Judith 14 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 19 versitos |
1 Y díjoles Judit: “Oídme, hermanos: Coged esta cabeza y colgadla de las murallas.
2 Y en cuanto amanezca y el sol se derrame sobre la tierra, tome cada uno sus armas, y salid todos los hombres de guerra fuera de la ciudad, con el jefe al frente; haréis ademán de bajar al valle contra los puestos de guardia de los asirios, pero sin bajar."
3 Ellos, tomando sus armas, se encaminarán a su campo para despertar a los jefes del ejército asirio, e irán a la tienda de Holofernes,• y al no hallarle, se apoderará de ellos el temor y huirán ante vosotros.
4 Se unirán a vosotros en la persecución todos los habitantes de toda la montaña de Israel y los desbarataréis por los caminos.
5 Pero antes de hacer esto llamad a Aquior el amonita, para que vea y reconozca la cabeza del que despreció a la casa Israel y nos lo envió como destinado a la muerte.”
6 Hicieron venir a Aquior de casa de Ocias. Cuando aquél llegó y vio la cabeza de Holofernes en las manos de un hombre en medio de la asamblea del pueblo, cayó sobre su rostro, sintiéndose desfallecido.
7 Levantáronle, se arrojó a los pies de Judit y, humillándose en su presencia, dijo: “Bendita seas tú en todas las tiendas de Judá y en todas las naciones. Cuantos oigan tu nombre quedarán asombrados.
8 Dime ahora lo que has hecho en estos días.” Y en medio de todo el pueblo le contó Judit cuanto había hecho desde el día de su salida hasta el momento en que les hablaba.
9 Cuando acabó de hablar, prorrumpió el pueblo en grandes aclamaciones y resonaron en la ciudad los gritos de alegría.
10 Viendo Aquior lo que el Dios de Israel había hecho, creyó en El, y se circuncidó la carne de su prepucio, y hasta el día de hoy quedó agregado a la casa de Israel.
11 En cuanto despertó la aurora, colgaron del muro la cabeza de Holofernes, y todos los hombres de Israel tomaron sus armas y en escuadrones salieron a las subidas del monte.
12 Así que los asirios los vieron, dieron aviso a sus oficiales, y éstos a sus jefes y a sus generales.
13 Llegando a la tienda de Holofernes, dijeron al que estaba de guardia: “Di que despierten en seguida a nuestro señor, porque estos esclavos se han atrevido a bajar contra nosotros en son de guerra, pretendiendo aniquilarnos.”
14 Entró Bagoas y llamó agitando la cortina de la tienda, pues suponía él que estaría durmiendo con Judit.
15 Y como nadie le respondía, corrió la cortina, y, entrando en la alcoba, le encontró tendido sobre el estrado, muerto y con la cabeza cortada.
16 Gritó en medio de llantos, lamentos y fuertes voces, y rasgó sus vestiduras.
17 Entró luego en la tienda en que estaba alojada Judit y, no hallándola, salió corriendo al pueblo y gritó:
18 “¡Esas esclavas nos han traicionado! Una mujer hebrea ha echado la confusión en la casa del rey Nabucodonosor. Holofernes está en tierra y sin cabeza!”
19 Cuando los jefes del ejército asirio oyeron tales palabras, rasgaron sus vestiduras y quedaron consternados, levantándose en medio del campo gran griterío y alboroto.

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Introducción a Judith

Times New Roman ;;;

Judit
Introducción.

División del libro y texto.
Dos partes cabe distinguir en el libro: 1) Antecedentes al asedio de Betulia (c.1-6). 2) Victoria del pueblo judío (c.7-16).
El texto hebreo o arameo, en que fue escrito originariamente el libro, se perdió desde muy antiguo. Orígenes no lo conoció y San Jerónimo afirma que revisó la antigua versión latina basándose en un ejemplar escrito en arameo.
El texto griego se ha conservado en tres formas principales: 1) la de las unciales  A S; 2) forma peculiar de los códices 19 y 108; 3) texto del manuscrito 58 (Vaticano Reginense), del que dependen los textos de la Vetus Latina y Pesitta. Los manuscritos 19 y 108 representan el texto de Luciano, y en ellos se inspiran la versión aramea y la Vulgata. San Jerónimo, a instancias de sus amigos, tradujo el libro precipitadamente, fijándose más en el sentido que en la letra del texto. Quiso él acabar con la multiplicidad viciosa de manuscritos - no dice si eran griegos - y pone en latín lo que encontró en un texto aramaico. Huic (ludit) unam lucubratiuncu-lam dedi, magis sensum e sensu, quam ex verbo verbum transfe-rens. Multorum codicum varietatem vitiosissimam amputavi; solum ea, quae intelligentia integra in verbis Ghaldaeis invenire po-tui, Latinis expressi (Trae, ad Jdt: PL 29:39). Se sospecha que el texto aramaico utilizado por San Jerónimo era más una paráfrasis de estilo targúmico que una simple versión del texto hebreo primitivo.
Se conocen tres textos hebraicos de Judit con carácter midrástico, que de ninguna manera pueden identificarse con el texto hebreo primitivo. Dos de ellos fueron publicados por A. Yellineck 1, y el tercero por M. Gaster 2. Este último coloca la historia de Judit en la época del sitio de Jerusalén por Seleuco, no mencionándose a Nabucodonosor ni Holofernes 3. El texto de nuestro comentario se ajusta al texto griego publicado en la edición que hizo Sixto V del texto de los LXX, teniendo asimismo a la vista el texto editado por A. Rahlfs 4.

Autor y fecha de composición.
Llámase libro de Judit por ser ella la protagonista, no por haberlo escrito. No podemos determinar quién fue su autor ni fijar la fecha de su composición. Se ha dicho que su autor lo fue también del libro del Eclesiástico5, lo que nos confirma todavía más en nuestra impresión de que el libro fue escrito en tiempos posteriores al destierro. Las razones que se aducen para una fecha anterior a la cautividad carecen de valor 6. Grintz fija la data de la composición en el período persa. Dos testimonios explícitos tenemos en el libro que hablan de la cautividad como de un acontecimiento histórico: 4:2-3; 5:19. Por consiguiente, se excluye toda fecha de composición anterior a Darío.
En el libro se vislumbran no pocos elementos persas. En efecto, la frase que se aplica a Nabucodonosor de gran rey, señor de toda la tierra, es el título que se daba a los reyes persas. La invocación de Dios como Dios del cielo es peculiar de los persas (Esd 5:6; papiros de Elefantina); el ejército invasor era persa (16:10); Holofernes y Bagoas son nombres de origen persa. Las armas que utiliza el ejército (akinakés, 13:6; 16:9) tienen el mismo origen, así como la expresión preparar la tierra y el agua (2:7).
Pero el mismo examen revela la presencia de elementos helenísticos. Alejandro fue el primer monarca que se arrogó, aun en vida, honores divinos. Su ejemplo fue seguido por los seléucidas, especialmente por Antíoco Epifanes, que mandó colocar en el templo de Jerusalén la estatua de Júpiter Olímpico y grabar en sus monedas las palabras Antíoco Rey Dios Epifanes Nicéforo. Una costumbre helenista es la de adornarse con coronas de laurel (3:7; 15:13)·.
La importancia que se da a las observancias legales, más minuciosas que en la Ley misma (10:5); la devoción hacia Jerusalén, al templo y al sacerdocio; la moda de los arcaísmos, sugieren la época de Ben Sirach (180 a.C.) o la de los Macabeos. Estos indicios, unidos a las analogías que presentan con los apócrifos, jubileos y Salmos de Salomón, pueden situar al autor y la fecha de composición del libro hacia el año 70. Aventurando todavía una hipótesis, cabe conjeturar que el autor escribió su libro a instancia de los fariseos, deseosos de glorificar con el seudónimo de Judit a su bienhechora, la reina y viuda Alejandra (76-67 a.C.). Que el autor escribió su libro en Palestina, está fuera de duda.

Finalidad del libro.
El autor del libro de Judit se propuso una finalidad concreta al escribirlo. Quien lo lea de corrida y superficialmente creerá que su autor no tuvo otro empeño que el de narrar una serie de hechos históricos. Pero detrás de esta corteza histórica se perfila claramente una idea religiosa directriz, que acaso ocupa el primer plano en la mente del autor sagrado, conducente a demostrar la providencia y fidelidad divinas hacia su pueblo escogido. Dios sometió a Israel al crisol de la prueba (8:27) con el fin de tantear hasta dónde llegaba su fidelidad. Permitió que éste se encontrara al borde del abismo, pero intervino en el momento crítico y lo salvó.

¿Judit libro histórico?
Hemos dicho que bajo la corteza histórica se vislumbra en el libro el desarrollo de una tesis religiosa. Pero cabe preguntar: ¿Tiene solidez esta corteza o más bien es una pantalla de que se sirvió el autor como de medio apto para proponer una enseñanza religiosa? En otras palabras: Los hechos que figuran en el libro, ¿corresponden en todo o en parte a una realidad objetiva o deben considerarse como ficción creada por el autor? Estas preguntas no están lanzadas al azar, sino que las sugieren las múltiples antinomias históricas y geográficas del libro. Sabido es que las dificultades de por sí no son suficientes para que dudemos inmediatamente de la historicidad de un libro bíblico, que aparentemente se presenta como tal; pero son un toque de atención que obliga al exegeta a un examen más detenido del texto.
Las dificultades históricas de mayor relieve del libro de Judit son las siguientes: 1) De Nabucodonosor, que reinó en Babilonia desde 604 hasta 562, se dice que era rey de los asirios. 2) Se afirma que el mencionado monarca reinó en Nínive, capital de Asiría, que fue destruida el año 612 por la acción combinada de Nabopolasar y Ciaxares. 3) Dícese (1:5) que Nabucodonosor combatió y derrotó a Arfacsad, rey de los medos. 4) Por el texto se deduce que en los días de la invasión de Holofernes no había rey en Israel; un sumo sacerdote, Joaquín, asistido por un consejo de ancianos, ejercía el poder supremo. 5) Hacía poco que los judíos habían subido de la cautividad de Babilonia y habían edificado el templo (538-458). 6) El general en jefe del ejército de Nabucodonosor es llamado Holofernes, nombre de origen persa, no babilónico; dígase lo mismo del nombre del eunuco Bagoas. ¿Cómo pudo Nabucodonosor reinar sobre Nínive, destruida antes de subir él al trono? ¿Por qué se llama rey de los asirios, cuando en realidad lo fue de Babilonia? ¿Cómo pudo combatir a Arfacsad, monarca que no figura en el catálogo de los reyes medos y persas? Sabido es que Nabucodonosor destruyó a Jerusalén y al templo, enviando a los judíos a la cautividad de Babilonia; ahora bien, ¿cómo puede armonizarse esta noticia con la de que habían los judíos reedificado la ciudad y el templo y de que habían subido hacía poco del cautiverio? ¿Cómo se explica que un rey de Babilonia reine sobre los asirios, en Nínive, y tenga como generalísimo de su ejército a un persa?
A estas dificultades de orden histórico se juntan otras de carácter geográfico y topográfico. El libro de Judit, escribe De Vaux, demuestra una arrogante indiferencia por la historia y la geografía. El itinerario del ejército de Holofernes (2:21-28) es un desafío a la geografía. Ante las dificultades mencionadas, y teniendo en cuenta los modos de decir y narrar empleados por el autor sagrado, pierde terreno la sentencia tradicional, que admitía la historicidad total del libro, y cobran actualidad las opiniones de los partidarios de una exégesis más libre y más ajustada a lo que realmente quiso decir y expresar el autor.
El pensamiento actual sobre el género literario de Judit lo resume Lefévre en estos términos: Solamente pueden darse dos hipótesis: o los hechos se ocultan cuidadosamente por el empleo de seudónimos, o el autor escribe, con una finalidad didáctica, una historia ficticia, utilizando para ello elementos sacados de épocas muy distintas7. Existe una corriente entre los exegetas que tratan de encajar dentro de un marco histórico determinado los hechos y el ambiente general que se supone en el texto. A este fin se han hecho tentativas para identificar al personaje que se esconde bajo el nombre de Nabucodonosor. Se han barajado más de quince nombres, que abarcan un período de unos mil años, desde Adadnirari III (787 a.C.) hasta Adriano (138 d. C.) 8.
Puede ser que, al utilizar el autor sagrado el nombre de Nabucodonosor, quisiera reunir en él los rasgos más salientes de todos y cada uno de los antiguos monarcas orientales y griegos, cuyo distintivo era el orgullo, la impiedad, la ambición y el odio hacia Yahvé y a su pueblo elegido. Para el autor, Nabucodonosor es una figura sintética, ejemplar, simbólica y apocalíptica. Es el adversario poderoso e impío del pueblo de Israel. Es un monarca que sobrevive a sí mismo, ya que ataca a Israel incluso en los tiempos posteriores a la cautividad. Es un personaje de todos los tiempos y de ninguno en particular. No es nombre concreto; es una fuerza, una idea encarnada. Es el orgullo personificado, es Satanás (Stein-Mann, 24). Aquior, lo mismo que Nabucodonosor, tiene en el texto función de tipo (Cazelles).
En cuanto al personaje central, Judit, se identifica en 16:4 con la nación judía. Según De Vaux, Judit, palabra que significa la judia, representa el partido de Dios, identificado con el de la nación 9. Es probable que Judit no sea otra que Jael de Jue 4:5, transformada, primeramente por los de Elefantina y últimamente por los judíos de Leontópolis, en la heroína que conocemos con el nombre de Judit. 10
Como escribimos en otro lugar n terminamos este apartado diciendo que con datos extraídos de la historia de la lucha secular de los pueblos paganos contra Israel compuso el autor sagrado una narración, en la que hechos sucedidos en diversos períodos históricos forman unidad por razón de la identidad de fines que les atribuye. Se barajan nombres, reales o fingidos, de personajes, con preferencia de tiempos antiguos. Según el P. Guillet, una de las leyes del género apocalíptico es la de sintetizar la historia en visiones globales 12. Son muchos actualmente los que clasifican a Judit entre la literatura apocalíptica. Lo que ésta proclama con lenguaje pro-fético, lo dice nuestro autor empleando el estilo simple de un relato 13.

Valor doctrinal de Judit.
Es un libro fundamentalmente religioso. La tesis central del mismo se plantea en 5:20-21. Especial providencia de Dios por el pueblo de Israel mientras éste le sea fiel, no solamente rechazando la idolatría, sino evitando aun las más leves transgresiones legales. Puede permitir Dios que le sobrevengan grandes calamidades, pero aun entonces debe Israel esperar en Dios, que permite estos males para probar su fidelidad, no para castigarle.
El pecado es el gran enemigo de la alianza. El mayor de todos es la idolatría; pero también otras faltas menos graves debilitan los lazos de la alianza. Quienes juzgan las acciones de Judit con un enfoque moderno, le achacan varios pecados: mentira, seducción, acción voluntaria de ponerse en peligro próximo de pecar, asesinato de Holofernes, utilización de medios ilícitos para lograr un bien. Pero no es el de Judit un libro de casos de conciencia, ni aun de edificación, sino más bien un tratado teológico. Ningún pecado le recrimina el autor sagrado, que ve en ella un instrumento débil del que se sirve Dios para castigar a los enemigos de su pueblo. Por el hecho de que su pureza salió ilesa de las provocaciones de Holofernes, a quien decapitó, algunos teólogos consideran a Judit como figura de la Inmaculada Concepción. A María se aplican las palabras de 15:9.

Canonicidad.
Se clasifica entre los siete libros deuterocanónicos del Antiguo Testamento. Según Orígenes 14 y San Jerónimo 15, los judíos leían el libro. Muchos Padres de los siglos n y ni consideran el libro como parte integrante de la Biblia 16. Por dudar de su canonicidad, San Jerónimo no puso mucho esmero en su traducción o revisión de un texto aramaico. Pero el mismo santo Doctor cambió de parecer (Epist. 65: PL 12:623; 25:1394) al verse libre de los prejuicios rabínicos. Afirma San Jerónimo que el concilio de Nicea in numero sanctarum scripturarum computasse al libro de Judit (PL 39,39) 17·

1 Beth ha-Midrasch (Leipzig 1853),
2 An Unknown Hebrew versión of the history of Judith: Proceedings of the Society oí d blical Archaeology, 16 (1893-94) 156-163.
3 C. Meyer, Zur Entstehungsgeschichte des Buches Judith: B 3 (1922) I93-2O3·,
4 Stuttgart 1952. Sobre la cuestión textual véase A. M. dubarle, Les textes diverse Uvre de Judith: VT 8 (1958) 344-373·
5 A. Jansen, Der verschollene Verfasser des Buches Judith: Theologie und Glaube, 4 U912) 269-277.
6 B. Mariahi, Introductio in libros sacros Veteris Testamenti (Roma 1958) 277-278,
7 Introduction a la Bible I (1957) 1747.
8 Véase Soubigou, Miller; G. Brunner, Der Nabuchodonosor des Buches judith (Berlín 1959).
9 Bible de Jérusalem (1956) 493-494.
10 J. Edgar Bruns, The genealogy of Judith: The Catholic Bibljcal Quarterly, 18 (1956) Ú9-22; Judith orjael: ibid., 16 (1954) 12-14.
11 Verdad y Vida, U.
12 Thémes Bibliques (París 1951) 137-38-
13 Lefévre, Judith: DBS 1319; arnaldich, l.c., 99-100.
14 Epist. ad lulianurri Africanwn 13: PG 11:80.
15 Praefatio in Libr. ludith: PL 29:3?
16 Clemente De Alejandría, Strom. 2:17: PG 8:969; orígenes, De oratione i32: PG 11:452.
17 Véase A. M. Dubarle, La mentían de Judith dans la littérature ancienne, Juíve et cnn~ tienne: RB 66 (1959) 514-549·


Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Judith 14,1-19;;

La Liberación (14:1-16-25).

Judit, estratega (14:1-5)
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1 Y díjoles Judit: Oídme, hermanos: Coged esta cabeza y colgadla de las murallas. 2 Y en cuanto amanezca y el sol se derrame sobre la tierra, tome cada uno sus armas, y salid todos los hombres de guerra fuera de la ciudad, con el jefe al frente; haréis ademán de bajar al valle contra los puestos de guardia de los asirios, pero sin bajar. 3 Ellos, tomando sus armas, se encaminarán a su campo para despertar a los jefes del ejército asirio, e irán a la tienda de Holofernes,· y al no hallarle, se apoderará de ellos el temor y huirán ante vosotros. 4 Se unirán a vosotros en la persecución todos los habitantes de toda la montaña de Israel y los desbarataréis por los caminos. 5 Pero antes de hacer esto llamad a Aquior el amonita, para que vea y reconozca la cabeza del que despreció a la casa Israel y nos lo envió como destinado a la muerte.

Judit explota su triunfo a fondo y rápidamente. Llama hermanos a los habitantes de Betulia (7:30; 13:18). Como último acto de humillación y afrenta, recomienda que se suspenda la cabeza de Holofernes en la parte externa del muro (1Sa_17:54; 1Ma_7:47; 2Ma_15:25). Propone, además, una salida simulada, con el fin de que, al querer comunicar los soldados esta novedad a su jefe, caigan en la cuenta de que ha sido asesinado, lo que originará gran revuelo y desorientación en el ejército. La estrategia de Judit no parece la más acertada; pero la Providencia divina se encargará de superar las deficiencias de la ciencia humana. Podía subsistir la duda de que Judit traicionara al pueblo presentando como cabeza de Holofernes la de cualquier soldado u oficial del campo asirio, porque ningún ciudadano de Betulia había visto jamás al generalísimo de Nabucodonosor. Pero allí estaba Aquior, que podía reconocer si se trataba o no de la cabeza de Holofernes.

Testimonio de Aquior (2Ma_14:6-10).

6 Hicieron venir a Aquior de casa de Ocias. Cuando aquél llegó y vio la cabeza de Holofernes en las manos de un hombre en medio de la asamblea del pueblo, cayó sobre su rostro, sintiéndose desfallecido. 7 Levantáronle, se arrojó a los pies de Judit y, humillándose en su presencia, dijo: Bendita seas tú en todas las tiendas de Judá y en todas las naciones. Cuantos oigan tu nombre quedarán asombrados. 8 Dime ahora lo que has hecho en estos días. Y en medio de todo el pueblo le contó Judit cuanto había hecho desde el día de su salida hasta el momento en que les hablaba. 9 Cuando acabó de hablar, prorrumpió el pueblo en grandes aclamaciones y resonaron en la ciudad los gritos de alegría. 10 Viendo Aquior lo que el Dios de Israel había hecho, creyó en El, y se circuncidó la carne de su prepucio, y hasta el día de hoy quedó agregado a la casa de Israel.

No fue necesario que Judit invitara a Aquior a certificar la autenticidad de aquel trofeo; su vista le impresionó tanto, que cayó desmayado en tierra. Quien había sido testigo de la arrogancia y orgullo de aquel poderoso general no podía comprender que fuera ahora su cabeza el escarnio del pueblo. Con la muerte de Holofernes desaparecía la amenaza que pesaba sobre su cabeza (2Ma_6:6). Una vez recuperado, entona un canto a Judit, inspirándose en el poema de Débora (Jdt_5:24) y repitiendo conceptos expresados por Ocias (Jdt_13:18) y repetidos más tarde por Joaquín (Jdt_15:9-10). A petición de Aquior, repite Judit los pormenores de su proeza. Impresionado Aquior por la intervención palpable de Dios, que guió los pasos de Judit, abjuró de su religión y creyó firmemente (sfodrd) en el Dios de Israel. Con la circuncisión quedó incorporado al pueblo elegido él y toda su descendencia.

Los de Betulia, a la ofensiva (Jdt_14:11-13).

11 En cuanto despertó la aurora, colgaron del muro la cabeza de Holofernes, y todos los hombres de Israel tomaron sus armas y en escuadrones salieron a las subidas del monte. 12 Así que los asirios los vieron, dieron aviso a sus oficiales, y éstos a sus jefes y a sus generales. 13 Llegando a la tienda de Holofernes, dijeron al que estaba de guardia: Di que despierten en seguida a nuestro señor, porque estos esclavos se han atrevido a bajar contra nosotros en son de guerra, pretendiendo aniquilarnos.

Los asirios no podían divisar la cabeza de Holofernes colgada del muro, por hallarse fuera de su alcance visual. Esta cruel exhibición tenía como finalidad primaria humillar al jefe vencido y enardecer el ánimo de los sitiados. De conformidad al plan estratégico trazado por Judit (Jdt_14:2), todo el pueblo empuñó las armas y salió a las subidas del monte. Las avanzadas asirías dieron parte a sus jefes inmediatos, transmitiéndose la noticia ordenadamente hasta llegar a oídos del que estaba de guardia, al cual dijeron: Despierta a nuestro señor, porque los esclavos (duolo1) se han atrevido a bajar contra nosotros en son de guerra.

Consternación de Bagoas (Jdt_14:14-19).

14 Entró Bagoas y llamó agitando la cortina de la tienda, pues suponía él que estaría durmiendo con Judit. 15 Y como nadie le respondía, corrió la cortina, y, entrando en la alcoba, le encontró tendido sobre el estrado, muerto y con la cabeza cortada. 16 Gritó en medio de llantos, lamentos y fuertes voces, y rasgó sus vestiduras. 17 Entró luego en la tienda en que estaba alojada Judit y, no hallándola, salió corriendo al pueblo y gritó: 18 ¡Esas esclavas nos han traicionado! Una mujer hebrea ha echado la confusión en la casa del rey Nabucodonosor. Holofernes está en tierra y sin cabeza! 19 Cuando los jefes del ejército asirio oyeron tales palabras, rasgaron sus vestiduras y quedaron consternados, levantándose en medio del campo gran griterío y alboroto.

Bagoas era el hombre de confianza de Holofernes; era él quien había preparado el banquete en busca de un pretexto para rendir la virtud de Judit. Sabía él que, una vez celebrado el festín, quedaron solos en la alcoba Holofernes y Judit (Jdt_13:3-4)· Estaba completamente convencido de que Holofernes estaría durmiendo con Judit (v.14). Se llegó hasta la misma cortina que cerraba la alcoba, dio unas palmadas (krouein) y agitó la cortina. Como nadie le respondía, atrevióse a mirar dentro, y ¡cuál no fue su estupor al contemplar el cuerpo de su dueño en el suelo, decapitado, bañado en su propia sangre l En el paroxismo del dolor, gritó, lloró, sollozó, dio tuertes alaridos y rasgó sus vestiduras. Acaso la muerte de su señor suponía la suya, por negligencia. Al hallar vacío el cuarto de Judit, sospechó que fuera ella la autora del crimen.