Joel  2 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 32 versitos |
1 ¡Tocad la trompeta en Sión, dad la alarma en mi monte santo! ¡Tiemblen todos los habitantes del país, porque llega el día de Yahvéh ; sí, ya está cerca!
2 Día tenebroso y oscuro, día nublado y sombrío. Como la aurora, así se extiende por los montes un pueblo numeroso y fuerte como no lo hubo nunca desde que existen los siglos, ni lo habrá después de él hasta los años de la generación más lejana.
3 Delante de él consume el fuego, detrás de él abrasa la llama. Como jardín de Edén es la tierra delante de él, detrás de él como desierto desolado. Para nadie hay escapatoria.
4 Corno de caballos es su aspecto, como de corceles que corren,
5 como estrépito de carros que rebotan en las cumbres de los montes, como el crepitar de la llama que consume la paja, como pueblo aguerrido dispuesto al combate.
6 Tiemblan ante él los pueblos, palidecen todos los rostros.
7 Corren como campeones, como guerreros que escalan los muros. Cada cual avanza por su sitio sin desviarse de su senda.
8 Ninguno tropieza con su vecino, cada cual avanza por su pista. Irrumpen por el vallado sin romper las filas.
9 Se lanzan sobre la ciudad, corren por las murallas, escalan las casas, y por las ventanas entran como ladrones.
10 Ante ellos tiembla la tierra, retiemblan los cielos, se oscurecen el sol y la luna, las estrellas apagan su brillo.
11 Yahvéh da voces delante de sus tropas, porque es inmenso el campamento, y es poderoso el ejecutor de sus planes. Grande es el día de Yahvéh, terrible en exceso. ¿Quién podrá soportarlo?
12 Por eso, ahora mismo - oráculo de Yahvéh -convertíos a mí de todo corazón con ayunos, llantos y lamentos;
13 rasgad vuestros corazones y no vuestros vestidos, y convertíos a Yahvéh, vuestro Dios, porque él es clemente y misericordioso, tardo a la cólera, rico en piedad, y se arrepiente del daño que causa.
14 ¡Quién sabe si cambiará y perdonará y dejará tras de sí bendición! ¡Oblación y libación a Yahvéh, vuestro Dios!
15 Tocad la trompeta en Sión, promulgad un ayuno, convocad una asamblea,
16 reunid al pueblo, santificad la reunión, congregad a los ancianos, reunid a los jóvenes y también a los niños de pecho. Salga el esposo de su alcoba, y la esposa de su tálamo.
17 Entre el atrio y el altar lloren los sacerdotes, ministros de Yahvéh, y digan: Perdona, Yahvéh, a tu pueblo; no entregues tu heredad al oprobio, para que se burlen de ellos las naciones. ¿Por qué habrían de decir los pueblos: Dónde está su Dios?
18 Yahvéh se llenó de celo por su tierra y perdonó a su pueblo.
19 Yahvéh respondió y dijo a su pueblo: Heme aquí. Yo os enviaré el trigo, el mosto y el aceite, y os hartaréis con ello. No os entregaré más al oprobio de las naciones.
20 Al que viene del norte lo alejaré de vosotros, lo arrojaré a una tierra árida y desolada: su vanguardia, al mar oriental; y su retaguardia, al mar occidental. Ascenderá su hedor, subirá su fetidez. ¡Porque Yahvéh hace maravillas!
21 Tierra, no temas, jubila y alégrate, porque Yahvéh hace maravillas.
22 Bestias del campo, no temáis, porque reverdecen los pastizales de la estepa, los árboles producen sus frutos, la higuera y la vid dan sus riquezas.
23 Hijos de Sión, alegraos, gozaos en Yahvéh, vuestro Dios, porque él os concede la lluvia de otoño en justicia, hace caer sobre vosotros lluvia abundante: la lluvia de otoño y la de primavera, como antes.
24 Las eras estarán llenas de grano y rebosarán las tinajas de mosto y de aceite.
25 Os compensaré por los años en que os devoraron el saltamontes y la langosta, la caballeta y el grillo, mi gran ejército que envié contra vosotros.
26 Comeréis cuanto queráis, hasta saciaros, y alabaréis el nombre de Yahvéh, vuestro Dios, que hizo en favor vuestro maravillas. Mi pueblo nunca más será confundido.
27 Así conoceréis que en medio de Israel estoy yo, y que yo, Yahvéh, soy vuestro Dios, y no hay otro. Mi pueblo nunca más será confundido.
28 Después de esto, derramaré mi espíritu sobre toda carne: profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas, sueños soñarán vuestros ancianos, visiones verán vuestros jóvenes.
29 Aun sobre los esclavos y sobre las esclavas, en aquellos días, derramaré mi Espíritu.
30 Haré prodigios en el cielo y en la tierra: sangre, fuego y columnas de humo.
31 El sol se cambiará en tinieblas, y la luna en sangre, antes de que venga el día de Yahvéh, grande y terrible.
32 Y todo el que invoque el nombre de Yahvéh se salvará, porque en el monte Sión y en Jerusalén quedará un resto a salvo, como Yahvéh ha dicho, y entre los supervivientes estarán los llamados por Yahvéh.

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Introducción a Joel 

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas