Joel  1 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 20 versitos |
1 Palabra de Yahvé dirigida a Joel, hijo de Petuel:
2 Oíd esto, ¡oh ancianos! Prestad oído todos los habitantes del país. ¿Sucedió esto en vuestros días o en los días de vuestros padres?
3 Contádselo a vuestros hijos, y vuestros hijos a los suyos, y sus hijos a la generación venidera.
4 Lo que dejó el “gazam,” lo devoró el “arbé”; lo que dejó el “arbé,” lo devoró el “yeleq”; lo que dejó el “yeleq,” lo devoró el “jasil.”
5 ¡Despertaos, borrachos, y llorad! Gemid, bebedores todos de vino por el mosto, pues se os ha quitado el vino de la boca.
6 Ha invadido mi tierra un pueblo fuerte e innumerable. Sus dientes son dientes de león; sus mandíbulas, de leona."
7 Ha devastado mi viña, ha hendido mis higueras, las descortezó y derribó, dejando blancos sus sarmientos.
8 Laméntate como virgen ceñida de saco por el prometido de su juventud.
9 Han cesado la ofrenda y la libación en la casa de Yahvé. Los sacerdotes, los ministros de Yahvé, están en duelo.
10 Los campos, devastados; la tierra, en luto, porque el trigo ha sido destruido, el mosto se ha secado, se ha agotado el aceite."
11 Confundios, labradores; lamentaos, viñadores, por el trigo y la cebada, pues se ha perdido la cosecha del campo."
12 La viña se ha secado, la higuera está enferma; el granado, como la palmera y el manzano y todos los árboles del campo, están secos. La alegría (ha huido), avergonzada, de entre los hombres."
13 ¡Ceñios y lamentaos, sacerdotes; llorad, ministros del altar! ¡Venid, pasad la noche cubiertos de saco, ministros de mi Dios! Porque las ofrendas y libaciones han desaparecido de la casa de vuestro Dios."
14 Promulgad ayuno santo, pregonad asamblea, congregad a los ancianos y a todos los habitantes del país en la casa de Yahvé, vuestro Dios, y clamad a Yahvé.
15 ¡Ay aquel día, pues el día de Yahvé está próximo! Vendrá como asolación del Todopoderoso.
16 ¿No ha desaparecido de nuestros ojos el mantenimiento, y de la casa de nuestro Dios la alegría y el júbilo?
17 La simiente se pudre debajo de los terrones; los graneros están devastados;los alfolíes, destruidos, porque ha faltado el trigo."
18 ¡Cómo mugen las bestias! Los hatos de reses vacunas andan errantes por no tener pastos, perecen los rebaños.
19 ¡Oh Yahvé! a ti clamo, porque el fuego ha devorado los pastizales del desierto y las llamas han abrasado todos los árboles del campo.
20 Las fieras del campo se vuelven a ti también ávidas, porque se han secado las corrientes de aguas, y el fuego ha devorado los prados del desierto.

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Introducción a Joel 

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Joel.
Introducción.

La persona del Profeta y época de su ministerio.
La Biblia no nos da de Joel (en hebreo Yo'el: Yahvé es Dios) más datos que el nombre de su padre, Petuel 1. Nada dice sobre la época ni sobre las circunstancias históricas de sus oráculos, como suele ocurrir en los encabezamientos de los escritos de otros profetas. Como sus oráculos hacen frecuentes alusiones a Judá y a Jerusalén, se supone que el profeta es oriundo del reino del sur. Por otra parte, se refleja en ellos el interés por el templo de Jerusalén, por el ritual del culto y por los sacerdotes 2. De ahí que muchos autores infieran que pertenecía a la clase sacerdotal. Otros, en cambio, por el modo de dirigirse a los sacerdotes, creen que no era de la casta sacerdotal, sino que más bien pertenecía al movimiento nebiista o profetice, especie de institución laica que se ocupaba especialmente de todo lo que se relacionaba con lo religioso.
Respecto de la época en que desarrolló su ministerio, los autores no están concordes, pues mientras unos suponen que vivió en el siglo IX (en ese caso sería el primer profeta escritor), bajo el rey Joás de Judá (836-797), otros más bien creen que es abiertamente postexílico. Los que sostienen la primera opinión se fundan en el hecho de que en sus oráculos aparecen como enemigos del pueblo hebreo fenicios, filisteos3, egipcios y edomitas4, y no los clásicos enemigos - asirios, sirios, babilonios - que durante el siglo VI y VII aparecen en los escritos de Amos, Isaías y Jeremías.
Por otra parte, no aparecen como enemigos de Judá los amonitas y sarnaritanos, que después del destierro babilónico hostigaron a los repatriados judíos que pacientemente trabajaban en la reconstrucción de su patria y de la ciudad de Jerusalén. Además, en el siglo IX, bajo Joram de Judá, los edomitas sacudieron el yugo de Judá y se convirtieron en enemigos de sus antiguos opresores 5. Por aquel tiempo, los filisteos y árabes saquearon Jerusalén 6.
Además, los sostenedores de esta hipótesis creen encontrar confirmación de ella en el hecho de que parece que Amos conoce la predicación de Joel, cuando exclama: Yahvé ruge desde Sión y da su voz desde Jerusalén7, y cuando, al hablar de los tiempos mesiánicos, dice Amos que los montes destilarán mosto.8 Y explican él hecho de que en el libro de Joel no aparece el rey suponiendo que el profeta ejerce su ministerio cuando el rey Joás era aún un niño y estaba bajo la tutela del sumo sacerdote Joyada; así se explica que el profeta se dirija a los sacerdotes.
Algunos autores, aun suponiendo que Joel es preexílico, rebajan su época al siglo VIII 9. Pero la opinión moderna más en boga es que el libro de Joel ha sido compuesto en la época persa o griega, desde luego después del destierro 10, entre el 500 y el 300 a.C. Creen los autores de esta opinión que sólo así se pueden entender las alusiones a la dispersión de los judíos n y al hecho de que los judíos fueran vendidos a los griegos 12. Por otra parte, la ausencia del rey en los escritos, la suposición de que el reino de Israel está unificado y el hecho de que el profeta se dirija a los sacerdotes, parecen suponer la época de reconstrucción nacional de los tiempos de Esdras o inmediata posterior.
Los mantenedores de esta opinión creen que la coincidencia de citas entre Amos y Joel antes indicada se explica suponiendo que éste haya copiado a aquél, y no viceversa.
De este modo se explica el carácter escatológico del libro de Joel, ya que la literatura escatológica parece fruto de los últimos tiempos del judaismo. Todos estos hechos, en efecto, parecen indicar que el libro de Joel es claramente postexílico, sin que esto merme en nada su carácter profético sobre las futuras bendiciones mesiánicas y sobre el juicio y la efusión del Espíritu de Dios.

División y estructura del libro.
Los oráculos del libro de Joel pueden dividirse claramente en dos partes 13:
A) Invitaciones a la penitencia: 1:1-2:17.
a) Descripción de una plaga de langostas: 1:2-12.
Amonestación con invitación a la penitencia: 1:13-18.
Oración del profeta: 1:195.
b) Oráculo con motivo de otra plaga de langostas que se presenta como inminente: 2:1-17.
El día de Yahvé: 2:1-11. Exhortación a la penitencia: 2:12-17.
B) Vaticinios de salvación: 2:18-4(3).21.
a) Promesa de la felicidad futura: 2:18-27.
b) Los bienes mesiánicos: 3:1(2:28)-4(3):21.
Efusión del Espíritu de Yahvé: 3:18(2:285).
El día de Yahvé sobre todos los vivientes: 3:3; 2:30-4(3):16.
Día de salvación para el pueblo de Dios: 4(3):16d-21.

Carácter apocalíptico del libro.
De estas dos partes, la primera se presenta como un hecho histórico que sirve de introducción a las exposiciones apocalípticas de la segunda parte, que tiene un carácter marcadamente escatológico. Los autores discuten sobre el sentido real de la descripción de la invasión de langostas, que por su realismo parece ser eco de un hecho real, aunque puede ser una creación imaginaria a base de un hecho fácilmente constatable por los destinatarios de los oráculos, ya que la invasión de las langostas es un fenómeno que se repite cada poco tiempo, por ser Palestina fronteriza con el desierto, de donde vienen las famosas plagas de langostas. En todo caso, para el compilador de los oráculos del libro de Joel, las calamidades que son inherentes a la devastación de la langosta son un anticipo de las calamidades escatológicas del día de Yahvé.
El profeta ve en este castigo una manifestación de la justicia vengadora de Yahvé, y por eso hace una llamada desesperada a la penitencia, como único medio de conjurar los castigos del día de Yahvé. La invasión de las langostas simboliza bien a los ejércitos invasores, que se habían paseado por Palestina, arrasando todo lo que encontraban a su paso.
La conversión del pueblo judío hará que las amenazas se conviertan en bendiciones, y por eso aquéllas descargarán exclusivamente sobre los enemigos del pueblo de Dios. Como consecuencia de estas bendiciones de Yahvé se seguirá una fertilidad edénica, que compensará las devastaciones anteriores simbolizadas en la plaga de langostas 14; y esas bendiciones terrenales serán símbolo de bendiciones de índole espiritual15.
Los pueblos que han hecho sufrir a Judá serán juzgados solemnemente en el valle de Josafat, símbolo del triunfo de Yahvé sobre los pueblos que se oponen en la historia a la implantación de la teocracia mesiánica en Israel. La mente del profeta, pues, se traslada mentalmente a un juicio discriminador sobre los pueblos, que está dramatizado en el valle de Josafat, lugar ideal creado por la imaginación del profeta en función del acto que en él había de tener lugar (Josafat: Dios juzga o juicio de Dios). Es un nombre simbólico en consonancia con escenas de tipo imaginario apocalíptico.
El profeta alude también a transformaciones cósmicas que acompañarán a la manifestación judiciaria de Yahvé. Es la imaginación desbordada apocalíptica, cuyas descripciones, naturalmente, no han de ser tomadas a la letra, sino como expresión del juicio discriminador de Dios sobre los pueblos que en la historia se han opuesto al pueblo elegido. En este sentido, el mejor comentario al libro apocalíptico de Joel son las visiones apocalípticas del libro de Daniel, en las que se habla de suplantación de los imperios históricos por el reino de los santos. En el c.y de Daniel se dice que las bestias fueron matadas y que el reino fue heredado por el Hijo del hombre (símbolo de la comunidad judaica en la era mesiánica). El pueblo judío, pues, recibe del antiguo de días el señorío, la gloria y el imperio 16, después que ha sido matada la cuarta bestia, encarnación de la rabiosa oposición a la inauguración del reino de los santos, la era mesiánica. Ambos libros son apocalípticos, y, por tanto, en sus dramatizaciones ideales hay que conservar sólo la idea sustancial de triunfo de Dios sobre el mal, encarnado en los imperios históricos o naciones enemigas del pueblo de Dios, que en los planes providenciales está históricamente lanzado hacia una era definitiva, en la que Yahvé reinará plenamente sobre sus elegidos. En todos los fragmentos apocalípticos hay que descartar lo hiperbólico para retener el mensaje espiritualista.

Unicidad de autor y autenticidad.
Conceptualmente existe un orden lógico en las dos partes del libro de Joel. Lo que parece indicar que es uno mismo el autor de ambas secciones. Sin embargo, hay diferencias estilísticas notables, pues la primera parte está escrita en poesía llena de claridad y lirismo, mientras que la segunda está redactada en prosa, en estilo más bien embarazoso y desaliñado, y, desde luego, sin la claridad que caracteriza la exposición de la primera parte.
Por estas razones, muchos críticos hablan de dos autores, es decir, suponen que un redactor posterior añadió a la primera parte poética de Joel una parte en prosa para comentar apocalípticamente el sentido de la primera parte. En este caso, la segunda parte sería una versión escatológica de la predicación sencilla de la primera, en la que, a propósito de una invasión devastadora de langostas, Joel habría predicado la penitencia para impetrar bendiciones a Dios. Entonces el fragmento 2:18-27, relativo al día de Yahvé, sería la pericopa de unión de ambas composiciones.
En este supuesto, el libro de Joel sería de un doble autor: la primera parte de Joel, que podría ser del siglo v, mientras que la segunda parte sería de un autor posterior, comentarista apocalíptico de Joel, que podría vivir en el siglo ni o n a.C. 17

Mensaje doctrinal.
El contenido teológico del libro de Joel es ante todo un llamamiento a la penitencia como medio de conjurar los estragos que se avecinan enviados por la justicia vengadora de Yahvé. En esto se halla en la línea general de los profetas. Pero el mensaje específico es el anuncio de la efusión del espíritu sobre toda carne18. En la tradición israelita, el espíritu de Dios, o energía carismática divina, se había manifestado esporádicamente en algunos insignes personajes, objeto de la elección divina. Pero en la nueva teocracia, el profeta anuncia una efusión general del espíritu, en tal forma que todos los miembros de las clases sociales se verán beneficiados con este carisma: profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas, y vuestros ancianos tendrán sueños, y vuestros mozos verán visiones. Es el anuncio de la posesión de Dios de los corazones de los ciudadanos de la nueva teocracia. San Pedro, el día de Pentecostés, vio cumplida esta profecía en el don de lenguas 19. Por ello, Joel ha quedado como el profeta de Pentecostés, el vaticinador de la plena efusión del espíritu multiforme de Yahvé, que tendrá múltiples manifestaciones carismáticas en los que tengan la dicha de asistir a la inauguración de los tiempos mesiánicos.

1 Jl 1:1. - 2 Cf. Jl 1:9.13-16; 2:15-17- - 3 Jl 4(3),4 - 4 Jl 4(3):I9· - 5 Cf. 2 Re 8:20s. - 6 Cf. 2 Crón 21:16s; 22:1. - 7 Am 1:2 y Jl 4:16. - 8 Cf. Am 9:13 y Jl 4:18. Mantienen esta opinión Kaulcn-Hcberg, Vigouroux, Fillon, Theis, Baudissin. - 9 Así opinan Cornely-Hagen, Kutal, Kónig, Goetsberger. - 10 Es la opinión de Van Hoonacker, Cornill, Holscher, Tobac, Chaine, Rinaldi. Esta opinión es juzgada por H. Hópfl-Miller-Metzinger del modo siguiente: haec sententia reapse maiore gaudet probabilitate (Introd. Spec. in V. T. Roma 1946 p.502). - 11 Jl 4:2. - 12 Jl4.6. - 13 El libro de Joel en el TM está dividido en cuatro capítulos, mientras que en la Vul-gata está destribuido en tres capítulos. Por eso, en las citas damos ambas numeraciones. El esquema divisorio del libro está tomado de H. Hopfl-Miller-Metzinger, o.c., p.503. - 14 J12.21S. - 15 Jl 3:1(2:285). - 16 Dan 7:14. - 17 Niegan la unidad de autor Rothstein, Duhm, Bewer. Cf. Micah. Joel, del International Critical Commentary (Edimburgo 1948) p.49. - 18 Jl 3:1(2:285). La efusión abundante del espíritu en los tiempos mesiánicos aparece en Is 32:15; 44:3; 59:21; Ez 36:27; 39:29; Zac 12:10. - 19 Afct 2:105.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Joel  1,1-20

1. La Justicia de Yahve.

Devastación general del país (1-4).
1 Palabra de Yahvé dirigida a Joel, hijo de Petuel: 2Oíd esto, ¡oh ancianos! Prestad oído todos los habitantes del país. ¿Sucedió esto en vuestros días o en los días de vuestros padres? 3Contádselo a vuestros hijos, y vuestros hijos a los suyos, y sus hijos a la generación venidera. 4Lo que dejó el gazam, lo devoró el arbé; lo que dejó el arbé, lo devoró el yeleq; lo que dejó el yeleq, lo devoró el jasil.

El profeta, con tono enfático, llama la atención sobre el carácter extraordinario de lo que va a comunicar. La desolación del país es de tales proporciones, que nadie entre los nacidos ha podido ser testigo de semejante catástrofe. Parece que alude a una plaga de langostas que ha caído sobre el país, arrasándolo todo. Enumera cuatro clases de insectos de la familia de las langostas, cuya traducción no es fácil concretar, pues los nombres aparecen sólo aquí.
El profeta quiere recalcar que la devastación ha sido total: lo que dejó una langosta lo comieron los otros insectos, de forma que en el campo no queda nada para los hombres y las bestias. Las frases son absolutas, y el estilo de las afirmaciones es pomposo e hiperbólico. En Palestina no son raras las invasiones de langostas, que provienen del desierto siroarábigo, traídas por el viento solano o jamshim. En ocasiones bastaron unas horas para que los campos quedaran totalmente asolados. Es lo que debió de ocurrir en tiempos de Joel, pero en proporciones desorbitadas, de forma que ni los más viejos podían recordar semejante catástrofe.

Lamentación general en todas las clases sociales. (5-12)
5 ¡Despertaos, borrachos, y llorad! Gemid, bebedores todos de vino por el mosto, pues se os ha quitado el vino de la boca. 6 Ha invadido mi tierra un pueblo fuerte e innumerable. Sus dientes son dientes de león; sus mandíbulas, de leona. 7 Ha devastado mi viña, ha hendido mis higueras, las descortezó y derribó, dejando blancos sus sarmientos. 8 Laméntate como virgen ceñida de saco por el prometido de su juventud. 9 Han cesado la ofrenda y la libación en la casa de Yahvé. Los sacerdotes, los ministros de Yahvé, están en duelo. 10 Los campos, devastados; la tierra, en luto, porque el trigo ha sido destruido, el mosto se ha secado, se ha agotado el aceite. 11 Confundios, labradores; lamentaos, viñadores, por el trigo y la cebada, pues se ha perdido la cosecha del campo. 12 La viña se ha secado, la higuera está enferma; el granado, como la palmera y el manzano y todos los árboles del campo, están secos. La alegría (ha huido), avergonzada, de entre los hombres.

El duelo por la devastación debe ser general. En primer término deben lamentarse los borrachos, que, somnolientos por el efecto del vino, no se han dado cuenta de la pérdida que para ellos supone la pérdida del mosto en las viñas (v.5).
La plaga de langostas es comparada a un ejército invasor (pueblo fuerte, v.2), que todo lo arrasa l. Algunos autores creen que aquí se alude no a una invasión de langostas, sino a un ejército enemigo invasor al que no se nombra; pero la generalidad de los comentaristas se inclina por la opinión de que el profeta piensa en una invasión de langostas.
La devastación afecta a todo el reino vegetal: las viñas, higueras. (v.7). Las langostas han descortezado los árboles, dejando blancos sus sarmientos o ramas. Ante tal ruina, el profeta invita solemnemente al duelo a todo el pueblo para que se lamente como virgen ceñida de saco por el prometido de su juventud. La comunidad israelita es presentada a veces en los escritos proféticos como la hija de mi pueblo 2 o la hija de Juda 3. El lamento de la doncella por su prometido da idea de la gran amargura del pueblo por la catástrofe. La consternación es general, y hasta los mismos sacerdotes están en duelo, porque con la escasez reinante han cesado la ofrenda y la libación en el templo (v.9). Los labradores están avergonzados, decepcionados en sus esperanzas, porque no han conseguido nada de lo que prometían sus sudores de la siembra y del laboreo del campo (v.11). Todo es desolación y ruina, y por eso la alegría se ha retirado avergonzada, como sintiéndose fuera de lugar entre los hombres, donde todo es duelo y consternación (v.12).

Exhortación al ayuno (13-20).
13 ¡Ceñios y lamentaos, sacerdotes; llorad, ministros del altar! ¡Venid, pasad la noche cubiertos de saco, ministros de mi Dios! Porque las ofrendas y libaciones han desaparecido de la casa de vuestro Dios. 14 Promulgad ayuno santo, pregonad asamblea, congregad a los ancianos y a todos los habitantes del país en la casa de Yahvé, vuestro Dios, y clamad a Yahvé. 15 ¡Ay aquel día, pues el día de Yahvé está próximo! Vendrá como asolación del Todopoderoso. 16 ¿No ha desaparecido de nuestros ojos el mantenimiento, y de la casa de nuestro Dios la alegría y el júbilo? 17 La simiente se pudre debajo de los terrones 4; los graneros están devastados;los alfolíes, destruidos, porque ha faltado el trigo. 18 ¡Cómo mugen las bestias! Los hatos de reses vacunas andan errantes por no tener pastos, perecen los rebaños. 19 ¡Oh Yahvé! a ti clamo, porque el fuego ha devorado los pastizales del desierto y las llamas han abrasado todos los árboles del campo. 20 Las fieras del campo se vuelven a ti también ávidas, porque se han secado las corrientes de aguas, y el fuego ha devorado los prados del desierto.

El profeta invita a los sacerdotes a proclamar el ayuno y la penitencia para que Yahvé se aplaque y ponga término a tanta desolación (v.15). Todo el pueblo, ancianos y gentes humildes, deben estar presentes en el duelo general. Va a llegar el día de Yahvé, el tiempo de su manifestación airada para con su pueblo. La invasión de las langostas, con la consiguiente desolación del país, no es sino el anuncio de la asolación del Todopoderoso. Si tales son los signos precursores, ¡qué rio será el día de la ira divina! No hay más solución que la penitencia para que Yahvé se aplaque en su enojo.
Después de esta invitación a la penitencia, el profeta vuelve a describir la desolación presente: los graneros, devastados; las bestias andan mugiendo sin pastos, pues hasta los pequeños oasis o pastizales del desierto o estepa han sido abrasados por el fuego. Hasta las mismas fieras del campo buscan a Yahvé, porque no encuentran alimento.

1 En Pro_30:253 se llama pueblo también a las agrupaciones de insectos. - 2 Cf. Jer I4,i7. - 3 Cf. Lam_1:15. - 4 Esta primera parte del verso es oscura en el original. Los LXX traducen: Las terneras patalean en los establos. La Vulgata: Computruerunt iumenta in stercore suo. La cío. de Jér.: Los granos se han endurecido bajo sus terrones.