Daniel  8 La Biblia (Serafín de Ausejo, 1975) | 27 versitos |
1 En el año tercero del reinado de Baltasar, yo, Daniel, tuve una visión después de aquella que había tenido anteriormente.
2 Estaba yo mirando durante la visión, y me pareció hallarme en Susa, la fortaleza, situada en la provincia de Elam. Advertí en la visión que me encontraba a la orilla del Ulay.
3 Alcé los ojos y miré, y he aquí que un carnero estaba delante del río. Tenía dos cuernos, y esos dos cuernos eran altos; pero uno era más alto que otro, y el más alto había despuntado el último.
4 Vi al carnero dando cornadas al oeste, al norte y al sur. Ningún animal podía resistirle y nadie podía librarse de su poder. Actuaba a su capricho y así se hizo grande.
5 Estaba yo intentando comprender, cuando de pronto vino del occidente un macho cabrío que iba recorriendo toda la superficie de la tierra sin tocar el suelo. El macho cabrío tenía un cuerno bien visible entre los ojos.
6 Se dirigió hacia el carnero de los dos cuernos que yo había visto plantado junto al río, y corrió hacia él con toda la furia de su fuerza.
7 Vi que se acercó al carnero y que se encolerizó contra él. Embistió al carnero y le rompió los dos cuernos; y sin que el carnero tuviera fuerza para resistirle, lo arrojó en tierra y lo pisoteó, y no hubo nadie que librara al carnero de aquel ataque.
8 El macho cabrío creció mucho; pero cuando llegó a ser poderoso, se le rompió el gran cuerno y, en su lugar le salieron cuatro cuernos considerables en dirección a los cuatro vientos del cielo.
9 De uno de ellos salió un cuerno pequeño, que creció mucho hacia el sur, hacia el oriente y hacia el país de la magnificencia.
10 Creció hasta el ejército del cielo y echó por tierra parte de este ejército y de las estrellas, y los pisoteó.
11 Se elevó hasta el mismo jefe de este ejército y le quitó el sacrificio perpetuo. Destrozó el fundamento de su santuario,
12 y su ejército. Sobre el sacrificio perpetuo fue colocada la iniquidad y derribada por tierra la verdad. Actuó así y tuvo éxito.
13 Luego oí hablar a un santo, y otro santo dijo al que hablaba: ¿Hasta cuándo durará la visión: el sacrificio perpetuo abolido, la iniquidad desoladora, el santuario y el ejército pisoteados?
14 El le respondió: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas. Entonces será purificado el santuario.
15 Mientras yo, Daniel, contemplaba la visión y trataba de comprenderla, vi, de pie, junto a mí, a uno que tenía figura de hombre,
16 y oí una voz de hombre en medio del Ula y que gritaba y decía: Gabriel, explícale a éste la visión.
17 Vino hacia donde yo estaba y, al llegar, quedé aterrorizado y caí rostro en tierra. Él me dijo: Comprende, hijo de hombre; la visión es para el tiempo del fin.
18 Mientras él hablaba conmigo, me desmayé y caí rostro en tierra. Él me tocó y me puso de pie en el lugar donde me hallaba.
19 Después dijo: Mira, voy a darte a conocer lo que sucederá al final de la cólera; porque el fin está prefijado.
20 El carnero de dos cuernos que viste son los reyes de Media y de Persia.
21 EI macho cabrío es el rey de Grecia, y el gran cuerno que había entre sus ojos es el primer rey.
22 El cuerno roto y los cuatro cuernos que salieron en su lugar son cuatro reinos que surgirán de su nación, pero no tendrán su poder.
23 Al final de sus reinos, colmada la medida de sus pecados, surgirá un rey insolente y hábil en intrigas.
24 Será grande su poder, pero no por su fuerza misma; causará grandes ruinas, prosperará en todo lo que emprenda, exterminará a los poderosos y al pueblo de los santos.
25 Y por su inteligencia prosperará el fraude en su mano, se ensalzará en su corazón, aniquilará a muchos con engaño, se alzará contra el príncipe de los príncipes, pero será quebrantado, y no por mano de hombre.
26 La visión de las tardes y de las mañanas que ha sido expuesta, es verdadera. Pero tú guarda en secreto la visión, pues es para días lejanos.
27 Yo, Daniel, caí desfallecido y estuve enfermo varios días. Después me levanté y despaché los asuntos del rey. Estaba asombrado de la visión, sin haber quien la pudiera comprender.

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Introducción a Daniel 

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Fuente: Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)

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Notas