I Samuel 17 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 58 versitos |
1 Los filisteos reunieron sus tropas para hacer la guerra, y se concentraron en Sokó, que pertenece a Judá; acamparon entre Sokó y Azeqá, en Efes Dammim.
2 También Saúl y los israelitas se reunieron y acamparon en el valle del Terebinto, donde se pusieron en orden de combate frente a los filisteos.
3 Los filisteos ocupaban la ladera de un monte y los israelitas la ladera de otro monte; y un valle quedaba entre ambos.
4 Salió entonces de las filas filisteas un hombre de las fuerzas de choque, llamado Goliat, de Gat, cuya estatura era de seis codos y un palmo.
5 Se cubría la cabeza con un casco de bronce, y estaba revestido de una coraza de escamas, también de bronce, cuyo peso era de cinco mil siclos.
6 En las piernas llevaba grebas de bronce y sobre sus hombros una jabalina, también de bronce.
7 El asta de su lanza era como el enjullo de un telar, y la punta de su lanza, de hierro, pesaba seiscientos siclos. Iba precedido de su escudero.
8 Se paró. Y dirigiéndose a las filas de Israel, les gritó: ¿Por qué habéis salido a poneros en orden de batalla? ¿No soy yo filisteo, y vosotros servidores de Saúl? ¡Elegid, por parte vuestra, a uno que baje a luchar contra mí!
9 Si logra vencerme y matarme, seremos esclavos vuestros; pero si yo lo venzo y lo mato, vosotros seréis nuestros esclavos y tendréis que servirnos.
10 Y añadió el filisteo: Yo desafío a las filas de Israel: dadme un hombre para batirnos en duelo.
11 Cuando Saúl y todo Israel oyeron estas palabras del filisteo, quedaron consternados y se llenaron de gran pavor.
12 David era hijo de aquel efrateo de Belén de Judá, llamado Jesé, que tenía ocho hijos; en los días de Saúl este hombre era ya anciano, entrado en años.
13 Los tres hijos mayores de Jesé se fueron con Saúl a la guerra. Estos tres que se habían ido a la guerra se llamaban: Eliab, el primogénito, Abinadab el segundo, y Sammá el tercero.
14 David era el menor. Los tres mayores seguían a Saúl;
15 en cambio, David iba y venía del campamento de Saúl para apacentar las ovejas de su padre en Belén.
16 Se acercaba el filisteo mañana y tarde, y estuvo presentándose durante cuarenta días.
17 Jesé dijo a su hijo David: Toma para tus hermanos este efá de trigo tostado y estos diez panes, y corre a llevarlos al campamento, a tus hermanos.
18 Lleva también estos diez requesones al jefe de su millar. Mira a ver cómo están tus hermanos y recibe de ellos alguna respuesta.
19 Mientras tanto Saúl, ellos y todos los israelitas estaban en el valle del Terebinto para combatir con los filisteos.
20 David se levantó de madrugada, confió el ganado a un guarda y se puso en camino con su carga, como le había mandado Jesé. Llegó al campamento cuando el ejército salía en orden de batalla, dando gritos de guerra.
21 Israelitas y filisteos se pusieron en orden de batalla, fila contra fila.
22 David dejó las cosas que traía al cuidado del encargado de los bagajes y se fue corriendo hacia las filas; y en cuanto llegó, preguntó a sus hermanos cómo se encontraban.
23 Mientras estaba hablando con ellos, el hombre de las fuerzas de choque, el filisteo llamado Goliat, de Gat, salió de las filas de los filisteos y repitió las mismas palabras, que David pudo entonces oír.
24 Al ver al hombre aquel, todos los israelitas huyeron ante él, sobrecogidos de gran pánico.
25 Un israelita exclamó: ¿Veis a ese hombre que avanza? Pues viene a desafiar a Israel. Al que lo mate, el rey lo colmará de grandes riquezas y le dará su hija; y a la casa de su padre la eximirá de tributos en Israel.
26 Preguntó David a los hombres que estaban a su lado: ¿Qué se hará con el que mate a este filisteo y haga desaparecer de Israel esta afrenta? ¿Quién es ese filisteo incircunciso, para desafiar así a las huestes del Dios vivo?
27 La gente le repitió las mismas palabras: Así se hará al hombre que lo mate.
28 Su hermano mayor, Eliab, lo oyó hablar así con los hombres y se encendió en cólera contra David, diciéndole: ¿Para qué has bajado aquí, y a quién encomendaste el pequeño rebaño que está en el desierto? Yo conozco tu arrogancia y la malicia de tu corazón: tú has bajado para presenciar el combate.
29 Respondióle David: ¿Pues qué he hecho yo ahora? ¿Acaso no ha sido sino una simple pregunta?
30 Y apartándose de él, se dirigió a otro y le preguntó lo mismo; y la gente le respondió como la vez primera.
31 Oyeron algunos las palabras que había pronunciado David y se las comunicaron a Saúl, quien lo mandó buscar.
32 Dijo David a Saúl: No desmaye el corazón de nadie por ése; tu siervo saldrá a combatir contra ese filisteo.
33 Respondió Saúl a David: Tú no podrás ir a combatir contra ese filisteo, porque tú eres un niño, mientras que él es un hombre de guerra desde la juventud.
34 Replicó David a Saúl: Cuando tu siervo apacentaba las ovejas de su padre, si llegaba un león o un oso y se llevaba una oveja del rebaño,
35 salía yo tras él, lo golpeaba y rescataba la presa de sus fauces; y si se revolvía contra mí, lo agarraba por las quijadas y le daba golpes hasta matarlo.
36 Tu siervo ha matado al león y al oso; y ese filisteo incircunciso será como uno de ellos, porque ha desafiado a las huestes del Dios vivo.
37 Y añadió David: Yahvéh, que me libró de las garras del león y del oso, me librará de las manos de ese filisteo. Dijo entonces Saúl a David: Vete, y que Yahvéh sea contigo.
38 Saúl vistió a David con sus ropas, le puso un casco de bronce sobre la cabeza, y lo cubrió con una coraza.
39 Se ciñó luego David la espada de Saúl sobre sus ropas e intentó caminar, pues no estaba acostumbrado. Y dijo David a Saúl: No puedo caminar con estas cosas; no estoy acostumbrado a ellas. Y se las quitó de encima.
40 Tomó entonces su cayado en la mano, escogió del torrente cinco guijarros lisos, los metió en el zurrón de pastor que llevaba, en su morral, y con la honda en la mano avanzó hacia el filisteo.
41 El filisteo, precedido de su escudero, se fue aproximando poco a poco a David.
42 Y al mirar el filisteo y ver a David, lo despreció, porque era un muchacho todavía, rubio y de bella presencia.
43 Dijo entonces el filisteo a David: ¿Soy yo acaso un perro, para que vengas a mí con palos? Y el filisteo maldijo por sus dioses a David.
44 Y añadió el filisteo a David: Ven a mí, que voy a entregar tu carne a las aves del cielo y a las fieras del campo.
45 Respondió David al filisteo: Tú vienes a mí con espada, lanza y jabalina, mientras que yo voy hacia ti en nombre de Yahvéh Sebaot, Dios de los ejércitos de Israel, al que has desafiado.
46 Hoy te entregará Yahvéh en mis manos. Yo te mataré y te cortaré la cabeza, y hoy mismo entregaré tu cadáver y los del ejército de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y sabrá toda la tierra que hay Dios en Israel.
47 Y todos los aquí reunidos reconocerán que Yahvéh no otorga la salvación por la espada o por la lanza; porque Yahvéh es el dueño de la guerra y él os entregará en nuestras manos.
48 El filisteo se puso en marcha, avanzó y se dirigió al encuentro de David; y David echó a correr hacia la línea de combate para enfrentarse con el filisteo.
49 David metió la mano en su morral, sacó de él un guijarro, lo lanzó con la honda, e hirió al filisteo en la frente; el guijarro se le clavó en ella, y el filisteo cayó de bruces a tierra.
50 Así, con una honda y un guijarro, triunfó David sobre el filisteo; lo hirió y le dio muerte, sin tener espada en su mano.
51 Corrió entonces David y se puso sobre el filisteo; le arrebató la espada y la desenvainó; lo remató y le cortó con ella la cabeza. Cuando vieron los filisteos que había muerto su campeón, se dieron a la fuga.
52 Salieron entonces los hombres de Israel y de Judá y, lanzando el grito de guerra persiguieron a los filisteos hasta la entrada de Gat y hasta las puertas de Eqrón; y muchos filisteos cayeron muertos por el camino desde Saaráyim hasta Gat y Eqrón.
53 Volviéronse los israelitas, después de perseguir a los filisteos, y saquearon sus campamentos.
54 David tomó entonces la cabeza del filisteo y la llevó a Jerusalén, pero las armas las puso en su tienda.
55 Cuando vio Saúl que David salía al encuentro del filisteo, preguntó a Abner, general del ejército: ¿De quién es hijo este muchacho, Abner? Abner le respondió: ¡Por tu vida, oh rey, que no lo sé!
56 Díjole el rey: Pregunta de quién es hijo ese joven.
57 Y cuando David volvía de matar al filisteo, lo tomó Abner y lo llevó a presencia de Saúl. David tenía aún en la mano la cabeza del filisteo.
58 Díjole Saúl: ¿De quién eres hijo, muchacho? Respondió David: Soy hijo de tu siervo Jesé, el de Belén.

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas