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Levítico.
Introducción.
Nombre.
Este libro se llama Levítico (del gr. Ëåíåéôéêüí) porque trata principalmente de los deberes y derechos de los pertenecientes a la tribu de Leví. Como los otros libros del Pentateuco, en la Biblia hebraica éste se denomina por las primeras palabras del TM: Wayyiqra (y llamó). Trata sobre todo del ritual del culto divino en el santuario.
División y Contenido.
La idea central de este libro es la santidad de Dios, lo que exige un estado ritual y moral de santidad por parte de sus ministros. Podemos distinguir las siguientes secciones: a) leyes sobre los sacrificios (1-7); b) consagración de los sacerdotes (8-10); c) leyes sobre las purificaciones rituales (11-16); d) leyes de santidad (17-26); e) votos y diezmos (27).
Integran, pues, el libro textos casi exclusivamente legislativos. Todas estas secciones van presididas por la idea de la santidad de Yahvé, que debe comunicarse de algún modo al pueblo de Israel, y particularmente a sus sacerdotes. Esto aparece de un modo particular en la sección llamada código de santidad (17-26). La primera parte (1-7) se refiere a los sacrificios y ofrendas de los fieles y al modo de ofrecerlos por los sacerdotes. Los sacrificios se dividen en: i) holocausto (óllah) : se quema toda la víctima en el altar (1:3-17); 2) oblaciones (minjah) (2:1-16): ofrendas de flor de harina, incienso y aceite, como complemento de los sacrificios; 3) sacrificios pacíficos (selem) (3:1-17): se quemaban las partes grasas en el altar; 4) sacrificio por el pecado (jattah) (4:1-5:13), y por el delito (asam). Ambos son sacrificios expiatorios por faltas cometidas (5:14-6:7). La sección segunda, sobre la consagración de Aarón y sus hijos, es de carácter histórico-ritual (8-10). Los c.11-16 tratan de las impurezas legales contrarias a la santidad exigida a los israelitas como pueblo de Dios.
De aquí se deduce que nos hallamos ante una serie de colecciones de leyes que han sido compiladas después de haber tenido vida aparte en la tradición.
Composición del libro.
La crítica independiente niega todo origen mosaico a esta legislación levítica, y supone que es obra de una escuela sacerdotal influenciada por la personalidad de Ezequiel en los tiempos del destierro babilónico. Aquí sus principales ingredientes:
a) Ley de santidad (H: Heiligkeitgesetz), que comprende los capítulos 17-26. Se llama así porque predomina la idea de santidad. Constituye un código independiente, como el código de la alianza en el Éxodo y el Deuteronomio. Los tres comienzan por leyes sobre los lugares de sacrificio, y se terminan por una exhortación y una conclusión: Estos son los estatutos... que Yahvé establece entre El y los hijos de Israel en el monte del Sinaí por medio de Moisés.1 Pero este código de santidad asimismo está compuesto por elementos originariamente diversos, compilados por un redactor que a su vez es anterior al propiamente sacerdotal. Como no se destaca la persona del sumo sacerdote como jefe supremo de la jerarquía sacerdotal, su composición sería poco posterior al Deuteronomio, hacia el siglo VI. Puesto que son muchas las semejanzas con los textos de Ezequiel, no pocos autores suponen que éste es el autor de la ley de santidad2. Pero también se han hecho notar las discrepancias, y por eso muchos creen que no se pueden identificar los autores de ambas legislaciones3, y en general se supone que la ley de santidad es anterior a Ezequiel.
b) Ley de los sacrificios (1-7). Esta colección parece interrumpir la legislación de Ex 25-40 y Lev 8s. Se supone que es obra de los sacerdotes del templo de Jerusalén.
c) Ley de la pureza ritual (11-15). Se considera también fuera de contexto, intercalándose indebidamente entre el c.10 y el c.16, que parecen literariamente complementarios.
d) Ley sobre el día de la Expiación (c.16). Este ritual debía de formar parte de los elementos secundarios, ya que no aparece en tiempos de Ezequiel.
e) Ley sobre los votos y diezmos (c.27). Tiene manifiesto carácter de apéndice y parece adición reciente al código sacerdotal.
f) Consagración de los sacerdotes (8-10). Forma parte del escrito fundamental, siendo la continuación de Ex 40, ya que Lev 8 es el cumplimiento de las órdenes dadas en Ex 39·
Tales son los diversos elementos del Levítico que han sido incorporados texto del Pentateuco. Esta fusión debió de tener lugar en tiempos de Esdras (s.V a.C.). De este modo, el Levítico aparece como el libro religioso del Templo, a la vez ritual y manual de piedad, guía de los fieles y de los sacerdotes en sus relaciones con la Divinidad; elaborado en el curso de los siglos, habría recogido, adaptado y agrupado un conjunto de prescripciones, unas más antiguas, otras más recientes, pero que la piedad judía las hacía remontar sin distinción a Moisés.4
Como se ve, los críticos acatólicos niegan toda paternidad mosaica a la legislación levítica, ya que toda es de la época del exilio, o inmediatamente antes o después. Esta se considera como el término de un proceso evolutivo de las legislaciones elementales del Éxodo (código de la alianza: c.20-23) y del Deuteronomio. De este modo, las grandes instituciones cultuales (santuario, sacerdocio, sacrificios y fiestas) están sometidas a este proceso evolutivo histó-rico-legislativo.
Los autores Ortodoxos mantenienen la autenticidad mosaica de la legislación levítica, conforme a las afirmaciones de la tradición judeo-cristiana. Es la aplicación a un caso concreto de la solución al problema general de la autenticidad mosaica del Pentateuco.
La ley levítica es la condensación de la vida cultual de Israel desde Moisés hasta el fin del exilio de Babilonia; codificada muchas veces y elaborada según las necesidades, esta legislación fue, finalmente, recopilada por la mano de los sacerdotes para servir a su propia justificación.10 Es preciso admitir una tradición sinaítica que sirva de base a los desarrollos posteriores, pero no podemos concebir que la legislación mosaica primitiva haya permanecido como esquema muerto en las nuevas vicisitudes de la vida nacional11. Así, pues, debemos mantener el origen mosaico de las principales instituciones sacerdotales12. Cazelles resume así el problema: El autor ha recogido muchos textos antiguos que se ha contentado con completar, por ejemplo, sobreponiendo a un viejo ritual de purificación una liturgia nueva, inspirada en un concepto muy elaborado del pecado contra la Ley. Esta síntesis es mosaica en su fondo religioso..., pero sería difícil atribuir su redacción a Moisés. Supone un largo contacto con los cananeos y una sedentarización prolongada, que ha hecho de las fiestas agrícolas la base del ciclo litúrgico. La civilización es urbana bajo muchos aspectos. El material cultual que admite no corresponde al que nos dan a conocer los libros históricos y profetices que han precedido a Ezequiel... Se han hecho valer todavía muchas otras razones que impiden fechar esta síntesis antes del destierro, y se han subrayado desde hace tiempo numerosos puntos de contacto que presenta con Ezequiel. Pero ¿son posteriores todos los elementos de esta síntesis al gran profeta del destierro? Es muy improbable... La ley de santidad parece ser una codificación de los últimos tiempos de la monarquía, análoga en muchos puntos al Deuteronomio... Las demás leyes son más difíciles de fechar; con todo, la crítica está unánime en considerarlas como posteriores, y ciertos indicios hacen creer que su redacción es más tardía que la Torah de Ezequiel (40-48). En todo caso, cualquiera que sea su fecha de composición, estas síntesis particulares y la síntesis general del Levítico han sido hechas con un espíritu conservador, por espíritus conservadores, más solícitos de describir la costumbre preexílica que de reformarla. Querían mantener las antiguas usanzas y han dado la prioridad a los datos, en particular a las nociones de la lección divina, de Ley revelada y de pecado contra los mandamientos divinos, de modo que es en verdad del espíritu mosaico.13
Doctrina Religiosa.
Se ha supuesto por los críticos independientes que esta legislación levítica representa un estadio inferior religioso respecto del mensaje profetice, ya que los elementos éticos de la predicación de los profetas son sustituidos por un formalismo cultualista que degenará en las concepciones farisaicas de los tiempos de Cristo. Es el estadio del nomismo, que se presenta como sucedáneo del profetismo cuando la virtualidad ascendente de la religión de Israel había agotado su contenido. Pero esta suposición no es exacta, ya que la legislación ritual del Levítico supone el contenido dogmático y moral de la religión mosaica, si bien en razón de los destinatarios los sacerdotes, encargados del santuario se centra la atención en torno a sus deberes cultuales, lo que implica una serie de privilegios muy en consonancia con la concepción teocrática de la vida en Israel. Como los profetas no insistían en los deberes cultuales del pueblo, porque existía una clase sacerdotal encargada de urgirlos, así aquí el legislador se preocupa sólo en este libro de la legislación relativa al culto, presuponiendo la exposición de las verdades religiosas y éticas en los libros anteriores, como el Deuteronomio.
Toda la legislación levítica tiene por base la concepción de la santidad de Yahvé, que exige santificación en los que a El se acercan y en el pueblo israelita en general: Sed santos como yo soy santo, yo, Yahvé.14 No puede darse formulación más solemne sobre los altísimos destinos de la nación israelita. Como colectividad estaba consagrada a Yahvé, pues era su primogénito.15 y su reino sacerdotal.16 Esta condición especialísima de Israel exigía que no podía comportarse como las demás naciones17, sino que tenía que santificarse con los preceptos de Yahvé18. Y dentro de la comunidad israelita, los pertenecientes a la clase sacerdotal están particularmente obligados a vivir en una atmósfera de santidad ritual y moral19, ya que aquélla no tiene más finalidad que fomentar ésta. Aunque las prescripciones levíticas se deban muchas veces a un derecho consuetudinario anterior al propio Moisés, como la distinción entre animales puros e impuros, sin embargo, el legislador les da un nuevo sentido religioso conforme a la mentalidad de su época. Todos los formalismos legales, que ahora a nosotros se nos antojan irracionales, eran para el legislador hebraico un medio de fomentar la idea de la santidad de Yahvé y de su pueblo20. El legislador quería crear en Israel una conciencia de nación sacerdotal, de un pueblo que debía vivir aislado de los gentiles para no contaminarse y perder su misión histórica en los planes divinos.
Por otra parte, no debe olvidarse que en la legislación levítica hay prescripciones de índole netamente moral: deberes para con el prójimo y prohibiciones del robo, la mentira, el fraude21. Se recalcan los deberes para con los padres22, los ancianos23, los enfermos24, y se prohibe terminantemente el rencor y odio al prójimo25. Incluso se ordena un trato de amor y benevolencia hacia el extranjero, como si fuera un israelita26. Nos encontramos, pues, aquí con un código moral muy alto, digno de la mejor tradición profética y deuteronómica, lo que prueba que es falsa la acusación de un exclusivo nomismo formalista lanzada contra la legislación levítica27.
Los sacrificios tienen una finalidad exclusivamente religiosa. Para el semita son la mejor muestra de adoración y entrega a Dios28. Los sacrificios hebreos están llenos de sentido religioso: adoración, reconocimiento por los beneficios, sentido de expiación y de súplica29. Por eso, la vida de culto a base de sacrificios debía ser fuente de vida religiosa y moral para el pueblo. Ciertamente que todo esto degeneró, y gran parte de los oferentes limitaban sus acciones a un puro formalismo, sin sentido de entrega del corazón a Dios, manifestada en el cumplimiento de sus preceptos30. Contra este puro formalismo predican los profetas: Yo amo la piedad y no los sacrificios;31 pero es que los actos de culto eran entonces una caricatura de la finalidad de los mismos.
Vemos, pues, que la legislación levítica está penetrada de un gran sentido religioso y ético de la vida que no desmerece de la tradición profética: Del conjunto de estas consideraciones sobre la santidad y los sacrificios levíticos se desprende el valor religioso del tercer libro del Pentateuco, harto frecuentemente desconocido o singularmente disminuido por la crítica moderna. Sus instituciones y sus prescripciones no son sencillamente la expresión de un ceremonialismo y de un formalismo estrechos; no ignoran las exigencias de una conciencia religiosa; por esta razón, lo mismo que las apremiantes exhortaciones del Deuteronomio o los oráculos inflamados de los profetas, tendrán ellas su parte en la formación de la conciencia del pueblo judío y en la salvaguarda de su vida religiosa, muy en particular de su fe monoteística, de la que constituyen de alguna manera la protección exterior contra las influencias paganas. Si este papel bienhechor de la legislación levítica ha sido sobre todo decisivo en los tiempos que siguieron al destierro, no lo fue menos real en los tiempos que precedieron; y si, al declinar de la historia judía, la Ley llegó a ser una carga demasiado pesada, es porque la casuística farisaica la había sobrecargado con todas las adiciones de su exégesis oral y la había hecho desviar de su verdadero sentido. Este papel, sin embargo, no podía menos de ser transitorio. San Pablo lo ha caracterizado bien cuando decía a los gálatas: La Ley ha sido nuestro pedagogo hasta Cristo...32 Lo fue por la disciplina severa que impuso al pueblo judío con miras a conservarle la fe en el verdadero Dios y por la absoluta sumisión a la voluntad divina que reclamaba.33
1 Lev 26:46. 2 Semejanzas: Lev 17:10 y Ez 14:8; Lev 17:13 y Ez 24:7; Lev 17:12 y Ez 22:10; 11; Lev 19:13 y Ez 18:7; 12; 16; Lev 19:15 y Ez 22:18; 8; Lev 19:36 y Ez 45:10; Lev 21:1b-3 y Ez 44:25; Lev 21:5 y Ez 44:20; Lev 2:2:8 y Ez 44:31; Lev 22:15 y Ez 22:26; Lev 25:36-37 y Ez 18:8, etc. Véase A. Clamer, Lévitique (La Sainte Bible) (París 1946) 10. 3 Discrepancias: Ez no menciona el sacrificio cotidiano o perpetuo, ni el cordero pascual, ni la fiesta de las trompetas ni la de Pentecostés, ni el rito del día de la Expiación, ni se menciona al sumo sacerdote. En Ez 44:22 se prohibe a los sacerdotes que se casen con viudas, mientras que en Lev 21:13-15 pueden casarse con una viuda honesta. En cambio, el sumo sacerdote tiene que casarse con una virgen. 4 A. Clamer, o.c., 12. 5 M. J. Lagrange, Les sources du Pentateuque: RB (1898) 21. 6 Prat, La Loi de Mo'ise, ses progrés: Études, 77 (1898),48. 7 Durand, L'état présent des études bibliques en France: Études, 90. 8 Hummelauer, Com. in Deuteron. (París 1901) 79. 9 EB n.177- 10 W. Stoderl, Das Gesetz Israels nach Inhalt und'Ursprung (Marienbad 1933) 11 Cf. J. Coppens, L'histoire cirtique de l'A.T. II; id., Les orientations nouvelles: NKIh (1938) 670-674- 12 A. Clamer, o.c., 16. 13 H. Cazelles, Le Lévitique (Bible de Jérusalem) 15-18. 14 Lev 19:2; 20:26; 21:8. 15 Ex 4:22. 16 Ex 19:6. 17 Lev 20:24; 26. 18 Lev 20:8; 21:8; 22:32. 19 Lev 21:23; 22:9; 16. 20 Cf. M. J. Lagrange, Études sur les religions sémitiques 146-147. 21 Lev 19:11; 35; 36. 22 Lev 19:3. 23 Lev 19:14. 24 Lev 19:14. 25 Lev 19:17-18. 26 Lev 19:33-34 27 Se proclama la necesidad de la entrega del corazón a Dios: Lev 19:4; 12; 24. 28 Cf. Lagrange, o.c., 268. 29 Cf, Tomás de Aquino, 1-2 q.8s a. 2. 30 Cf. Am 5:22; Os 8:13; Jer 5:20. 31 Os 6:6. 32 Gál 3:24. 33 H. Cazelles, Le Lévitique (La Bible de Jérusalem) 26.
Leyes Sobre los Sacrificios.
Después de hablar de la erección del tabernáculo, sigue la legislación relativa a la vida litúrgica, y en primer lugar la relativa a los sacrificios, que son el acto central de culto del sacerdocio del Antiguo Testamento. Ya hemos visto algunas regulaciones particulares sobre los sacrificios1, pero ahora llega el momento de hacer una exposición detallada y completa de sus diversas clases y ritual.
Debe notarse el modo con que se dan las leyes, siempre dentro de la concepción estrictamente teocrática, de forma que se prescinde de las causas segundas. Por ello, las fórmulas estereotipadas Dios habló o dijo a Moisés han de entenderse en sentido amplio, de una asistencia divina al legislador para compilar, adaptar y aun establecer nuevas leyes. Rara vez ha de entenderse en el sentido estricto de revelación nueva concreta.
Los sacrificios son divididos en cinco categorías: a) holocaustos (c.1); b) oblaciones (c.2); c) sacrificios pacíficos (c.3); d) sacrificios por el pecado (c.4-5); e) los sacrificios por el delito (5:14-6:7).
La fuente de esta legislación suele ser la sacerdotal. Los críticos acatólicos han pretendido negar la autenticidad total mosaica de este minucioso ritual, suponiendo que es obra de un autor posterior al exilio babilónico de la escuela de Ezequiel. Pero hemos de notar que ya Amos en el siglo VIII habla de las diversas clases de sacrificios según el orden aquí establecido2.
Levítico 19,1-37
19. Diversas Leyes Religiosas, Ceremoniales y Morales.
E ste capítulo es una verdadera miscelánea, en la cual, a los preceptos del Decálogo, y otros de alto valor moral, se juntan algunos de carácter ritual, cuya razón particular se nos escapa. El estilo es el del código de la alianza y aun del Deuteronomio. El principio que une todos estos preceptos diversos es la famosa invitación: Sed santos, porque yo soy santo. Yo, Yahvé, vuestro Dios. Hay dos grupos (1-18 y 19-37). En todo caso se ve la mano de varios redactores en el conjunto, ya que las repeticiones son frecuentes.
Introducción (1-4).
1Yahvé habló a Moisés, diciendo: 2Habla a toda la asamblea de los hijos de Israel y diles: 3Sed santos, porque yo soy santo, Yahvé, vuestro Dios. 4Terna cada uno a su padre y a su madre y guardad mis sábados. Yo, Yahvé, vuestro Dios.
Empieza el legislador anunciando el principio de la santidad de Yahvé, que impone a Israel estas normas de vida santa. Aquí se trata no sólo de una santidad ritual o legal, sino moral, ya que la mayor parte de las ordenaciones son del ámbito religioso y moral. Después de enunciar el principio de la santidad de Yahvé, repite enfáticamente la frase consagrada, que hemos encontrado en el capítulo anterior: Yo, Yahvé, vuestro Dios, título que invita a la obediencia y acatamiento sin reservas.
Después empieza la enumeración de los preceptos morales, con el fundamental de honrar a los padres y observar el sábado, que hemos visto en el código de la alianza y en el Decálogo1. Sólo estos dos están formulados en forma positiva. Sigue la prohibición de los cultos idolátricos y de figurar a Dios con imágenes sensibles (v.4). A los ídolos se les llama despectivamente elilim (vanidades, nada)2.
Hostias Pacíficas (5-8).
5Cuando ofrezcáis a Yahvé un sacrificio pacífico, ofreced-lo de manera que sea aceptable. 6La víctima será comida el día de su inmolación o al día siguiente; lo que quedare para el día tercero será quemado por el fuego. 7Si alguno comiere de ellos al tercer día, es abominación; el sacrificio no será aceptable. 8El que lo haga contraerá reato, porque profana lo consagrado a Yahvé, y será borrado de en medio de su pueblo.
Sobre los sacrificios pacíficos ya hemos visto las prescripciones concretas3. Aquí se permite, en plan indulgente, el que los oferentes puedan comer parte de la víctima el día siguiente de ser sacrificada, lo que sólo se permitía en los sacrificios voluntarios o hechos por un voto. El que comiere algo de lo que quedare el tercer día, sería excomulgado, ya que debía quemarse si quedaba algo el segundo día.
El Rebusco de los Rastrojos y de las Viñas (9-10).
9Cuando hagáis la recolección de vuestra tierra, no segarás hasta el límite extremo de tu campo, ni recogerás las espigas caídas, 10ni harás el rebusco de tus viñas y olivares, ni recogerás la fruta caída de los frutales; lo dejarás para el pobre y el extranjero. Yo, Yahvé, tu Dios.
El legislador se acuerda aquí de los que nada poseen pobres y extranjeros y por humanitarismo impone al propietario que no sea tan aprovechado que siegue hasta las lindes el campo y recoja las espigas caídas o los frutos caídos del árbol. Esto se repite en otras nuevas leyes. Es la ley llamada de la pea o del ángulo reservado, sobre la que se detalla mucho en la Mishna. En los otros textos en que se alude a esta ley se da como razón que Israel también fue pobre y extranjero en Egipto4. Por el libro de Rut vemos cómo se cumplía esta ley de permitir el rebusco a los extranjeros y pobres. La costumbre subsiste aún entre los árabes5.
Justicia Para con el Prójimo (11-14).
11No hurtaréis ni os haréis engaño y mentira unos a otros. 12No jures en falso por mi nombre; es profanar el nombre de Dios. Yo, Yahvé. 13No oprimas a tu prójimo ni le despojes violentamente. No quede en tu mano hasta el siguiente día el salario del jornalero. 14No profieras maldición contra el sordo ni pongas ante el ciego tropiezos para hacerle caer; has de temer a tu Dios. Yo, Yahvé.
El legislador prohíbe el hurto, cortando de raíz sus ocasiones al prohibir todo engaño y falsedad con el prójimo (v.11). La primera parte estaba expresada en el Decálogo6. La prohibición del juramento en falso del Decálogo es aquí razonada, en cuanto que es una profanación del nombre de Dios (v.12)7. Se condena toda opresión violenta del prójimo y el diferir el pago del salario al jornalero (v.13). El mercenario era contratado por algún tiempo, y en su subsistencia dependía de los bienes en especie que cada día se le daban. Estaba en una posición superior a la del esclavo. En nombre de Dios, que protege a los pobres y débiles, el legislador prohíbe maldecir al sordo y poner obstáculos al ciego, porque éstos no pueden contestar a su conducta (v.14).
Rectitud y Caridad para con el Prójimo (15-18).
15No hagas injusticia en tus juicios, ni favoreciendo al pobre ni complaciendo al poderoso; juzga a tu prójimo según justicia 16No vayas sembrando entre el pueblo la difamación; no depongas contra la sangre de tu prójimo. Yo, Yahvé. 17No odies en tu corazón a tu hermano, pero repréndele para no cargarte tú por él con un pecado. 18No te vengues y no guardes rencor contra los hijos de tu pueblo. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo, Yahvé.
Contra toda acepción de personas, se ordena que no se ha de favorecer ni al pobre ni complacer al rico. La justicia es la base del orden social, y por eso se inculca reiteradamente la objetividad en las causas judiciales8. Siguiendo la idea de la administración de la justicia judicial, el legislador añade que no se debe difamar a nadie con vistas al derramamiento de sangre (v.16). Es lo que hemos visto en Exo_23:7 : Te alejarás de toda causa falsa y no harás perecer al justo y al inocente. Y como base del sentido de justicia, se prohiben los deseos adversos internos contra el prójimo (v.17), al que hay que reprender externamente antes de guardar rencor en el corazón, con el peligro de desahogarlo violentamente contra él.
Los odios reconcentrados pueden dar lugar a explosiones violentas que sean un verdadero pecado, que recae sobre el que las ejecuta. Quizá aquí también se recomienda la corrección fraterna como obligación para no cargar con posibles pecados ajenos. En todo caso, aquí hay una invitación a la reconciliación y al espíritu de comprensión, ahogando todo sentimiento de odio violento. Es el gran mandato: Amarás al prójimo como a ti mismo (v.18). Aquí prójimo se refiere al israelita o compatriota, aunque los extranjeros que habitan entre éstos son tratados con cierta consideración9. Sin llegar a la moral evangélica, encontramos aquí un gran principio que, según San Pablo, es la síntesis de todos los mandamientos10. En el comentario rabínico se dice a propósito de este texto: El prójimo no es el samaritano, ni el extranjero, ni el prosélito11. Es la interpretación que daban los judíos en tiempo de Cristo: Habéis oído: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.12 En el mensaje evangélico, el amor al prójimo es una consecuencia y proyección del amor al Dios-Padre celestial, que hace salir el sol para buenos y malos. Pero en el Antiguo Testamento no encontramos un ideal tan alto, y así son frecuentes las expresiones de odio en personajes que, por otra parte, son fieles.
Mezclas Ilícitas (19).
19Guardad mis mandamientos: No aparearás bestias de diversa especie, ni sembrarás en tu campo simiente de dos especies, ni llevarás vestido tejido de dos especies de lino.
El autor no da ninguna razón para imponer estas prescripciones tan peregrinas: no se puede uncir dos bestias de diversa especie. En Deu_20:9-11 se concreta esto diciendo que no se pueden uncir un buey y un asno. Hoy día en Palestina es corriente ver un camello y un asno. Tampoco se permite sembrar en un campo simientes de diversa especie ni llevar vestido de distinta clase de hilo. Como en casos análogos de distinción entre animales puros o impuros, tenemos que ver en estas prohibiciones reacciones contra determinadas prácticas supersticiosas o simplemente costumbres atávicas que originariamente tuvieron razones supersticiosas. Parece que en los juegos mágicos se utilizaban combinaciones de tejidos de lino y de lana. El legislador, pues, teniendo en cuenta la mentalidad primitiva de su pueblo, procura hacer frente a posibles prácticas supersticiosas con leyes que a nosotros nos parecen irracionales.
Caso Especial de Adulterio (20-22).
20Si alguno yaciera con mujer esclava, desposada de otro, no rescatada ni puesta en libertad, castigúeseles, no con la muerte, pues ella no era libre. 21Ofrecerá por su pecado el hombre ante Yahvé, a la entrada del tabernáculo de la reunión, un carnero en sacrificio de expiación; 22el sacerdote hará por él la expiación ante Yahvé, con el carnero del sacrificio expiatorio por el pecado cometido, y le será perdonado.
El castigo ordinario para el caso de adulterio era la muerte13. En caso de relaciones con la esclava, que es concubina de otro, el infractor debe ofrecer un sacrificio, consistente en un carnero, en expiación por su pecado. No se dice nada de otra pena impuesta por el dueño que había sido ofendido. Pero es de suponer, pues el sacrificio era en desagravio de Dios, pero no era satisfacción para el dueño de la esclava.
Primicias de los Frutos (23-25).
23Cuando hubiereis entrado en la tierra y plantareis árboles frutales de cualquier especie, sus frutos los miraréis como incircuncisos; durante tres años serán para vosotros incircuncisos y no los comeréis. 24Al cuarto año, todos sus frutos serán consagrados a Yahvé. 25Al quinto año comeréis ya sus frutos, y el árbol aumentará vuestras utilidades. Yo, Yahvé, vuestro Dios.
Durante los tres primeros años no debían comerse los frutos de un árbol, pues eran considerados como incircuncisos (v.23), es decir, como un niño incircunciso, que aún no ha entrado en la sociedad israelita. Seguramente era para dejar desarrollarse al árbol plenamente. Al cuarto año debían ser consagrados a Yahvé, y sólo al quinto podían ser utilizados. Estas primicias reservadas a Dios son paralelas a los primogénitos y primicias de la cosecha14.
Contra la Magia y la Superstición (26-31).
26No comeréis carne con sangre ni practicaréis la adivinación ni la magia. 27No raparéis en redondo la cabeza ni raeréis los lados de vuestra barba. 28No os haréis incisiones en vuestra carne por un muerto ni imprimiréis en ella figura alguna. Yo, Yahvé. 29No profanes a tu hija, prostituyéndola, que no se entregue la tierra a la prostitución y se llene de crímenes. 30Observad mis sábados y reverenciad mi santuario. 31No acudáis a los que evocan a los muertos ni a los adivinos, ni los consultéis, para no mancharos con su trato. Yo, Yahvé, vuestro Dios.
Ya hemos visto la prohibición de comer sangre15, pero aquí en el contexto parece que se insinúa que ello implicaba prácticas mágicas y supersticiosas. Por la misma razón se prohíbe cortarse el pelo en redondo y la barba por los lados, pues esto obedecía a ritos mágicos y supersticiosos16. Por lo mismo se prohíben las incisiones, como era usual entre los sacerdotes de Baal17, y los tatuajes, muy usuales entre orientales, los cuales llevaban sus divinidades pintadas en sus carnes18. Se prohíbe la prostitución, sin especificar si es la sagrada de los templos cananeos o la pública profesional. Nueva ordenación de guardar los sábados y reverenciar el santuario de Yahvé, evitando toda impureza (v.30). Por fin, prohibición de usos nigrománticos, o evocación de los muertos, lo que estaba muy en uso en Canaán, Egipto y Mesopotamia, lo mismo que entre griegos y romanos19.
Reglas Humanitarias (32-34).
32álzate ante una cabeza blanca y honra la persona del anciano. Teme a tu Dios. Yo, Yahvé. 33Si viene un extranjero para habitar en vuestra tierra, no le oprimáis; 34tratad al extranjero que habita en medio de vosotros como al indígena de entre vosotros; ámale como a ti mismo, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto. Yo, Yahvé, vuestro Dios.
La ancianidad merece respeto y veneración. En la Biblia, reiteradas veces se recomiendan las deferencias para los ancianos20. A propósito de este precepto se suele citar el proverbio egipcio: No te sientes cuando uno más anciano que tú está de pie21. En el v.18 se dijo que se debe amar al prójimo o compatriota como a sí mismo. Aquí se reitera el trato humano con el extranjero22, y para autorizar esta recomendación, el legislador recuerda que también los israelitas fueron extranjeros en Egipto, y, como tales, saben lo que es morar en tierra extraña. También se ordena tratar bien al indígena del país que han de habitar, pues, aunque no sea israelita, está en su tierra y es digno de toda consideración.
Rectitud en los Juicios y Honradez en el Comercio (35-37).
35No hagáis injusticia, ni en los juicios, ni en las medidas de longitud, ni en los pesos, ni en las medidas de capacidad. 36Tened balanzas justas, pesos justos, un efá justo y un hin justo. Yo, Yahvé, vuestro Dios, que os he sacado de la tierra de Egipto. 37Guardad todas mis leyes y mandamientos y practicadlos. Yo, Yahvé.
De nuevo se concretan ciertas prescripciones relativas a la justicia en el comercio. En la Biblia, reiteradamente los escritores sagrados y profetas claman por que las balanzas no estén falseadas, para no robar al prójimo23. La balanza engañosa es abominación ante Yahvé, dice el autor de los Proverbios24. El efá equivalía a unos 39 litros (para áridos) y el hin a unos seis. Eran las medidas más empleadas, y por ello son aquí especialmente citadas como tipo de las otras medidas de áridos y de líquidos.
Y la miscelánea de mandamientos concretos que hemos visto se termina por una recomendación general a la observancia de ellos (v.37), y detrás la declaración majestuosa y solemne da razón de todas las exigencias: Yo, Yahvé.
Preceptos Legales sobre el Prójimo.
Los preceptos del Decálogo tienen un valor universal. La palabra prójimo, que en ellos figura varias veces, abarca a todos los hombres sin distinción. Otro tanto hemos de decir de los mismos preceptos, con sus ampliaciones, que se leen en el código llamado de santidad (Deu_19:11-16). Mas no podemos afirmar lo mismo de los dos versículos siguientes: No aborrecerás a tu hermano en tu corazón; reprenderás a tu prójimo, pero no impondrás sobre él un pecado. No te vengarás ni guardarás rencor contra los hijos de tu pueblo, sino que amaras a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy Yahvé.25 Los primeros preceptos negativos son particulares, tienen por objeto al hermano, al hijo de Israel. El mandamiento del amor con que termina es también particular, y el prójimo en él no se extiende más de lo que se extiende el hermano o israelita. Todavía quiso la exégesis rabínica restringirlo más. Para los fariseos, el prójimo era sinónimo de pariente, amigo; por esto añadían al precepto del amor: aborrecerás a tu enemigo, no creyendo que a éste se le pudiera dar el nombre de prójimo o de hermano26. De aquí la pregunta del doctor: ¿Y quién es mi prójimo?27 Pero semejante interpretación es, sin duda, contraria a la letra de la Ley. Y Jesucristo la condenó en el pasaje de San Mateo arriba citado.
1. Los Indígenas e Inmigrados. -Después de los hebreos son los indígenas y los inmigrados por los que la Ley muestra más simpatía. La razón estriba en que unos y otros vivían sometidos a Israel y no podían constituir un peligro serio para la nacionalidad y religión israelita. Ni los indígenas, que habían aceptado la dominación hebrea, ni los inmigrados, que en pequeños grupos venían a pedir hospitalidad, tenían fuerza para sobreponerse a los israelitas ni ejercían sobre éstos tal influencia que les impusieran su cultura y su religión. Por eso el legislador viene a considerarlos casi de la misma condición que los hijos de Israel, con los cuales poco a poco se fueron fusionando.
En las diferentes disposiciones acerca de estos dos grupos se debe advertir una pequeña diferencia entre el Deuteronomio y los otros libros de la Ley. En éstos, el indígena tiene el primer lugar en la consideración del legislador y a él se asimila el inmigrado; en cambio, en el Deuteronomio, nunca el indígena se menciona y el inmigrado se cuenta con los pobres, huérfanos y viudas, que tan principal lugar ocupan en la legislación deuteronómica.
Tanto el indígena como el inmigrado están sujetos al mismo derecho penal religioso que el israelita. Si sacrificasen sus hijos a Moloc, serán castigados con la última pena, igual que los hijos de Israel (Lev_20:2ss). Lo mismo si blasfemaran el nombre de Yahvé (Lev_24:16). Esta igualdad ante el derecho penal, en materia religiosa, podría, tal vez, explicarse por la necesidad de imponer respeto a la religión nacional, más bien que por consideración igualitaria de estas clases con los hebreos. Pero es este último el motivo. Lo prueban las restantes disposiciones penales. En el caso de homicidio, igual es la pena para el indígena y el inmigrado que para el hebreo28, y del mismo modo alcanza a todos el asilo en las ciudades de refugio para el caso de homicidio casual o involuntario29. Igual principio rige en la vida religiosa. En efecto, tanto el indígena como el inmigrado son admitidos a la celebración de la Pascua, con tal que antes se circunciden30. Es ésta una gracia muy de notar, a causa de la significación religiosa y nacional de tal solemnidad. Igualmente se les admitía a celebrar la fiesta de los Tabernáculos31, y eran obligados a la observancia del descanso sabático y a celebrar la fiesta de la expiación nacional en el mes séptimo32. Los ritos expiatorios por los pecados individuales son idénticos y una misma la obligación de practicarlos33. La ley de santidad es también igual para los israelitas y para los indígenas e inmigrados34, en particular la ley de no comer carne con sangre, y uno mismo es el rito expiatorio de este pecado35. Unos mismos son, finalmente, los ritos usados en la celebración de los otros sacrificios y el derecho y obligación de ofrecerlos36.
El Deuteronomio desconoce al indígena, sin duda porque le considera ya totalmente incorporado al pueblo israelita. En cuanto al inmigrado, sigue el mismo principio de los otros códigos. Debe concurrir el año séptimo a la fiesta de los Tabernáculos para escuchar la ley de Yahvé36. De la solemne renovación de la alianza, que habría de celebrar Josué en el Garizim, se escribe que con el pueblo entrará el inmigrado que esté en tu campo, desde el que corta la leña hasta el que acarrea el agua, en la alianza que Yahvé, tu Dios, concluye contigo este día, para constituirte un pueblo suyo y ser El tu Dios, según ha prometido y jurado a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.37
Ya se puede colegir por lo dicho cuáles serán las disposiciones de la ley mosaica respecto de los indígenas e inmigrados en el orden social, cuando tan igualitaria se muestra en el orden religioso y penal. No maltratarás al emigrado dice el código de la alianza ni le oprimirás, pues inmigrados fuisteis vosotros en la tierra de Egipto.38 En este precepto general se comprenden todos los otros preceptos negativos que arriba dejamos anotados respecto del prójimo.
Pero, en este caso, la Ley no se contenta con simples preceptos negativos; exige algo más. Cuando un inmigrante viniese a habitar en medio de vosotros, no le oprimáis; tratad al inmigrante que habita en medio de vosotros como al indígena de en medio de vosotros, y le amarás como a ti mismo, porque también vosotros fuisteis inmigrantes en el país de Egipto. Yo, Yahvé, vuestro Dios.39
He aquí la norma del trato que los hebreos deben dar a aquellos pobres indígenas que vivían sometidos a su dominio y a los que de lejos venían a buscar medios de vida bajo su amparo. El precepto del amor rompe las barreras del nacionalismo y se extiende a los extraños según la sangre, pero unidos por adopción al pueblo de Yahvé. Las obras por que este amor ha de mostrar su eficacia son las mismas que la Ley impone para con los hebreos. Los inmigrados son incluidos en la categoría de los pobres de Israel, que la ley deuteronómica encomienda tanto a la misericordia del pueblo40. También les alcanza el beneficio del descanso sabático41. La Ley prohíbe asimismo darles a usura dinero o vituallas cuando se hallen en necesidad, igual que se prohíbe hacerlo con el hebreo42, y extiende a ellos los privilegios que la Ley concede a los deudores israelitas. Estos no podían ser reducidos a esclavitud perpetua, y tampoco los indígenas e inmigrados, pues la Ley establece formalmente que los siervos han de buscarlos entre los pueblos circunvecinos43.
En una sola cosa estas dos clases de personas no son iguales a los hebreos. Si, habitando en medio de Israel, vinieron a enriquecerse, y un hebreo, obligado por la pobreza, cayere bajo la servidumbre del indígena o inmigrado, tendrá siempre derecho al rescate44. Con esto la Ley no infringe los derechos del acreedor. Provee al honor del pueblo israelita. Digna conclusión de todo este capítulo de la ley mosaica son las palabras del Deuteronomio: Circuncidad vuestros corazones, y no endurezcáis vuestra cerviz, porque Yahvé, vuestro Dios, es el Dios de los dioses, el Señor de los señores, el Dios grande, fuerte y terrible, que no hace acepción de personas ni recibe regalos, que hace justicia al huérfano y a la viuda, que ama al inmigrante y le alimenta y le viste. Amad también vosotros al emigrante, porque inmigrantes fuisteis vosotros en la tierra de Egipto.45
2. Los Advenedizos Y Extranjeros. Los indígenas e inmigrantes eran personas establecidas en Israel e incorporadas, por la circuncisión, al pueblo de Dios. No así los dos grupos que siguen. Estos eran extraños al pueblo, y sobre este principio se basan las normas jurídicas que los alcanzan. Era el advenedizo, tosab, jornalero que de los pueblos circunvecinos, por temporadas, venía a Israel en busca de trabajo, y que no lograba arraigar en el pueblo46. Como jornalero y pobre, la Ley le concede los derechos de los pobres: la parte en los frutos de la tierra en el año sabático47; pero, como extraño, no podrá tener parte en la solemnidad de la Pascua48. Reducido a servidumbre, será siervo perpetuo49 y, con mayor razón que el inmigrante, no podrá adquirir derecho perpetuo sobre los hebreos vendidos por deudas50. Se le concede, sin embargo, derecho de asilo en las ciudades de refugio para los casos señalados por la Ley51.
Los extranjeros, noker y nokeri, aparecen en la Ley como de condición más alta. Se asemejan a los precedentes en ser extraños a Israel, y el legislador se ocupa más de ellos, sin duda por la mayor influencia que podrían tener en la vida del pueblo. No solamente no podían participar del banquete pascual52, pero ni siquiera ofrecer sacrificios en el santuario de Yahvé, porque sus ofrendas están manchadas.53 En cambio, pueden comer carne sin sangrar, y por eso se les puede vender una bestia muerta54. Estas disposiciones demuestran que estos extranjeros no formaban parte de la sociedad israelita. Por esta razón, la Ley intentaba impedir que de modo alguno tuviesen dominio sobre el pueblo de Israel ni aun se mezclaran con él. El texto acerca de la monarquía prohíbe que un extranjero sea constituido rey sobre el pueblo elegido55, y más rigurosamente veda las uniones matrimoniales con los extranjeros56. Asimismo les niega la Ley el derecho de adquirir propiedad sobre siervos hebreos, autorizando el rescate por quienquiera que sea57. En cambio, permite que se les dé a interés58, lo cual no debe maravillar, si se tiene en cuenta que estos extranjeros no eran indigentes, sino negociantes, que fácilmente se convertían en explotadores del pueblo59. La ley del año sabático, que vedaba apremiar a los deudores, no reza tampoco con estos extranjeros, que vivían del tráfico y no de la agricultura60. Finalmente, todos ellos, como sus descendientes, podían ser comprados y retenidos como siervos perpetuos por los hebreos61, en lo cual la Ley se acomoda a las costumbres y leyes generales de la antigüedad.
La suma de cuanto precede se divide en dos capítulos: el primero trata de aquellos pueblos que la Ley considera incorporados a Israel. A éstos aplica el principio del amor del prójimo que el legislador había impuesto al pueblo de Yahvé. Este principio se funda, si no en la comunidad de sangre, en la unidad de religión, lazo poderoso de la vida social.
3. El Mesianismo De Los Profetas. La Ley es preparación y figura del Evangelio. Los profetas, que llevaban muy impresa en el alma la Ley de Dios y sentían vivísimamente que el pueblo no ajustara a ella su vida, se consolaban de esta pena contemplando los días venturosos en que Dios reinaría plenamente sobre Israel. Comenzará el Señor perdonando los pecados de su pueblo y purificándolo de todas sus impurezas62; infundirá en sus corazones un espíritu nuevo y hará que todos le conozcan y le amen.63 De aquí vendrá que la ciudad de Jerusalén será de verdad la ciudad santa64. Por sus calles no pasará jamás el incircunciso y el impuro65; los caminos que a ella conducen serán también santos66. Pero a la manera como los extranjeros venían a Israel, unos para incorporarse a él, otros para sus negocios, sin contar los que venían con intención de avasallarle, de los cuales la Ley no habla, si no es en los capítulos que dedica a las sanciones divinas, así ahora en los días gloriosos del reino de Dios todas las naciones correrán a Jerusalén, trayendo sus tesoros para ofrecerlos a Yahvé y para enriquecer a su pueblo. Dice Isaías: Llamarás a los pueblos que te son desconocidos, y pueblos que no te conocen correrán a ti por Yahvé, tu Dios, por el Santo de Israel, que te glorificará.67 Y con más vivos colores dice el mismo profeta en otra parte: Tus puertas estarán siempre abiertas, no se cerrarán ni de día ni de noche, para traerte los bienes de las gentes con sus reyes por guías al frente, porque las naciones y los vecinos que no te sirvan a ti perecerán y serán exterminados.68 En 2:2ss tenemos otro oráculo, que también leemos en Miqueas: Y correrán a él (al monte de la casa de Yahvé) todas las gentes, y vendrán muchedumbres de pueblos diciendo: Venid, subamos al monte de Yahvé, a la casa del Dios de Jacob, y El nos enseñará sus caminos e iremos por sus sendas, porque de Sión saldrá la Ley y de Jerusalén la palabra de Yahvé.
Concluiremos con el salmo 87, que nos pinta a Jerusalén como la patria de todas las naciones:
Su fundamento está sobre los altos montes;
ama Dios las puertas de Sión
más que todas las tiendas de Jacob.
Muy gloriosas cosas se han dicho de ti,
ciudad de Dios.
Cantaré a Rahab (Egipto)
y a Babilonia entre los que me conocen;
la Filistea y Tiro con los etíopes,
éstos allí nacieron.
De Sión se dirá: Este y el otro allí han nacido,
y el Altísimo mismo es quien la fundó.
Escribirá Yahvé en el libro de los pueblos: Este nació allí.
Y cantarán saltando de júbilo:
En ti están mis fuentes todas.
Entonces se cumplirá lo que dice San Pablo: que en Cristo no hay diferencia entre judío y gentil, porque todos son uno en Cristo69.
1 Exo_20:12; Exo_21:15; Exo_21:17; Exo_20:8; Exo_23:12. 2 Cf. Exo_20:3-4; Exo_34:17. 3 Cf. Lev_7:15-18; Lev_22:29-30. 4 Lev_23:22; Deu_24:19-22. 5 cf. A. Jaussen, Coutumes des árabes au pays de Moab p.255. 6 Exo_20:15. 7 Exo_20:7; Exo_20:16. 8 Cf. Exo_23:1-8; Deu_16:19-20. 9 Cf. Lev_19:34; Deu_10:19. 10 Rom_13:9. 11 Mekhilta, citado por A. Clamer, o.c., c.148. 12 Mt 8:43. 13 Lev_20:10. 14 Cf. Exo_22:28-29; Exo_23:16; Lev_23:10. 15 Lev_17:10. 16 Cf. Herodoto, III 8; Jer_9:25; A. Jaussen, o.c., p.94. 17 Cf. 1Re_18:28. 18 Cf. Is 44,s; Rev_13:16. 19 Cf. Isa_19:3; Deu_18:3; 1Sa_18:3. 20 Cf. Pro_16:31; Pro_20:29; Job_12:12; Job_29:8. 21 Cf. A. Clamer, o.c., p.152. 22 Cf. Exo_20:21; Exo_23:9; Deu_10:19. 23 Ose_12:7; Amo_8:5; Isa_40:12. 24 Pro_11:1. 25 Lev_19:173. 26 Mat_5:43. 27 Luc_10:29. 28 Lev_24:22. 29 Num_35:15; Jos_20:9. 30 Exo_12:19-48s; Num_9:4. 31 Lev_20:42. 32 Lev_16:29. 33 Num_15:29; Num_19:40. 34 Lev_18:26. 35 Lev I7:12s. 36 Deu_31:12. 37 Deu_29:103; Jos_8:33. 38 Exo_22:20; Exo_23:9. 39 Lev_19:33s. 40 Deu_14:21. 41 Exo_20:10; Exo_23:12; Deu_5:14. 42 Lev_25:35-37. 43 Lev_25:44s. 44 Lev_25:47s. 45 Deu_10:16s. 46 Lev_25:40. 47 Lev_25:6. 48 Exo_12:45. 49 Lev_25:45. 50 Lev_25:47. 51 Num_35:15. 52 Exo_12:43. 53 Lev_22:25. 54 Deu_14:21. 55 Deu_17:15s. 56 Exo_34:15. 57 Lev_25:47. 58 Deu_23:20. 59 Pro_5:93; Ecl_6:2. 60 Deu_15:3. 61 Lev_25:45. 62 Jer 31:34; 33:8; 50:20. 63 Jer 31:33. 64 Isa_48:2; Isa_52:1. 65 Isa_35:8; Isa_52:1. 66 Isa_35:8. 67 Isa_55:5. 68 Isa_60:11s. 69 Gal_3:28.