1 Quien ama a su hijo le castiga a menudo. Así se alegrará más tarde. |
2 Quien educa a su hijo saca provecho de él; y se siente orgulloso de él entre sus conocidos. |
3 Quien enseña a su hijo da envidia a su enemigo; y está satisfecho de él ante los amigos. |
4 Fallece el padre, y como si no hubiera muerto; pues deja tras de s a uno igual a él. |
5 En su vida lo ve y se alegra; y en su muerte no se entristece. |
6 Contra los enemigos deja un vengador; y a los amigos, uno que corresponde con gratitud. |
7 Quien consiente a su hijo, vendará sus heridas; y a cada grito suyo, se conmoverán sus entra as. |
8 Caballo no domado sale indócil; hijo abandonado a s mismo sale insolente. |
9 Mima al hijo y te dará sinsabores, juega con él y te dará tristeza. |
10 No te r así con él, para no acabar llorando y rechinando los dientes. |
11 No le des licencias en la juventud ni pases por alto sus desvíos. |
12 Túndele las costillas mientras es ni o; no sea que, indócil, te desobedezca. |
13 Educa a tu hijo, trabájalo bien, para no soportar sus insolencias. |
14 Más vale pobre de constitución sana y fuerte que rico con el cuerpo lleno de achaques. |
15 Salud y buena constitución valen más que el oro; y cuerpo robusto, más que fortuna inmensa. |
16 No hay mejor riqueza que la salud del cuerpo; ni bienes mayores que el gozo del corazón. |
17 Mejor es muerte que vida amarga; y descanso eterno que enfermedad continua. |
18 Manjares ofrecidos a una boca cerrada son las ofrendas depositadas sobre la tumba. |
19 ¿Qué aprovecha al dolo la ofrenda? Pues no come ni huele. Así es aquel a quien persigue el Señor: |
20 sus ojos ven y suspira; gime como eunuco que abraza a una doncella. |
21 No entregues tu alma a la tristeza, ni te aflijas con tus pensamientos. |
22 El gozo del corazón es vida del hombre; la alegría alarga los años. |
23 Esparce tu alma, consuela tu corazón; aleja de ti la tristeza. A muchos perdió la pena, y no hay provecho en ella. |
24 La envidia y el malhumor abrevian los días; las preocupaciones aceleran la vejez. |
25 El corazón espléndido y bueno vale por muchos manjares y todo lo que come le aprovecha. |