I Samuel 2 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 36 versitos |
1 Entonces Ana hizo esta plegaria: Salta de júbilo mi corazón por Yahvéh, mi poder ha sido exaltado en Yahvéh ; mi boca se abre contra mis enemigos, pues me he alegrado con tu ayuda.
2 No hay santo como Yahvéh, no hay otro fuera de ti, ni hay roca como nuestro Dios.
3 No multipliquéis palabras más y más altaneras, no salga de vuestra boca la insolencia, porque Dios sapientísimo es Yahvéh, a él toca pesar las acciones.
4 El arco de los fuertes se ha quebrado, en tanto que los débiles se ciñen de fuerza.
5 Los que estaban hartos de pan, se alquilaron mientras que los hambrientos dejan su trabajo. La estéril da a luz siete veces, pero la que tiene muchos hijos se marchita.
6 Yahvéh da la muerte y da la vida, hace bajar al Seol y subir de él.
7 Yahvéh empobrece y enriquece, abate y ensalza.
8 El levanta al débil del polvo, y del estercolero saca al indigente, para hacerlo sentar entre los nobles, y para asignarle un trono de honor. Porque de Yahvéh son las columnas de la tierra, y asentó sobre ellas el orbe.
9 El guarda los pasos de sus fieles, mientras que los impíos perecen en tinieblas, porque no por su fuerza triunfa el hombre.
10 Por Yahvéh quebrantados serán sus rivales, contra ellos tronará desde los cielos. Yahvéh juzgará los confines de la tierra; él dará el poderío a su rey y exaltará el poder de su ungido.
11 Elqaná se fue a su casa de Rama, y el niño se quedó al servicio de Yahvéh bajo las órdenes del sacerdote Eli.
12 Ahora bien, los hijos de Eli eran hombres perversos, que no reconocían a Yahvéh
13 ni los deberes de los sacerdotes para con el pueblo. Cuando alguno ofrecía un sacrificio, venía el criado del sacerdote, mientras se cocía la carne, con un gran tenedor de tres dientes en la mano,
14 lo metía en la caldera o en la olla, en el puchero o en el perol, y todo lo que el tenedor sacaba, se lo apropiaba el sacerdote. Y así hacía con todos los israelitas que iban a Silo.
15 Y aun antes de que se quemara la grasa, venía el criado del sacerdote y decía al que ofrecía el sacrificio: Dame la carne a fin de asarla para el sacerdote; porque no te aceptará carne cocida, sino cruda.
16 Y si el hombre le decía: Hay que quemar primero la grasa; después tomarás lo que te plazca, le respondía el criado: No; me lo darás ahora mismo; si no, lo tomaré por la fuerza.
17 Así, el pecado de estos jóvenes era extremadamente grande a los ojos de Yahvéh, porque menospreciaban la ofrenda de Yahvéh.
18 El niño Samuel estaba al servicio de Yahvéh y llevaba ceñido un efod de lino.
19 Su madre le hacía un manto pequeño y se lo llevaba cada año cuando subía con su marido a ofrecer el sacrificio anual.
20 Elí bendecía a Elqaná y a su esposa, y le decía: Que Yahvéh te dé descendencia por esta mujer, a cambio del don que ella consagró a Yahvéh. Y se volvían a su lugar.
21 Efectivamente, Yahvéh visitó a Ana, la cual concibió y dio a luz tres hijos y dos hijas. Entre tanto, el joven Samuel iba creciendo en presencia de Yahvéh.
22 Elí era ya muy viejo; y al enterarse de todo cuanto hacían sus hijos con todo Israel, y de que yacían con las mujeres que prestaban su servicio a la puerta de la tienda de la reunión,
23 les dijo: ¿Por qué hacéis esas villanías de las que me he enterado por gentes de todo el pueblo?
24 No, hijos míos; no es bueno lo que de vosotros oigo: que hacéis que el pueblo de Yahvéh se aparte de él.
25 Si uno peca contra otro, Dios lo juzgará como arbitro que es; pero, si uno peca contra Yahvéh, ¿quién puede interceder por él? Pero ellos no escucharon la voz de su padre, porque Yahvéh quería matarlos.
26 Entre tanto, el joven Samuel iba creciendo y haciéndose grato a Yahvéh y a los hombres.
27 Un hombre de Dios fue a ver a Eli y le dijo: Así habla Yahvéh: Yo me revelé claramente a la casa de tu padre cuando estaban en Egipto al servicio de la casa del Faraón.
28 Yo lo escogí de entre todas las tribus de Israel para que fuera mi sacerdote, para que subiera a mi altar, quemara los perfumes y llevara el efod ante mí; y le concedí a la casa de tu padre todos los sacrificios por el fuego de los hijos de Israel.
29 ¿Por qué, pues, pisoteáis mi sacrificio y mi ofrenda, los que yo dispuse de manera estable, y por qué tú honras más a tus hijos que a mí, permitiendo cebarse con lo más selecto de todas las ofrendas de mi pueblo Israel?
30 Por eso, éste es el oráculo de Yahvéh, Dios de Israel: Yo había dicho que tu casa y la casa de tu padre caminarían en mi presencia por siempre. Pero ahora - oráculo de Yahvéh -, ¡lejos de mí tal cosa! Porque yo honro a los que me honran y desprecio a los que me desprecian.
31 Vienen ya los días en que cortaré tu brazo y el brazo de la casa de tu padre, de suerte que en tu casa nadie llegue a la ancianidad.
32 Tú sentirás la angustia de manera estable, ante todos los bienes que yo otorgué a Israel, sin que haya jamás en tu casa quien llegue a la ancianidad.
33 No apartaré totalmente a todos los tuyos de junto a mi altar, lo que haría que tus ojos se consumieran y desfalleciera tu alma; pero todo retoño de tu casa morirá por la espada de los hombres.
34 Y te servirá de señal lo que les va a ocurrir a tus dos hijos, Jofní y Pinejás: en un mismo día morirán los dos.
35 Yo haré surgir para mí un sacerdote fiel, que actuará conforme a mi corazón y a mis deseos; yo le edificaré una casa estable, y él caminará siempre delante de mi ungido.
36 Y todos los que queden de tu casa irán a postrarse ante él para pedirle una moneda de plata o un pedazo de pan, y le dirán: Incorpórame, por favor, a alguna función sacerdotal, para que yo tenga un pedazo de pan para comer.

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Introducción a I Samuel

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas