Numeros  6 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 27 versitos |
1 Habló Yahvé a Moisés, diciendo:
2 “Habla a los hijos de Israel: Si uno, hombre o mujer, hiciere voto de consagración, consagrándose a Yahvé,
3 se abstendrá de vino y de toda bebida embriagante; no beberá vinagre ni bebida de vino ni bebida embriagante; ni comerá uvas frescas ni secas;"
4 durante todo el tiempo de su nazareato no comerá fruto alguno de la vid, desde la piel hasta los granos de la uva.
5 Durante todo el tiempo de su voto de nazareo no pasará la navaja por su cabeza; hasta que se cumpla el tiempo por que se consagró a Yahvé, será santo y dejará libremente crecer su cabellera."
6 Durante su tiempo de consagración a Yahvé no se acercará a cadáver alguno;"
7 no se contaminará ni por su padre, ni por su madre, ni por su hermano, ni por su hermana, si muriesen; porque lleva sobre su cabeza la consagración a su Dios."
8 Todo el tiempo de su nazareato está consagrado a Yahvé.
9 Si ante él muriese alguno repentinamente, manchándose así su cabeza consagrada, se raerá la cabeza en el día de su purificación; se la raerá el séptimo día,"
10 y al octavo presentará al sacerdote dos tórtolas o dos pichones a la entrada del tabernáculo de la reunión.
11 El sacerdote ofrecerá uno en sacrificio por el pecado y otro en holocausto, haciendo por él la expiación de su pecado por el muerto.
12 Este día el nazareo consagrará otra vez su cabellera, la consagrará de nuevo a Yahvé por el tiempo de su nazareato, y ofrecerá un cordero primal en sacrificio de expiación; el tiempo precedente no le será contado, por haberse contaminado su nazareato."
13 Esta es la ley del nazareo: el día en que se cumpla el tiempo de su nazareato, se presentará a la entrada del tabernáculo de la reunión para hacer su ofrenda a Yahvé:
14 un cordero primal, sin defecto, para el holocausto; una oveja, sin defecto, para el sacrificio por el pecado; un carnero, sin defecto, para el sacrificio pacífico,"
15 y un cestillo de panes ázimos, de tortas de flor de harina amasada con aceite, para la ofrenda y libación.
16 El sacerdote los presentara a Yahvé y ofrecerá su sacrificio por el pecado y su holocausto,
17 Después presentará a Yahvé el carnero de su sacrificio pacífico, con el cestillo de panes ázimos, y hará la oblación y la libación.
18 El nazareo raerá a la entrada del tabernáculo de la reunión su cabeza consagrada, y, tomando los cabellos de su cabeza consagrada, los echará al fuego que arde bajo el sacrificio pacífico.
19 Luego el sacerdote tomará la espalda ya cocida del carnero, un pan ázimo del cestillo y una torta ázima, y se las pondrá en las manos del nazareo después que se haya raído la cabeza consagrada;"
20 y el sacerdote lo agitará ante Yahvé. Es la cosa santa del sacerdote, además del pecho mecido y del brazuelo reservado. Después ya podrá el nazareo beber vino.”
21 Esta es la ley del nazareo, que hace voto, y de su ofrenda a Yahvé por su nazareato, fuera de aquello que sus posibilidades le consientan añadir. Hará de conformidad con su voto, según la ley del nazareato.
22 Yahvé habló a Moisés, diciendo:
23 “Habla a Aarón y a sus hijos, diciendo: De este modo habréis de bendecir a los hijos de Israel:
24 Que Yahvé te bendiga y te guarde.
25 Que haga resplandecer su faz sobre ti y te obligue su gracia.
26 Que vuelva a ti su rostro y te dé la paz.
27 Así invocarán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo les bendeciré.

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Introducción a Numeros 

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Números.

Introducción.
El cuarto libro del Pentateuco lleva entre los hebreos el título de wayedabber (y dijo), que son las palabras con que empieza el TM1. Sin embargo, en las modernas Biblias hebraicas se le llama Benidbar (en el desierto), que es la quinta palabra hebrea del TM. Los LXX le pusieron un nombre alusivo al censo con que comienza el libro, traducido por la Vg Numeri, y así pasó a las lenguas modernas.

Contenido y División.
El título Números no da idea del contenido del libro, ya que el empadronamiento de las tribus sólo comprende algunos capítulos. Por eso es más significativo el título de las Biblias hebraicas actuales: En el desierto, ya que relata las incidencias de la azarosa marcha desde el Sinaí a Cades y después desde esta localidad (donde permanecieron los israelitas treinta y ocho años) hasta las estepas de Moab, frente a la tierra prometida. El libro es una miscelánea en la que se intercalan hechos históricos y leyes, no siendo fácil establecer una división lógica y clara. Podemos establecer una división atendiendo a los distintos escenarios geográficos: a) en el Sinaí (1:1-10:10); b) en el desierto de Cadesbarne (10:11-22:1); c) en las estepas de Moab, frente al Jordán (22:2-36:13). La duración de estas diversas etapas es muy desigual: diecinueve días en la primera, treinta y ocho años en la segunda y cinco meses para la tercera.
En la primera parte se acaba la organización del pueblo y del tabernáculo, según el plan comenzado en Éxodo. Al censo de las doce tribus, que nos da la cifra de 603.550 hombres de guerra, sigue el de los levitas destinados al servicio del santuario, 22.000 varones, contados desde un mes para arriba. El segundo empadronamiento, referido en el c.26, nos da la misma cifra. El pueblo es concebido como un ejército ordenado que se mueve con sus enseñas y jefes. La segunda sección comprende la fatigosa marcha hacia Cades, al sur de Bersabé. Los israelitas habían tomado esta dirección con ánimo de penetrar por el sur de Canaán, pero la cobardía les hizo desistir, y Dios los castigó a permanecer toda una generación en las estepas de Cades, donde no faltan algunos oasis. Después de treinta y ocho años de estancia se dirigieron hacia Edom; pero, al negárseles el paso, tuvieron que bajar hasta el golfo de Elán (Akaba) y subir por la frontera oriental de Edom y Moab hasta internarse frente al Jordán en las cercanías de Jericó. En la última parte se narran las victorias sobre los amorreos y los vaticinios de Balaam, la distribución de la Jordania septentrional entre Rubén, Gad y parte de Manasés.
En cada sección hay un grupo legislativo que interrumpe el hilo de la narración histórica. En general son leyes que apenas dicen relación con el contexto histórico, y son como suplementos a otras dadas anteriormente2, aunque hay algunas nuevas3.

Composición del Libro.
Aunque el libro tiene cierta unidad por el marco geográfico en que se encuadran los hechos y las leyes, sin embargo no existe unidad literaria. No hay ligazón entre los hechos y las partes legislativas, y los mismos hechos aparecen sin contornos cronológicos precisos, siendo a veces difícil señalar la prioridad entre ellos. Por todo esto, nos encontramos con el hecho de la complejidad de documentos utilizados por el último redactor. Encontramos relatos duplicados paralelos. También las secciones legislativas aparecen algunas veces duplicadas4. Supuesta esta composición, encontramos en Números tradiciones diversas que arrancan de la época del desierto y otras más recientes que llegarían a los tiempos de Esdras. Como en los otros libros, debemos admitir un núcleo primitivo histórico-legislativo de la época mosaica y un desarrollo posterior en los tiempos de la monarquía y aun después del exilio.

Historicidad de los Relatos.
Prescindiendo de las idealizaciones sobre el número de los israelitas, su organización y sobre otros hechos en conjunto, podemos decir que los hechos revelan la época del desierto y la geografía de la estepa. Las alusiones al hecho de que Moisés registró por escrito los lugares donde acampaban los israelitas nos dan una pista para entender cómo se han podido conservar los recuerdos de la vida del desierto5. Las incidencias del desierto, las impaciencias del pueblo, su nostalgia de los manjares característicos de Egipto6, encajan bien en la época mosaica. La lucha de Moisés contra las ingratitudes e inconstancia del pueblo es perfectamente verosímil en su cargo de jefe responsable de la marcha por el desierto, prometiéndoles una tierra feraz que no acababan de alcanzar. La prolongación de la estancia fue una gran prueba para la fe de Moisés y para su fortaleza excepcional. Moisés lo era todo: un rey, un legislador, un sacerdote y un profeta,7 y este carácter particular del gobierno de Moisés queda patente en relatos de Números8. Con su fuerte personalidad logró dominar a unas tribus recalcitrantes compuestas por gentes de dura cerviz.

Doctrina Religiosa.
a) Monoteísmo. Yahvé es el Señor que guía a Israel y vence a los enemigos. La victoria sobre los reyes amorreos es una prueba de la protección divina sobre su pueblo. Los oráculos de Balaam son una prueba del poder de Yahvé sobre los mismos gentiles, que terminan por reconocer su gloria. Israel es su hijo, y Yahvé le guía en su marcha hacia la tierra prometida9. Su santidad debe ser respetada; por eso el campamento de los israelitas debe ser convenientemente repartido, de forma que junto al tabernáculo estén sólo los levitas y sacerdotes. Las leyes de pureza deben ser cuidadosamente guardadas por el pueblo para entrar en relaciones con la divinidad.
b) Culto. Se da gran importancia a las regulaciones cultuales, para garantizar la santidad exigida al pueblo antes de acercarse a su Dios. Se destacan los privilegios de la clase sacerdotal (rebelión y castigo de Coré, Datan y Abirón). Se menciona al sumo sacerdote10, se indican los derechos de los sacerdotes y de los levitas11, que son sus auxiliares. Se enumeran los sacrificios diversos, y entre ellos el cotidiano o perpetuo, que no es mencionado en el Levítico12. Es propio de Números la fiesta de la Neomenia o luna nueva.13 Es un eco de la vida nómada del desierto, aunque no aparece en legislaciones anteriores. Es propia de este libro la oblación de harina y aceite en los sacrificios14, como se hacía en Babilonia15. Como hemos indicado, la legislación mosaica no es una creación totalmente original, sino que en muchos casos es una adaptación de ritos ancestrales de las tribus, conforme a la ley de la condescendencia de Dios con su pueblo para llevarle poco a poco a través de ritos externos, algunos comunes con las religiones paganas, a una forma superior de culto16.

1 Cf. San Jerónimo, Praef. in libros Sam. et Mal: PL 28,552. 2 Cf. Núm 5:5-8 y Lev 6:1-7; Núm 9:6-14 y Ex 12; Núm_15:1-15 y Lev c. 1-5. 3 Núm 6:1-21. 4 Las fiestas (Núm c.28-29 y Éxo_23:14-29 ; Lev 13; Dt 16); oblaciones ( Núm_15:1-16 ; c.18-19 y Lev c. 1-7.22; 17-30); funciones de los levitas (Núm c.3-4 y 18); sacrificios ( Núm_15:22-31 y Lev 4:13-35); ciudades de refugio ( Núm_35:9-34 y Dt 19:1-13). 5 Cf 33:1-2. 6 11.S. 7 Filón, De vita Mosis III 23. 8 Núm 12:1-15; 16:12-15. 9 Núm 10:33; 10:35; 21:14. 10 Núm 35:25-28; 32. 11 Núm 3:10; 4:11-16; 18:5-7; 5:5-10; 6:19-20; 15:20-21; 18:8-19. 12 Pero aparece en Ex 29:38-42. 13 Núm 28:11-15. 14 Num 15:1-16; 0:28-29. En Lev 2 Se Habla De Estas Oblaciones, Pero Separadas De Los Sacrificios. 15 Cf. F. Martin, Textes religieux assyiriens et babyloniens (1903) p.XVIII-XIX.243.253. 16 Sobre la condescendencia o synkatabasis de Dios en el A.T., véase H. Pinard De La Boullaye, Les inflltrations paíennes dans l'ancienne Loi, d'aprés les Peres et l'Église: Rech. de Se. Reí. (1919) p.199-200. En los Santos Padres: San Justino, Dialog. n.Í8.23: PG 6, 516.520-521.525; San Ireneo, Cont. haer. IV 14,3: PG 7,1011; Tertuliano, Ad. More, II 18: PL 2,306; Orígenes, In Num. hom. 17 n.1: PG 12,703; San Jerónimo, In Ez. VI 20: PL 25,194; Epist. 73,3: PL 22,678; Tomás de Aquino, 1-2 q.102 3.3.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Numeros  6,1-27

6. Ley del Nazareato.
E sta institución persistió durante toda la historia de Israel, y así la encontramos en tiempo de los jueces1 y aun en los tiempos de Cristo2.

Obligaciones del Nazareato (1-8).
1Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 2Habla a los hijos de Israel: Si uno, hombre o mujer, hiciere voto de consagración, consagrándose a Yahvé, 3se abstendrá de vino y de toda bebida embriagante; no beberá vinagre ni bebida de vino ni bebida embriagante; ni comerá uvas frescas ni secas; 4durante todo el tiempo de su nazareato no comerá fruto alguno de la vid, desde la piel hasta los granos de la uva. 5Durante todo el tiempo de su voto de nazareo no pasará la navaja por su cabeza; hasta que se cumpla el tiempo por que se consagró a Yahvé, será santo y dejará libremente crecer su cabellera. 6Durante su tiempo de consagración a Yahvé no se acercará a cadáver alguno; 7no se contaminará ni por su padre, ni por su madre, ni por su hermano, ni por su hermana, si muriesen; porque lleva sobre su cabeza la consagración a su Dios. 8Todo el tiempo de su nazareato está consagrado a Yahvé.

El nazareato era una consagración especial a Yahvé, que imponía ciertas normas de abstinencia. Los datos de la Escritura nos dicen que había varias formas de hacer esta consagración; pero son insuficientes para darnos a conocer su naturaleza precisa y el desarrollo histórico de esta institución, que sin duda no fue siempre igual. Cuando el ángel anuncia a la madre de Sansón el nacimiento de su hijo, le ordena abstenerse de toda bebida inebriante y de comer cosa inmunda; le añade que la navaja no tocará la cabeza del hijo, porque será nazareo de Dios desde el vientre de su madre3. Ana, madre de Samuel, pide a Dios un hijo y promete consagrarlo a Yahvé todos los días de su vida y que la navaja no tocará su cabeza4. El profeta Amos enumera entre los favores hechos por Dios a Israel, después de la salida de Egipto, haber suscitado profetas de entre sus hijos y nazareas de entre sus mancebos, y, no obstante, obligaban a callar a los profetas y forzaban a beber vino a los nazareos5. Según el profeta, Yahvé, Dios de Israel, tenía derecho a enviar profetas y suscitar nazareos consagrados a El; pero el pueblo no corresponde e induce a éstos a quebrantar sus votos. El voto de nazareo es, pues, aquí símbolo de fidelidad y entrega a Dios.
El nazareato podía ser vitalicio o temporal. La devoción inducía a los fieles a buscar la unión más estrecha con Dios durante algún tiempo. Para ello se abstenían del fruto de la vid y de toda cosa impura, y no se cortaban el cabello. El día que terminaba el voto, el cabello se cortaba en el santuario y se echaba al fuego, que consumía el sacrificio. Si el nazareo asistía a una muerte repentina, debía raparse la cabeza y empezar de nuevo el voto de nazareato. El término del voto se cerraba con unos sacrificios en el templo, aunque en casos excepcionales se realizaban fuera de él6. Esta práctica de consagración a la divinidad por la conservación del cabello no era exclusiva de Israel. San Cirilo de Alejandría dice que los hebreos lo tomaron de los egipcios. En los árboles de Palestina y Transjordania aún se pueden ver mechones de pelo consagrados al genio del árbol, y en el Carmelo las madres ofrecen los cabellos de sus hijos en honor del profeta Elías. Por razones especiales para nosotros desconocidas, los antiguos hebreos atribuían al cabello del nazareo una fuerza sobrehumana7. La palabra nazareo viene del hebreo nazir, que significa separado en el sentido de consagrado, y supone la abstención de determinadas cosas, como el vino8. El vino y las bebidas alcohólicas en general estaban prohibidas a los sacerdotes mientras están en funciones9. Los recabitas, en tiempo de Jeremías, se abstenían sistemáticamente de toda bebida fermentada10. Diodoro de Sicilia dice lo mismo de los árabes nabateos11. Esto parece indicar que es una reacción de las poblaciones nómadas contra las de las regiones sedentarias, como las cananeas, donde abundaba la vid. Así, los nazareos eran como un recuerdo viviente entre los hebreos establecidos en Canaán de otro género de vida menos corrompido moral y religiosamente en el desierto12. El rito de no cortarse los cabellos quizá sea también un recuerdo de costumbres del desierto, como reacción contra el refinamiento de la cultura cananea. A los sacerdotes se les prohíbe rasurarse el pelo y parte de la barba en señal de duelo13.
Por ser un consagrado a Dios, el nazareo no podía tener contacto con un cadáver, aun de sus parientes más próximos.

Interrupción del Voto de Nazareato (9-12).
9Si ante él muriese alguno repentinamente, manchándose así su cabeza consagrada, se raerá la cabeza en el día de su purificación; se la raerá el séptimo día, 10y al octavo presentará al sacerdote dos tórtolas o dos pichones a la entrada del tabernáculo de la reunión.11El sacerdote ofrecerá uno en sacrificio por el pecado y otro en holocausto, haciendo por él la expiación de su pecado por el muerto. 12Este día el nazareo consagrará otra vez su cabellera, la consagrará de nuevo a Yahvé por el tiempo de su nazareato, y ofrecerá un cordero primal en sacrificio de expiación; el tiempo precedente no le será contado, por haberse contaminado su nazareato.

Tan esencial es para el nazareo el no tener contacto con un cadáver, que, si repentinamente muriese alguno ante él, su voto quedaba interrumpido y debía comenzar de nuevo. Debía cortar su cabellera el día séptimo después de haberse contaminado14. Estas costumbres existían en otros pueblos de la antigüedad. Así, en Hierápolis no podía entrar en el templo de Astarté el que hubiera visto un cadáver; sólo podía hacerlo al día siguiente después de haberse purificado. Según Luciano, los parientes no podían llevar alimentos al santuario sino treinta días después de la muerte del familiar, y habiéndose cortado la cabellera15. En la India, el final del duelo se cerraba con el acto de cortar uñas y cabellera16.
El nazareo debía ofrecer un sacrificio de dos pichones o tórtolas al octavo día17, uno en sacrificio por el pecado y otro en holocausto. Así, su cabeza quedaba consagrada de nuevo y debía empezar su voto. Como víctima de consagración, ofrecerá un cordero primal en reparación (asam: pro delicto) por su falta ritual.

Fin del Período de Nazareato (13-21).
13Esta es la ley del nazareo: el día en que se cumpla el tiempo de su nazareato, se presentará a la entrada del tabernáculo de la reunión para hacer su ofrenda a Yahvé: 14un cordero primal, sin defecto, para el holocausto; una oveja, sin defecto, para el sacrificio por el pecado; un carnero, sin defecto, para el sacrificio pacífico, 15y un cestillo de panes ázimos, de tortas de flor de harina amasada con aceite, para la ofrenda y libación. 16El sacerdote los presentara a Yahvé y ofrecerá su sacrificio por el pecado y su holocausto, 17Después presentará a Yahvé el carnero de su sacrificio pacífico, con el cestillo de panes ázimos, y hará la oblación y la libación. 18El nazareo raerá a la entrada del tabernáculo de la reunión su cabeza consagrada, y, tomando los cabellos de su cabeza consagrada, los echará al fuego que arde bajo el sacrificio pacífico. 19Luego el sacerdote tomará la espalda ya cocida del carnero, un pan ázimo del cestillo y una torta ázima, y se las pondrá en las manos del nazareo después que se haya raído la cabeza consagrada; 20y el sacerdote lo agitará ante Yahvé. Es la cosa santa del sacerdote, además del pecho mecido y del brazuelo reservado. Después ya podrá el nazareo beber vino. 21Esta es la ley del nazareo, que hace voto, y de su ofrenda a Yahvé por su nazareato, fuera de aquello que sus posibilidades le consientan añadir. Hará de conformidad con su voto, según la ley del nazareato.

Al terminar el plazo de su voto, el nazareo debe ofrecer un triple sacrificio: un cordero en holocausto en honor de Dios18, una oveja por los pecados cometidos durante el tiempo de su voto y un carnero en acción de gracias19. Además debe hacer la ofrenda de un cestillo de panes ázimos (v.15), como en los sacrificios pacíficos20. Después el nazareo se cortará su cabellera a la entrada del tabernáculo y la quemará en el fuego del sacrificio pacífico (v.18). La razón de ello radica en que los cabellos del nazareo son algo sagrado, y, por tanto, no deben profanarse. No se trata de un sacrificio a Dios de la cabellera, como en otros pueblos primitivos. El sacerdote pondrá en manos del oferente la espalda del carnero y hará el balanceo ante Yahvé21, símbolo de entrega a Dios. Después seguía el banquete eucarístico con los familiares, a base de las partes de la víctima no quemadas ni reservadas al sacerdote.

La Bendición Sacerdotal (22-27).
22Yahvé habló a Moisés, diciendo: 23Habla a Aarón y a sus hijos, diciendo: De este modo habréis de bendecir a los hijos de Israel: 24Que Yahvé te bendiga y te guarde. 25Que haga resplandecer su faz sobre ti y te obligue su gracia. 26Que vuelva a ti su rostro y te dé la paz. 27Así invocarán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo les bendeciré.

Esta perícopa no tiene relación alguna con lo que precede y lo que sigue22. Pero es uno de los pasajes más hermosos del Pentateuco. Por la mañana y por la tarde, el sacerdote ofrecía el incienso en el altar de los perfumes, y al salir bendecía al pueblo23. La fórmula de bendición no pide los bienes materiales, que en Lev_26:1ss se prometen a los observantes de la Ley; lo único que se pide es la gracia de Dios, la benevolencia y la paz y la bendición24. En estos bienes están comprendidos todos los que a Dios podemos pedir. Nos traen a la memoria las palabras de San Pablo: él reino de Dios no consiste en comida ni en bebida, sino en la justicia, la paz y el gozo del Espíritu Santo.25 La fórmula de la bendición26 recalca la idea de plenitud y perfección al repetirse tres veces el nombre de Yahvé. Pero no hay alusión al misterio de la Trinidad, como han supuesto algunos Santos Padres. La faz de Yahvé que resplandece sobre el fiel israelita equivale a su benevolencia27, y consecuencia de ella la paz, que es el resumen de todas las otras bendiciones materiales y espirituales; por eso el reino mesiánico es presentado ante todo como un reino de paz28. El nombre de Yahvé debe ser invocado por los sacerdotes sobre el pueblo (v.27), no como mágico talismán, sino como símbolo de las buenas relaciones de Yahvé con su pueblo, que es su posesión29. Por otra parte, el nombre simboliza la persona, y así el nombre de Yahvé es el símbolo de lo que el Dios de Israel ha sido en la historia para su pueblo.

1 Jue 16:17. 2 Hec_21:23-26. 3 Jue 13; 45. 4 1Sa_1:11s. 5 Amo_2:11s. 6 1Ma_3:49. 7 Véase M. J. Lagrange, Le livre des Juges 259-260. 8 Otros prefieren relacionarla con nadar (ofrecer un voto). 9 Lev_10:9. 10 Jer_35:6. 11 diodoro de sicilia, XIX 94. 12 Véase L. Desnoyers, Histoire du peuple hébreu I 313. 13 Lev_21:5. Sobre estas costumbres en otros pueblos véase la obra de J. G. Frazer, The Golden Bough I 241-242. 14 Cf. Núm_19:11. 15 Luciano, De dea Syria 53. 16 Véase Frazer, o.c., I 387-389. 17 Es el mismo sacrificio de la mujer que ha dado a luz (Lev_12:8) y del leproso curado (Lev 15.14). Es el menos oneroso de todos. 18 Cf. Lev_1:10. 19 Lev_4:32; Lev_5:6. 20 Lev_3:1.6. 21 Cf. Lev_7:34; Exo_29:24· 22 Cf. Lev_9:22. 23 Cf. Luc_1:10. 24 Cf. 2Co_13:13. 25 Rom_14:17. 26 Se ha hecho notar la semejanza de bendición en un himno al dios asirio Samas: Que Ea se digne otorgarte gracia; que Damkina, la reina del océano, haga brillar su faz sobre ti... (Hehen, Sieben zahal und Sabbat bei de Babyloner und in A.T. p.65). Véase A. Clamer, Nombres 275. 27 Sal_66:2; Sal_30:17; Sal_118:135. 28 Cf. Isa_9:6. 29 Cf. Deu_28:10; Jer_14:9.