Exodo  31 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 18 versitos |
1 Yahvéh habló a Moisés, diciéndole:
2 Mira, he llamado por su nombre a Besaleel, hijo de Urí, hijo de Jur, de la tribu de Judá,
3 y lo he llenado del espíritu de Dios: de habilidad, de pericia y de experiencia en toda suerte de trabajos,
4 para concebir obras de arte, para trabajar el oro, la plata y el bronce,
5 para labrar piedras y engastarlas, para tallar la madera y para ejecutar cualquier obra.
6 Como ayudante le he dado a Oholiab, hijo de Ajisamak, de la tribu de Dan; y he infundido habilidad en el espíritu de todos los hombres capaces, para que puedan ejecutar todo cuanto te he ordenado hacer:
7 la tienda de la reunión, el arca del testimonio, el propiciatorio que está encima, y todos los objetos de la tienda,
8 la mesa y sus utensilios, el candelabro de oro puro con todos sus utensilios y el altar del incienso;
9 el altar del holocausto con todos sus utensilios, la pila y su base;
10 las vestiduras de ceremonia y las vestiduras sagradas del sacerdote Aarón, así como las de sus hijos, para que ejerzan el sacerdocio;
11 el óleo de la unción y el incienso aromático para el santuario. Todo lo harán según lo que te he ordenado.
12 Luego habló Yahvéh a Moisés, diciéndole:
13 Tú habla a los hijos de Israel y diles: Sobre todo, guardaréis mis sábados, porque es una señal entre mí y vosotros, en vuestras generaciones, para que se sepa que soy yo, Yahvéh, el que os santifica.
14 Guardaréis, pues, el sábado, porque es cosa sagrada para vosotros. Quien lo profanare morirá sin remisión; pues cualquiera que hiciere algún trabajo en sábado será exterminado de en medio de los suyos.
15 Durante seis días se trabajará, pero el día séptimo es sábado de reposo, sábado consagrado a Yahvéh. Quien hiciere algún trabajo en día de sábado, morirá sin remisión.
16 Los hijos de Israel observarán el sábado y lo celebrarán en todas sus generaciones como alianza perpetua.
17 Será entre mí y los hijos de Israel una señal perpetua, pues en seis días hizo Yahvéh los cielos y la tierra, pero descansó y tomó respiro el día séptimo.
18 Cuando terminó de hablar con él en el monte Sinaí, Yahvéh entregó a Moisés las dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas por el dedo de Dios.

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Introducción a Exodo 

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas