Isaías 63 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 19 versitos |
1 ¿Quién es éste que viene de Edom, con las ropas al rojo vivo, de Bosrá? ¿Quién es éste de espléndido vestido, que camina con plenitud de fuerza? - Soy yo, que proclamo justicia, que soy poderoso para salvar.
2 ¿Por qué está rojo tu vestido y tus ropas como las de quien pisa el lagar?
3 - El lagar lo he pisado yo solo, de los pueblos nadie había conmigo. Los pisé con mi ira, los pisoteé con mi furor: salpicó su jugo mis ropas y todos mis vestidos manché.
4 Era el día de venganza en mi corazón, el año de mi desquite había llegado.
5 Miré, y nadie me ayudaba, me asombré de que nadie me apoyase; entonces me salvó mi brazo, y fue mi furor el que me apoyó;
6 aplasté a los pueblos con mi ira, los destrocé con mi furor, derramé por tierra su sangre.
7 Los favores de Yahvéh recordaré, las alabanzas de Yahvéh, por todo lo que hizo Yahvéh con nosotros, por la gran bondad que tuvo con la casa de Israel, la que él le demostró según su compasión y según la multitud de sus favores.
8 Dijo: Cierto, mi pueblo son ellos, hijos que no engañarán. Y fue él su salvador
9 en todas sus angustias. No fue un mensajero ni un ángel: él en persona los salvó. Por su amor y su piedad, él mismo los redimió, los levantó y los llevó todos los días de antaño.
10 Pero ellos se rebelaron y ofendieron su santo espíritu; entonces él se les cambió en enemigo y luchó contra ellos.
11 Entonces se acordó de los tiempos antiguos, de Moisés que estaba con él: ¿Dónde está el que sacó del mar al pastor de su rebaño? ¿Dónde, el que puso en su interior su santo espíritu;
12 el que hizo caminar a la derecha de Moisés su brazo glorioso; el que hendió ante ellos las aguas, haciéndose un nombre eterno;
13 el que los condujo, sin tropiezos, por los abismos, como un caballo por el desierto?
14 Como ganado que baja al valle, el espíritu de Yahvéh los llevaba al descanso. Así guiaste a tu pueblo, haciéndote un nombre glorioso.
15 Mira desde el cielo y observa desde tu santa y gloriosa morada: ¿Dónde está tu celo y tu fuerza? ¿La emoción de tus entrañas y tu compasión por mí se han retenido?
16 Porque tú eres nuestro padre; Abraham no sabe de nosotros, ni Israel nos reconoce. Tú, Yahvéh, eres nuestro padre; tu nombre de antaño es nuestro redentor.
17 ¿Por qué nos dejas extraviar, Yahvéh, de tus caminos; endureces nuestros corazones de modo que no te temamos? Vuelve por amor de tus siervos, de las tribus de tu herencia.
18 Por poco tiempo poseyó tu pueblo santo el país; nuestros enemigos pisotearon tu santuario.
19 Somos desde hace tiempo como aquellos sobre quienes tú no dominas, sobre los cuales no se invoca tu nombre.

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Introducción a Isaías

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas