Joel  2 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 32 versitos |
1 ¡Tocad la trompeta en Sión! ¡Dad en mi monte santo la voz de alarma! Tiemblen los habitantes todos de la tierra, que viene el día de Yahvé. 1 Ya está cerca.
2 Día de tinieblas y de oscuridad, día de nublados y de densa niebla. Se extiende sobre los montes como la aurora ! un pueblo numeroso y robusto; i semejante a él no ha existido desde los siglos, ni después de él volverá a existir por generaciones de generaciones."
3 Delante de él va el fuego consumiendo, y detrás la llama abrasa. Delante de él es la tierra como el paraíso de Edén, detrás queda convertida en desolado desierto; ante él no hay quien escape."
4 Parecen caballos, y corren cual jinetes.
5 Como ruido de carros sobre las cimas de los montes, como crepitar de las ardientes llamas que devoran la paja, como pueblo robusto en orden de batalla.
6 Ante él las gentes se llenan de zozobra, todos los rostros se demudan.
7 Corren como valientes, asaltan los muros como hombres de guerra, marchan cada uno por su senda y no confunden sus caminos.
8 Ni aprieta ninguno a su vecino; va cada uno por su calzada, y aun atravesando por entre las armas se precipitan sin romperse."
9 Asaltan la ciudad, corren por las murallas, escalan las casas y entran por las ventanas como ladrones.
10 Ante ellos tiembla la tierra, se conmueven los cielos, se oscurecen el sol y la luna, y las estrellas extinguen su brillo.
11 Yahvé hace sonar su voz ante su ejército. Su campamento es inmenso, pues es fuerte el ejecutor de sus palabras. Grande es el día de Yahvé, sobremanera terrible; ¿quién podrá, pues, soportarlo?"
12 Por eso, pues, ahora dice aún Yahvé: Convertios a mí de todo corazón en ayuno, en llanto y en gemidos,
13 Rasgad vuestros corazones, no vuestras vestiduras, y convertios a Yahvé, vuestro Dios, que es clemente y misericordioso, tardo a la ira y rico en benignidad, y se arrepiente en castigar).
14 ¿Quién sabe si se volverá y se apiadará, y dejará tras sí bendición, ofrenda y libación para Yahvé, vuestro Dios?
15 Tocad la trompeta en Sión, promulgad ayuno, convocad asamblea.
16 Reunid al pueblo, promulgad santa congregación, convocad a los ancianos, reunid a los niños, aun a los niños de pecho. Que deje el esposo su cámara, y su tálamo la esposa.
17 Entre el pórtico y el altar oren los sacerdotes, ministros de Yahvé, y digan: Perdona, ¡oh Yahvé! a tu pueblo y no des al oprobio tu heredad para que se enseñoreen de ella las gentes. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: “Dónde está su Dios”?
18 Entonces Yahvé, encendido en celo por su tierra, perdonó a su pueblo,
19 y respondió a su pueblo, diciendo: Os mando el trigo, el mosto y el aceite, y os saciaréis de ello, y no os expondré ya más al oprobio de las gentes.
20 Y alejaré de vosotros al norteño y le echaré a tierra desierta y árida, poniendo sus vanguardias hacia el mar oriental, y su retaguardia hacia el mar occidental; y subirá su hedor y exhalará hediondez, pues ha hecho Yahvé grandes cosas."
21 No ternas, suelo; alégrate y gózate, porque son muy grandes cosas las que Yahvé va a cumplir."
22 No temáis, del campo, que reverdecerán los pastizales del desierto, y darán fruto los árboles, y la higuera y la vid riqueza.
23 Alegraos y gózaos, hijos de Sión, en Yahvé, vuestro Dios, que os dará la lluvia a su tiempo y hará descender sobre vosotros la lluvia otoñal y primaveral como al principio.
24 Y rebosarán de trigo las eras, y de mosto y aceite los lagares.
25 Y os compensaré de los años en que lo comieron (todo) el “arbé,” el “yéleq,” el “jasil” y el “gazam,” mi gran ejército, que mandé contra vosotros.
26 Y comeréis hasta la saciedad y alabaréis el nombre de Yahvé, vuestro Dios, que hizo con vosotros maravillas, y jamás será confundido mi pueblo.
27 Sabréis que en medio de Israal estoy yo y que yo soy Yahvé, vuestro Dios, y no hay otro; y jamás será mi pueblo confundido."
28 (31) Después de esto derramaré mi espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas, y vuestros ancianos tendrán sueños, y vuestros mozos verán visiones.
29 (2) Aun sobre los siervos y las siervas) derramaré mi espíritu en aquellos días,
30 (3) y haré prodigios en el cielo, y en la tierra sangre y fuego y columnas de humo.
31 (4) Y el sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y terrible de Yahvé.
32 (5) Y todo el que invocare el nombre de Yahvé será salvo, porque en el monte de Sión y en Jerusa-lén estará el resto de los salvados, como lo ha dicho Yahvé, y lo mismo será de los escapados, llamados por Yahvé.

Patrocinio

 
 

Introducción a Joel 

;;;;;
Joel.
Introducción.

La persona del Profeta y época de su ministerio.
La Biblia no nos da de Joel (en hebreo Yo'el: Yahvé es Dios) más datos que el nombre de su padre, Petuel 1. Nada dice sobre la época ni sobre las circunstancias históricas de sus oráculos, como suele ocurrir en los encabezamientos de los escritos de otros profetas. Como sus oráculos hacen frecuentes alusiones a Judá y a Jerusalén, se supone que el profeta es oriundo del reino del sur. Por otra parte, se refleja en ellos el interés por el templo de Jerusalén, por el ritual del culto y por los sacerdotes 2. De ahí que muchos autores infieran que pertenecía a la clase sacerdotal. Otros, en cambio, por el modo de dirigirse a los sacerdotes, creen que no era de la casta sacerdotal, sino que más bien pertenecía al movimiento nebiista o profetice, especie de institución laica que se ocupaba especialmente de todo lo que se relacionaba con lo religioso.
Respecto de la época en que desarrolló su ministerio, los autores no están concordes, pues mientras unos suponen que vivió en el siglo IX (en ese caso sería el primer profeta escritor), bajo el rey Joás de Judá (836-797), otros más bien creen que es abiertamente postexílico. Los que sostienen la primera opinión se fundan en el hecho de que en sus oráculos aparecen como enemigos del pueblo hebreo fenicios, filisteos3, egipcios y edomitas4, y no los clásicos enemigos - asirios, sirios, babilonios - que durante el siglo VI y VII aparecen en los escritos de Amos, Isaías y Jeremías.
Por otra parte, no aparecen como enemigos de Judá los amonitas y sarnaritanos, que después del destierro babilónico hostigaron a los repatriados judíos que pacientemente trabajaban en la reconstrucción de su patria y de la ciudad de Jerusalén. Además, en el siglo IX, bajo Joram de Judá, los edomitas sacudieron el yugo de Judá y se convirtieron en enemigos de sus antiguos opresores 5. Por aquel tiempo, los filisteos y árabes saquearon Jerusalén 6.
Además, los sostenedores de esta hipótesis creen encontrar confirmación de ella en el hecho de que parece que Amos conoce la predicación de Joel, cuando exclama: Yahvé ruge desde Sión y da su voz desde Jerusalén7, y cuando, al hablar de los tiempos mesiánicos, dice Amos que los montes destilarán mosto.8 Y explican él hecho de que en el libro de Joel no aparece el rey suponiendo que el profeta ejerce su ministerio cuando el rey Joás era aún un niño y estaba bajo la tutela del sumo sacerdote Joyada; así se explica que el profeta se dirija a los sacerdotes.
Algunos autores, aun suponiendo que Joel es preexílico, rebajan su época al siglo VIII 9. Pero la opinión moderna más en boga es que el libro de Joel ha sido compuesto en la época persa o griega, desde luego después del destierro 10, entre el 500 y el 300 a.C. Creen los autores de esta opinión que sólo así se pueden entender las alusiones a la dispersión de los judíos n y al hecho de que los judíos fueran vendidos a los griegos 12. Por otra parte, la ausencia del rey en los escritos, la suposición de que el reino de Israel está unificado y el hecho de que el profeta se dirija a los sacerdotes, parecen suponer la época de reconstrucción nacional de los tiempos de Esdras o inmediata posterior.
Los mantenedores de esta opinión creen que la coincidencia de citas entre Amos y Joel antes indicada se explica suponiendo que éste haya copiado a aquél, y no viceversa.
De este modo se explica el carácter escatológico del libro de Joel, ya que la literatura escatológica parece fruto de los últimos tiempos del judaismo. Todos estos hechos, en efecto, parecen indicar que el libro de Joel es claramente postexílico, sin que esto merme en nada su carácter profético sobre las futuras bendiciones mesiánicas y sobre el juicio y la efusión del Espíritu de Dios.

División y estructura del libro.
Los oráculos del libro de Joel pueden dividirse claramente en dos partes 13:
A) Invitaciones a la penitencia: 1:1-2:17.
a) Descripción de una plaga de langostas: 1:2-12.
Amonestación con invitación a la penitencia: 1:13-18.
Oración del profeta: 1:195.
b) Oráculo con motivo de otra plaga de langostas que se presenta como inminente: 2:1-17.
El día de Yahvé: 2:1-11. Exhortación a la penitencia: 2:12-17.
B) Vaticinios de salvación: 2:18-4(3).21.
a) Promesa de la felicidad futura: 2:18-27.
b) Los bienes mesiánicos: 3:1(2:28)-4(3):21.
Efusión del Espíritu de Yahvé: 3:18(2:285).
El día de Yahvé sobre todos los vivientes: 3:3; 2:30-4(3):16.
Día de salvación para el pueblo de Dios: 4(3):16d-21.

Carácter apocalíptico del libro.
De estas dos partes, la primera se presenta como un hecho histórico que sirve de introducción a las exposiciones apocalípticas de la segunda parte, que tiene un carácter marcadamente escatológico. Los autores discuten sobre el sentido real de la descripción de la invasión de langostas, que por su realismo parece ser eco de un hecho real, aunque puede ser una creación imaginaria a base de un hecho fácilmente constatable por los destinatarios de los oráculos, ya que la invasión de las langostas es un fenómeno que se repite cada poco tiempo, por ser Palestina fronteriza con el desierto, de donde vienen las famosas plagas de langostas. En todo caso, para el compilador de los oráculos del libro de Joel, las calamidades que son inherentes a la devastación de la langosta son un anticipo de las calamidades escatológicas del día de Yahvé.
El profeta ve en este castigo una manifestación de la justicia vengadora de Yahvé, y por eso hace una llamada desesperada a la penitencia, como único medio de conjurar los castigos del día de Yahvé. La invasión de las langostas simboliza bien a los ejércitos invasores, que se habían paseado por Palestina, arrasando todo lo que encontraban a su paso.
La conversión del pueblo judío hará que las amenazas se conviertan en bendiciones, y por eso aquéllas descargarán exclusivamente sobre los enemigos del pueblo de Dios. Como consecuencia de estas bendiciones de Yahvé se seguirá una fertilidad edénica, que compensará las devastaciones anteriores simbolizadas en la plaga de langostas 14; y esas bendiciones terrenales serán símbolo de bendiciones de índole espiritual15.
Los pueblos que han hecho sufrir a Judá serán juzgados solemnemente en el valle de Josafat, símbolo del triunfo de Yahvé sobre los pueblos que se oponen en la historia a la implantación de la teocracia mesiánica en Israel. La mente del profeta, pues, se traslada mentalmente a un juicio discriminador sobre los pueblos, que está dramatizado en el valle de Josafat, lugar ideal creado por la imaginación del profeta en función del acto que en él había de tener lugar (Josafat: Dios juzga o juicio de Dios). Es un nombre simbólico en consonancia con escenas de tipo imaginario apocalíptico.
El profeta alude también a transformaciones cósmicas que acompañarán a la manifestación judiciaria de Yahvé. Es la imaginación desbordada apocalíptica, cuyas descripciones, naturalmente, no han de ser tomadas a la letra, sino como expresión del juicio discriminador de Dios sobre los pueblos que en la historia se han opuesto al pueblo elegido. En este sentido, el mejor comentario al libro apocalíptico de Joel son las visiones apocalípticas del libro de Daniel, en las que se habla de suplantación de los imperios históricos por el reino de los santos. En el c.y de Daniel se dice que las bestias fueron matadas y que el reino fue heredado por el Hijo del hombre (símbolo de la comunidad judaica en la era mesiánica). El pueblo judío, pues, recibe del antiguo de días el señorío, la gloria y el imperio 16, después que ha sido matada la cuarta bestia, encarnación de la rabiosa oposición a la inauguración del reino de los santos, la era mesiánica. Ambos libros son apocalípticos, y, por tanto, en sus dramatizaciones ideales hay que conservar sólo la idea sustancial de triunfo de Dios sobre el mal, encarnado en los imperios históricos o naciones enemigas del pueblo de Dios, que en los planes providenciales está históricamente lanzado hacia una era definitiva, en la que Yahvé reinará plenamente sobre sus elegidos. En todos los fragmentos apocalípticos hay que descartar lo hiperbólico para retener el mensaje espiritualista.

Unicidad de autor y autenticidad.
Conceptualmente existe un orden lógico en las dos partes del libro de Joel. Lo que parece indicar que es uno mismo el autor de ambas secciones. Sin embargo, hay diferencias estilísticas notables, pues la primera parte está escrita en poesía llena de claridad y lirismo, mientras que la segunda está redactada en prosa, en estilo más bien embarazoso y desaliñado, y, desde luego, sin la claridad que caracteriza la exposición de la primera parte.
Por estas razones, muchos críticos hablan de dos autores, es decir, suponen que un redactor posterior añadió a la primera parte poética de Joel una parte en prosa para comentar apocalípticamente el sentido de la primera parte. En este caso, la segunda parte sería una versión escatológica de la predicación sencilla de la primera, en la que, a propósito de una invasión devastadora de langostas, Joel habría predicado la penitencia para impetrar bendiciones a Dios. Entonces el fragmento 2:18-27, relativo al día de Yahvé, sería la pericopa de unión de ambas composiciones.
En este supuesto, el libro de Joel sería de un doble autor: la primera parte de Joel, que podría ser del siglo v, mientras que la segunda parte sería de un autor posterior, comentarista apocalíptico de Joel, que podría vivir en el siglo ni o n a.C. 17

Mensaje doctrinal.
El contenido teológico del libro de Joel es ante todo un llamamiento a la penitencia como medio de conjurar los estragos que se avecinan enviados por la justicia vengadora de Yahvé. En esto se halla en la línea general de los profetas. Pero el mensaje específico es el anuncio de la efusión del espíritu sobre toda carne18. En la tradición israelita, el espíritu de Dios, o energía carismática divina, se había manifestado esporádicamente en algunos insignes personajes, objeto de la elección divina. Pero en la nueva teocracia, el profeta anuncia una efusión general del espíritu, en tal forma que todos los miembros de las clases sociales se verán beneficiados con este carisma: profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas, y vuestros ancianos tendrán sueños, y vuestros mozos verán visiones. Es el anuncio de la posesión de Dios de los corazones de los ciudadanos de la nueva teocracia. San Pedro, el día de Pentecostés, vio cumplida esta profecía en el don de lenguas 19. Por ello, Joel ha quedado como el profeta de Pentecostés, el vaticinador de la plena efusión del espíritu multiforme de Yahvé, que tendrá múltiples manifestaciones carismáticas en los que tengan la dicha de asistir a la inauguración de los tiempos mesiánicos.

