Levítico 24 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 23 versitos |
1 Habló Yahvéh a Moisés, diciéndole:
2 Manda a los hijos de Israel que te entreguen aceite puro de olivas prensadas para el candelero, a fin de que arda la lámpara permanentemente.
3 La preparará Aarón fuera del velo que está delante del testimonio, en la tienda de la reunión, para que arda continuamente, desde la tarde hasta la mañana, delante de Yahvéh. Es ley perpetua para vuestras generaciones.
4 Todos los días preparará delante de Yahvéh, perpetuamente, las lámparas que hay encima del candelabro de oro puro.
5 Tomarás flor de harina, y con ella cocerás doce tortas de dos décimas cada una,
6 y las colocarás en dos filas, seis en cada fila, sobre la mesa de oro puro que está delante de Yahvéh.
7 Sobre cada fila pondrás incienso puro, que será para el pan como un memorial, un sacrificio por el fuego a Yahvéh.
8 Cada sábado se prepararán delante de Yahvéh, perpetuamente, de parte de los hijos de Israel, como alianza eterna.
9 Serán para Aarón y sus hijos, quienes lo comerán en lugar santo, pues es cosa muy sagrada para ellos los sacrificios por el fuego a Yahvéh. Es una ley perpetua.
10 El hijo de una mujer israelita, pero de padre egipcio, surgió de en medio de los hijos de Israel. Y el hijo de la israelita y un hombre de Israel riñeron en el campo.
11 El hijo de la mujer israelita blasfemó el Nombre y lo maldijo, y fue conducido ante Moisés. El nombre de su madre era Selomit, hija de Dibrí, de la tribu de Dan.
12 Pusiéronlo bajo custodia hasta que se les declarase lo que Yahvéh disponía acerca de él.
13 Entonces Yahvéh habló a Moisés y le dijo:
14 Saca del campamento al blasfemo. Todos los que lo oyeron blasfemar pondrán las manos sobre la cabeza de él, y toda la comunidad lo lapidará.
15 Y dirás a los hijos de Israel: Quienquiera que maldiga a su Dios, llevará el peso de su pecado.
16 El que blasfemare el nombre de Yahvéh, morirá sin remisión; toda la comunidad lo lapidará. Tanto el extranjero como el nativo que blasfeme el Nombre, morirá.
17 Quien hiera de muerte a un hombre cualquiera, morirá sin remisión.
18 Quien hiera mortalmente a un animal, habrá de restituirlo: animal por animal.
19 El que lesionare a un compatriota suyo, según hizo él, así se le hará;
20 fractura por fractura, ojo por ojo, diente por diente. Según la herida que él haya inferido a otro, así se le hará a él.
21 Quien hiera de muerte a un animal, lo restituirá; mas quien hiera de muerte a un hombre morirá.
22 Para vosotros la sentencia será la misma, tanto para el extranjero como para el nativo, porque yo soy Yahvéh, vuestro Dios.
23 Cuando Moisés acabó de hablar a los hijos de Israel, sacaron al blasfemo fuera del campamento, y lo lapidaron. Los hijos de Israel hicieron lo que Yahvéh había ordenado a Moisés.

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Introducción a Levítico

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas