Sabiduría 19 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 22 versitos |
1 Sobre los impíos se abatió en cambio hasta el fin un furor despiadado; pues Dios ya sabía lo que iban a hacer:
2 que después de permitirles la salida y de despedirlos con prisas, arrepentidos, los perseguirían.
3 Estaban todavía entregados al duelo y se lamentaban junto a las tumbas de los muertos, cuando concibieron otro plan insensato
4 Un merecido destino los arrastraba a este extremo y les hizo olvidar lo que había sucedido
5 para que tu pueblo tuviera experiencia de un viaje maravilloso; y aquéllos encontraran una muerte extraña.
6 La creación entera, sometiéndose a tus órdenes, fue remodelada en su propia naturaleza, para que tus hijos fueran guardados incólumes.
7 Vióse la nube cubriendo el campamento; la tierra seca emergía del agua que antes la cubría; un camino expedito en medio del mar Rojo; un campo verdeante entre las impetuosas aguas.
8 Por allí atravesaron en masa los protegidos por tu mano, contemplando prodigios estupendos.
9 Pastaban como caballos, y como corderos retozaban, alabándote a ti, Señor, que los libraste.
10 Pues recordaban todavía lo sucedido en su destierro, cómo en vez de pastizales, la tierra produjo mosquitos; y en vez de peces, arrojó el río multitud de ranas.
11 Más tarde vieron también un nuevo modo de nacer las aves, cuando, llevados del apetito, pidieron alimentos para comer:
12 para satisfacerlos, surgieron codornices de la parte del mar.
13 Los castigos vinieron sobre los pecadores, no sin señales precursoras debidas a la violencia de los rayos; pues justamente padecían por sus propias maldades, por haber albergado el odio más feroz contra el extranjero.
14 Hubo quienes no acogieron a visitantes desconocidos; otros redujeron a esclavitud a forasteros bienhechores.
15 Y no sólo esto
16 Pero éstos, que recibieron con fiestas a quienes hicieron partícipes de sus mismos derechos, luego los afligieron con trabajos terribles.
17 Fueron heridos, por eso, con ceguera, como aquéllos a las puertas del justo
18 Los elementos cambiaron de forma, como en el salterio las cuerdas modifican el género del ritmo permaneciendo siempre la misma tonada, como puede verse claramente por lo sucedido.
19 Los animales terrestres se volvían acuáticos; y los acuáticos caminaban sobre la tierra.
20 El fuego acrecentaba en el agua su propia fuerza, y el agua se olvidaba de la virtud de apagar;
21 las llamas, por el contrario, no consumían las carnes de endebles animales que por en medio caminaban, ni derretían aquella especie de divina ambrosía, licuable, parecido a escarcha y tan fácilmente soluble.
22 En todo, Señor, engrandeciste a tu pueblo y lo glorificaste, y no desdeñaste asistirlo en todo tiempo y lugar.

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas