Jeremías  31 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 40 versitos |
1 En aquel tiempo - oráculo de Yahvéh-, seré el Dios de todas las tribus de Israel y ellas serán mi pueblo.
2 Así dice Yahvéh: Gracia encontró en el desierto un pueblo de huidos de la espada. Cuando iba Israel a su reposo,
3 de lejos se le apareció Yahvéh. Con amor eterno te amé por eso te prolongué mi favor.
4 Volveré a edificarte y serás reedificada, virgen de Israel; volverás a adornarte con tus tambores y saldrás al corro de gentes jubilosas.
5 Volverás a plantar viñas en los montes de Samaría; plantan los plantadores y recogen.
6 Porque llega el día en que gritan los centinelas en la montaña de Efraím: ¡Levantaos! ¡Subamos a Sión, a Yahvéh, nuestro Dios!
7 Porque asi dice Yahvéh: Gritad de alegría por Jacob, exultad por la primera de las naciones, proclamad, cantad y decid: Salvó Yahvéh a su pueblo, al resto de Israel.
8 Mirad que voy a traerlos del país del norte, voy a recogerlos de los confines de la tierra; entre ellos están los ciegos y los cojos, la que está encinta y también la que hadado a luz. Una gran comunidad vuelve aquí.
9 Vienen con llanto y los guio con alivio; los llevo a torrentes de agua, por camino recto, donde no tropiecen, porque soy para Israel un padre, y Efraím es mi primogénito.
10 Escuchad, naciones, la palabra de Yahvéh, anunciadla en las islas lejanas y decid: Quien dispersó a Israel lo reúne y lo guarda como pastor a su rebaño.
11 Pues Yahvéh rescata a Jacob, lo libra de la mano de otro más fuerte.
12 Vienen y exultan en el alto de Sión, afluyen a los bienes de Yahvéh, al trigo, al vino y al aceite, a los corderos y a las vacas. Su alma será como jardín regado, y no volverán a languidecer más.
13 Se alegrará entonces la doncella en, la danza, y los jóvenes y los viejos se regocijarán. Cambiaré su tristeza en alegría; los consolaré y alegraré después de su dolor.
14 Saciaré el alma de los sacerdotes con grasa y mi pueblo se hartará de mis bienes - oráculo de Yahvéh -.
15 Así dice Yahvéh: ¡Escuchad! En Rama se oye un lamento, un llanto muy amargo: Raquel llora por sus hijos, no quiere dejarse consolar por sus hijos, porque ya no existen.
16 Así dice Yahvéh: Reprime tu voz del llanto y tus ojos de las lágrimas, porque hay recompensa a tu pena- oráculo de Yahvéh -: volverán del país enemigo.
17 Hay para tu futuro esperanza- oráculo de Yahvéh -: volverán a su territorio tus hijos.
18 Oigo muy bien a Efraím lamentarse: Me has castigado y aguanté el castigo como novillo no domesticado. Conviérteme, que quiero convertirme, pues tú eres Yahvéh, mi Dios.
19 Porque después de haberme convertido, siento arrepentimiento; y después de haberme conocido, me doy golpes de pecho; estoy avergonzado y compungido, y soporto por eso la infamia de juventud.
20 ¿Es Efraím para mí un hijo tan querido o un niño de tal predilección que siempre que hablo de él lo recuerdo más aún? Por eso se conmueven por él mis entrañas y tengo que compadecerme de él- oráculo de Yahvéh -.
21 Levántate señales, colócate hitos; presta atención a la calzada, al camino que anduviste; vuelve, virgen de Israel, vuelve a estas tus ciudades.
22 ¿Hasta cuándo andarás errando, hija rebelde? Pues Yahvéh crea una novedad en la tierra: la mujer circunda al varón.
23 Así dice Yahvéh Sebaot, Dios de Israel: Se dirá todavía esta frase en el país de Judá y en sus ciudades, cuando cambie su suerte: ¡Que Yahvéh te bendiga, morada de justicia, montaña santa!
24 Habitarán allí Judá y todas sus ciudades a la vez, los agricultores y los que guían el rebaño.
25 Porque yo conforto al alma agotada y lleno a toda alma desmayada.
26 En esto me desperté y miré, y mi sueño me resultó agradable.
27 Mirad que vienen días - oráculo de Yahvéh -, en que sembraré la casa de Israel y la casa de Judá con simiente de hombres y con simiente de animales.
28 Y como velé por ellos para arrancar y arrasar, para derruir, destruir y afligir, así velaré por ellos para edificar y plantar- oráculo de Yahvéh -.
29 En aquellos días no se dirá más: Los padres comieron agraces, y los dientes de los hijos sufren la dentera.
30 Sino que cada cual morirá por su culpa; todo aquel que coma agraces sufrirá en sus dientes la dentera.
31 Mirad que vienen días- oráculo de Yahvéh -, en que sellaré con la casa de Israel y con la casa de Judá una nueva alianza.
32 No como la alianza que sellé con sus padres el día en que los tomé de la mano para sacarlos del país de Egipto. Ellos rompieron mi alianza, y yo los traté como señor- oráculo de Yahvéh -.
33 Ésta será la alianza que sellaré con la casa de Israel, después de aquellos días- oráculo de Yahvéh -: Pongo mi ley en su interior y la escribo en su corazón; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.
34 No tendrá ya que enseñarse uno a otro ni una persona a otra persona, diciendo: Conoced a Yahvéh, porque todos ellos me conocerán, desde el más pequeño al más grande- oráculo de Yahvéh -, cuando perdone su culpa y no recuerde más su pecado.
35 Así dice Yahvéh, que coloca el sol para lucir de día, las leyes de la luna y las estrellas para lucir de noche, que agita el mar y braman sus olas, Yahvéh Sebaot en su nombre:
36 Si cesaran estas leyes ante mí- oráculo de Yahvéh -, también la estirpe de Israel dejaría de ser una nación ante mí perpetuamente.
37 Así dice Yahvéh: Si se midieran los cielos allá arriba y se sondearan los cimientos de la tierra aquí abajo, también yo rechazaría a toda la estirpe de Israel por todo lo que han hecho- oráculo de Yahvéh -.
38 Mirad que vienen días - oráculo de Yahvéh -, en que se reedificará la ciudad para Yahvéh desde la torre de Jananel hasta la puerta del ángulo.
39 Y la cuerda de medir saldrá aún en línea recta por encima de la colina de Gareb y se volverá hacia Goá.
40 Y todo el valle, los cadáveres y la ceniza, y todos los campos hasta el torrente Cedrón, hasta el ángulo de la puerta de los caballos, al este, serán cosa santa para Yahvéh. No se arrancará ni se destruirá nunca más.

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Introducción a Jeremías 

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas