I Samuel 1 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 28 versitos |
1 Había un hombre de Ramatáyim, de la familia de Suf, de la montaña de Efraím, llamado Elqaná, hijo de Yerojam, hijo de Elihú, hijo de Toju, hijo de Suf, efraimita.
2 Tenía dos mujeres: la una se llamaba Ana y la otra Peninná. Ésta tenía hijos, mientras que Ana no tenía ninguno.
3 Este hombre subía desde su ciudad todos los años para adorar a Yahvéh Sebaot y ofrecerle sacrificios en Silo, donde los dos hijos de Eli, Jofní y Pinejás, eran sacerdotes de Yahvéh.
4 Y sucedía que, cuando Elqaná ofrecía sacrificios, daba a Peninná, su esposa, y a todos sus hijos e hijas, las respectivas porciones de la víctima.
5 Pero a Ana le daba una porción doble, pues él prefería a Ana, aunque Yahvéh había cerrado su seno.
6 Su rival la mortificaba e incluso lograba irritarla, porque Yahvéh le había cerrado el seno.
7 Así sucedía año tras año: cuando subía a la casa de Yahvéh, la otra la irritaba; y ella se echaba a llorar y no quería comer.
8 Elqaná, su marido, le decía: Ana, ¿por qué lloras y por qué no comes? Y ¿por qué se amarga tu corazón? ¿No soy yo para ti mejor que diez hijos?
9 Después que comieron y bebieron en Silo, se levantó Ana y se puso delante de Yahvéh. Entre tanto, el sacerdote Eli estaba sentado en una silla, junto a la jamba de la puerta del santuario de Yahvéh.
10 Ella, llena de amargura, se puso a orar a Yahvéh entre sollozos
11 y le hizo este voto: ¡Oh Yahvéh Sebaot! Si te dignas mirar la aflicción de tu sierva y te acuerdas de mí; y si no olvidas a tu sierva y le concedes un hijo varón, yo lo entregaré a Yahvéh de por vida, y la navaja no tocará su cabeza.
12 Como ella prolongara su plegaria ante Yahvéh, Eli se puso a observar sus labios.
13 Pero Ana hablaba para sí; sólo movía los labios, pero no se percibía su voz. De manera que Eli la tomó por borracha.
14 Díjole entonces Eli: ¿Hasta cuándo vas a estar embriagada? ¡Procura que se te pase el efecto del vino!
15 Le respondió Ana: No, mi señor; soy una mujer con el alma llena de pena. No he bebido vino ni licores, sino que estoy desahogando mi alma ante Yahvéh.
16 No tomes a tu sierva por una mujer perversa, pues sólo he hablado hasta ahora agobiada por mis muchas penas y aflicciones.
17 Díjole entonces Eli: Vete en paz, y que el Dios de Israel te conceda la petición que le has hecho.
18 Replicó ella: Que tu sierva halle gracia a tus ojos. La mujer emprendió su camino; comió, y su semblante no fue ya como el de antes.
19 Se levantaron de madrugada y, después de haber adorado a Yahvéh, volvieron y se fueron a su casa de Rama. Elqaná conoció a Ana su mujer, y Yahvéh se acordó de ella.
20 Sucedió, pues, con el correr de los días que Ana concibió y dio a luz un hijo al que impuso el nombre de Samuel, porque se dijo: Se lo he pedido a Yahvéh.
21 El hombre, Elqaná, subió luego con toda su familia a ofrecer a Yahvéh el sacrificio anual y a cumplir su voto.
22 Pero Ana no subió, porque dijo a su marido: Cuando el niño haya sido destetado, lo llevaré yo y será presentado ante Yahvéh, de modo que se quede allí para siempre.
23 Respondióle Elqaná, su marido: Haz lo que te parezca mejor; quédate, pues, hasta que lo destetes. ¡Que Yahvéh mantenga su palabra! Se quedó, pues, la mujer y amamantó a su hijo hasta que lo destetó.
24 Cuando lo destetó, lo llevó consigo, y llevó también un novillo de tres años, un efá de harina y un odre de vino. Y lo condujo a la casa de Yahvéh en Silo, cuando el niño era todavía pequeñito.
25 Sacrificaron el novillo y presentaron el niño a Eli.
26 Dijo entonces ella: Perdón, señor mío; por tu vida, señor, yo soy aquella mujer que estuvo aquí, cerca de ti, orando a Yahvéh.
27 Yo le supliqué tener este niño, y Yahvéh me ha concedido la petición que le hice.
28 Por eso yo también se lo cedo a Yahvéh por todos los días de su vida: él será consagrado a Yahvéh. Y adoraron allí a Yahvéh.

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Introducción a I Samuel

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas