque se celebra allí el sacrificio anual de todo el clan.
7 Si dice: Está bien, habrá paz para tu siervo; pero si se pone furioso, ten por cierto que algo malo ha decidido de su parte.
8 Ten benevolencia con tu siervo, ya que con un pacto de Yahvéh has ligado a tu siervo contigo. Si hay en mí algún delito, mátame tú mismo. ¿Para qué me has de entregar a tu padre?
9 Respondió Yonatán: ¡Lejos de ti tal pensamiento! Pues si yo supiera con certeza que mi padre ha decidido algo malo contra ti, ¿no habría de avisártelo?
10 Dijo David a Yonatán: ¿Quién me informará de si tu padre te da una dura respuesta?
11 Respondió Yonatán a David: Ven, salgamos al campo. Salieron, pues, los dos al campo,
12 y dijo Yonatán a David: Por Yahvéh, el Dios de Israel, yo sondearé a mi padre mañana o pasado mañana. Y si él es favorable a David y no mando a decírtelo,
13 haga esto Yahvéh a Yonatán y le añada lo otro. Pero si mi padre trata de hacerte mal, te lo diré también y te dejaré partir en paz. Y que Yahvéh sea contigo como lo fue con mi padre.
14 Y si yo permanezco aún en vida, usa conmigo de la benevolencia de Yahvéh ; y si muero,
15 no retires jamás tu clemencia de mi casa, ni siquiera cuando extermine Yahvéh a los enemigos de David de la haz de la tierra, Yahvéh pida cuentas a los enemigos de David,
16 pues Yonatán ha hecho una alianza con la casa de David.
17 Y Yonatán volvió a jurar a David por su amor hacia él, porque lo quería como a sí mismo.
18 Díjole luego Yonatán: Mañana es luna nueva, y se te echará de menos, porque tu asiento quedará vacío.
19 Pasado mañana, tu ausencia se notará mucho más. Tú vete al lugar donde estuviste escondido el día en que hicimos aquello y quédate junto a la piedra de Ézel.
20 Yo lanzaré tres flechas hacia allá como si tirara al blanco;
21 y mandaré al criado: Vete a buscar las flechas. Si yo digo al muchacho: Mira, las flechas están más acá de ti, tómalas, entonces ven, porque estás a salvo, y no ocurre nada ¡vive Yahvéh!
22 Pero si le digo al joven: Las flechas están más allá de ti, entonces vete, porque Yahvéh te lo manda.
23 Y respecto a los asuntos que hemos tratado tú y yo, que Yahvéh sea testigo por siempre entre ambos.
24 David se ocultó en el campo. Y llegado el novilunio, el rey se sentó a la mesa para comer.
25 El rey se sentó en su sitio habitual junto a la pared, Yonatán se puso enfrente y Abner se sentó al lado de Saúl; el sitio de David quedó vacío.
26 Saúl no dijo nada aquel día, pues pensó: ¡Será casualidad! no estará puro, por no haber podido purificarse.
27 Al día siguiente, el día segundo del novilunio, también quedó vacío el sitio de David. Y Saúl preguntó a su hijo Yonatán: ¿Por qué no vino al banquete el hijo de Jesé ni ayer ni hoy?
28 Respondió Yonatán a Saúl: David me pidió insistentemente ausentarse de mí para ir a Belén,
29 diciéndome: Déjame partir, porque tenemos sacrificio del clan en la ciudad y me lo han ordenado mis hermanos. Ahora pues, si he hallado gracia a tus ojos, permíteme dar una escapada para ver a mis hermanos. Por esta razón no ha venido a la mesa del rey.
30 Saúl se encendió en cólera contra Yonatán y le dijo: ¡Hijo de mujer perdida! ¿Crees que no me doy cuenta de que tú prefieres al hijo de Jesé para vergüenza tuya y para vergüenza de la desnudez de tu madre?
31 Porque mientras viva el hijo de Jesé sobre la tierra, tú no estarás seguro, ni tampoco tu reino. Manda, pues, ahora a traérmelo, porque es reo de muerte.
32 -Respondió Yonatán a Saúl, su padre: ¿Por qué ha de morir? ¿Qué ha hecho?
33 Saúl blandió entonces la lanza contra él para matarlo; y Yonatán comprendió que su padre había decidido dar muerte a David.
34 Entonces Yonatán se levantó de la mesa encolerizado y sin haber probado bocado aquel segundo día del novilunio, porque estaba afligido por el ultraje que su padre había hecho a David.
35 A la mañana siguiente salió Yonatán al campo, según lo convenido con David, y con él un jovencito.
36 Y dijo al muchacho: Corre a buscar las flechas que voy a tirar. Y el muchacho se fue corriendo, mientras Yonatán lanzaba una flecha de suerte que pasara más allá de él.
37 Llegó el muchacho al lugar donde estaba la flecha que había lanzado Yonatán, y Yonatán le gritó al muchacho: ¿No está la flecha más allá de ti?
38 Y siguió gritando al muchacho: Corre, date prisa, no te detengas. Y el muchacho recogió la flecha y se la trajo a su señor.
39 El muchacho de Yonatán no sabía nada; sólo Yonatán y David estaban al corriente del asunto.
40 Luego Yonatán entregó sus armas al muchacho que estaba con él y le dijo: Vete a llevarlas a la ciudad.
41 Se fue el muchacho, y David se levantó de junto a la piedra y, cayendo rostro en tierra, se postró tres veces. Después se besaron uno al otro, sollozando ambos, aunque más David.
42 Luego Yonatán dijo a David: Vete en paz. En cuanto a lo que ambos a dos hemos jurado en el nombre de Yahvéh, que Yahvéh esté entre tú y yo, y entre mi descendencia y la tuya para siempre.

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Introducción a I Samuel

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas