Numeros  8 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 26 versitos |
1 Yahvé habló a Moisés, diciendo:
2 “Habla a los hijos de Aarón y diles: Cuando pongas las lámparas del candelabro, ponías de modo que las siete alumbren hacia adelante.”
3 Así lo hizo Aarón, y puso las lámparas en la parte anterior del candelabro, como Yahvé se lo había mandado a Moisés.
4 El candelabro era de oro batido; su pie, sus flores, todo de oro batido; lo había hecho Moisés conforme al modelo que le había mostrado Yahvé."
5 Habló Yahvé a Moisés, diciendo:
6 “Toma a los levitas de en medio de los hijos de Israel y purifícalos.
7 He aquí lo que harás para purificarlos: Haz sobre ellos una aspersión con agua expiatoria; que pasen la navaja por todo su cuerpo, laven sus vestidos y se purifiquen."
8 Que tomen un novillo, con su ofrenda de flor de harina amasada con aceite; y toma tú otro para el sacrificio por el pecado."
9 Haz que se acerquen los levitas al tabernáculo, y convoca a toda la asamblea de los hijos de Israel.
10 Una vez que hayas hecho a los levitas acercarse ante Yahvé, los hijos de Israel pondrán sus manos sobre ellos,
11 y Aarón ofrecerá los levitas en ofrenda mecida ante Yahvé de parte de los hijos de Israel, para que sirvan a Yahvé.
12 Los levitas pondrán sus manos sobre la cabeza de los novillos, y tú los ofrecerás, uno en sacrificio por el pecado, el otro en holocausto a Yahvé, para hacer la expiación de los levitas.
13 Harás que los levitas estén en pie ante Aarón y sus hijos, y los ofrecerás en ofrenda mecida a Yahvé.
14 Así los separarás de en medio de los hijos de Israel, y los levitas serán míos,
15 y vendrán luego a servir en el tabernáculo de la reunión. Así los purificarás, y los ofrecerás en ofrenda mecida,
16 porque son donados a mí enteramente de en medio de los hijos de Israel, y yo los he tomado para mí en lugar de todos los primogénitos que abren la vulva de su madre, de los primogénitos de entre los hijos de Israel;"
17 pues todo primogénito de los hijos de Israel es mío, lo mismo los de los hombres que los de los animales; el día en que herí todos los primogénitos de la tierra de Egipto me los consagré,"
18 y he tomado a los levitas en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel,
19 y se los he dado enteramente a Aarón y a sus hijos de en medio de los hijos de Israel, para que hagan el servicio de los hijos de Israel en el tabernáculo de la reunión y para que hagan la expiación de los hijos de Israel, para que los hijos de Israel no sean castigados con plaga, acercándose al santuario.”
20 Moisés, Aarón y toda la asamblea de los hijos de Israel hicieron con los levitas cuanto Yahvé había mandado a Moisés; eso hicieron con ellos los hijos de Israel."
21 Los levitas se purificaron, lavaron sus vestidos; Aarón los ofreció en ofrenda mecida ante Yahvé; hizo la expiación para purificarlos,"
22 y luego vinieron los levitas a prestar sus servicios en el tabernáculo de la reunión a las órdenes de Aarón y sus hijos. Como Yahvé se lo había mandado a Moisés respecto a los levitas, así se hizo con ellos.
23 Yahvé habló a Moisés, diciendo:
24 “Esto es lo que toca a los levitas: Desde los veinticinco años arriba, los levitas estarán al servicio del tabernáculo de la reunión para cumplir en él sus funciones.
25 A los cincuenta cesarán en sus funciones y no servirán más;"
26 ayudarán a sus hermanos en el tabernáculo de la reunión, en la guarda de él, pero no prestarán más servicio. Así has de hacer con los levitas en cuanto a sus funciones.”

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Introducción a Numeros 

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Números.

Introducción.
El cuarto libro del Pentateuco lleva entre los hebreos el título de wayedabber (y dijo), que son las palabras con que empieza el TM1. Sin embargo, en las modernas Biblias hebraicas se le llama Benidbar (en el desierto), que es la quinta palabra hebrea del TM. Los LXX le pusieron un nombre alusivo al censo con que comienza el libro, traducido por la Vg Numeri, y así pasó a las lenguas modernas.

Contenido y División.
El título Números no da idea del contenido del libro, ya que el empadronamiento de las tribus sólo comprende algunos capítulos. Por eso es más significativo el título de las Biblias hebraicas actuales: En el desierto, ya que relata las incidencias de la azarosa marcha desde el Sinaí a Cades y después desde esta localidad (donde permanecieron los israelitas treinta y ocho años) hasta las estepas de Moab, frente a la tierra prometida. El libro es una miscelánea en la que se intercalan hechos históricos y leyes, no siendo fácil establecer una división lógica y clara. Podemos establecer una división atendiendo a los distintos escenarios geográficos: a) en el Sinaí (1:1-10:10); b) en el desierto de Cadesbarne (10:11-22:1); c) en las estepas de Moab, frente al Jordán (22:2-36:13). La duración de estas diversas etapas es muy desigual: diecinueve días en la primera, treinta y ocho años en la segunda y cinco meses para la tercera.
En la primera parte se acaba la organización del pueblo y del tabernáculo, según el plan comenzado en Éxodo. Al censo de las doce tribus, que nos da la cifra de 603.550 hombres de guerra, sigue el de los levitas destinados al servicio del santuario, 22.000 varones, contados desde un mes para arriba. El segundo empadronamiento, referido en el c.26, nos da la misma cifra. El pueblo es concebido como un ejército ordenado que se mueve con sus enseñas y jefes. La segunda sección comprende la fatigosa marcha hacia Cades, al sur de Bersabé. Los israelitas habían tomado esta dirección con ánimo de penetrar por el sur de Canaán, pero la cobardía les hizo desistir, y Dios los castigó a permanecer toda una generación en las estepas de Cades, donde no faltan algunos oasis. Después de treinta y ocho años de estancia se dirigieron hacia Edom; pero, al negárseles el paso, tuvieron que bajar hasta el golfo de Elán (Akaba) y subir por la frontera oriental de Edom y Moab hasta internarse frente al Jordán en las cercanías de Jericó. En la última parte se narran las victorias sobre los amorreos y los vaticinios de Balaam, la distribución de la Jordania septentrional entre Rubén, Gad y parte de Manasés.
En cada sección hay un grupo legislativo que interrumpe el hilo de la narración histórica. En general son leyes que apenas dicen relación con el contexto histórico, y son como suplementos a otras dadas anteriormente2, aunque hay algunas nuevas3.

Composición del Libro.
Aunque el libro tiene cierta unidad por el marco geográfico en que se encuadran los hechos y las leyes, sin embargo no existe unidad literaria. No hay ligazón entre los hechos y las partes legislativas, y los mismos hechos aparecen sin contornos cronológicos precisos, siendo a veces difícil señalar la prioridad entre ellos. Por todo esto, nos encontramos con el hecho de la complejidad de documentos utilizados por el último redactor. Encontramos relatos duplicados paralelos. También las secciones legislativas aparecen algunas veces duplicadas4. Supuesta esta composición, encontramos en Números tradiciones diversas que arrancan de la época del desierto y otras más recientes que llegarían a los tiempos de Esdras. Como en los otros libros, debemos admitir un núcleo primitivo histórico-legislativo de la época mosaica y un desarrollo posterior en los tiempos de la monarquía y aun después del exilio.

Historicidad de los Relatos.
Prescindiendo de las idealizaciones sobre el número de los israelitas, su organización y sobre otros hechos en conjunto, podemos decir que los hechos revelan la época del desierto y la geografía de la estepa. Las alusiones al hecho de que Moisés registró por escrito los lugares donde acampaban los israelitas nos dan una pista para entender cómo se han podido conservar los recuerdos de la vida del desierto5. Las incidencias del desierto, las impaciencias del pueblo, su nostalgia de los manjares característicos de Egipto6, encajan bien en la época mosaica. La lucha de Moisés contra las ingratitudes e inconstancia del pueblo es perfectamente verosímil en su cargo de jefe responsable de la marcha por el desierto, prometiéndoles una tierra feraz que no acababan de alcanzar. La prolongación de la estancia fue una gran prueba para la fe de Moisés y para su fortaleza excepcional. Moisés lo era todo: un rey, un legislador, un sacerdote y un profeta,7 y este carácter particular del gobierno de Moisés queda patente en relatos de Números8. Con su fuerte personalidad logró dominar a unas tribus recalcitrantes compuestas por gentes de dura cerviz.

Doctrina Religiosa.
a) Monoteísmo. Yahvé es el Señor que guía a Israel y vence a los enemigos. La victoria sobre los reyes amorreos es una prueba de la protección divina sobre su pueblo. Los oráculos de Balaam son una prueba del poder de Yahvé sobre los mismos gentiles, que terminan por reconocer su gloria. Israel es su hijo, y Yahvé le guía en su marcha hacia la tierra prometida9. Su santidad debe ser respetada; por eso el campamento de los israelitas debe ser convenientemente repartido, de forma que junto al tabernáculo estén sólo los levitas y sacerdotes. Las leyes de pureza deben ser cuidadosamente guardadas por el pueblo para entrar en relaciones con la divinidad.
b) Culto. Se da gran importancia a las regulaciones cultuales, para garantizar la santidad exigida al pueblo antes de acercarse a su Dios. Se destacan los privilegios de la clase sacerdotal (rebelión y castigo de Coré, Datan y Abirón). Se menciona al sumo sacerdote10, se indican los derechos de los sacerdotes y de los levitas11, que son sus auxiliares. Se enumeran los sacrificios diversos, y entre ellos el cotidiano o perpetuo, que no es mencionado en el Levítico12. Es propio de Números la fiesta de la Neomenia o luna nueva.13 Es un eco de la vida nómada del desierto, aunque no aparece en legislaciones anteriores. Es propia de este libro la oblación de harina y aceite en los sacrificios14, como se hacía en Babilonia15. Como hemos indicado, la legislación mosaica no es una creación totalmente original, sino que en muchos casos es una adaptación de ritos ancestrales de las tribus, conforme a la ley de la condescendencia de Dios con su pueblo para llevarle poco a poco a través de ritos externos, algunos comunes con las religiones paganas, a una forma superior de culto16.

1 Cf. San Jerónimo, Praef. in libros Sam. et Mal: PL 28,552. 2 Cf. Núm 5:5-8 y Lev 6:1-7; Núm 9:6-14 y Ex 12; Núm_15:1-15 y Lev c. 1-5. 3 Núm 6:1-21. 4 Las fiestas (Núm c.28-29 y Éxo_23:14-29 ; Lev 13; Dt 16); oblaciones ( Núm_15:1-16 ; c.18-19 y Lev c. 1-7.22; 17-30); funciones de los levitas (Núm c.3-4 y 18); sacrificios ( Núm_15:22-31 y Lev 4:13-35); ciudades de refugio ( Núm_35:9-34 y Dt 19:1-13). 5 Cf 33:1-2. 6 11.S. 7 Filón, De vita Mosis III 23. 8 Núm 12:1-15; 16:12-15. 9 Núm 10:33; 10:35; 21:14. 10 Núm 35:25-28; 32. 11 Núm 3:10; 4:11-16; 18:5-7; 5:5-10; 6:19-20; 15:20-21; 18:8-19. 12 Pero aparece en Ex 29:38-42. 13 Núm 28:11-15. 14 Num 15:1-16; 0:28-29. En Lev 2 Se Habla De Estas Oblaciones, Pero Separadas De Los Sacrificios. 15 Cf. F. Martin, Textes religieux assyiriens et babyloniens (1903) p.XVIII-XIX.243.253. 16 Sobre la condescendencia o synkatabasis de Dios en el A.T., véase H. Pinard De La Boullaye, Les inflltrations paíennes dans l'ancienne Loi, d'aprés les Peres et l'Église: Rech. de Se. Reí. (1919) p.199-200. En los Santos Padres: San Justino, Dialog. n.Í8.23: PG 6, 516.520-521.525; San Ireneo, Cont. haer. IV 14,3: PG 7,1011; Tertuliano, Ad. More, II 18: PL 2,306; Orígenes, In Num. hom. 17 n.1: PG 12,703; San Jerónimo, In Ez. VI 20: PL 25,194; Epist. 73,3: PL 22,678; Tomás de Aquino, 1-2 q.102 3.3.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Numeros  8,1-26

8. Ordenaciones Diversas.
E n este capítulo encontramos agrupadas diversas secciones de tipo legislativo y narrativo. La concatenación no es muy ceñida, y parece un mosaico en el que se yuxtaponen diversos elementos, algunas veces en orden cronológico, y otras en secuencia más o menos lógica.

El Candelabro de Oro (1-4).
1Yahvé habló a Moisés, diciendo: 2Habla a los hijos de Aarón y diles: Cuando pongas las lámparas del candelabro, ponías de modo que las siete alumbren hacia adelante. 3Así lo hizo Aarón, y puso las lámparas en la parte anterior del candelabro, como Yahvé se lo había mandado a Moisés. 4El candelabro era de oro batido; su pie, sus flores, todo de oro batido; lo había hecho Moisés conforme al modelo que le había mostrado Yahvé.

Estos versos son en parte repetición y en parte complemento de lo que sobre el candelabro se dice en Exo_25:31-39 y 37:17-24. Cuanto a la disposición que el candelabro había de tener, el texto no está muy claro; lo que parece colegirse es que el plano que forman los siete mecheros ha de estar paralelo a la cortina que separa las dos partes del santuario1. El candelabro debía proyectar su luz hacia la parte septentrional, donde se encontraba la mesa de los panes de la proposición. Las siete lámparas son símbolo de plenitud y perfección2.

Consagración de los Levitas (5-22).
5Habló Yahvé a Moisés, diciendo: 6Toma a los levitas de en medio de los hijos de Israel y purifícalos. 7He aquí lo que harás para purificarlos: Haz sobre ellos una aspersión con agua expiatoria; que pasen la navaja por todo su cuerpo, laven sus vestidos y se purifiquen. 8Que tomen un novillo, con su ofrenda de flor de harina amasada con aceite; y toma tú otro para el sacrificio por el pecado. 9Haz que se acerquen los levitas al tabernáculo, y convoca a toda la asamblea de los hijos de Israel. 10Una vez que hayas hecho a los levitas acercarse ante Yahvé, los hijos de Israel pondrán sus manos sobre ellos,11y Aarón ofrecerá los levitas en ofrenda mecida ante Yahvé de parte de los hijos de Israel, para que sirvan a Yahvé. 12Los levitas pondrán sus manos sobre la cabeza de los novillos, y tú los ofrecerás, uno en sacrificio por el pecado, el otro en holocausto a Yahvé, para hacer la expiación de los levitas. 13Harás que los levitas estén en pie ante Aarón y sus hijos, y los ofrecerás en ofrenda mecida a Yahvé. 14Así los separarás de en medio de los hijos de Israel, y los levitas serán míos, 15y vendrán luego a servir en el tabernáculo de la reunión. Así los purificarás, y los ofrecerás en ofrenda mecida, 16porque son donados a mí enteramente de en medio de los hijos de Israel, y yo los he tomado para mí en lugar de todos los primogénitos que abren la vulva de su madre, de los primogénitos de entre los hijos de Israel; 17pues todo primogénito de los hijos de Israel es mío, lo mismo los de los hombres que los de los animales; el día en que herí todos los primogénitos de la tierra de Egipto me los consagré, 18y he tomado a los levitas en lugar de todos los primogénitos de los hijos de Israel, 19y se los he dado enteramente a Aarón y a sus hijos de en medio de los hijos de Israel, para que hagan el servicio de los hijos de Israel en el tabernáculo de la reunión y para que hagan la expiación de los hijos de Israel, para que los hijos de Israel no sean castigados con plaga, acercándose al santuario. 20Moisés, Aarón y toda la asamblea de los hijos de Israel hicieron con los levitas cuanto Yahvé había mandado a Moisés; eso hicieron con ellos los hijos de Israel. 21Los levitas se purificaron, lavaron sus vestidos; Aarón los ofreció en ofrenda mecida ante Yahvé; hizo la expiación para purificarlos, 22y luego vinieron los levitas a prestar sus servicios en el tabernáculo de la reunión a las órdenes de Aarón y sus hijos. Como Yahvé se lo había mandado a Moisés respecto a los levitas, así se hizo con ellos.

La causa de esta consagración de los levitas no es otra que la de los sacerdotes. Sin ser de los que se acercan a Dios, o sea, de la clase sacerdotal, al fin, están destinados a servir a Dios en su santuario, bajo la autoridad del sacerdocio, y necesitan una especial santificación. El rito de ésta es digno de notarse y responde a lo expuesto en 3,4-oss sobre la sustitución de los primogénitos de Israel por los levitas. Una vez purificados éstos, el pueblo pone las manos sobre ellos. El sentido de tal imposición es claro. El pueblo delega en ellos sus deberes de servir a Yahvé, su Dios; la nación sacerdotal (Exo_19:5) traslada a la tribu de Leví sus deberes, y con ellos, sus derechos. Luego Aarón hace ofrenda de los mismos levitas a Yahvé, que los admite para servirle en el ministerio del santuario. Lo que no declara el autor sagrado es la forma cómo se verifica esta ceremonia (ofrenda mecida) con los miles de levitas que entraban en servicio en sustitución de todos los primogénitos de Israel.
Antes eran rociados con agua expiatoria (v.7) (lit. agua de pecado), que debe ser agua tomada del recipiente del santuario para las purificaciones3. Después los levitas debían rasurarse el cuerpo entero, como en el caso de la purificación del leproso4. Según Herodoto, los sacerdotes egipcios debían rasurarse todo el cuerpo cada dos días para estar puros en el servicio ritual del templo5. También los levitas deben lavar sus vestidos6, sin que se exija un vestido nuevo como para los sacerdotes7. Después deben sacrificarse dos novillos: uno por el pecado de los levitas (v.12) y otro en holocausto. Puestos los levitas ante el tabernáculo de la reunión, el pueblo imponía sus manos, solidarizándose con ellos, que son sus sustitutos ante Yahvé8. Pero la entrega oficial a Yahvé la hará el propio Aarón, meciendo simbólicamente a los levitas (v.11), como se hacía con ciertas partes de las víctimas9. Quizá se los hacía avanzar y retrocederante el altar. Después los levitas imponen sus manos sobre los dos novillos que se han de sacrificar10. Finalmente, Moisés colocaba ante Aarón a los levitas, como destinados a su servicio.
Los v.16-18 son repetición Deu_3:12-13 y parecen adición redaccional. En el v.19 se recalca la idea de sustitución y se insiste en que los levitas protegen al pueblo contra la cólera de Dios, pues expían por él al dedicarse al culto divino, si bien sometidos a los sacerdotes.

Duración del Servicio de los Levitas (23-26).
23Yahvé habló a Moisés, diciendo: 24Esto es lo que toca a los levitas: Desde los veinticinco años arriba, los levitas estarán al servicio del tabernáculo de la reunión para cumplir en él sus funciones. 25A los cincuenta cesarán en sus funciones y no servirán más; 26ayudarán a sus hermanos en el tabernáculo de la reunión, en la guarda de él, pero no prestarán más servicio. Así has de hacer con los levitas en cuanto a sus funciones.

Aquí se fija la edad de los levitas para comenzar el servicio a los veinticinco años, pero esto no concuerda con 4:3; 37, donde se determina la edad de treinta a cincuenta años. Es una de tantas variantes que reflejan los cambios que ha sufrido la ley mosaica, a través de los tiempos, según las circunstancias.
David fijará la edad en veinte años, sin duda para poder disponer de más personal. A los cincuenta años quedan cesantes, pudiendo servir de auxiliares a los otros levitas.

1 Exo_27:21; Exo_40:22. 2 Para otras interpretaciones alegóricas véase Fl. Josefo, Bell. Jud. VII 5,5; Ant. Jud. III 6,7; Filón, De vita Mosis III 9. 3 Exo_30:18-21. 4 Lev_14:8-9. 5 Herodoto, II 37. 6 Lev_14:9; Exo_19:14. 7 Lev_8:13. 8 Lev_1:4. 9 Lev_7:32-34