II Macabeos 2 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 32 versitos |
1 Se halla escrito en los documentos que el profeta Jeremías mandó a los deportados que tomaran el fuego, como queda señalado,
2 y también cómo, al entregarles la ley, recomendó el profeta a los deportados que no olvidaran los mandamientos del Señor y que no se dejaran desviar por ideas erróneas al ver ídolos de oro y plata y el ornato de que están rodeados.
3 Y diciendo otras cosas por el estilo, los animaba a no apartar de su corazón la ley.
4 Constaba también en el documento cómo el profeta, después de recibir un oráculo, mandó que le siguieran con la tienda y el arca cuando salió en dirección al monte adonde había subido Moisés para contemplar la heredad de Dios.
5 Llegado allá, encontró Jeremías un espacio, a modo de cueva, metió en él la tienda, el arca y el altar del incienso y luego tapó la entrada.
6 Algunos de los que lo acompañaban volvieron después con la intención de señalar el camino, pero no pudieron encontrarlo.
7 Cuando lo supo Jeremías, los reprendió y les dijo: "Este lugar quedará ignorado hasta que Dios tenga misericordia de su pueblo y lo reúna de nuevo.
8 Entonces el Señor dará a conocer todo esto, y aparecerá la gloria del Señor y la nube, como se manifestaba en tiempo de Moisés y cuando Salomón pidió que el lugar fuera consagrado con magnificencia".
9 También se contaba cómo éste, lleno de sabiduría, ofreció un sacrificio para la dedicación y terminación del templo.
10 Y como oró Moisés al Señor y bajó fuego del cielo que consumió las ofrendas del sacrificio, así también oró Salomón y bajó fuego que devoró los holocaustos.
11 Moisés había declarado: "La ofrenda del sacrificio por el pecado no ha sido comida y por eso ha sido destruida".
12 Del mismo modo celebró también Salomón los ocho días de fiesta.
13 Estas cosas se referían en los documentos y en las memorias de Nehemías, y también que fundó una biblioteca y reunió los libros referentes a los reyes, los de los profetas, los de David y las cartas de los reyes sobre las ofrendas.
14 Del mismo modo, reunió también Judas todos los que habían quedado dispersos por la guerra que sobrevino contra nosotros. Los tenemos en nuestro poder.
15 Así que si tenéis necesidad de ellos mandadnos gente que os los lleve.
16 Os escribimos cuando estamos a punto de celebrar la fiesta de la purificación. Haréis bien en celebrar también vosotros estos días.
17 El Dios que salvó a todo su pueblo y que dio a todos la heredad, la realeza, el sacerdocio y la santidad,
18 como prometió por la ley, este Dios, como esperamos, tendrá en breve piedad de nosotros y nos reunirá de todas las naciones bajo el cielo en el lugar santo, pues ya nos ha sacado de grandes males y ha purificado el lugar.
19 Los hechos referentes a Judas Macabeo y a sus hermanos, la purificación del más augusto de los templos y la dedicación del altar,
20 las guerras contra Antíoco Epífanes y contra su hijo Eupátor,
21 las apariciones venidas del cielo a los que se portaron heroica y honrosamente por la defensa del judaísmo, tanto que, aun siendo unos pocos, saquearon el país entero, persiguieron a las multitudes bárbaras,
22 recuperaron el templo famoso en todo el mundo, liberaron la ciudad y restablecieron las leyes que estaban a punto de ser abolidas, gracias a que el Señor les fue propicio con toda benevolencia:
23 todos estos hechos, expuestos por Jasón de Cirene en cinco libros, intentaremos nosotros resumirlos en un solo volumen.
24 Porque considerando el fárrago de las cifras y la dificultad que la abundancia misma de la materia significa para los que quieren adentrarse en estos relatos de la historia,
25 hemos procurado ofrecer solaz del alma a los que desean leer, facilidad a quienes gustan de aprender estas cosas de memoria y utilidad a todos los que por ventura den con esta obra.
26 Para nosotros, que hemos asumido el fatigos y empeño que supone el hacer un resumen, la tarea no ha sido fácil, sino que nos ha costado sudores y desvelos,
27 como al que prepara un banquete y busca el provecho de los demás tampoco le resulta fácil el hacerlo. Con todo, esperando el reconocimiento de muchos, soportaremos con gusto esta dura fatiga,
28 dejando al historiador la descripción detallada de cada suceso, y esforzándonos por seguir las normas generales de un resumen.
29 Así como al arquitecto de una casa nueva corresponde preocuparse de toda la estructura, y al encargado de la ornamentación corresponde decorarla y pintar al encausto, así me parece que sucede en nuestro caso.
30 Entrar en detalles, analizar todos los hechos, hacer disquisiciones sobre cada punto en particular, toca a quien compone la historia.
31 Pero buscar la concisión del relato, renunciar a la plena exposición de la materia histórica, debe permitírsele a quien sólo se propone trazar un compendio.
32 Comencemos, pues, sin más, la narración después de haber hilvanado estas frases del prólogo; pues sería ciertamente una simpleza ser muy prolijos en la introducción y abreviar luego la historia misma.

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Introducción a II Macabeos

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas