Exodo  20 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 26 versitos |
1 |Dios pronunció todas estas palabras:
2 Yo soy Yahvéh, tu Dios, que te he sacado de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud.
3 No tendrás otros dioses delante de mí.
4 No te harás ninguna imagen esculpida, ni figura de lo que hay arriba en los cielos, o abajo en la tierra, o en las aguas debajo de la tierra.
5 No te postrarás ante ellas, ni las servirás; porque yo, Yahvéh, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo en los hijos la falta de los padres hasta la tercera y cuarta generación de aquellos que me odian,
6 pero que uso de misericordia hasta la milésima generación de aquellos que me aman y guardan mis mandamientos.
7 No pronunciarás el nombre de Yahvéh, tu Dios, en vano; pues Yahvéh no dejará impune al que pronuncie en vano su nombre.
8 Acuérdate del día del sábado para santificarlo.
9 Seis días trabajarás y harás todos tus trabajos;
10 pero el día séptimo es el de descanso en honor de Yahvéh, tu Dios, y ese día no harás trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el extranjero que habita dentro de tus puertas.
11 Porque en seis días hizo Yahvéh los cielos, la tierra y el mar, y cuanto en ellos se contiene; pero el día séptimo descansó. Por eso bendijo Yahvéh el día del sábado y lo declaró santo.
12 Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que Yahvéh, tu Dios, te va a dar.
13 No matarás.
14 No adulterarás.
15 No robarás.
16 No darás contra tu prójimo falso testimonio.
17 No codiciarás la casa de tu prójimo; ni codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada de lo que es suyo.
18 Todo el pueblo percibía los truenos y relámpagos, el sonido del cuerno y la montaña humeante; y viendo todo esto, el pueblo temblaba, y se mantenía a distancia.
19 Dijeron entonces a Moisés: Háblanos tú, y te escucharemos; pero que no nos hable Dios, no sea que muramos.
20 Respondió Moisés al pueblo: No temáis, que ha venido Dios para probaros, y para que tengáis ante vuestros ojos su temor y no pequéis más.
21 El pueblo se mantuvo a distancia, y Moisés avanzó hacia la densa nube donde estaba Dios.
22 Yahvéh dijo a Moisés: dirás a los hijos de Israel: Vosotros mismos habéis visto que os he hablado desde lo alto del cielo.
23 No hagáis junto a mí dioses de plata ni dioses de oro; no los hagáis.
24 »Me levantarás un altar de tierra y ofrecerás en él tus holocaustos y sacrificios pacíficos, tu ganado menor y mayor. En todo lugar donde yo haya hecho recordar mi nombre, vendré a ti y te bendeciré.
25 Si me eriges un altar de piedra, no lo construirás con piedras labradas, porque, al dar con tu cincel en la piedra, la profanas.
26 No subirás por gradas a mi altar, para que no se descubra tu desnudez al subir a él.

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Introducción a Exodo 

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas