I Samuel 13 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 23 versitos |
1 Era Saúl de ... años cuando comenzó a reinar, y había ya reinado dos años sobre Israel.
2 Saúl eligió para sí tres mil hombres de Israel. Dos mil estaban con él en Mijmas y sobre el monte de Betel, y mil con Jonatán, en Gueba de Benjamín. El resto del pueblo lo mandó cada uno a su tienda.
3 Jonatán batió a la guarnición de filisteos que había en Gueba, y, al saberlo, dijeron los filisteos: “Se han rebelado los hebreos.” Saúl hizo que tocasen la trompeta por toda la tierra;"
4 y todo Israel oyó que decían: “Saúl ha batido a la guarnición de los filisteos”; e Israel se hizo odioso a los filisteos, y fue convocado el pueblo por Saúl a Gálgala."
5 Reuniéronse los filisteos para combatir contra Israel; tres mil carros y seis mil caballeros, y de pueblo un número comparable a las arenas del mar. Vinieron a acampar en Mijmas, al oriente de Bet-Aven."
6 Los hombres de Israel se vieron en gran aprieto, pues estaban casi cercados, y se ocultaron en las cavernas, en la maleza y en las peñas, en las torres y en las cisternas;"
7 y los de más lejos pasaron el Jordán y se internaron en tierra de Gad y de Galaad. Saúl estaba todavía en Gálgala, y la gente que estaba con él se dispersaba.
8 Esperó siete días, según el término que había fijado Samuel; pero Samuel no venía, y la gente se dispersaba cada vez más."
9 Entonces dijo Saúl: “Traedme el holocausto y las hostias pacíficas”; y ofreció el holocausto."
10 Apenas ofrecido el holocausto, vino Samuel, y Saúl salió a su encuentro para saludarle.
11 Samuel le dijo: “¿Qué has hecho?” Saúl respondió: “Viendo que la gente se dispersaba, que tú no venías en el término fijado y que los filisteos acampaban en Mijmas,
12 me dije: Los filisteos van a venir a atacarme a Gálgala y yo no he implorado a Yahvé. Entonces, obligado por la necesidad, he ofrecido el holocausto.”
13 Samuel dijo a Saúl: “Has obrado neciamente y has desobedecido el mandato de Yahvé, tu Dios. Estaba Yahvé para afirmar tu reino sobre Israel para siempre;"
14 pero ahora ya tu reino no persistirá. Ha buscado Yahvé un hombre según su corazón para que sea jefe de su pueblo, porque tú no has cumplido lo que Dios te había mandado.”
15 Levantóse Samuel y subió de Gálgala, prosiguiendo su camino. El resto del pueblo fue en pos de Saúl al encuentro del ejército, y llegaron a Gueba de Benjamín. Saúl revistó su tropa, y quedaban con él unos seiscientos hombres.
16 Saúl, Jonatán, su hijo, y la gente que con ellos quedaba se apostaron en Gueba de Benjamín, mientras los filisteos acampaban en Mijmas.
17 Salieron del campamento de los filisteos tres tropas en algara para saquear la tierra. Una tomó el camino de Ofra, hacia la tierra de Sual;"
18 otra, el de Bet Horón, y la tercera, el de Gueba, que domina el valle de Seboím, hacia el desierto.
19 No había en toda la tierra de Israel herrero alguno, pues los filisteos se habían dicho: “Que no puedan los hebreos forjar espadas ni lanzas.”
20 Todo Israel tenía que bajar a tierra de los filisteos para aguzar cada uno su reja, su segur, su azadón o su pico.
21 No se disponía más que de la lima para sacar el filo a toda clase de segures, tridentes y hoces y para aguzar
22 Llegado el día del combate de Mijmas, no había en mano del pueblo todo que estaba con Saúl y Jonatán espada ni lanza más que las de Saúl y las de Jonatán, su hijo.
23 Los filisteos habían salido para guarnecer el paso de Mijmas.

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Introducción a I Samuel

Times New Roman ;;; Riched20 5.40.11.2210;

Samuel.

Introducción.
En las Biblias hebraicas modernas, los dos libros de Samuel (a y b) siguen al de los Jueces. En un principio formaban ambos un solo libro, como lo demuestra la nota masorética final y la que figura en 1 Sam 28:23, con la advertencia de que dicho pasaje está en la mitad del libro. Su división en dos se generalizó a partir de la edición de Daniel Bomberg (Venecia 1517). De la unidad primitiva dan testimonio Orígenes (PG 20,581), San Jerónimo (PL 28, 598) y otros. En la versión de los LXX, los libros son llamados Primero y Segundo de los Reinos, cuya calificación final rechaza San Jerónimo, diciendo: Non enim multarum gentium regna de-scribit, sed unius israelitici populi (Lc., 599). El santo Doctor prefiere que se diga libro de los Reyes, no de los Reinos. Los LXX escribieron los libros de Samuel en dos rollos, aproximadamente de la misma extensión, uniéndolos a los de los Reyes, con el título genérico de Primero y Segundo de los Reyes. La Vulgata siguió la clasificación de los LXX, distinguiendo cuatro libros de los Reyes. De ahí que el I y el II de Samuel del texto hebraico corresponden al I y II de los Reyes en los LXX y Vulgata. El concilio Tridentino adoptó la división jeronimiana, que siguen todavía algunos autores. En las páginas que siguen distinguimos entre I y II de Samuel y I y II de los Reyes. Llámanse libros de Samuel por la antigua creencia (Baba Bathra 15a) de que los escribió el profeta Samuel, cuya obra completaron los profetas Gad y Natán, o por el lugar preeminente que ocupa Samuel en la institución monárquica de Israel.

Texto.
Los dos libros fueron escritos originariamente en hebreo, cuyo texto ha llegado defectuosamente hasta nosotros. Las narraciones paralelas con el libro de las Crónicas, a partir de 1 Sam c.31, y la confrontación del texto de 2 Sam c.22 con el Sal 18 ponen en evidencia que el texto no ha sido corrompido sustancialmente 1.

Versión Griega.
El texto griego de Samuel se ha conservado en los códices Vaticano (B) y Alejandrino (A), corregido este último conforme al texto original hebraico. Luciano revisó el texto, cuyo trabajo publicó Lagarde en 1883. En el presente estado de cosas, la confrontación del texto hebraico con el griego es necesaria para llegar, en lo posible a restablecer el texto primitivo. A veces la versión de Luciano permite la reconstrucción de un texto hebraico mejor que el maso-rético. ¿Cuál de los dos textos, hebraico o griego, ha de preferirse? No existe unanimidad entre los autores. Ñ. Á. Ç. de Boer2 concede poco valor al texto griego para reconstruir el texto hebraico primitivo. Peters sostiene la tesis opuesta 3. En la cueva cuarta de Qumrán (49 Sama) se han encontrado restos de todo el libro de Samuel en estado bastante perfecto de conservación. Su texto está estrechamente emparentado con la recensión atestiguada por los LXX. Otro manuscrito de Samuel (495amb) representa un texto similar al de los LXX. Su texto se remonta probablemente a últimos del siglo III a.C.4 Lo más prudente es estudiar en cada caso el texto y ver y discernir qué lección se acerca más al original 1 hebraico.

Vulgata.
Los libros de Samuel fueron de los primeros que San Jerónimo tradujo del hebreo. Tiene algunas lecciones propias (1 Sam 15:4; 17:18; 30:20; 2 Sam 2:6, etc.), que deben tenerse en cuenta para la crítica textual. El texto consonantico y la escritura defectuosa del manuscrito hebraico empleado hicieron que no siempre lograra San Jerónimo una traducción feliz.

Contenido
En el contenido de los libros de Samuel caben distinguir cuatro secciones o partes. En la primera (c.1-v) se fija la atención en la figura de Samuel.
Dos personajes resaltan en la segunda sección (c.8-1s): Samuel y Saúl. El primero había envejecido, y sus hijos no seguían los caminos del padre, por lo que Israel pidió a Samuel un rey para que nos juzgue, como todos los pueblos (8:5). El profeta se resiste en un principio; pero, ante la indicación de Yahvé, accedió a sus deseos (c.8). A causa de su desobediencia, Saúl es rechazado por Dios (c.15). De Saúl y David se ocupan los capítulos 16-31 del libro I de Samuel. Saúl y su hijo mueren sobre los montes de Gelboé en guerra con los filisteos (31:1-13). David les dedica un canto fúnebre (2 Sam 1:1-27). De David se interesa exclusivamente la sección cuarta (2 Sam 2:1-20:35). Al final del libro van unos apéndices (c.21-24). Se refiere la muerte de los descendientes de Saúl en Gabaón (21:1-14); las hazañas de algunos valientes de David (21:15-22). Sigue un cántico de acción de gracias (22:1-51) y el oráculo de David (23:1-7). Se enumeran los laureados del rey (23:8-39). Acaba 1 libro con la noticia sobre el censo del pueblo, que Dios castigó con tres días de peste (24:1-16). David alza un altar en la era de Areuna el jebuseo (24:17-25).

Composición Literaria.
Una lectura superficial del libro o libros de Samuel no revela las anomalías de composición que ofrece. Fijando la atención, se observa entre unos textos y otros algunas divergencias notables (1 Sam 16:14-23 y 17:55-58). Unos son favorables a la monarquía (1 Sam 0:9; 10:1-16; c.11) y otros contrarios (1 Samc.8; 10:17-24; c.12). Los primeros representan la tradición de Guilgal o Caígala, y los segundos la de Masfa. Las narraciones dobles son varias: dos veces entra David en palacio (1 Sam 16:14-23 y 1 Sam 17:1-18); dos veces huye de la corte (1 Sam 19:12 y 21:1); dos veces le intenta matar Saúl (1 Sam 18:10-11 y 19:9-11); dos veces interviene Jonatán en favor de David (19:1-17 y 20:8-10; 18-39); dos veces es traicionado David por aquellos a quienes protege (1 Sam 23:1-13 y 23:19-28); dos veces se dice que Dios reprobó a Saúl (1 Sam 13:8-15 y 1 Sam 15:10-26). Algunas frases no están en armonía con el resto del libro. Por ejemplo, en 1 Sam 7:13 se afirma que los filisteos no volvieron más contra la tierra de Israel, lo que difícilmente se ajusta con 9:16; c.13-14; 30-31. Según 1 Sam 15:35, no volvió Samuel a ver a Saúl hasta el día de su muerte, pero se encuentran en 19:22-24. Otros ejemplos podrían aducirse.

Fuentes.
Conforme a la costumbre antigua oriental, los autores semitas utilizaban diversos documentos o aducían diversas tradiciones anteriores sin mencionarlas explícitamente. Una sola vez cita el autor el libro de Jaser (2 Sam 1:18), citado también por el autor de Jos 10:12, de donde copió el autor el canto fúnebre que pronunció David en honor de Saúl y Jonatán. En el libro, pues, se plantea el problema de las citas implícitas.
El autor sagrado ha manejado en su composición un amplio material, escrito y oral, a veces heterogéneo, llevado por el ideal de poner de relieve más bien los caminos que siguió Dios para llevar a término sus designios que de avalar siempre con su autoridad cada uno de los pormenores que aparecían en las fuentes que utilizaba.
La existencia de los diversos materiales utilizados aparece del estudio desapasionado de las siguientes secciones: 1) Crónica de la sucesión (2 Sann c.9-20), de la que dice E. de Meyer que es una historia verdadera 9; 2) Historia de Samuel (1 Sam c.1-1); 3) Orígenes de la realeza (1 Sam c.8-15); 4) Noticiario sobre Saúl (1 Sam 13:16-14:46); 5) David en la corte de Saúl (1 Sam 16:14-17:58); 6) Luchas entre Saúl y David (1 Sam 18:1; 31:25); 7) David rey (2 Sam 1:1; 8:18) 10.
La honradez del autor, su misma conducta de airear los diversos textos y dispares tradiciones acerca del período histórico que estudia, son una garantía de que escribe una historia verdadera empleando métodos distintos a los de la historiografía moderna. Los libros de Samuel se presentan exteriormente como una compilación de escritos y tradiciones en torno a los orígenes de la monarquía. Este acontecimiento trascendental en la historia de Israel debió sin duda de apasionar a todos los que se vieron envueltos en él y a su posteridad. El autor sagrado a veces yuxtapone las diversas tradiciones, otras veces las combina, las resume, amplía, etc.

Autor y data de Composición.
En los libros de Samuel se hallan muchos elementos antiguos, contemporáneos algunos de los mismos hechos. En los tiempos posteriores a David se escribió mucho sobre él y se comentaron las incidencias que le llevaron al trono y su actuación en el mismo. Hacia los años que siguieron inmediatamente a la caída de Samaría se generalizaron las especulaciones en torno a la memoria de David. El desastre del reino del Norte era una ocasión propicia para poner de relieve las promesas relativas a la continuidad de la dinastía davídica en el trono. Los reyes de Israel perecieron por haberse olvidado de Yahvé y no haber seguido el camino que les trazó David con su conducta. En tiempos de Ezequías hubo gran actividad literaria encaminada a desempolvar recuerdos antiguos y estudiar las causas que provocaron la dispersión de Israel entre los pueblos. Esta primera colección de noticias sobre la naciente monarquía recibió su forma última, con influencias deuteronomistas, en los días inmediatos al exilio o durante el mismo. Junto a los ríos de Babilonia medita el pueblo judío sobre el pasado de la nación, que, a la luz del castigo reciente, aparece como una continuada transgresión del pacto concluido en otro tiempo en el desierto n. El trabajo deuteronomista en los libros de Samuel fue de escasa importancia (1 Sam c.7 y 12; 1 Sam 4:18; 2 Sam 2:10-11; 5:4-5). En este tiempo pudo el autor obtener una visión panorámica de la historia de Samuel, Saúl y David y de las etapas que condujeron a éste al trono de Judá y de Israel. El exegeta católico podrá estrujar más o menos la letra del texto, pero no puede poner en duda, a la ligera, la historicidad sustancial de los libros de Samuel. Tenemos en los libros de Samuel una historia religiosa popular; pero aun con métodos y formas de decir y narrar antiguas y populares puede escribirse historia verdadera. En estos libros, como dejamos anotado, prevalece el elemento religioso. El hagiógrafo trata de inducirnos a observar la obra de Dios en los acontecimientos, cuyas causas humanas sabe él describir con viveza y realismo. Justamente, este mismo realismo, y sobre todo la imagen de David, en la que nos dejó dibujado no tan sólo sus nobles y altas cualidades, sino también sus debilidades, constituyen los elementos que nos dan la garantía de la credibilidad de su obra histórica 12.

Los libros de Samuel en el marco general de la historia.
El período comprendido entre Samuel y David no tiene contactos con los grandes imperios del antiguo Oriente. Egipto y Asiria duermen dentro del límite de sus fronteras. El pueblo más peligroso para Israel eran los incircuncisos, los filisteos. Fueron ellos los instrumentos de la justicia divina para castigar los pecados de Helí y de sus hijos (1 Sam 4:10-21). La expansión de los filisteos hacia el este despertó en Israel la idea de la unidad entre las tribus C0n una autoridad central que las aunara. Por lo mismo, el pueblo pidió a Samuel un rey que saliera al frente de ellos para combatir sus combates (1 Sam 8:20).
Al lograrse la unificación de Judá y de Israel en la persona de David, alcanzó Israel un poderío militar que bien pronto debían experimentar los enemigos fronterizos. Los filisteos fueron rechazados y sus ciudades puestas bajo el control de David; algunos mercenarios filisteos formaron parte de la guardia real. En el interior acabó con los islotes cananeos. Los árameos, amonitas, moabitas y edomitas le fueron tributarios. Con Tiro mantuvo David relaciones comerciales, pero no es posible señalar cuándo se produjeron estos puntos de contacto, porque no ocupaba todavía Hiram el trono de Tiro en los primeros años del reinado de David sobre Israel.
Esta falta de contacto con los pueblos e imperios de los alrededores dificulta la fijación cronológica de algunos puntos álgidos de esta historia. A falta de datos concretos, se procede a base de conjeturas. Hacia el año 1030, Saúl fue proclamado rey; entre los años 1010 y 970 reinó David. La arqueología no se opone a estas fechas, antes bien las confirma en líneas generales. Esta despreocupación por la cronología es un rasgo peculiar de la antigua historiografía semita.

Contenido doctrinal.
No para halagar a los historiadores han entrado los libros de Samuel en el canon bíblico. Encierran ellos un mensaje religioso, destinado en primer lugar a los israelitas, y después a sus herederos espirituales, los cristianos. Los libros anuncian las condiciones y las dificultades del establecimiento del reino de Dios sobre la tierra13. Yahvé es el Dios de Israel y su único rey; el monarca que elija el pueblo debe ser el representante de Dios en la tierra y el instrumento del que se servirá Dios para obrar grandes cosas. En ambos libros aparecen los atributos de Dios. Por medio de sus profetas se comunica a los hombres. Desde su infancia fue Samuel su confidente. Durante toda su vida manifestóse Samuel como defensor acérrimo de los derechos del yahvismo, no temiendo oponerse al mismo rey y echarle en cara su ingratitud para con Dios, que lo había elegido. Fue el profeta Natán el encargado de retransmitir a David la noticia de que la hegemonía prometida a la tribu de Judá se realizaría en su familia: Permanente será tu casa para siempre ante mi rostro, y tu trono estable por la eternidad (2 Sam 7:16). Yahvé se compromete a adoptar como hijos a los descendientes de David para ejercer por ellos su realeza sobre su pueblo. La monarquía, que a Samuel parecía contraria a la teocracia, se convierte en vehículo de ideas mesiánicas. Los profetas presentan a David como tipo del Mesías, y, una vez realizadas las profecías, los apóstoles hacen resaltar que las promesas hechas a David se han cumplido en el hijo de David por excelencia (Mc 10:47-48; Mt 15:22). San Pedro afirma la ascendencia de Jesús del rey David (Act 2:30; Mt 1:1; Lc 2:4). Con David se abren gloriosas perspectivas para Israel, haciendo surgir en el corazón de todos los hombres de buena voluntad la esperanza de un Mesías Salvador.
Fue David de carácter magnánimo, caritativo y misericordioso. Más que fijarnos en el lunar que suponen sus pecados de adulterio y homicidio, debemos considerar su fe, su arrepentimiento y sumisión a la palabra de los profetas. El autor del libro de las Crónicas tiende un velo piadoso sobre un pecado que David expió cumplidamente. En adelante, la conducta de los reyes de Judá y de Israel es juzgada tomando como punto de referencia la conducta de David. El pueblo pidió a Samuel les diera un rey como las otras naciones (1 Sam 8:20); pero no siendo Israel como los pueblos paganos, tampoco podía ocupar su trono un rey pagano, sino un vicario o representante de Yahvé. Ahora bien, fue David el prototipo de reyes teocráticos, que no se enorgullece de su cargo, antes bien se reconoce a sí mismo indigno representante de Dios sobre la tierra. El alma de David se transparenta en la colección de Salmos que se le atribuye, que alimentan todavía hoy la piedad de millares de fieles.


1 Para las cuestiones de crítica textual consúltese: P. Dhorme, Les livres de Samuel: Et. Bibliques; A. Fernández, Breve introducción a la crítica textual del A. T. (Roma 1917): Ídem, I Samuel 1-15. Crítica textual (Roma 1917); M. Rehm, Textkritische Untersuchungen zu den Paralleltexten der Samuel-Konigsbücher und der Chronik (Münster 1937).
2 Research in to Text of I Samuel 1-16 (Amsterdam 1938).
3 Beitrage zur Text und Literarkritik sowie zur Erklarung der Bücher Samuel (Fribur-
4 J. Milik, Dieci Anni di scoperte nel Deserto di duda (Marietti, 1957) 19.
5 W. O. E. Oesterley-Th. Robinson, An Introduction to the Books of the Oíd Testament (Londres 1949) 88; A. lods, Histoire de la Littérature hebraíque et juive depuis les origines jusqu'á la ruine de l'état juif (135 aprés J.G.; París 1950) 121-124.
6 Einleituns m das Alte Testament (Tübingen 1956).
7 Otras Concepciones Vigentes Se Encuentran Exp Lioros Sacros Veteris Testamenti (Roma 1958) 172-174; Bonn1936, 4-Rrr C. Kuhl. Die Enstehung Des Alten Uestas En Â. Mariani, Introiuctio In Ê. A. Leimbach, Die  Üchei Samuel Testaments (Berna 1953) 146-147.
8 L'aspect Reügfie De La Royante Ment Et Dans Les Testes Mésopotamiens
9 Die Israeliten Und Ihre Nachbar
10 Ntroducíion: A La Bibíe (Tourna Israélite. L·'Instituí Ton Monarchique Dans l'Ancien Testa-(Roma 1954) 89-112. Stamme (Halle 1906) 485. I 1957) 4I5SS.
11 De Vaux, Israel: DBS 762.
12 J. Schildenberger, Géneros Literarios De Los Libros Del Antiguo Testamento: Los Géneros Literarios De La Sagrada Escritura (Barcelona 1957) 131-132; M. Buber, Die Erzahlung Von Sauls Konigswahl: VT 6 (1956) 113-173; Ch. Keely, An Aproach To The Books Of Samuel: CBQ. 10 (1948) 254-270; A. Schulz, Erzahlungskunst In Den Samuelbüchern: Biblische Zeit-Fragen, XI 6-7 (Münster 1923).
11 De Vaux, Les Livres de Samuel 16,,


Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

I Samuel 13,1-23

Saúl, en guerra con los filisteos (13:1-7a).
l Era Saúl de ... años cuando comenzó a reinar, y había ya reinado dos años sobre Israel. 2 Saúl eligió para sí tres mil hombres de Israel. Dos mil estaban con él en Mijmas y sobre el monte de Betel, y mil con Jonatán, en Gueba de Benjamín. El resto del pueblo lo mandó cada uno a su tienda. 3 Jonatán batió a la guarnición de filisteos que había en Gueba, y, al saberlo, dijeron los filisteos: Se han rebelado los hebreos. Saúl hizo que tocasen la trompeta por toda la tierra; 4 y todo Israel oyó que decían: Saúl ha batido a la guarnición de los filisteos; e Israel se hizo odioso a los filisteos, y fue convocado el pueblo por Saúl a Gálgala. 5 Reuniéronse los filisteos para combatir contra Israel; tres mil carros y seis mil caballeros, y de pueblo un número comparable a las arenas del mar. Vinieron a acampar en Mijmas, al oriente de Bet-Aven. 6 Los hombres de Israel se vieron en gran aprieto, pues estaban casi cercados, y se ocultaron en las cavernas, en la maleza y en las peñas, en las torres y en las cisternas; 7a y los de más lejos pasaron el Jordán y se internaron en tierra de Gad y de Galaad.

Consciente Saúl de su misión, vióse dominado durante toda su vida por dos ideales: recabar la independencia del país, dominado por los filisteos, y agrupar a todo Israel bajo su mando. En el c.13 se habla de un conflicto bélico provocado por un golpe de mano de Jonatán, hijo de Saúl. ¿Cuándo tuvieron lugar los hechos que allí se narran? No es posible determinarlo, debido, en parte, a las particularidades literarias del capítulo. Empezamos con que el texto hebraico del v.1, que falta en la versión griega, es ininteligible: Tenía Saúl un año cuando comenzó a reinar, y reinó dos años sobre Israel. El texto masorético actual procede de un redactor que quiso reproducir la fórmula estereotipada empleada en el libro de los Reyes al hacer la presentación de cada uno de los monarcas; pero no teniendo a mano los datos históricos referentes a Saúl, dejó un espacio en blanco, con ánimo de rellenarlo más tarde. Otra peculiaridad es la composición heterogénea del capítulo. Los v.16-18 pertenecen al relato más antiguo y enlazan con el c.14. Los v.2 y 19-22 son dos bloques errantes; 3-15 pertenecen a una composición más reciente (De Vaux, Driver, Dhorme, etc.).
Entre la reunión de Gálgala (12:1ss) y los hechos narrados aquí transcurrió un lapso de tiempo difícil de precisar. El rey Saúl de nuestro texto no es ya el joven que consultó a Samuel por el paradero de las asnas ni el joven monarca que oye a su entorno palabras hostiles, sino un hombre maduro, ya formado y avezado a las lides políticas y militares. A su lado encontramos a Jonatán, su hijo, encargado de una sección del ejército. Estos detalles sugieren que entre la batalla de Jabes y el ataque de los filisteos transcurrió largo tiempo, que aprovecharon los filisteos para asegurar en el territorio de Israel una red de guarniciones apostadas en lugares estratégicos, prohibiendo a los hebreos la fabricación de armas.
Saúl era un rey guerrero. Reorganizó el ejército y se rodeó de unos tres mil soldados Que 15:11), distribuidos entre las posiciones de Mijmas y las de Gueba de Benjamín, acaudilladas por Saúl y Jonatán respectivamente. Según otra tradición (v.5 y 16), los filisteos ocupaban Mijmas. El conflicto estalló al matar Jonatán al prefecto (10:5) filisteo de Gueba. Mijmas, que estaba emplazada en la actual Mujmas, se hallaba a unos doce kilómetros al norte de Jerusalén, entre Gueba, del que distaba tres kilómetros, y Betel, a siete, en dirección noroeste. Los filisteos dieron la voz de alarma y se dispusieron a castigar a los insurrectos judíos; Saúl, por su parte, mandó que tocasen la trompeta por toda la tierra, equivaliendo el acto a una declaración de guerra. Pero los hebreos abandonaron sus posiciones avanzadas del norte y se replegaron con Saúl en Gálgala, cerca de Jericó (Jos_4:17). El texto masorético, amparado por los LXX y Vulgata, dice que los filisteos movilizaron treinta mil carros de combate, cifra que la versión siríaca reduce a tres mil. Cada carro era al menos ocupado por dos hombres. En los monumentos de Ramsés III aparecen tres hombres en cada uno de los carros filisteos. Pero en esta circunstancia, en que se combatía en terreno montañoso, optaron los filisteos por aligerar el peso del carro, reduciendo su dotación a dos combatientes. Al anuncio de la llegada del ejército filisteo se ingenió el pueblo la manera para no caer en sus manos; los más prudentes atravesaron los vados del Jordán, desparramándose por la meseta de la Transjordania.

Pecado de Saúl (Jos_13:7b-14).
7b Saúl estaba todavía en Gálgala, y la gente que estaba con él se dispersaba. 8 Esperó siete días, según el término que había fijado Samuel; pero Samuel no venía, y la gente se dispersaba cada vez más. 9 Entonces dijo Saúl: Traedme el holocausto y las hostias pacíficas; y ofreció el holocausto. 10 Apenas ofrecido el holocausto, vino Samuel, y Saúl salió a su encuentro para saludarle. 11 Samuel le dijo: ¿Qué has hecho? Saúl respondió: Viendo que la gente se dispersaba, que tú no venías en el término fijado y que los filisteos acampaban en Mijmas,12 me dije: Los filisteos van a venir a atacarme a Gálgala y yo no he implorado a Yahvé. Entonces, obligado por la necesidad, he ofrecido el holocausto. 13 Samuel dijo a Saúl: Has obrado neciamente y has desobedecido el mandato de Yahvé, tu Dios. Estaba Yahvé para afirmar tu reino sobre Israel para siempre; 14 pero ahora ya tu reino no persistirá. Ha buscado Yahvé un hombre según su corazón para que sea jefe de su pueblo, porque tú no has cumplido lo que Dios te había mandado.

El pueblo reclamó un rey que le libertara de sus enemigos, y lo consiguió. Pero, en medio de sus triunfos, no llegó a alcanzar el favor de Yahvé (c.13 y 15), que le reemplazó por otro. Noticias de la montaña le comunicaban que los filisteos se diseminaban por todo el territorio y de que avanzaban sin cesar. Los soldados que estaban en su compañía desertaban, Luyendo hacia Transjordania. Entre tanto, Saúl encontrábase inmovilizado en Gálgala; de una parte no podía emprender la lucha, sin consultar a Dios y ofrecerle sacrificios para tenerle propicio; de otra esperó siete días (10:8), según el término que había fijado Samuel; pero éste no comparecía. Decidióse entonces Saúl a ofrecer un holocausto. Los textos históricos muestran que los reyes ejercían personalmente actos sacerdotales. Ofrecen sacrificios (1Sa_13:9-10; 1Sa_13:2 Sam 6:13. 17-18; 24:25, etc.). Algunos de estos actos pueden entenderse en sentido causativo o factitivo, pero no todos son susceptibles de esta interpretación, que algunos excluyen (2Re_16:12-15). Pero el papel que juega el rey en la reglamentación y supervisión del culto o en el nombramiento del sacerdocio no significa que sea sacerdote; todo esto no sobrepasa las atribuciones de un jefe de Estado frente a la religión estatal. Por su impaciencia demostraba que tenía poca fe en Samuel. Este le había dicho que le esperara, y debía obedecerle, porque era el profeta de Yahvé.
Diversamente es interpretado el pecado de Saúl. Hemos excluido el de haberse arrogado un privilegio ajeno a la dignidad sacerdotal y el de querer rebajar o suplantar a Samuel. Por el texto aparece claramente que Saúl traspasa un precepto de Yahvé. ¿Cuál? se pregunta Ubach, y responde: No acabamos de determinarlo. Acaso por ser demasiado evidente no lo ha recogido la pluma del autor sagrado, o, si lo hizo, desapareció más tarde del texto por razones que desconocemos. Sin embargo, parece que Saúl debía haber esperado a Samuel, aunque hubiera expirado el plazo señalado. Al precipitarse demostró que temía el ejército filisteo y desconfiaba de la Providencia.

Dos ejércitos se enfrentan (2Re_13:15-23).
15 Levantóse Samuel y subió de Gálgala, prosiguiendo su camino. El resto del pueblo fue en pos de Saúl al encuentro del ejército, y llegaron a Gueba de Benjamín. Saúl revistó su tropa, y quedaban con él unos seiscientos hombres. 16 Saúl, Jonatán, su hijo, y la gente que con ellos quedaba se apostaron en Gueba de Benjamín, mientras los filisteos acampaban en Mijmas. 17 Salieron del campamento de los filisteos tres tropas en algara para saquear la tierra. Una tomó el camino de Ofra, hacia la tierra de Sual; i otra, el de Bet Horón, y la tercera, el de Gueba, que domina el valle de Seboím, hacia el desierto. 19 No había en toda la tierra de Israel herrero alguno, pues los filisteos se habían dicho: Que no puedan los hebreos forjar espadas ni lanzas. 20 Todo Israel tenía que bajar a tierra de los filisteos para aguzar cada uno su reja, su segur, su azadón o su pico. 21 No se disponía más que de la lima para sacar el filo a toda clase de segures, tridentes y hoces y para aguzar 1 bes Institutions l.c., 175, las aijadas. 22 Llegado el día del combate de Mijmas, no había en mano del pueblo todo que estaba con Saúl y Jonatán espada ni lanza más que las de Saúl y las de Jonatán, su hijo. 23 Los filisteos habían salido para guarnecer el paso de Mijmas.

Marchóse Samuel de Gálgala después de haber insinuado a Saúl la aparición de un rival. Saúl, con seiscientos soldados que le permanecieron fieles, llegó a Gueba de Benjamín. Entre un ejército y otro mediaba el profundo valle de Suwenlt. Comprendía Saúl que su reducido ejército no le permitía medir sus fuerzas con el de los filisteos, por lo que optó por quedarse quedo. Los filisteos no debían conocer la gran inferioridad del ejército enemigo, por lo que se dedicaron a dar golpes de mano en tres direcciones; pero no atacaron de frente.
Además, el uso de carros en aquel lugar quebrado era temerario. Las tropas de choque (literalmente: el destructor, el exterminador, Exo_22:23) operaron en dirección a Ofra (1Ma_5:46), en el actual poblado de Taybeh, a diez kilómetros al norte de Mijmas. De la tierra de Sual no se tiene otra noticia que la del texto. L. Heidetela coloca en Araq dar es Shualeh, a cinco kilómetros de Jirbet Seilún, la antigua Silo. Lombardi cree poder identificar la tierra de Sual con la región al nordeste de el Taybeh 2. Un segundo destacamento tomó la dirección de Bet-Horón; un tercero se dirigió hacia la altura que domina el valle de Seboím, o sea, de las hienas, el actual wadi abu Daba, que desemboca en el wadi el-Qelt, continuación del Suwenit.
Expone a continuación el texto las condiciones desfavorables en que se encontraba el ejército israelita en cuanto al material de guerra. Los filisteos no permitieron a Israel la fabricación de armamento, estando, por lo mismo, a merced de sus enemigos. Era costumbre en la antigüedad, y sigue vigente todavía hoy, la desmilitarización, consistente en prohibir la fabricación de armamento a la nación subyugada. Los cananeos lo hicieron en tiempos de Débora Que 5:8); Nabucodonosor llevóse a Babilonia a los herreros de Judá (2Re_24:14); Asurbanipal hizo prisioneros a todos los menestrales de una ciudad conquistada. El v.21 se ha conservado en mal estado. La palabra pira del texto hebraico, que se creía intraducibie, se ha identificado con una medida de peso, de la que se han encontrado ejemplares en Jerusalén, Guezer, Tell el-Nasbe, etc., cuyo valor equivalía a dos tercios de siclo 3. Parece que la traducción del texto más conforme con el original sea la siguiente: El derecho de afilar las rejas y las hachas era de dos tercios de siclo; un tercio de siclo para aguzar las azuelas y los aguijones (Dhorme, De Vaux, Ubach). Solamente Saúl y Jonatán disponían de espada y lanza. Con las noticias que preceden cabe concluir que el combate que se avecinaba se inclinaría de parte de los filisteos, y, sin embargo, no fue así.