Deuteronomio  5 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 33 versitos |
1 Moisés convocó a todo Israel y les dijo: Escucha, Israel, los preceptos y las normas que hoy hago resonar en tus oídos; apréndelos y cuida de ponerlos por obra.
2 Yahvéh, nuestro Dios, concluyó con nosotros una alianza en el Horeb.
3 No concluyó Yahvéh esta alianza con nuestros padres, sino con nosotros, los que vivimos, los que estamos aquí hoy.
4 Cara a cara os habló Yahvéh en el monte, de en medio del fuego.
5 En aquella ocasión estaba yo entre Yahvéh y vosotros, para transmitiros la palabra de Yahvéh, pues vosotros teníais miedo del fuego y no subisteis al monte. Y él dijo:
6 Yo soy Yahvéh, tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de los esclavos.
7 No tendrás otros dioses fuera de mí.
8 No te fabricarás imagen tallada ni figura alguna de cuanto hay arriba en los cielos, o abajo en la tierra, o en las aguas bajo la tierra.
9 No te postrarás ante ellas ni las servirás, porque yo, Yahvéh, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian;
10 pero tengo misericordia hasta la milésima generación con los que me aman y guardan mis mandamientos.
11 No pronunciarás en vano el nombre de Yahvéh, tu Dios; porque Yahvéh no dejará sin castigo al que pronuncie su nombre en vano.
12 Guarda el día del sábado, para santificarlo, como te lo ha mandado Yahvéh, tu Dios.
13 Seis días trabajarás y ejecutarás todo lo que tienes que hacer;
14 pero el día séptimo es el sábado, dedicado a Yahvéh, tu Dios. No harás en él trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu buey, ni tu asno, ni ninguna de tus bestias, ni el extranjero que está dentro de tu ciudad, para que tu siervo y tu sierva descansen, como descansas tú.
15 Recuerda que fuiste esclavo en el país de Egipto y que Yahvéh, tu Dios, te sacó de allí con mano fuerte y brazo tenso; por eso Yahvéh, tu Dios, te manda celebrar el día del sábado.
16 Honra a tu padre y a tu madre, como te lo ha ordenado Yahvéh, tu Dios, para que se prolonguen tus días y seas feliz en el suelo que Yahvéh, tu Dios, te da.
17 No matarás.
18 No cometerás adulterio.
19 No robarás.
20 No levantarás falso testimonio contra tu prójimo.
21 No desearás la mujer de tu prójimo, ni codiciarás la casa de tu prójimo, su campo, su siervo, su sierva, su buey, su asno, ni nada de cuanto le pertenece.
22 Éstas son las palabras que dirigió Yahvéh a toda vuestra asamblea, en la montaña, en medio del fuego, y de la nube y de la densa obscuridad, con voz potente, y no añadió más. Luego las escribió sobre dos tablas de piedra y me las entregó.
23 Cuando oísteis la voz de en medio de las tinieblas, mientras la montaña ardía en llamas, os acercasteis vosotros a mí, todos vuestros jefes de tribu y vuestros ancianos,
24 y me dijisteis: Yahvéh, nuestro Dios, nos ha hecho ver su gloria y su grandeza, y hemos oído su voz de en medio del fuego. Hoy hemos visto que Dios puede conversar con el hombre, y éste seguir con vida.
25 ¿Por qué, pues, ahora hemos de morir devorados por ese fuego tan grande? Si seguimos oyendo la voz de Yahvéh, nuestro Dios, moriremos.
26 ¿Qué mortal ha oído alguna vez, como nosotros, la voz de Dios vivo hablando de en medio del fuego, y ha quedado con vida?
27 Acércate tú y escucha cuanto te diga Yahvéh, nuestro Dios, y luego nos transmitirás lo que Yahvéh, nuestro Dios, te diga, y lo escucharemos y lo pondremos en práctica.
28 Yahvéh oyó el tenor de vuestras palabras cuando me hablabais, y me dijo: He oído el tenor de las palabras de este pueblo que te ha hablado, y está bien todo cuanto te han dicho.
29 ¡Ojalá que su corazón estuviera siempre dispuesto a temerme y a guardar todos mis mandamientos, a fin de que fuesen eternamente felices, ellos y sus hijos!
30 Ve y diles: Volved a vuestras tiendas.
31 Pero tú quédate aquí conmigo y te dictaré todos los mandamientos, preceptos y normas que has de enseñarles, para que los pongan en práctica en el país que les voy a dar en posesión.
32 Poned, pues, mucho cuidado en hacer cuanto Yahvéh, Dios vuestro, os ha ordenado; no os desviéis ni a la derecha ni a la izquierda.
33 Seguid en todo el camino que Yahvéh, vuestro Dios, os ha señalado, para que viváis y seáis felices y prolonguéis vuestros días en la tierra que vais a ocupar.

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Introducción a Deuteronomio 

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas