Eclesiástico 11 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 34 versitos |
1 La sabiduría del humilde le hará erguir la cabeza, y en medio de los grandes tendrá su asiento.
2 No alabes al varón por su hermosura; ni afrentes al hombre por su aspecto.
3 Peque a es la abeja entre los alados; pero su fruto es el más dulce.
4 No te jactes de los vestidos que llevas, ni te engrías en los días de gloria, porque las obras del Señor son maravillosas, pero permanecen ocultas a los hombres.
5 Muchos tiranos se sentaron en el suelo; y aquel en quien menos se pensaba se ci ó la corona.
6 Muchos poderosos fueron humillados y hombres gloriosos cayeron en manos de otros.
7 No vituperes antes de informarte; reflexiona primero y después reprende.
8 No respondas antes de escuchar, y no interrumpas al que tiene la palabra.
9 No riñas por cosas que no te importan ni te entrometas en pleitos de pecadores.
10 Hijo, no te ocupes de demasiadas cosas. Si las multiplicas, quedarás malparado. Si las persigues, no las alcanzarás, y no podrás evitarlas con la huida.
11 Hay quien trabaja, se fatiga y corre, pero siempre llega tarde.
12 Hay quien es débil, necesitado de ayuda, desprovisto de bienes y sobrado en pobreza; pero los ojos del Señor lo miraron para bien, y lo levantó de su humillación.
13 Le hizo erguir la cabeza, y se maravillaron muchos de ello.
14 Bienes y males, vida y muerte, pobreza y riqueza, vienen del Señor.
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17 El don del Señor permanece con los piadosos; y su beneplácito les hará salir siempre con bien.
18 Hay quien se hace rico a fuerza de empeño y avaricia; y éste es el salario que le toca:
19 cuando dice: "Hallé reposo, ahora comeré de mis bienes", no sabe qué tiempos vendrán; morirá y sus bienes pasarán a otros.
20 Sé firme en tus deberes, dedícate a ellos y envejece en tu tarea.
21 No admires las acciones del perverso. Ten confianza en el Señor y continúa en tu esfuerzo, porque es fácil a los ojos del Señor enriquecer al pobre de golpe, en un instante.
22 La bendición del Señor es la recompensa del piadoso, y en un momento florece su bendición.
23 No digas: "¿Qué necesito, y cuáles serán mis bienes desde ahora?".
24 No digas: "Tengo lo necesario. ¿Qué mal me puede ya dañar?".
25 Día de bienes, olvido de males; y en día de males no hay recuerdo de bienes.
26 Porque es fácil al Señor, en el día del fin, retribuir al hombre según su conducta.
27 En las horas malas se olvida el placer; cuando el hombre llega al fin se descubren sus obras.
28 Antes de su muerte a nadie declares dichoso; porque sólo a su final se conoce al hombre.
29 No introduzcas a cualquiera en tu casa; que son muchas las mañas del astuto.
30 Perdiz de reclamo en la jaula, así es el corazón del soberbio; y como espía está observando la caída.
31 Cambiando bienes en males, pone acechanzas; y en las cosas más selectas pondrá una mancha.
32 Una chispa enciende el fuego; así el hombre pecador acecha la sangre.
33 Guárdate del malvado porque maquina males, no sea que te manche para siempre.
34 Aloja en tu casa al extra o, y te causará problemas, te hará sentir extra o a sus familiares.

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Introducción a Eclesiástico

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas