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Macabeos
Introducción.
En las épocas asmonea y herodiana vieron la luz pública cuatro libros que llevan el título que encabeza estas líneas. El primero y segundo forman parte integrante del canon cristiano, mientras que el tercero y el cuarto, que ya en tiempos de Eusebio y Orígenes llevaban el mismo título que ostentan hoy, han sido relegados entre los apócrifos. En el tercero se narran los designios de Tolomeo IV Filopator contra los judíos de Egipto. Libro escrito probablemente en Alejandría antes del año 70 antes de Jesucristo, se distingue por la pureza de su lengua y estilo y por un vocabulario rico y esmaltado de palabras raras 1. El IV libro de los Macabeos está escrito en forma de discurso, en el que se comenta ampliamente el martirio de Eleazar y de los siete hermanos Macabeos. En un tiempo formó parte de la Biblia cristiana 2.
Macabeos.
La palabra se encuentra en los manuscritos más antiguos. El título Makkabaion se lee en los códices Sinaítico y Alejandrino. En el primero aparece la forma antigua de Makkabaikón. Desde fines del siglo II y en el ni, los autores eclesiásticos griegos designaban los dos primeros libros con el título de t a makkabaika. Entre los escritores latinos suelen citarse: Líber primus, o líber secundus Maæeha-baeorum. Por vez primera este nombre se da a Judas (1 Mac 2:4-16; 2 Mac 8:5-16; 10:1-16), pasando luego, por extensión, a sus hermanos y sucesores.
No es fácil determinar qué significa este término. Descartada la interpretación cabalística y la que propuso S. I. Curtiss 3, recogemos las dos que hoy están más en boga. Unos (Perles, Grand-Claudon, etc.) derivan el vocablo del hebreo maqqebeth Que 4:21; Jer 10:4) o de la palabra aramaica maqqaba, con el significado de martillo, por haber machacado ellos duramente a los enemigos o por tener Judas la cabeza en forma de martillo. Zeitlin, Bevan, Abel y Penna creen que macabeo viene de la raíz naqab, que significa nombrar (Is 62:2) 4. Originariamente el libro I de los Macabeos llevaba el título hebraico Sarbeth-Sarbanaíel, cuya significación todavía no ha sido explicada satisfactoriamente 5. Recientemente A. Yadrijevic 6 cree que el título del libro I es Angustíae filiorum Dei; el del segundo, Angustiae templi.
I Macabeos.
Autor.
Se ignora su nombre. Por el libro puede colegirse que fue un judío de Palestina conocedor de la topografía del país, versadísimo en la lengua bíblica, admirador ferviente de la familia asmonea, desde el padre hasta el último miembro de la familia que el autor conoció. Por razón de la minuciosidad histórica de que hace gala, se cree que fue testigo ocular de la mayoría de los hechos que refiere y que siguió de cerca y con entusiasmo todos los esfuerzos de los Macabeos para el triunfo de la causa del judaismo ortodoxo. Nada se sabe de su condición; unos suponen que pertenecía a la casta sacerdotal, otros lo niegan. También los críticos andan divididos al querer adivinar su ideología. Para unos fue de ideas y tendencias saduceas (Üesterley, Geiger, Abel); para otros, un filofariseo. Lo cierto es que no oculta sus simpatías por la dinastía asmonea. Según él, nadie puede suplantarles en la dirección de la guerra.
Fecha de composición.
En esta cuestión procedemos también por conjeturas. Del autor hemos dicho que fue un ferviente admirador de la familia de los asmoneos; la meticulosidad de los hechos que narra revela que fue testigo ocular de los mismos. Ahora bien, pudo él recordar perfectamente los hechos que se desarrollaron en Palestina desde la muerte de Antíoco IV Epifanes (año 175 a.C.) hasta el reinado de Juan Hircano (135-104 a.C.). No es posible señalar el término a quo de la composición. Pudo empezarlo en tiempos de Simón, o también antes, y terminarlo en los días del reinado de Juan Hircano (16:23), cuyo texto se aduce para probar que la obra fue acabada después de la muerte de Juan Hircano (año 104 a.C.). A este texto se acogen muchos exegetas y críticos para señalar la fecha de la composición del libro: Oesterley la fija entre el 90-70; Abel Bentzen, Schürer, Kautzch, 100-90; Lods, 100-60; Grimm, 105-64. Pero se puede dudar de la autenticidad literaria de los dos últimos versículos del libro, que pueden ser una adición post scriptum del editor, del traductor o de cualquier otro. Más posibilidades caben para señalar el término ad quera. Los sucesores de Aristóbulo y Alejandro empañaron la gloria de sus antepasados. Si el autor hubiera sido testigo de su conducta, hubiera frenado sus entusiasmos por la dinastía asmonea. Una fecha tope es el año 63 a.C., en que Pompeyo el Grande profanó brutalmente el templo de Jerusalén, granjeándose con ello el odio de los judíos. Este hecho es incompatible con la simpatía que el autor siente por los romanos (8:1-32; 12:1; 14:40). En definitiva, la fecha de la composición del libro va desde el año 140 (Torrey, Oesterley) hasta el 63 antes de Cristo (Loos).
Fuentes.
En contra de las tentativas de J. von Destinon 7 y Lods 8, no puede ponerse en duda la homogeneidad del libro I de los Macabeos 9. A lo más, podríamos considerar como adición posterior los v.23-24 del c.16. En todas las páginas anteriores existe trabazón perfecta y una idea rectora, que procede de un mismo autor. Hasta qué punto cada uno de los hechos que se narran proceden de la información ocular o de un testimonio oral o escrito, es imposible determinarlo. Acaso haya en 9:22 una alusión a un texto que refería la historia de Judas Macabeo, que el autor tuvo entre manos.
A la información personal, oral o escrita, se añade la consulta de los archivos oficiales, de los cuales transcribió el autor algunos documentos que se insertan. Pudo copiarlos textualmente, traducirlos a veces del texto original (hebraico o latino), abreviarlos, simplificarlos, amplificarlos, con el empleo masivo de la retórica, resumirlos libremente o limitarse a extractar uno u otro punto para colocarlo en un contexto no del todo homogéneo. Del hecho de transcribir un documento no se infiere que el autor apruebe su contenido en todos sus pormenores. Los documentos que se intercalan en el texto son: 1) carta de los israelitas de Galaad (5:10-13); 2) carta de los romanos a Judas (8:1-32); 3) carta de Alejandro Balas a Jonatán (10:18-20); 4) carta de Demetrio I a Jonatán (10:25-45); 5) carta de Demetrio II a Jonatán (11:30-37); 6) carta de Antíoco VI a Jonatán (11:57); ?) carta de Jonatán a los de Esparta (12:6-18); 8) carta de Ario a Onías (12:20-23); 9) carta de Demetrio II a Simón (13:36-40); 10) carta de los espartanos a Simón (14:20-23); n) carta de Antíoco VI a Simón (15:2-9); 12) carta del cónsul Lucio a Tolomeo (15:16-21); 13) inscripción en honor de Simón (14:27-45).
Algunos críticos han impugnado su autenticidad, siendo Willrich 10 el que lleva en esto la voz cantante, coreado débilmente por algunos otros 11. Actualmente convienen todos en admitir la autenticidad de conjunto. No existe fundamento alguno para afirmar que el autor ha inventado los documentos o de que los haya falsificado intencionadamente. Ni de la misma carta de Ario a Onías (12:20-23) existen razones contra su autenticidad.
En el libro se encuentran algunas secciones poéticas que sugieren la idea de una colección de cantos populares compuestos con ocasión de la guerra santa (1:25-28; 1:37-40; 2:8-12; 3:3-9; 14:14-15). Otros autores atribuyen estas secciones al autor mismo, que las compuso con el intento de imitar los cánticos del Salterio y de las Lamentaciones.
Carácter histórico.
No se han puesto objeciones graves contra el valor histórico del libro considerado en su conjunto. Puede discutirse este o aquel detalle (1:6; 8:1-32); poner en tela de juicio la autenticidad plena de este o aquel documento (12:5-23), pero todos están acordes en admitir un fondo histórico firme y real. Aún más, por ser el autor contemporáneo de los sucesos que narra, se concede mucha importancia a algunos detalles históricos, a las noticias interesantes y concretas sobre topografía macabaica, al enfoque general de su historia y a las noticias sobre el carácter y temperamento de sus héroes. A ello, como hemos dicho, se añade el uso de documentos de primera mano.
Género literario.
No se puede juzgar la historia antigua según los cánones de la crítica histórica moderna. Nuestro autor es hijo de su tiempo, y de conformidad a los gustos de sus lectores escogió los modos de decir y narrar que emplea. Para él Israel es el centro hacia donde convergen todas las miradas del universo. Dos mundos se enfrentan en su libro: el paganismo y el judaismo. Aquél contaba con fuerzas militares formidables (3:38; 4:28; 15:13, etc.), en contraste con el diminuto ejército israelita. Sin embargo, a veces el número de soldados judíos se exagera notoriamente (4:34; 12:41) 12. El fenómeno es propio de la literatura patética, y, en general, de toda la historiografía antigua (Heródoto). Las cifras que llaman nuestra atención no creaban ninguna dificultad a los lectores inmediatos del libro. A menudo el autor no da a una determinada cifra un valor absoluto. En hebreo se emplea la palabra rebaba, muchedumbre, para expresar el número diez mil, que en plural o dual puede significar el doble.
Otra característica de la historiografía antigua son los discursos que se ponen en boca de los héroes y personajes que entran en escena. Es propio de la historia semítica antigua atribuir a los personajes aquellas ideas o reacciones de ánimo que brotan o se experimentan en determinadas circunstancias bajo los efectos de una impresión especial. Sistemáticamente se muestra parcial al ocultar los reveses de los judíos y poner de relieve las derrotas, defectos y designios malos de los enemigos de Israel. Pero, como señala certeramente Abel, su parcialidad no llega al extremo de convertir en victoria lo que fue humillante derrota (2 Mac 13:9-24, que parece contradecir a 1 Mac 6:28-63). En sus páginas hallan eco palabras y frases de la antigua literatura hebraica, que el autor conocía perfectamente y que asimiló. En fin, si los métodos históricos usados no se ajustan a los que utiliza la historiografía moderna, cabe, sin embargo, decir que no por ello desmerece el fondo histórico del libro.
Cronología.
La cronología y geografía, llamadas los ojos de la historia, ocupan un lugar de honor en nuestro libro. Multitud de fechas y datos concretos se encuentran en él. El autor utiliza el calendario seléucida y enumera los meses según la costumbre judía. Sabido es que la era seléucida empieza el año 312 con la conquista de Babilonia por Seleuco. Pero el cómputo difiere según que el año empiece en primavera o en otoño. En Siria y Occidente empezaba el año con el mes de Tishri (septiembre-octubre), es decir, el año 312. En Babilonia comenzaba el mes de Nisán (marzo-abril) del año 311. De ahí que, según los lugares, haya en el cómputo una diferencia de un año.
¿Qué cómputo siguen los libros de los Macabeos? Unos admiten el mismo cómputo en ambos libros (Kugler, Meyer, Lagrange, Grandclaudon) a partir del año 312; otros distinguen un cómputo a partir del año 312 para los asuntos profanos y del 311 para noticias de carácter religioso (Vaggar1). Gibert, Kolbe, Unger, Bickermann y Abel sostienen que, para el autor del libro I de los Macabeos, el primer año de los seléucidas empieza el 311; para el del segundo, el año 312. Ninguno de los dos cómputos puede resolver todas las dificultades cronológicas que surgen de la confrontación de las fechas de nuestros libros con otros documentos paganos. Nos atenemos al cómputo de Abel.
Doctrina religiosa.
En ninguna parte del libro se menciona de manera explícita el santo nombre de Dios, que es sistemáticamente sustituido por otras expresiones, tales como cielo (3:50-60; 4:10-40; 9:46; 12:15; 16:2). Esta ausencia de los nombres que se emplean en la literatura bíblica para designar a Dios se suple en las versiones. Este mismo fenómeno hemos encontrado en el libro de Ester. Pero tanto en éste como en el i de los Macabeos, aunque se excluya el nombre de Dios en sus páginas, su presencia se adivina en cada una de ellas. Era tal el respeto que se tenía por estos nombres venerables, que nadie se atrevía a pronunciarlos, reservándose su uso exclusivamente a los sacerdotes durante el ejercicio del culto. Toda la historia de los Macabeos es eminentemente religiosa, y la idea de Dios domina en todos los renglones del libro. Siente el autor gran simpatía y celo por la Ley y las antiguas instituciones (1:15; 3:21; 14:14), por el templo y la Ciudad Santa (1:21; 2:7; 4:38.59; 7:37.42; 9:54·)·Conoce maravillosamente los libros sagrados, a los cuales tiene gran devoción (3:48; 12:9) y cita diversas veces (2:52-60; 7:17). Las cosas indecisas y difíciles de resolver se reservan al juicio del profeta que ha de venir (4:46; 9:27; 14:41).
Canonicidad.
No sabemos si en algún tiempo formó parte del canon judío palestinense. Se encuentra en la versión de los LXX, que refleja el canon judío alejandrino. En la tradición cristiana influyó el recelo y la animosidad de los judíos contra él. Lo encontramos en los antiguos catálogos mommseniano y claramontano (s.III). El concilio Florentino (1442) lo incluyó en el canon de los libros sagrados. El concilio Tridentino confirmó la doctrina del Florentino y quitó toda distinción entre libros proto y deuterocanónicos.
Texto.
El texto original hebraico se ha perdido. La versión griega se ha conservado en los códices unciales: Sinaítico, Alejandrino y Véneto, y en muchos minúsculos. El texto más antiguo parece ser el de los códices Sinaítico y Véneto. De esta versión existe la edición crítica preparada por A. Rahlfs 13, que se basa en el Sin. y tiene en cuenta las antiguas traducciones latinas (De Bruyne). Otra versión crítica del texto griego se debe a Werner Kappler 14. La versión latina fue publicada por D. de Bruyne y Sodar 15. Según De Bruyne, la antigua traducción latina reproduce un texto anterior y mejor que el retransmitido por los antiguos unciales griegos.
1 Véase H. Willrich, Der historische Kern des III Makkabaerbuches: Hermes, 39 (1904) 244-258.
2 Véase A. Dupont-Sommer, Le quatriéme Uvre des Machabées (París 1939).
3 The Ñame Maccabee historically and philologically examined (Londres 1876).
4 A. A. Bevan, The Ongin of the Ñame Maccabee: The Journal of Theological Studies, 30 (1929) 190-193-
5 A. Schulte, Der hebraiche Titel des ersten Makkabaerbuches: Biblische Zeitschrift, 7 (1909) 254ss; J. Boehmer, Sarbeth Sarbanaiel: Theologische Studien und Kritiken, 73 (1903) 332-338.
6 Tria Aenigmata hebraica librorum Machabaeorum: Antonianum, 33 (1958) 267.
7 Die Quellen des Fl Josephus (Kiel 1882).
8 Histoire de la littérature hebraique et juive (París 1950). 780
9 E. W. Ettelson, The Integrity of I Maccabeos (New Haven 1925).
10 Urkundenfalschungen in der hellenistisch-jüdischen Literatur (Gottingen 1924).
11 Oesterley, Apocrypha (Oxford 1913); Introduction ßá the Qooks of the Apocrypna (Londres 1935); lods, l.c., etc.
12 Otros ejemplos en Knabenbauer, 17; Bévenot, 34-35.
13 Septuaginta (Stutgart 1935).
14 Septuaginta. Vetus Testamentum graecum auctoritate societatis litterarum Gottingensis editum vol.9 fasc.1: Maccabaeorum líber primus (Góttingen 1936).
15 Les anciennes traductions latines des Macchabées (Maredsous 1932).
I Macabeos 2,1-70Times New Roman ;;
1. Un Héroe Nacional: Matatías (2:1-69).
Familia de Matatías (2:1-5).
1 Se levantó por entonces Matatías, hijo de Juan, hijo de Simeón, sacerdote, de los hijos de Joarib, que abandonó Jeru-salén y se estableció en Modín. 2 Tenía cinco hijos: Juan, apellidado Caddis; 3 Simón, llamado Tasi; 4 Judas, apellidado Macabeo; 5 Eleazar, apellidado Abarán, y Jonatán, llamado Apfos.
La figura de Matatías entra en la historia en los días en que arreciaba la persecución de Antíoco, que llegó a su grado máximo al edificar sobre el altar la abominación de la desolación (1:57). Muchos oponían una resistencia pasiva (1:56), pero faltaba un jefe que aunara a los descontentos y formara una fuerza capaz de neutralizar las órdenes reales.
En la genealogía de Matatías se mencionan tres personajes: Juan, Simeón y Joarib. No se dice que Matatías fuera sacerdote. Al mencionar Flavio Josefo a Simeón i le da el apelativo de asmoneo. En otro lugar 2 afirma que el padre de Matatías se llamaba Asmoneo. ¿Trátase de un nombre propio o de un sobrenombre de Simeón? La segunda hipótesis es la más probable. Se ignora cuál sea la significación del término asmoneo. Acaso procede de hasmannim (Sal_68:32), o puede ser un apelativo geográfico de Hesmon, localidad de la tribu de Judá (Jos_15:27). La frase griega del texto apó Jerusalem, ¿indica lugar de origen de la familia o es un complemento de movimiento? En este segundo supuesto (Abel, Grand-Claudon, Penna) indicaría el texto que Matatías siguió el ejemplo de muchos israelitas, que, indignados por la situación religiosa de Jerusalén, huyeron a las ciudades de provincia menos influenciadas por el helenismo (Jos_1:40). Matatías se retiró a Modín, lugar que ocupa el pueblo actual de Medieh, o el Midya, a 12 kilómetros al este de Lidda y a 30 al noroeste de Jerusalén.
Lamentaciones de Matatías (Jos_2:6-14).
6 Viendo las abominaciones cometidas en Judá y en Jerusalén, dijo: 7 ¡Ay de mí! ¿Por qué nací yo, para ver la ruina de mi pueblo y la ruina de la Ciudad Santa, obligado a habitar aquí mientras es entregada a los enemigos la Ciudad Santa 8, y el santuario en manos de los extranjeros? Su templo ha llegado a ser como un hombre deshonrado; 9 los instrumentos de su gloria han sido llevados cautivos; sus niños, muertos en las plazas, y sus jóvenes, caídos bajo la espada del enemigo. 10 ¿Qué nación no la ha desheredado de sus derechos reales y no se ha apoderado de sus despojos? n Todo su ornato le fue arrebatado, y la que era libre fue hecha esclava. 12 He aquí que nuestro santuario, que era nuestro honor y nuestra gloria, está desolado, profanado por las gentes. 13 ¿Para qué vivir? 14Rasgaron Matatías y sus hijos sus vestiduras y se vistieron de saco e hicieron gran duelo.
A Matatías se le partía el corazón al contemplar el avance de la impiedad y la inacción de los que podían y debían atajarlo. La lamentación contenida en los v.8-13 está en forma rimada, imitando las lamentaciones de Jeremías y repitiendo frases y conceptos que suponen un conocimiento perfecto del texto bíblico. El autor pone la lamentación en boca de Matatías, tratando de interpretar los sentimientos que le embargaban ante el panorama religioso y político de la nación. Jerusalén ha perdido su encanto (Larn 2:1), como una flor ajada o una mujer libre que degenera en esclava. El templo ha sido vaciado, quedando los gentiles dueños del mismo. Si tal es la triste realidad, ¿vale la pena vivir? A estas palabras de dolor acompañó la acción de rasgar las vestiduras y vestirse de saco (Gen_37:34; Num_14:6; Jos_7:6; Jer_6:26, etc.).
Invitación al sacrilegio (Jer_2:15-18).
15 En tanto, llegaron a la ciudad de Modín los delegados del rey, encargados de forzar a la apoetasía y organizar los sacrificios. 16 Muchos israelitas se unieron a ellos, mientras Matatías y sus hijos se mantenían apartados.17 Los enviados del rey dirigiéronse a Matatías y le dijeron: Tú eres un jefe, un hombre ilustre y un magnate en esta ciudad, apoyado por hijos y hermanos; 18 acércate, pues, el primero, y haz conforme al decreto del rey, como hacen todas las naciones, los hombres de Judá y los que quedaron en Jerusalén. Y seréis tú y tus hijos los amigos del rey, y seréis enriquecidos, tú y tus hijos, de plata, oro y muchas mercedes.
El plan de Antíoco tendía a la helenización de todos los rincones de Palestina. En su jira a través de las ciudades y pueblos, los emisarios del rey llegaron a Modín, con el fin de cumplir con la misión que se les había confiado. Comprobaron que el pueblo se retraía. Con lenguaje adulador invitaron a Matatías a dar ejemplo de lealtad al monarca sirio, prometiéndole su amistad y mucho dinero. No le amenazan con la muerte en caso de negarse a sacrificar.
Negativa de Matatías (Jer_2:19-22).
19 A lo que contestó Matatías en alta voz: Aunque todas las naciones que forman el imperio abandonen el culto de sus padres y se sometan a vuestros mandatos, 20yo y mis hijos y mis hermanos viviremos en la alianza de nuestros padres. 21Líbrenos Dios de abandonar la Ley y sus preceptos. 22 No escucharemos las órdenes del rey para salimos de nuestro culto, ni a la derecha ni a la izquierda.
Cualquier vacilación por parte de Matatías podía arrastrar a todo un pueblo a la idolatría. Por lo mismo, con voz potente rechazó las lisonjeras palabras de los enviados reales.
Degüello de un judío (Jer_2:23-26).
23 Apenas había terminado de hablar, cuando en presencia de todos se acercó un judío para quemar incienso en el altar que había en Modín, según el decreto del rey. 24 Al verlo Matatías, se indignó hasta estremecerse, y, llevado de justa ira, fue corriendo y le degolló sobre el altar. 25 Al mismo tiempo mató al enviado del rey, que obligaba a sacrificar, y destruyó el altar. 26 Así mostró su celo por la Ley, como había hecho Finés con Zambri, hijo de Salom.
Uno de los presentes, halagado acaso por las promesas que los enviados del rey hacían a Matatías, se adelantó en presencia de todos y se disponía a quemar incienso en el altar. Una oleada de indignación se apoderó de la persona de Matatías. Dice el texto que se le estremecieron los ríñones (kai etrómesan oi nefro1). Según la mentalidad semítica antigua, eran los ríñones la sede de las pasiones (Sal_73:21; Nah_2:10; Eze_29:7). El texto original añade que dejó subir una justa cólera (Proí 15:1), expresión semítica que se basa en la experiencia de sentir subir como una ola hasta manifestarse por la nariz con el soplo o resoplido. La cólera de Matatías está conforme al derecho, por cuanto el Deuteronomio (13:7-12; 17:2-7) prescribía que se matara a los idólatras y a los que inducían a otros a cometer tan horrendo crimen. Junto con el judío cayó muerto el enviado del rey (ton andra tou basiléos). Según Flavio Josefo 3, este último se llamaba Apelles, nombre que algunos autores creen que ha entrado en el texto por una confusión con Apolonio (1:29; 3:10). El autor sagrado aprueba explícitamente el gesto de Matatías, comparándolo con el de Finés (Num_25:7-8).
Sangre en el desierto (Num_2:27-38).
27 Alzó luego Matatías el grito en la ciudad, y dijo: ¡Todo el que sienta celo por la Ley y sostenga la alianza, sígame! 28 Y huyeron él y sus hijos a los montes, abandonando cuanto tenían en la ciudad. 29 Entonces muchos que suspiraban por la justicia y la equidad bajaron al desierto 30 para habitar allí, así ellos como sus hijos y sus mujeres y sus ganados, pues los males pesaban sobre ellos. 31 y así que llegó a noticia de los enviados del rey y de las fuerzas que había en Jerusalén, en la ciudad de David, que aquellos hombres, desobedeciendo el decreto del rey, habían bajado para esconderse en el desierto, y que muchos los habían seguido, 32 los sorprendieron; y acampando enfrente de ellos, se dispusieron a atacarles en día de sábado. 33 Y les decían: Basta con lo hecho hasta aquí. Salid y cumplid el decreto del rey, y viviréis. 34 Ellos contestaron: No saldremos ni haremos lo mandado por el rey, profanando el sábado. 35 En seguida los acometieron, 36 y ellos no les respondieron, ni les lanzaron una piedra, ni taparon sus escondrijos, 37 diciendo: Muramos todos en nuestra inocencia, y el cielo y la tierra serán testigos de que injustamente nos hacéis morir. 38 Y, acometidos en día de sábado, murieron ellos, sus mujeres, sus hijos y sus ganados, hasta mil hombres.
La actitud del pueblo ante la invitación de los enviados reales confirmó a Matatías en la impresión de que el pueblo judío se mantenía fiel a la religión de sus padres. Los que obedecían al rey eran llevados por el interés o por el miedo. Calculó él que al enarbolar la bandera de la rebelión serían muchos los que se aprestarían a defenderla. De ahí su proclama y su llamamiento a los que se sentían todavía solidarios con la supervivencia de su pueblo. Anticipándose al maquis de hoy día, abandonaron Modín, situada al borde de la Sefela, y huyeron a las montañas centrales del país (hahar, Jos_10:40; Jos_11:16; Luc_1:39), donde encontrarían grutas naturales para guarecerse, piedras para defenderse de sus perseguidores y acantilados para tener en jaque a las tropas enemigas en caso de que Antíoco mandara contra ellos su ejército.
Al lado de este puñado de valientes de Modín hubo otros que, animados por los mismos ideales, imitaron su ejemplo. Pero les faltó arranque para desprenderse de cuanto tenían en la ciudad, huyendo al desierto para habitar allí con sus hijos, sus mujeres y sus ganados. Con el término genérico de midbar, eremos, se designaba el terreno comprendido entre el-Asm hasta el sur del mar Muerto, o, más concretamente, el llamado desierto de Tecua. La guarnición Siria de Jerusalén y provincias tuvo noticia del éxodo de judíos ortodoxos hacia el desierto, enviando contra ellos un destacamento de soldados. El encuentro con los fugitivos tuvo lugar en día de sábado. Las tropas de Antíoco escogieron adrede el sábado para presentar batalla, convencidos de que en dicho día no ofrecerían resistencia. El año 320 antes de Cristo, Tolomeo había conquistado la ciudad de Jerusalén sin lucha en día de sábado. Los hasidim, dada su mentalidad rigorista, comprenden que no les es posible salir de su escondite sin profanar el descanso sabático, conforme al texto de Exo_16:29. En el peser de Habacuc, hallado en Qumrán, se habla de que el sacerdote impío persiguió al maestro de justicia. Durante la fiesta del descanso del día Hakkipurim se presentó a ellos para que tropezaran en el día del ayuno, que es para ellos un sábado de reposo. 4 Mueren ellos mártires de sus peculiares concepciones acerca del sábado. No especifica el texto qué género de muerte les alcanzó. Flavio Josefo 5 dice que perecieron asfixiados por el humo en el interior de sus antros, noticia esta respaldada por 2Ma_6:11.
Duelo de Matatías (2Ma_2:39-41).
39 Guando Matatías y sus amigos lo supieron, se dolieron grandemente, 40 pero dijeron: Si todos hacemos como nuestros hermanos han hecho, no combatiendo contra los gentiles por nuestras vidas y nuestras leyes, pronto nos exterminarán de la tierra. 41 Y tomaron aquel día esta resolución: Todo hombre, quienquiera que sea, que en día de sábado viniese a pelear contra nosotros, será de nosotros combatido, y no nos dejaremos matar todos, como nuestros hermanos, en sus escondrijos.
Según Flavio Josefo 6, fueron algunos de los supervivientes los que contaron a Matatías lo sucedido. Acaso discrepaban ellos de la manera de pensar de sus compañeros, salvándose gracias a su interpretación recta de la ley del descanso sabático. Matatías, en vista de lo sucedido, decretó que en adelante no será lícito tomar la ofensiva en día de sábado o de fiesta, pero todos estarán obligados a defenderse en caso de ser atacados.
Los asideos (2Ma_2:42-44).
42 Entonces se unió a ellos un grupo de asideos, israelitas, valientes, todos adictos a la Ley. 43 Cuantos buscaban escapar a la persecución se unían a ellos, acrecentándose así sus fuerzas. 44 Formaron un ejército, hirieron a los pecadores en su ira y a los impíos en su furor. Los restantes buscaban su salvación entre los gentiles.
La chispa revolucionaria había prendido en todo Israel. Al grupo insignificante de Matatías, de sus hijos y familiares, se unieron los que huyeron al desierto y, últimamente, los asideos. ¿Quiénes eran éstos? El texto revela dos de sus características peculiares: adictos a la Ley y valientes guerreros. Los asideos (griego asidaioi; hebreo hasidim), que existían antes de los Macabeos, aparecen en nuestro libro formando un grupo aparte, distinto del que inició la resistencia contra el helenismo, con Matatías por jefe, y más aún de aquellos que en un tiempo jugaron con los gentiles. No eran ni monjes ni guerreros en el sentido pleno de la palabra, pero tenían un poco de ambas cualidades. Los asideos, no obstante su adhesión a los Macabeos, formaron un grupo distinto, hasta el punto de llamarse fariseos o separados por haberse opuesto a los asmoneos. No siempre compartían ellos el pensamiento de éstos, y en algunas ocasiones manifestaron puntos de enfoque opuestos (2Ma_7:13). Existe hoy día una tendencia a considerar a los asideos como el tronco de donde surgió la comunidad de los sectarios del mar Muerto. Tres veces aparece su nombre en el libro de los Macabeos (2Ma_2:42; 2Ma_7:13; 2Ma_14:6). Sin embargo, se cree que en la lucha contra el helenismo tuvieron ellos gran influencia 7.
Campañas de Matatías (2Ma_2:45-48).
45 Recorrieron Matatías y sus amigos las ciudades, destruyendo altares 46 y obligando a circuncidar a cuantos niños encontraban incircuncisos en los confines de Israel. 47 Dieron caza a los insolentes, y sus operaciones tuvieron pleno éxito. 48 Arrancaron la Ley de manos de los gentiles y de los reyes y no dejaron prosperar al pecador.
El temor a las represalias había inducido a muchas familias al abandono de la práctica de la circuncisión. Por haber huido los helenizantes, buscando refugio entre los gentiles, las gentes de los pueblos que se mantenían fieles a su fe ayudaron a Matatías en la labor del saneamiento religioso de Israel. Con particular ahinco perseguían a los hijos de la arrogancia, o sea, a los emisarios reales que se vanagloriaban de haber acabado con el judaismo. Matatías y los suyos arrancaron la Ley de manos de los' gentiles y de los reyes, quebrantando el cuerno del impío (Sal_75:5-6; Sal_89:18-25; Sal_92:11). Pero no pudo Matatías ver convertido en realidad el ideal de la independencia de Israel de la legislación que les imponían los pueblos paganos.
Testamento de Matatías (Sal_2:49-68).
49 Acercándose el fin de los días de Matatías, dijo éste a sus hijos: Al presente triunfa la soberbia y el castigo, es tiempo de ruina y de furiosa cólera. 50 Hijos míos, mostraos celadores de la Ley y dad la vida por la alianza de nuestros mayores. 51 Acordaos de las hazañas de vuestros padres en sus días y alcanzaréis gran gloria y nombre eterno. 52 ¿No fue Abraham hallado fiel y le fue imputado a justicia? 53 En el tiempo de la tribulación, José guardó la Ley, y vino a ser señor de Egipto. 54 Finés, nuestro padre, por su gran celo recibió la promesa del sacerdocio eterno. 55 Josué, por la observancia de la Ley, llegó a ser juez de Israel. 56 Caleb, por su testimonio ante el pueblo, recibió la heredad de la tierra. 57 David, por su misericordia, heredó el trono real por los siglos de los siglos. 58Elías, por su gran celo de la Ley, fue arrebatado al cielo. 59 Ananías, Azarías y Misael, por su fe, fueron librados del fuego. 60 Daniel, por su inocencia, fue libertado de la boca de los leones. 61 Recorred de este modo todas las generaciones, y veréis cómo ninguno que confía en Dios es confundido. 62 No temáis las amenazas de este malvado, porque su gloria se volverá en estiércol y en gusanos. 63 Hoy se engríe, pero mañana no será hallado, porque se habrá vuelto al polvo y se habrán disipado sus planes. 64 Vosotros, hijos míos, cobrad ánimo, combatid varonilmente por la Ley, que con esto vendréis a ser gloriosos. 65 Yo sé que Simón, vuestro hermano, es hombre de consejo; oídle siempre, y sea él vuestro padre. 66 Judas el Macabeo es fuerte y vigoroso desde su mocedad; que sea el capitán del ejército y quien dirija la guerra contra las naciones. â7 Atraed a vosotros a todos los cumplidores de la Ley y tomad severa venganza de los ultrajes a vuestro pueblo. 68 Dad a los gentiles su merecido y atended a la observancia de los preceptos de la Ley.
Como otro Jacob, Matatías, ya viejo y agotado por sus campañas, reunió en torno a su lecho a sus hijos para dictarles su testamento. Empieza por recordarles la gravedad de los tiempos que corren. Estas circunstancias adversas no deben descorazonarles, antes bien deben servir de acicate para estimularles a la lucha hasta conseguir el triunfo definitivo, dando por ello la vida si fuere necesario. La historia demuestra que Dios no desampara nunca a los que le permanecen fieles. Ningún temor deben inspirarles las amenazas de Antíoco, que, al igual que los otros hombres, acabará por reducirse a polvo, estiércol y gusanos. Dios, en cambio, permanece eternamente y maneja en sus dedos los hilos de la historia. La lucha contra el hombre de pecado (andros amartolou, v.62) puede prolongarse más o menos, pero acabará con la victoria de los que combaten con fe las batallas del Señor. El testamento de Matatías aparece en algunos puntos en forma estandardizada. El texto supone un conocimiento, al menos vago, de sucesos que se narran en el curso del libro, posteriores a la muerte de Matatías. En el v.62 se halla una alusión bastante clara a la enfermedad que acabó con Antíoco. De los hijos de Matatías sólo se mencionan el primero y el último. Puede admitirse que el autor sagrado ha vaciado en su texto algunas de las ideas y conceptos que le embargaban en el momento de escribirlo.
Muerte de Matatías (Sal_2:69-70).
69 Y, bendiciéndoles, fue a reunirse con sus padres. 70 Murió el año 146, y los hijos le sepultaron en el sepulcro de sus padres, en Modín, y todo Israel hizo por él gran llanto.
La muerte significa reunirse con los padres (Gen_25:8; Gen_35:29; Gen_49:33)· El año seléucida 146 corresponde al 166 antes de Cristo. Fue sepultado en Modín (cf. 13:27-30). Todo el pueblo fiel lamentó su pérdida, acaecida en el preciso momento en que Israel despertaba de su sueño y necesitaba de hombres de fe como Matatías. Afirma Flayio Josefo que Matatías estuvo un año al frente de los insurrectos. El impulso estaba dado; faltaba continuar la tarea, que sus hijos llevarían a cabo brillantemente.
1 Ant. lúa. 12:6:1.
2 Bell. lud. 1:36.
3 Ant. lud. 12:6.2.
4 L. Arnaldich, El Cristo del Evangelio y el supuesto Cristo del mar Muerto: Verdad y Vida, 11 (1953) 57-71.
5 Ant. lud. l.c.
6 Ant. lud. 12:6:2.
7 Véase Penna, Gli Asidei l.c., 61-63, con abundante bibliografía.