Levítico 11 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 47 versitos |
1 Yahvé habló a Moisés y Aarón, diciendo:
2 “Hablad a los hijos de Israel y decidles: He aquí los animales que comeréis entre las bestias de la tierra:
3 todo animal de pezuña hendida y casco partido y que rumie, lo comeréis;"
4 pero no comeréis los que sólo rumian o sólo tienen partida la pezuña. El camello, que rumia, pero que no tiene la pezuña partida, será inmundo para vosotros;"
5 el conejo, que rumia y no tiene la pezuña partida, es inmundo;"
6 la liebre, que es rumiante y no tiene la pezuña hendida, es inmunda;"
7 el cerdo, que tiene la pezuña hendida y no rumia, es inmundo para vosotros.
8 No comeréis su carne ni tocaréis sus cadáveres; están inmundos para vosotros.”
9 He aquí los animales que entre los acuáticos comeréis: Todo cuanto tiene aletas y escamas, tanto en el mar como en los ríos, lo comeréis;"
10 pero abominaréis de cuanto no tiene aletas y escamas en el mar y en los ríos, de entre los animales que se mueven en el agua y de entre todos los vivientes que en ella hay,
11 Serán para vosotros abominación; no comeréis sus carnes y tendréis como abominación sus cadáveres."
12 Todo cuanto en las aguas no tiene aletas ni escamas, lo tendréis por abominación.
13 (TEXTO OMITIDO)
14 (TEXTO OMITIDO)
15 (TEXTO OMITIDO)
16 (TEXTO OMITIDO)
17 (TEXTO OMITIDO)
18 (TEXTO OMITIDO)
19 (TEXTO OMITIDO)
20 Todo volátil que anda sobre cuatro patas lo tendréis por abominación;"
21 pero, entre los insectos alados que marchan sobre cuatro patas, comeréis aquellos que tienen más largas las de atrás para saltar sobre la tierra.
22 He aquí de entre éstos los que comeréis: toda especie de langosta: el “solam,” el “jargol,” el “jagab” según las especies.
23 Todo otro volátil de cuatro patas lo tendréis por inmundo, y comiéndolos os haréis inmundos.
24 Quien tocare uno de sus cadáveres se contaminará, y será inmundo hasta la tarde;"
25 y si tocare algo de esto muer-to, lavará sus vestiduras, y será inmundo hasta la puesta del sol.
26 Todo animal que tenga pezuña, pero no partida ni rumie, será para vosotros inmundo, y quien tocare su cadáver será inmundo.
27 Los que andan sobre la planta de los pies serán para vosotros inmundos, y quien tocare su cadáver será inmundo hasta la tarde,
28 y quien transportare su cadáver lavará sus vestiduras y será inmundo hasta la tarde.
29 También estos animales serán para vosotros inmundos de entre los que andan por la tierra: la comadreja, el ratón y la tortuga en todas sus especies;"
30 el musgaño, el camaleón, la salamandra, el lagarto y el topo.
31 Estos son los para vosotros inmundos entre los reptiles; quien tocare su cadáver será inmundo hasta la tarde."
32 Todo objeto sobre el que cayere uno de estos cadáveres será manchado; y los utensilios de madera, vestidos, pieles, sacos, todo objeto de uso, será puesto en agua y será inmundo hasta la tarde;"
33 toda vasija de barro donde algo de esto caiga quedará manchada y la romperéis;"
34 todo alimento preparado con agua quedará manchado, y lo mismo toda bebida, cualquiera que sea el vaso que la contenga;"
35 todo aquello sobre lo cual caiga algo de estos cadáveres quedará manchado, y por contaminado lo tendréis.
36 Las fuentes y las cisternas donde hay cantidad de agua quedarán puras, mas quien tocare el cadáver será impuro.
37 Si alguno de estos cuerpos muertos cayere sobre una simiente que ha de sembrarse, la simiente quedará pura;"
38 pero, si se le hubiere echado agua encima y cae alguno de estos cuerpos muertos, la tendréis por manchada.
39 Si muere uno de los animales cuya carne podéis comer, quien tocare el cadáver lavará sus vestidos y quedará impuro hasta la tarde.
40 El que de estos cadáveres comiere, lavará sus vestidos y quedará inmundo hasta la tarde; y el que los llevare, lavará sus vestidos y será inmundo hasta la tarde."
41 Será para vosotros abominación todo reptil que repta sobre la tierra.
42 No comeréis ningún animal que repta sobre la tierra, sea de los que se arrastran sobre su vientre, sea de los que marchan sobre cuatro o sobre muchas patas; los tendréis por abominación."
43 No os hagáis abominables por los reptiles que reptan ni os hagáis impuros por ellos; seréis manchados por ellos."
44 Porque yo soy Yahvé, vuestro Dios, vosotros os santificaréis y seréis santos, porque yo soy santo, y no os mancharéis con ninguno de los reptiles que reptan sobre la tierra.
45 Pues yo soy Yahvé, que os ha sacado de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios. Santos seréis vosotros, porque santo soy yo.
46 Esta es la ley referente a los cuadrúpedos, las aves, todos los seres vivientes que se mueven en las aguas y todos los que reptan sobre la tierra,
47 para que distingáis entre lo puro y lo impuro, entre lo que puede y no puede comerse.”

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Introducción a Levítico

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Levítico.
Introducción.

Nombre.
Este libro se llama Levítico (del gr. Ëåíåéôéêüí) porque trata principalmente de los deberes y derechos de los pertenecientes a la tribu de Leví. Como los otros libros del Pentateuco, en la Biblia hebraica éste se denomina por las primeras palabras del TM: Wayyiqra (y llamó). Trata sobre todo del ritual del culto divino en el santuario.

División y Contenido.
La idea central de este libro es la santidad de Dios, lo que exige un estado ritual y moral de santidad por parte de sus ministros. Podemos distinguir las siguientes secciones: a) leyes sobre los sacrificios (1-7); b) consagración de los sacerdotes (8-10); c) leyes sobre las purificaciones rituales (11-16); d) leyes de santidad (17-26); e) votos y diezmos (27).
Integran, pues, el libro textos casi exclusivamente legislativos. Todas estas secciones van presididas por la idea de la santidad de Yahvé, que debe comunicarse de algún modo al pueblo de Israel, y particularmente a sus sacerdotes. Esto aparece de un modo particular en la sección llamada código de santidad (17-26). La primera parte (1-7) se refiere a los sacrificios y ofrendas de los fieles y al modo de ofrecerlos por los sacerdotes. Los sacrificios se dividen en: i) holocausto (óllah) : se quema toda la víctima en el altar (1:3-17); 2) oblaciones (minjah) (2:1-16): ofrendas de flor de harina, incienso y aceite, como complemento de los sacrificios; 3) sacrificios pacíficos (selem) (3:1-17): se quemaban las partes grasas en el altar; 4) sacrificio por el pecado (jattah) (4:1-5:13), y por el delito (asam). Ambos son sacrificios expiatorios por faltas cometidas (5:14-6:7). La sección segunda, sobre la consagración de Aarón y sus hijos, es de carácter histórico-ritual (8-10). Los c.11-16 tratan de las impurezas legales contrarias a la santidad exigida a los israelitas como pueblo de Dios.
De aquí se deduce que nos hallamos ante una serie de colecciones de leyes que han sido compiladas después de haber tenido vida aparte en la tradición.

Composición del libro.
La crítica independiente niega todo origen mosaico a esta legislación levítica, y supone que es obra de una escuela sacerdotal influenciada por la personalidad de Ezequiel en los tiempos del destierro babilónico. Aquí sus principales ingredientes:
a) Ley de santidad (H: Heiligkeitgesetz), que comprende los capítulos 17-26. Se llama así porque predomina la idea de santidad. Constituye un código independiente, como el código de la alianza en el Éxodo y el Deuteronomio. Los tres comienzan por leyes sobre los lugares de sacrificio, y se terminan por una exhortación y una conclusión: Estos son los estatutos... que Yahvé establece entre El y los hijos de Israel en el monte del Sinaí por medio de Moisés.1 Pero este código de santidad asimismo está compuesto por elementos originariamente diversos, compilados por un redactor que a su vez es anterior al propiamente sacerdotal. Como no se destaca la persona del sumo sacerdote como jefe supremo de la jerarquía sacerdotal, su composición sería poco posterior al Deuteronomio, hacia el siglo VI. Puesto que son muchas las semejanzas con los textos de Ezequiel, no pocos autores suponen que éste es el autor de la ley de santidad2. Pero también se han hecho notar las discrepancias, y por eso muchos creen que no se pueden identificar los autores de ambas legislaciones3, y en general se supone que la ley de santidad es anterior a Ezequiel.
b) Ley de los sacrificios (1-7). Esta colección parece interrumpir la legislación de Ex 25-40 y Lev 8s. Se supone que es obra de los sacerdotes del templo de Jerusalén.
c) Ley de la pureza ritual (11-15). Se considera también fuera de contexto, intercalándose indebidamente entre el c.10 y el c.16, que parecen literariamente complementarios.
d) Ley sobre el día de la Expiación (c.16). Este ritual debía de formar parte de los elementos secundarios, ya que no aparece en tiempos de Ezequiel.
e) Ley sobre los votos y diezmos (c.27). Tiene manifiesto carácter de apéndice y parece adición reciente al código sacerdotal.
f) Consagración de los sacerdotes (8-10). Forma parte del escrito fundamental, siendo la continuación de Ex 40, ya que Lev 8 es el cumplimiento de las órdenes dadas en Ex 39·
Tales son los diversos elementos del Levítico que han sido incorporados texto del Pentateuco. Esta fusión debió de tener lugar en tiempos de Esdras (s.V a.C.). De este modo, el Levítico aparece como el libro religioso del Templo, a la vez ritual y manual de piedad, guía de los fieles y de los sacerdotes en sus relaciones con la Divinidad; elaborado en el curso de los siglos, habría recogido, adaptado y agrupado un conjunto de prescripciones, unas más antiguas, otras más recientes, pero que la piedad judía las hacía remontar sin distinción a Moisés.4
Como se ve, los críticos acatólicos niegan toda paternidad mosaica a la legislación levítica, ya que toda es de la época del exilio, o inmediatamente antes o después. Esta se considera como el término de un proceso evolutivo de las legislaciones elementales del Éxodo (código de la alianza: c.20-23) y del Deuteronomio. De este modo, las grandes instituciones cultuales (santuario, sacerdocio, sacrificios y fiestas) están sometidas a este proceso evolutivo histó-rico-legislativo.
Los autores Ortodoxos mantenienen la autenticidad mosaica de la legislación levítica, conforme a las afirmaciones de la tradición judeo-cristiana. Es la aplicación a un caso concreto de la solución al problema general de la autenticidad mosaica del Pentateuco.
La ley levítica es la condensación de la vida cultual de Israel desde Moisés hasta el fin del exilio de Babilonia; codificada muchas veces y elaborada según las necesidades, esta legislación fue, finalmente, recopilada por la mano de los sacerdotes para servir a su propia justificación.10 Es preciso admitir una tradición sinaítica que sirva de base a los desarrollos posteriores, pero no podemos concebir que la legislación mosaica primitiva haya permanecido como esquema muerto en las nuevas vicisitudes de la vida nacional11. Así, pues, debemos mantener el origen mosaico de las principales instituciones sacerdotales12. Cazelles resume así el problema: El autor ha recogido muchos textos antiguos que se ha contentado con completar, por ejemplo, sobreponiendo a un viejo ritual de purificación una liturgia nueva, inspirada en un concepto muy elaborado del pecado contra la Ley. Esta síntesis es mosaica en su fondo religioso..., pero sería difícil atribuir su redacción a Moisés. Supone un largo contacto con los cananeos y una sedentarización prolongada, que ha hecho de las fiestas agrícolas la base del ciclo litúrgico. La civilización es urbana bajo muchos aspectos. El material cultual que admite no corresponde al que nos dan a conocer los libros históricos y profetices que han precedido a Ezequiel... Se han hecho valer todavía muchas otras razones que impiden fechar esta síntesis antes del destierro, y se han subrayado desde hace tiempo numerosos puntos de contacto que presenta con Ezequiel. Pero ¿son posteriores todos los elementos de esta síntesis al gran profeta del destierro? Es muy improbable... La ley de santidad parece ser una codificación de los últimos tiempos de la monarquía, análoga en muchos puntos al Deuteronomio... Las demás leyes son más difíciles de fechar; con todo, la crítica está unánime en considerarlas como posteriores, y ciertos indicios hacen creer que su redacción es más tardía que la Torah de Ezequiel (40-48). En todo caso, cualquiera que sea su fecha de composición, estas síntesis particulares y la síntesis general del Levítico han sido hechas con un espíritu conservador, por espíritus conservadores, más solícitos de describir la costumbre preexílica que de reformarla. Querían mantener las antiguas usanzas y han dado la prioridad a los datos, en particular a las nociones de la lección divina, de Ley revelada y de pecado contra los mandamientos divinos, de modo que es en verdad del espíritu mosaico.13

Doctrina Religiosa.
Se ha supuesto por los críticos independientes que esta legislación levítica representa un estadio inferior religioso respecto del mensaje profetice, ya que los elementos éticos de la predicación de los profetas son sustituidos por un formalismo cultualista que degenará en las concepciones farisaicas de los tiempos de Cristo. Es el estadio del nomismo, que se presenta como sucedáneo del profetismo cuando la virtualidad ascendente de la religión de Israel había agotado su contenido. Pero esta suposición no es exacta, ya que la legislación ritual del Levítico supone el contenido dogmático y moral de la religión mosaica, si bien en razón de los destinatarios los sacerdotes, encargados del santuario se centra la atención en torno a sus deberes cultuales, lo que implica una serie de privilegios muy en consonancia con la concepción teocrática de la vida en Israel. Como los profetas no insistían en los deberes cultuales del pueblo, porque existía una clase sacerdotal encargada de urgirlos, así aquí el legislador se preocupa sólo en este libro de la legislación relativa al culto, presuponiendo la exposición de las verdades religiosas y éticas en los libros anteriores, como el Deuteronomio.
Toda la legislación levítica tiene por base la concepción de la santidad de Yahvé, que exige santificación en los que a El se acercan y en el pueblo israelita en general: Sed santos como yo soy santo, yo, Yahvé.14 No puede darse formulación más solemne sobre los altísimos destinos de la nación israelita. Como colectividad estaba consagrada a Yahvé, pues era su primogénito.15 y su reino sacerdotal.16 Esta condición especialísima de Israel exigía que no podía comportarse como las demás naciones17, sino que tenía que santificarse con los preceptos de Yahvé18. Y dentro de la comunidad israelita, los pertenecientes a la clase sacerdotal están particularmente obligados a vivir en una atmósfera de santidad ritual y moral19, ya que aquélla no tiene más finalidad que fomentar ésta. Aunque las prescripciones levíticas se deban muchas veces a un derecho consuetudinario anterior al propio Moisés, como la distinción entre animales puros e impuros, sin embargo, el legislador les da un nuevo sentido religioso conforme a la mentalidad de su época. Todos los formalismos legales, que ahora a nosotros se nos antojan irracionales, eran para el legislador hebraico un medio de fomentar la idea de la santidad de Yahvé y de su pueblo20. El legislador quería crear en Israel una conciencia de nación sacerdotal, de un pueblo que debía vivir aislado de los gentiles para no contaminarse y perder su misión histórica en los planes divinos.
Por otra parte, no debe olvidarse que en la legislación levítica hay prescripciones de índole netamente moral: deberes para con el prójimo y prohibiciones del robo, la mentira, el fraude21. Se recalcan los deberes para con los padres22, los ancianos23, los enfermos24, y se prohibe terminantemente el rencor y odio al prójimo25. Incluso se ordena un trato de amor y benevolencia hacia el extranjero, como si fuera un israelita26. Nos encontramos, pues, aquí con un código moral muy alto, digno de la mejor tradición profética y deuteronómica, lo que prueba que es falsa la acusación de un exclusivo nomismo formalista lanzada contra la legislación levítica27.
Los sacrificios tienen una finalidad exclusivamente religiosa. Para el semita son la mejor muestra de adoración y entrega a Dios28. Los sacrificios hebreos están llenos de sentido religioso: adoración, reconocimiento por los beneficios, sentido de expiación y de súplica29. Por eso, la vida de culto a base de sacrificios debía ser fuente de vida religiosa y moral para el pueblo. Ciertamente que todo esto degeneró, y gran parte de los oferentes limitaban sus acciones a un puro formalismo, sin sentido de entrega del corazón a Dios, manifestada en el cumplimiento de sus preceptos30. Contra este puro formalismo predican los profetas: Yo amo la piedad y no los sacrificios;31 pero es que los actos de culto eran entonces una caricatura de la finalidad de los mismos.
Vemos, pues, que la legislación levítica está penetrada de un gran sentido religioso y ético de la vida que no desmerece de la tradición profética: Del conjunto de estas consideraciones sobre la santidad y los sacrificios levíticos se desprende el valor religioso del tercer libro del Pentateuco, harto frecuentemente desconocido o singularmente disminuido por la crítica moderna. Sus instituciones y sus prescripciones no son sencillamente la expresión de un ceremonialismo y de un formalismo estrechos; no ignoran las exigencias de una conciencia religiosa; por esta razón, lo mismo que las apremiantes exhortaciones del Deuteronomio o los oráculos inflamados de los profetas, tendrán ellas su parte en la formación de la conciencia del pueblo judío y en la salvaguarda de su vida religiosa, muy en particular de su fe monoteística, de la que constituyen de alguna manera la protección exterior contra las influencias paganas. Si este papel bienhechor de la legislación levítica ha sido sobre todo decisivo en los tiempos que siguieron al destierro, no lo fue menos real en los tiempos que precedieron; y si, al declinar de la historia judía, la Ley llegó a ser una carga demasiado pesada, es porque la casuística farisaica la había sobrecargado con todas las adiciones de su exégesis oral y la había hecho desviar de su verdadero sentido. Este papel, sin embargo, no podía menos de ser transitorio. San Pablo lo ha caracterizado bien cuando decía a los gálatas: La Ley ha sido nuestro pedagogo hasta Cristo...32 Lo fue por la disciplina severa que impuso al pueblo judío con miras a conservarle la fe en el verdadero Dios y por la absoluta sumisión a la voluntad divina que reclamaba.33

1 Lev 26:46. 2 Semejanzas: Lev 17:10 y Ez 14:8; Lev 17:13 y Ez 24:7; Lev 17:12 y Ez 22:10; 11; Lev 19:13 y Ez 18:7; 12; 16; Lev 19:15 y Ez 22:18; 8; Lev 19:36 y Ez 45:10; Lev 21:1b-3 y Ez 44:25; Lev 21:5 y Ez 44:20; Lev 2:2:8 y Ez 44:31; Lev 22:15 y Ez 22:26; Lev 25:36-37 y Ez 18:8, etc. Véase A. Clamer, Lévitique (La Sainte Bible) (París 1946) 10. 3 Discrepancias: Ez no menciona el sacrificio cotidiano o perpetuo, ni el cordero pascual, ni la fiesta de las trompetas ni la de Pentecostés, ni el rito del día de la Expiación, ni se menciona al sumo sacerdote. En Ez 44:22 se prohibe a los sacerdotes que se casen con viudas, mientras que en Lev 21:13-15 pueden casarse con una viuda honesta. En cambio, el sumo sacerdote tiene que casarse con una virgen. 4 A. Clamer, o.c., 12. 5 M. J. Lagrange, Les sources du Pentateuque: RB (1898) 21. 6 Prat, La Loi de Mo'ise, ses progrés: Études, 77 (1898),48. 7 Durand, L'état présent des études bibliques en France: Études, 90. 8 Hummelauer, Com. in Deuteron. (París 1901) 79. 9 EB n.177- 10 W. Stoderl, Das Gesetz Israels nach Inhalt und'Ursprung (Marienbad 1933) 11 Cf. J. Coppens, L'histoire cirtique de l'A.T. II; id., Les orientations nouvelles: NKIh (1938) 670-674- 12 A. Clamer, o.c., 16. 13 H. Cazelles, Le Lévitique (Bible de Jérusalem) 15-18. 14 Lev 19:2; 20:26; 21:8. 15 Ex 4:22. 16 Ex 19:6. 17 Lev 20:24; 26. 18 Lev 20:8; 21:8; 22:32. 19 Lev 21:23; 22:9; 16. 20 Cf. M. J. Lagrange, Études sur les religions sémitiques 146-147. 21 Lev 19:11; 35; 36. 22 Lev 19:3. 23 Lev 19:14. 24 Lev 19:14. 25 Lev 19:17-18. 26 Lev 19:33-34 27 Se proclama la necesidad de la entrega del corazón a Dios: Lev 19:4; 12; 24. 28 Cf. Lagrange, o.c., 268. 29 Cf, Tomás de Aquino, 1-2 q.8s a. 2. 30 Cf. Am 5:22; Os 8:13; Jer 5:20. 31 Os 6:6. 32 Gál 3:24. 33 H. Cazelles, Le Lévitique (La Bible de Jérusalem) 26.


Leyes Sobre los Sacrificios.
Después de hablar de la erección del tabernáculo, sigue la legislación relativa a la vida litúrgica, y en primer lugar la relativa a los sacrificios, que son el acto central de culto del sacerdocio del Antiguo Testamento. Ya hemos visto algunas regulaciones particulares sobre los sacrificios1, pero ahora llega el momento de hacer una exposición detallada y completa de sus diversas clases y ritual.
Debe notarse el modo con que se dan las leyes, siempre dentro de la concepción estrictamente teocrática, de forma que se prescinde de las causas segundas. Por ello, las fórmulas estereotipadas Dios habló o dijo a Moisés han de entenderse en sentido amplio, de una asistencia divina al legislador para compilar, adaptar y aun establecer nuevas leyes. Rara vez ha de entenderse en el sentido estricto de revelación nueva concreta.
Los sacrificios son divididos en cinco categorías: a) holocaustos (c.1); b) oblaciones (c.2); c) sacrificios pacíficos (c.3); d) sacrificios por el pecado (c.4-5); e) los sacrificios por el delito (5:14-6:7).
La fuente de esta legislación suele ser la sacerdotal. Los críticos acatólicos han pretendido negar la autenticidad total mosaica de este minucioso ritual, suponiendo que es obra de un autor posterior al exilio babilónico de la escuela de Ezequiel. Pero hemos de notar que ya Amos en el siglo VIII habla de las diversas clases de sacrificios según el orden aquí establecido2.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Levítico 11,1-47

11. Animales Puros e Impuros.
L os c.11-15 comprenden una serie de leyes sobre las impurezas legales. Son un paréntesis, ya que 16:1 es continuación Deu_10:20. El hagiógrafo ha colocado aquí estas leyes para hacer ver al pueblo el discernimiento que ha de haber entre las cosas y animales puros y los impuros, no sea que se exponga por su ignorancia a un castigo similar al de los dos hijos de Aarón. En 10:10 se dice que los sacerdotes deben discernir lo santo y lo profano, lo puro y lo impuro, y ahora se determina oficialmente cuál es lo puro y cuál lo contaminado. La ley de pureza se divide en cuatro partes: a) sobre los animales puros e impuros (c.11); b) sobre la mujer recién panda (c.12); c) sobre la lepra (0.13-14); d) sobre las impurezas del hombre y de la mujer (c.15).

Los Cuadrúpedos (1-8).
1Yahvé habló a Moisés y Aarón, diciendo: 2Hablad a los hijos de Israel y decidles: He aquí los animales que comeréis entre las bestias de la tierra: 3todo animal de pezuña hendida y casco partido y que rumie, lo comeréis; 4pero no comeréis los que sólo rumian o sólo tienen partida la pezuña. El camello, que rumia, pero que no tiene la pezuña partida, será inmundo para vosotros; 5el conejo, que rumia y no tiene la pezuña partida, es inmundo; 6la liebre, que es rumiante y no tiene la pezuña hendida, es inmunda; 7el cerdo, que tiene la pezuña hendida y no rumia, es inmundo para vosotros. 8No comeréis su carne ni tocaréis sus cadáveres; están inmundos para vosotros.

Puro es equivalente a limpio, y Yahvé, santo, es la fuente de santidad para cuanto a El se refiera. La santidad incluye la idea de pureza y la de trascendencia. Todo lo que de algún modo se relaciona con Dios es santo. Santa es la morada de Dios en el cielo y su santuario en la tierra; santos son los enseres de su casa, y los ministros que le sirven, y el pueblo por El elegido. De aquí la norma general del código: Sed santos, porque yo soy santo. Yo, que moro en medio de vosotros, os santifico.1 En razón de esta santidad, no sólo los sacerdotes y los demás ministros del santuario, sino también el pueblo debía someterse a numerosas observancias, con que guardaba en sí la santidad que había recibido de Dios, y que le servía para vivir separado de los otros pueblos y evitar el peligro de contaminación.
Contraria a la santidad es la impureza, que se halla sobre todo en los espíritus inmundos, y de ellos venía, según una superstición muy extendida, la impureza de muchas cosas, A cuatro capítulos se pueden reducir las cosas impuras según la mentalidad hebraica: las comidas, los cadáveres, los leprosos y todo lo concerniente a la generación humana. ..Cuál es la razón de distinción de alimentos en puros e impuros? Es difícil señalarla, ya que depende de la estimación de los contemporáneos de Moisés. No es la naturaleza misma de las cosas, que Dios, al criarlas, declaró buenas2. San Pablo afirma que todo es limpio para los limpios,3 y Jesucristo dijo que no mancha al hombre lo que entra en él (los alimentos), sino lo que sale del corazón.4 Quiere esto decir que semejante distinción de alimentos no viene del cielo, sino que nace de la tierra. La religión le imprimió luego su sello sagrado, como se lo imprimía a todas las cosas en la antigua organización teocrática de la vida.
No cabe duda que hay ciertos animales que nos causan repugnancia, y por esto nos abstenemos de comerlos; pero éstos no son los mismos en la estimación de todos. Hay quienes miran el perro como plato exquisito, mientras que otros no lo comerían sino en extrema necesidad. Igual se puede decir del cerdo, del gato, etc. No todas las carnes son igualmente digeribles, y esto puede ser otro principio de distinción. Un tercer principio para los hebreos sería, según algunos Padres, la protestación contra las supersticiones paganas. Los hebreos tendrían así por impuros los animales que para los gentiles eran sagrados. En todo caso, en esta discriminación de alimentos hay mucho de atavismo y de mentalidad popular. El legislador hebraico se amoldó a ésta al establecer la distinción entre animales puros e impuros. La lista del Levítico es larga, y no es posible identificar todos los animales señalados.
El capítulo abarca los puntos siguientes: normas sobre los cuadrúpedos (1-8), distinción de los animales acuáticos (9-12), reglas sobre la distinción de aves (13-19), distinción de insectos (20-23), impureza originada por el contacto con algún cadáver (24-40), reptiles inmundos (41-45). La división corresponde a la del relato de la creación de Gén 1.
Respecto de los cuadrúpedos se requieren dos condiciones para ser considerados puros y, por tanto, comestibles: tener el casco partido (y la pezuña hendida) y ser rumiante. Si falta una de estas dos condiciones, es inmundo. Así, pues, los comestibles son el buey, la cabra, el cordero, etc.5 Se excluyen, pues, el caballo, el perro, el asno, etc., que, aunque no podían ser comidos, podían ser utilizados para servicio del hombre. Hemos de observar que el rumiar no ha de ser juzgado científicamente, sino según la estimación popular. Así, la liebre y el conejo son considerados como rumiantes, porque mueven la boca como los rumiantes, pero no lo son en realidad, sino simples roedores. El camello es considerado inmundo, pues aunque sea rumiante y tenga la pezuña hendida, sin embargo, por debajo están como unidas las dos partes de ella. El conejo de que aquí se habla parece ser el daman, que es descrito como pequeño paquidermo de la fauna etiópica (Hyrax syricus), que no es rumiante ni roedor, de la talla de un conejo, que habita entre las rocas6. Es considerado inmundo porque no tiene la pezuña hendida, aunque aparentemente sea rumiante. Por la misma razón es excluida la liebre, que, aunque aparentemente rumiante, no tiene la pezuña hendida, aunque las uñas aparezcan separadas al exterior. El cerdo es excluido porque no es rumiante (v.7). Tácito dice que los judíos se abstenían del cerdo porque éste propaga la lepra7. Entre los griegos y babilonios era considerado como animal sagrado y, como tal, preferido para los sacrificios. Entre las poblaciones cananeas de Palestina parece que tenía este mismo carácter, pues se han descubierto muchos esqueletos de puercos en las excavaciones neolíticas del santuario de Gezer8. Algunos autores insinúan que el cerdo es considerado impuro por razones supersticiosas, pues, como anda hozando, se le ha relacionado con los espíritus malignos subterráneos. No sólo estaba prohibido comer sus carnes, sino aun tocar sus cadáveres.

Animales Acuáticos (9-12).

9He aquí los animales que entre los acuáticos comeréis: Todo cuanto tiene aletas y escamas, tanto en el mar como en los ríos, lo comeréis; 10pero abominaréis de cuanto no tiene aletas y escamas en el mar y en los ríos, de entre los animales que se mueven en el agua y de entre todos los vivientes que en ella hay,11Serán para vosotros abominación; no comeréis sus carnes y tendréis como abominación sus cadáveres. 12Todo cuanto en las aguas no tiene aletas ni escamas, lo tendréis por abominación.

Se prohiben los animales acuáticos que no tienen aletas ni escamas por su semejanza con las serpientes, como las anguilas. También aquí habrá que recurrir a ideas supersticiosas de estimación popular para establecer esta distinción entre los animales acuáticos. Los peces eran venerados por las poblaciones marinas filisteas y púnicas9.
La enumeración es prolija, y muchos de los nombres hebreos, difíciles de identificar al detalle10. No se da razón de la prohibición de comer estas aves. De hecho, pues, sólo se permiten los animales domésticos y algunos más en relación con el hombre, como las palomas.

Los Insectos (20-23).
20Todo volátil que anda sobre cuatro patas lo tendréis por abominación; 21 pero, entre los insectos alados que marchan sobre cuatro patas, comeréis aquellos que tienen más largas las de atrás para saltar sobre la tierra. 22 He aquí de entre éstos los que comeréis: toda especie de langosta: el solam, el jargol, el jagab según las especies. 23 Todo otro volátil de cuatro patas lo tendréis por inmundo, y comiéndolos os haréis inmundos.

De entre los insectos sólo se permite comer los pertenecientes a la familia de la langosta, cuya determinación específica no es fácil traducir. Era corriente entre los orientales ya desde la antigüedad comer las langostas11.

Impureza por Contacto con Cadáveres (24-40).
24Quien tocare uno de sus cadáveres se contaminará, y será inmundo hasta la tarde; 25y si tocare algo de esto muer-to, lavará sus vestiduras, y será inmundo hasta la puesta del sol. 26Todo animal que tenga pezuña, pero no partida ni rumie, será para vosotros inmundo, y quien tocare su cadáver será inmundo. 27 Los que andan sobre la planta de los pies serán para vosotros inmundos, y quien tocare su cadáver será inmundo hasta la tarde, 28y quien transportare su cadáver lavará sus vestiduras y será inmundo hasta la tarde. 29También estos animales serán para vosotros inmundos de entre los que andan por la tierra: la comadreja, el ratón y la tortuga en todas sus especies; 30el musgaño, el camaleón, la salamandra, el lagarto y el topo. 31Estos son los para vosotros inmundos entre los reptiles; quien tocare su cadáver será inmundo hasta la tarde. 32Todo objeto sobre el que cayere uno de estos cadáveres será manchado; y los utensilios de madera, vestidos, pieles, sacos, todo objeto de uso, será puesto en agua y será inmundo hasta la tarde; 33toda vasija de barro donde algo de esto caiga quedará manchada y la romperéis; 34todo alimento preparado con agua quedará manchado, y lo mismo toda bebida, cualquiera que sea el vaso que la contenga; 35todo aquello sobre lo cual caiga algo de estos cadáveres quedará manchado, y por contaminado lo tendréis. 36Las fuentes y las cisternas donde hay cantidad de agua quedarán puras, mas quien tocare el cadáver será impuro. 37Si alguno de estos cuerpos muertos cayere sobre una simiente que ha de sembrarse, la simiente quedará pura; 38pero, si se le hubiere echado agua encima y cae alguno de estos cuerpos muertos, la tendréis por manchada. 39Si muere uno de los animales cuya carne podéis comer, quien tocare el cadáver lavará sus vestidos y quedará impuro hasta la tarde. 40El que de estos cadáveres comiere, lavará sus vestidos y quedará inmundo hasta la tarde; y el que los llevare, lavará sus vestidos y será inmundo hasta la tarde.

La impureza contraída por el contacto de los cadáveres era un obstáculo para que los sacerdotes ejercieran sus funciones 12, y a los israelitas en general les impedía, so pena de excomunión de la comunidad, comer carnes de víctimas ofrecidas a Dios13. El contaminado tenía que purificarse ritualmente. La exégesis rabínica creó a propósito de esto todo un código complicado de purificaciones14.

Los Reptiles (41-45).
41Será para vosotros abominación todo reptil que repta sobre la tierra. 42No comeréis ningún animal que repta sobre la tierra, sea de los que se arrastran sobre su vientre, sea de los que marchan sobre cuatro o sobre muchas patas; los tendréis por abominación. 43No os hagáis abominables por los reptiles que reptan ni os hagáis impuros por ellos; seréis manchados por ellos. 44Porque yo soy Yahvé, vuestro Dios, vosotros os santificaréis y seréis santos, porque yo soy santo, y no os mancharéis con ninguno de los reptiles que reptan sobre la tierra. 45Pues yo soy Yahvé, que os ha sacado de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios. Santos seréis vosotros, porque santo soy yo.

Este verso sigue al v.23, pues trata de animales que no se han de comer. Aquí bajo el nombre de reptiles están no sólo los que se arrastran sobre su vientre, sino también los que tienen patas, como los lagartos y los gusanos. Entre los semitas había culto a ciertos animales reptiles15. Y había muchas supersticiones sobre estos animales que se esconden en la tierra en relación con los espíritus malignos subterráneos.
Después el hagiógrafo da la razón teológica de todas estas prohibiciones: Yo soy Yahvé..., os santificaréis y no os mancharéis... (v.44). El hecho de pertenecer a Dios como pueblo elegido colocaba a los israelitas en una situación de privilegio que tenía sus exigencias, ya que debían conformarse en su conducta a la santidad de Dios, que era incompatible con toda impureza material y espiritual. Cualquiera que fuera el origen popular que considerara ciertos animales como impuros, el autor sagrado insiste en el hecho de que lo son, y, por tanto, el israelita debe abstenerse de comerlos y de aun tener contacto con sus cadáveres.

Conclusión (46-47).
46Esta es la ley referente a los cuadrúpedos, las aves, todos los seres vivientes que se mueven en las aguas y todos los que reptan sobre la tierra, 47para que distingáis entre lo puro y lo impuro, entre lo que puede y no puede comerse.

El autor sagrado recapitula todo lo precedente insistiendo en la prohibición para recalcar su importancia en la vida social de Israel. Esas leyes de discriminación entre animales puros e impuros sirvieron para aislar a Israel y para salvarle de la absorción en determinados momentos críticos históricos.

1 Lev_18:45; Lev_19:2; Lev_20:26; Lev_21:6. 2 Cf. Gén c.1. 3 Tit 1:15; cf. Hec_10:15. 4 Mat_15:11. 5 cf. Deu_14:5. 6 Cf. Abel. Géog. I 221. 7 Tácito, Anajes V 4. 8 H. Vincent, Canaan p. 188.202. 9 Cf. DBV V 494. 10 Véase al detalle en Abel, Géog. I 2243. 11 Cf. A. Jaussen, Coutumes des árabes p.250; Mat_3:4; Mar_1:6. 12 Cf. Lev_22:2-8. 13 Cf. Lev_7:20. 14 Cf. Mat_15:2; Mat_23:24-25. 15 Cf. Eze_5:10.