Deuteronomio  28 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 68 versitos |
1 Pero, en cambio, si de verdad escuchas la voz de Yahvéh, tu Dios, y cuidas de practicar todos los mandamientos que yo te prescribo hoy, Yahvéh, tu Dios, te exaltará por encima de todas las naciones de la tierra.
2 Y vendrán sobre ti y te alcanzarán todas estas bendiciones, por haber escuchado la voz de Yahvéh, tu Dios.
3 Bendito serás en la ciudad y bendito en el campo.
4 Bendito el fruto de tu vientre, el de tu suelo y el de tu ganado, los partos de tus vacas y las crías de tus ovejas.
5 Bendita tu cesta y tu artesa.
6 Bendito tú en tu entrar y en tu salir.
7 Yahvéh hará que los enemigos que se alcen contra ti sean abatidos en tu presencia; por un camino saldrán contra ti y por siete huirán delante de ti.
8 Yahvéh mandará a la bendición que esté contigo, en tus graneros y en todo lo que emprendan tus manos, y te bendecirá en el país que Yahvéh, tu Dios, te va a dar.
9 Yahvéh te establecerá como pueblo consagrado a él, como te lo ha jurado, si guardas los mandamientos de Yahvéh, tu Dios, y andas por sus caminos.
10 Todos los pueblos de la tierra verán que el nombre de Yahvéh es invocado sobre ti y te temerán.
11 Yahvéh te hará sobreabundar en bienes: en el fruto de tu vientre, en el de tu ganado y en el de tu suelo, en el suelo que Yahvéh juró a tus padres que te había de dar.
12 Yahvéh te abrirá los cielos, su rico tesoro, para darle a su tiempo la lluvia a tu tierra y para bendecir todas las obras de tus manos; así tú prestarás a muchas naciones, y de ninguna tendrás que tomar prestado.
13 Yahvéh te pondrá a la cabeza y no a la cola, estarás siempre encima y nunca debajo, si escuchas los mandamientos de Yahvéh, tu Dios, que yo te prescribo hoy, observándolos y llevándolos a la práctica,
14 sin desviarte a la derecha ni a la izquierda de ninguna de las disposiciones que yo te prescribo hoy, y si no te vas tras otros dioses para servirlos.
15 Pero si no escuchas la voz de Yahvéh, tu Dios, y no pones cuidado en practicar todos estos mandamientos y preceptos que yo te prescribo hoy, vendrán sobre ti y te alcanzarán todas estas maldiciones:
16 Maldito serás tú en la ciudad y maldito en el campo.
17 Malditas tu cesta y tu artesa.
18 Maldito el fruto de tu vientre y el de tu suelo, los partos de tus vacas y las crías de tus ovejas.
19 Maldito tú en tu entrar y en tu salir.
20 Yahvéh enviará contra ti la maldición, el pánico, el desconcierto y el fracaso en todo cuanto emprendan tus manos, hasta quedar exterminado y perecer rápidamente por la maldad de tus obras, por las que me has abandonado.
21 Yahvéh hará que la peste se te pegue, hasta que ella acabe contigo sobre el suelo en cuya posesión vas a entrar.
22 Yahvéh te herirá de consunción, de fiebre, de inflamación, de gangrena, de sequía, de milden y de tizón, que te perseguirán hasta exterminarte.
23 Los cielos, sobre tu cabeza, serán de bronce; y el suelo, debajo de ti, de hierro.
24 En vez de lluvia, Yahvéh mandará sobre tu tierra polvo y arena, que bajarán del cielo sobre ti, hasta que perezcas.
25 Yahvéh hará que seas derrotado ante tus enemigos; irás contra ellos por un solo camino, y por siete huirás de ellos, y serás objeto de horror para todos los reinos de la tierra.
26 Tu cadáver será pasto de todas las aves del cielo y de todas las bestias de la tierra, y no habrá nadie que las espante.
27 Yahvéh te herirá con forúnculos de Egipto, con hemorroides, con sarna y con tina, de que no podrás ser curado.
28 Yahvéh te herirá de locura, de ceguera y de idiotez;
29 en pleno día andarás a tientas, como a tientas va el ciego en las tinieblas. Nunca tendrás éxito en tus empresas, y estarás siempre oprimido y despojado, sin que nadie salga en tu defensa.
30 Te desposarás con una mujer, y otro hombre dormirá con ella; construirás una casa, y no la habitarás; plantarás una viña, y no cosecharás sus frutos.
31 Tu buey será degollado en tu presencia, y no comerás de él; tu asno te será arrebatado en tu presencia, y no te será devuelto; tus ovejas serán entregadas a tus enemigos, sin que nadie salga en tu defensa.
32 Tus hijos y tus hijas serán entregados a un pueblo extraño: tus ojos lo verán y se consumirán mirando todo el día hacia ellos, pero tus manos nada podrán hacer.
33 Un pueblo que no conoces comerá el fruto de tu suelo y todos tus productos. Serás siempre oprimido y maltratado.
34 Enloquecerás ante el espectáculo de lo que verán tus ojos.
35 Yahvéh te herirá de forúnculos malignos en las rodillas y en las piernas, de los que no podrás ser curado, desde la planta del pie hasta la coronilla.
36 Yahvéh te conducirá, a ti y al rey que hayas puesto sobre ti, a una nación que no has conocido, ni tú ni tus padres, y allí servirás a otros dioses, de madera y de piedra,
37 y serás objeto de asombro, de irrisión y de mofa en todos los pueblos a los que Yahvéh te llevará.
38 Echarás mucha semilla en tu campo y recogerás poco, porque la langosta la devorará.
39 Plantarás viñas y las trabajarás, pero no beberás vino ni harás provisión de él, porque lo echará a perder el gusano.
40 Tendrás olivos en todo tu territorio, pero no te ungirás con su aceite, porque la aceituna se caerá.
41 Engendrarás hijos e hijas, pero no serán para ti, porque irán al cautiverio.
42 Todos tus árboles y los frutos de tu suelo los consumirán los insectos.
43 El extranjero que esté en medio de ti se alzará por encima de ti cada vez más alto, y tú caerás cada vez más bajo;
44 él te prestará y tú no le podrás prestar; él vendrá a ser cabeza, y tú serás la cola.
45 Vendrán sobre ti todas estas maldiciones, te perseguirán y te alcanzarán hasta que desaparezcas, por no haber escuchado la voz de Yahvéh, tu Dios, al no guardar los mandamientos y preceptos que te ordenó;
46 y ellas serán como señal y prodigio contra ti y contra tu posteridad para siempre.
47 Por no haber servido a Yahvéh, tu Dios, con alegría y buen corazón mientras abundabas de todo,
48 habrás de servir en hambre y en sed, en desnudez y en privación, al enemigo que Yahvéh mandará contra ti; pondrá sobre tu cuello un yugo de hierro, hasta que te extermine.
49 Yahvéh traerá contra ti, desde lejos, desde los confines de la tierra, como águila que se cierne, a un pueblo, a un pueblo cuya lengua no entenderás,
50 a un pueblo de rostro fiero, que no respetará al anciano ni tendrá piedad del niño.
51 El se comerá las crías de tus ganados y los productos de tu suelo hasta que perezcas; no te dejará trigo, ni mosto, ni aceite, ni partos de tus vacas, ni crías de tus ovejas, hasta que perezcas.
52 Pondrá sitio a todas tus ciudades, hasta que, en todo tu país, se derrumben las murallas más altas y mejor fortificadas, en las que tú confiabas; que te asediará en todas tus ciudades, en toda la tierra que Yahvéh, tu Dios, te haya dado.
53 Llegarás a comer el fruto de tus entrañas, la carne de tus hijos y de tus hijas que te haya dado Yahvéh, tu Dios, en la angustia y en la miseria a la que te reducirá tu enemigo.
54 El más delicado y el más tierno de entre los tuyos, mirará con ojos torvos a su hermano, a la mujer que reposa en su seno y a los hijos que le queden,
55 por miedo de tener que partir con alguno de ellos la carne de sus hijos, que él comerá, por no quedarle otra cosa que comer en el asedio y en la angustia a que te someterá tu enemigo en todas tus ciudades.
56 La más delicada y la más tierna de las mujeres de tu pueblo, que de tan delicada y tierna no osaba poner en el suelo la planta de su pie, mirará con malos ojos al hombre de su corazón, a su hijo y a su hija,
57 y se esconderá de ellos para devorar en secreto, por no tener otra cosa, las secundinas que salgan de su seno y el hijo que acaba de dar a luz; tanta será la angustia y la miseria a que te reducirá tu enemigo dentro de tus ciudades.
58 Si no cuidas de poner en práctica todas las disposiciones de esta ley escritas en este libro, temiendo este nombre glorioso y terrible, el de Yahvéh, tu Dios,
59 Yahvéh te enviará, a ti y a tu posteridad, castigos terribles, castigos enormes y persistentes, enfermedades malignas y crónicas.
60 Traerá sobre ti todas aquellas plagas de Egipto ante las cuales quedabas aterrorizado, y se pegarán a ti.
61 Además, Yahvéh hará que te alcancen todas las enfermedades y todas las plagas no escritas en el libro de esta ley, hasta que seas exterminado.
62 Y quedaréis pocos, vosotros que erais tan numerosos como las estrellas del cielo, por no haber escuchado la voz de Yahvéh, tu Dios.
63 Sucederá, pues, que cuanto se complacía Yahvéh en haceros bien y en multiplicaros, tanto se gozará contra vosotros en destruiros y exterminaros, hasta arrancaros del suelo en cuya posesión vas a entrar.
64 Yahvéh te dispersará por entre todos los pueblos, desde un extremo al otro de la tierra, y allí servirás a otros dioses, de madera y de piedra, que no conocías, ni tú ni tus padres.
65 Entre esas naciones no tendrás sosiego ni hallarás lugar donde posar la planta de tu pie. Allí te dará Yahvéh un corazón trémulo, ojos lánguidos y congoja de espíritu.
66 Tendrás la vida pendiente de un hilo, de día y de noche temerás y nunca darás por segura tu vida.
67 Por la mañana dirás: ¡Oh si fuese ya de noche! ; y a la noche exclamarás: ¡Oh, si fuese ya de día!, por el terror que invadirá tu corazón y por el espectáculo que verán tus ojos.
68 Yahvéh te hará volver en naves a Egipto por el camino del que te había dicho: No volverás a verlo más. Y allí os pondréis en venta ante vuestros enemigos como esclavos y como esclavas, sin que haya siquiera quien os compre.

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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