Isaías 34 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 17 versitos |
1 Y ningún habitante dirá: Estoy enfermo. Al pueblo que allí habita le ha sido perdonado el pecado. Naciones, acercaos a escuchar, pueblos, prestad atención; escuche la tierra y cuanto hay en ella, el mundo y cuanto produce:
2 que está indignado Yahvéh contra todas las naciones, está enfurecido contra todo su ejército; los consagra al exterminio, los entrega a la matanza.
3 Sus muertos yacerán tirados, de sus cadáveres subirá el hedor. Se disolverán los montes con su sangre,
4 se deshará todo el ejército de los cielos. Se enrollarán como un libro los cielos, todo su ejército se marchitará, como se marchita la hoja de la vid, como se marchita la de la higuera.
5 Porque está ebria mi espada en los cielos; Mirad: baja contra Edom, contra el pueblo condenado por mí al exterminio.
6 La espada de Yahvéh está llena de sangre, impregnada de sebo, de sangre de corderos y cabritos, de sebo de entrañas de carneros. Pues Yahvéh tiene un sacrificio en Bosrá, una gran matanza en el país de Edom.
7 Caerán búfalos con ellos, novillos junto con toros. Se empapará de sangre su tierra, su polvo se impregnará de grasa.
8 Porque es el día de la venganza de Yahvéh, el año de desquite en el pleito de Sión.
9 Se cambiarán sus torrentes en pez y su polvo en azufre; se volverá su país pez ardiente.
10 De noche y de día no se apagará, perpetuamente subirá su humo. De edad en edad quedará desolado, por los siglos de los siglos nadie lo atravesará.
11 Lo ocuparán el pelícano y el erizo, lo habitarán la lechuza y el cuervo. Yahvéh tenderá sobre él la cuerda del caos, la plomada del vacío.
12 Los chivos morarán en él y no estarán sus nobles; no proclamarán rey allí y nada serán todos sus príncipes.
13 Crecerán en sus palacios espinos, ortigas y cardos en sus baluartes. Será cubil de chacales, cercado para avestruces.
14 Toparán marmotas con hienas, un chivo a otro chivo llamará. También allí huelga el mochuelo y encuentra su guarida.
15 Allí anida el búho y pone, incuba y empolla bajo su sombra. También allí se juntan los milanos, no se echan de menos unos a otros.
16 Investigad en el libro de Yahvéh y leed: no falta ni uno de ellos, pues fue su boca quien lo ordenó y su espíritu quien los juntó.
17 El fue quien echó sobre ellos la suerte, su mano se lo repartió con la cuerda: para siempre lo poseerán, lo habitarán de edad en edad.

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Introducción a Isaías

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas