Isaías 1 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 31 versitos |
1 Visión de Isaías, hijo de Amos, que tuvo acerca de Judá y de Jerusalén en tiempos de Ozías, Yotam, Ajaz y Ezequías, reyes de Judá.
2 Escucha, cielo; atiende, tierra, que habla Yahvéh: Hijos crié y eduqué, y ellos se rebelaron contra mí.
3 Conoce el buey a su dueño y el asno el pesebre de su amo; Israel no conoce, mi pueblo no entiende.
4 ¡Ay, nación pecadora, pueblo cargado de culpa, ralea de malhechores, hijos corrompidos! Abandonaron a Yahvéh, despreciaron al Santo de Israel, se volvieron atrás.
5 ¿Dónde golpearos aún si seguís rebelándoos? Toda la cabeza está enferma, todo el corazón extenuado.
6 De la planta del pie a la cabeza no hay en él parte sana: golpes, contusiones, heridas recientes, no han sido limpiadas ni vendadas ni suavizadas con aceite.
7 Vuestro país, un desierto; vuestras ciudades, quemadas por el fuego; vuestra tierra, ante vosotros, extranjeros la devoran. Es un desierto, como una destrucción por extranjeros.
8 La hija de Sión ha quedado como cabaña en viña, como choza en melonar, como ciudad sitiada.
9 Si Yahvéh Sebaot no nos hubiera dejado un resto, seríamos como Sodoma, semejantes a Gomorra.
10 Escuchad la palabra de Yahvéh, jefes de Sodoma; oíd la enseñanza de nuestro Dios, pueblo de Gomorra:
11 ¿Qué me importa la multitud de vuestros sacrificios? - dice Yahvéh -. Estoy harto de holocaustos de carneros y de grasa de cebones; la sangre de toros, corderos y cabritos no me gusta.
12 Cuando venís a presentaros a mí, ¿quién buscó de vosotros que pisarais mis atrios?
13 No sigáis trayendo vana ofrenda, el incienso me es abominable. Novilunios, sábados, asambleas: crimen con festividad no lo soporto.
14 Vuestros novilunios y vuestras solemnidades yo las detesto; son para mí una carga que ya estoy cansado de llevar.
15 Cuando extendáis vuestras palmas, ocultaré de vosotros mis ojos; aunque multipliquéis las oraciones, no os escucharé. Vuestras manos están llenas de sangre:
16 lavaos, purificaos, apartad vuestras malas acciones de delante de mis ojos; cesad de obrar el mal,
17 aprended a obrar el bien; buscad lo que es justo, enderezad lo violento; defended al huérfano, proteged a la viuda. Dios ofrece el perdón a su pueblo
18 Venid, pues, y discutamos, - dice Yahvéh -: si son vuestros pecados como la grana, blanquearán como la nieve; si son rojos como el carmín, se volverán como la lana.
19 Si queréis obedecer, lo mejor del país comeréis;
20 si rehusáis y os rebeláis, por la espada seréis devorados. - Ha hablado la boca de Yahvéh -.
21 ¡Ay cómo se volvió prostituta la ciudad fiel! Estaba repleta de derecho, en ella se albergaba la justicia; pero ahora, asesinos.
22 Tu plata se ha vuelto escoria; tu vino, cortado con agua.
23 Tus príncipes son rebeldes, comparsas de ladrones, cada cual ama el soborno, anda a la caza de regalos. Al huérfano no lo defienden, la causa de la viuda no llega a ellos.
24 Por eso - oráculo del Señor, Yahvéh Sebaot, el Fuerte de Israel -¡ah! me solazaré de mis adversarios, me vengaré de mis enemigos.
25 Volveré mi mano contra ti, limpiaré, como la lejía, tus escorias, apartaré todo tu estaño.
26 Haré a tus jueces como eran al principio; a tus consejeros, como al comienzo. Después te llamarán villa de justicia, ciudad fiel.
27 Sión será rescatada por el derecho; y sus convertidos, por la justicia.
28 ¡Ruina sobre rebeldes y pecadores a la vez! Los que abandonaron a Yahvéh perecerán.
29 Sí, os avergonzaréis de los terebintos que habéis apreciado, os abochornaréis de los jardines que habéis elegido.
30 Pues seréis como terebinto de follaje marchito, y como jardín que carece de agua.
31 Será como estopa el robusto, y su obra, la chispa; arderán a una los dos sin que nadie los apague.

Patrocinio

 
 

Introducción a Isaías

No hay comentario

Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

Patrocinio

Notas