Ezequiel  20 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 49 versitos |
1 El año séptimo, el día diez del quinto mes, vinieron algunos de los ancianos de Israel a consultar a Yahvéh y se sentaron delante de mí.
2 La palabra de Yahvéh me fue dirigida en estos términos:
3 Hijo de hombre, habla a los ancianos de Israel y diles: Así dice el Señor Yahvéh: ¿Venís a consultarme? Por mi vida, que no me dejaré consultar por vosotros - oráculo del Señor Yahvéh -.
4 ¿Quieres juzgarlos? ¿Quieres juzgar, hijo de hombre? Dales a conocer las abominaciones de sus padres
5 y diles: Así dice el Señor Yahvéh: El día en que elegí a Israel, con la mano en alto juré a la descendencia de Jacob, dándome a conocer a ellos en el país de Egipto, y con la mano en alto les juré en estos términos: Yo soy Yahvéh, vuestro Dios.
6 Aquel día, con la mano en alto les juré sacarlos del país de Egipto hacia un país que había elegido para ellas, el cual mana leche y miel y es el más espléndido de todos los países.
7 Y les dije: Arroje cada uno los monstruos abominables que deleitan vuestros ojos y no os contaminéis con los ídolos de Egipto. Yo soy Yahvéh vuestro Dios.
8 Pero ellos se rebelaron contra mí y no quisieron escucharme; nadie arrojó los monstruos abominables que deleitaban sus ojos, ni abandonaron los ídolos de Egipto. Pensé entonces volcar mi furor sobre ellos, para desahogar del todo mi ira contra ellos en el país mismo de Egipto.
9 Pero actué en consideración a mi nombre, para que no fuera profanado a los ojos de las naciones en donde se encontraban, a cuya vista me había dado a conocer a ellos sacándolos del país de Egipto.
10 Los saqué, pues, del país de Egipto y los conduje al desierto.
11 Les di mis leyes y les hice saber mis normas, por medio de las cuales vive el hombre que las cumple.
12 Les di, además, mis sábados, para que fueran un signo entre ellos y yo, y supieran que yo, Yahvéh, soy quien los santifico.
13 Pero la casa de Israel se rebeló contra mí en el desierto; no procedieron según mis leyes, despreciaron mis normas, por medio de las cuales vive el hombre que las cumple, y profanaron constantemente mis sábados. Pensé entonces volcar mi furor sobre ellos exterminándolos en el desierto.
14 Pero actué en consideración a mi nombre, para que no fuera profanado a los ojos de las naciones a cuya vista los había sacado.
15 Además les juré en el desierto, con la mano en alto, que no los llevaría al país que les había dado, país que mana leche y miel, el más espléndido de todos los países,
16 porque habían despreciado mis normas, no habían procedido según mis leyes y habían profanado mis sábados, porque su corazón iba en pos de sus ídolos.
17 Pero mis ojos se compadecieron de ellos, de modo que no los destruí ni acabé con ellos en el desierto.
18 Y dije a sus hijos en el desierto: No procedáis según las leyes de vuestros padres, ni observéis sus normas, ni os contaminéis con sus ídolos.
19 Yo soy Yahvéh, vuestro Dios: Proceded según mis leyes, observad mis normas y cumplidlas.
20 Santificad mis sábados, de modo que sean una señal entre vosotros y yo, para que se sepa que yo soy Yahvéh, vuestro Dios.
21 Pero los hijos se rebelaron contra mí, no procedieron según mis leyes, ni observaron ni pusieron en práctica mis normas, por medio de las cuales vive el hombre que las cumple, y profanaron mis sábados. Pensé entonces volcar mi furor sobre ellos, desahogando del todo mi ira contra ellos en el desierto; '
22 pero retiré mi mano y actué en consideración a mi nombre, para que no fuera profanado a los ojos de las naciones a cuya vista los había sacado.
23 Con la mano en alto les juré también en el desierto que los dispersaría por las naciones y los diseminaría por los países,
24 porque no habían cumplido mis normas, habían despreciado mis leyes y profanado mis sábados, y sus ojos se habían ido en pos de los ídolos de sus padres.
25 Les di, además, leyes que no eran buenas y normas según las cuales no podrían vivir.
26 Les contaminé con sus ofrendas, haciéndoles sacrificar a todo primogénito; era con el fin de horrorizarlos, para que supieran que yo soy Yahvéh.
27 Por lo tanto, hijo de hombre, habla a la casa de Israel y diles: Así dice el Señor Yahvéh: Aún en esto me han ultrajado vuestros padres obrando deslealmente conmigo.
28 Pues cuando los llevé al país que con la mano en alto había jurado darles, entonces dondequiera que vieron una colina elevada y cualquier árbol frondoso, allí ofrecieron sus sacrificios, allí presentaron su ofrenda provocativa, allí pusieron sus perfumes de aroma agradable y allí hicieron sus libaciones.
29 Yo les dije: ¿Qué es el lugar alto adonde vais? Por eso su nombre se llama Bamá hasta el día de hoy.
30 Por tanto, di a la casa de Israel: Así dice el Señor Yahvéh: ¡Qué! Os contamináis según el proceder de vuestros padres, os prostituís yendo en pos de sus monstruos abominables y,
31 al presentar vuestras ofrendas, hacéis pasar por el fuego a vuestros hijos, os contamináis con vuestros ídolos hasta el día de hoy, y ¿voy a dejarme consultar por vosotros, casa de Israel? Por mi vida - oráculo del Señor Yahvéh -, que no me dejaré consultar por vosotros,
32 ni se realizará jamás lo que os viene a la mente cuando pensáis: Seremos como las naciones, como las tribus de los otros países, que adoran el leño y la piedra.
33 Por mi vida - oráculo del Señor Yahvéh -, que reinaré sobre vosotros con mano dura, brazo extendido y furor desbordado.
34 Os sacaré de los pueblos y os reuniré de los países en donde estáis dispersos con mano dura, brazo extendido y furor desbordado;
35 os llevaré al desierto de los pueblos y me presentaré en juicio con vosotros cara a cara.
36 Como me presenté a juicio con vuestros padres en el desierto del país de Egipto, así me presentaré a juicio con vosotros - oráculo del Señor Yahvéh -.
37 Os haré pasar bajo el cayado y os introduciré en el vínculo de la alianza.
38 Separaré de entre vosotros a los insumisos y a los que se rebelaron contra mí; los sacaré del país donde residen como forasteros, pero no entrarán en el país de Israel; y sabréis que yo soy Yahvéh.
39 En cuanto a vosotros, casa de Israel, así dice el Señor Yahvéh: Vaya cada uno a servir a sus ídolos. Pero después ciertamente no habrá uno entre vosotros que no me escuche; ni profanaréis más mi santo nombre con vuestras ofrendas y con vuestros ídolos;
40 porque en mi monte santo, en el monte excelso de Israel - oráculo del Señor Yahvéh -, allí toda la casa de Israel, toda entera me servirá en el país; allí me complaceré en ellos y allí reclamaré vuestras ofertas y lo mejor de vuestros dones con todas vuestras ofrendas sagradas.
41 Como en perfume de aroma agradable me complaceré en vosotros cuando os saque de los pueblos y os reúna de los países en donde estáis dispersos, y manifestaré mi santidad por medio de vosotros a los ojos de las naciones.
42 Sabréis que yo soy Yahvéh cuando os lleve a la tierra de Israel, al país que con la mano en alto juré dar a vuestros padres.
43 Allí recordaréis vuestra conducta y todas vuestras acciones con las que os habéis contaminado, y sentiréis disgusto de vosotros mismos por todas las maldades que cometisteis.
44 Y sabréis que yo soy Yahvéh cuando actúe con vosotros por consideración a mi nombre y no según vuestra mala conducta y vuestras depravadas acciones, ¡oh casa de Israel! - oráculo del Señor Yahvéh -.
45 La palabra de Yahvéh me fue dirigida en estos términos:
46 Hijo de hombre, dirige tu rostro en dirección al sur, vaticina hacia el mediodía, profetiza contra el bosque de la región del Négueb, y
47 di al bosque del Négueb: Escucha la palabra de Yahvéh. Así dice el Señor Yahvéh: Mira: voy a prenderte fuego, que devorará en ti todo árbol verde y todo árbol seco; no se apagará la abrasadora llama, de tal modo que arderá toda la superficie desde el sur hasta el norte.
48 Todo mortal verá que yo, Yahvéh, la he encendido; no se apagará.
49 Entonces exclamé: ¡Ay, Señor Yahvéh!, ellos dicen de mí: ¡Es un recitador de fábulas!

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Introducción a Ezequiel 

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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