1 Jl 1:1. - 2 Cf. Jl 1:9.13-16; 2:15-17- - 3 Jl 4(3),4 - 4 Jl 4(3):I9· - 5 Cf. 2 Re 8:20s. - 6 Cf. 2 Crón 21:16s; 22:1. - 7 Am 1:2 y Jl 4:16. - 8 Cf. Am 9:13 y Jl 4:18. Mantienen esta opinión Kaulcn-Hcberg, Vigouroux, Fillon, Theis, Baudissin. - 9 Así opinan Cornely-Hagen, Kutal, Kónig, Goetsberger. - 10 Es la opinión de Van Hoonacker, Cornill, Holscher, Tobac, Chaine, Rinaldi. Esta opinión es juzgada por H. Hópfl-Miller-Metzinger del modo siguiente: haec sententia reapse maiore gaudet probabilitate (Introd. Spec. in V. T. Roma 1946 p.502). - 11 Jl 4:2. - 12 Jl4.6. - 13 El libro de Joel en el TM está dividido en cuatro capítulos, mientras que en la Vul-gata está destribuido en tres capítulos. Por eso, en las citas damos ambas numeraciones. El esquema divisorio del libro está tomado de H. Hopfl-Miller-Metzinger, o.c., p.503. - 14 J12.21S. - 15 Jl 3:1(2:285). - 16 Dan 7:14. - 17 Niegan la unidad de autor Rothstein, Duhm, Bewer. Cf. Micah. Joel, del International Critical Commentary (Edimburgo 1948) p.49. - 18 Jl 3:1(2:285). La efusión abundante del espíritu en los tiempos mesiánicos aparece en Is 32:15; 44:3; 59:21; Ez 36:27; 39:29; Zac 12:10. - 19 Afct 2:105.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

Patrocinio

Notas

Joel  2,1-32

2. Exhortación a la Penitencia.

El día de Yahvé está cerca (1-11).
1 ¡Tocad la trompeta en Sión! ¡Dad en mi monte santo la voz de alarma! Tiemblen los habitantes todos de la tierra, que viene el día de Yahvé. 1 Ya está cerca. 2 Día de tinieblas y de oscuridad, día de nublados y de densa niebla. Se extiende sobre los montes como la aurora ! un pueblo numeroso y robusto; i semejante a él no ha existido desde los siglos, ni después de él volverá a existir por generaciones de generaciones. 3 Delante de él va el fuego consumiendo, y detrás la llama abrasa. Delante de él es la tierra como el paraíso de Edén, detrás queda convertida en desolado desierto; ante él no hay quien escape. 4 Parecen caballos, y corren cual jinetes. 5 Como ruido de carros sobre las cimas de los montes, como crepitar de las ardientes llamas que devoran la paja, como pueblo robusto en orden de batalla. 6 Ante él las gentes se llenan de zozobra, todos los rostros se demudan. 7Corren como valientes, asaltan los muros como hombres de guerra, marchan cada uno por su senda y no confunden sus caminos. 8Ni aprieta ninguno a su vecino; va cada uno por su calzada, y aun atravesando por entre las armas se precipitan sin romperse. 9Asaltan la ciudad, corren por las murallas, escalan las casas y entran por las ventanas como ladrones. 10Ante ellos tiembla la tierra, se conmueven los cielos, se oscurecen el sol y la luna, y las estrellas extinguen su brillo. 11Yahvé hace sonar su voz ante su ejército. Su campamento es inmenso, pues es fuerte el ejecutor de sus palabras. Grande es el día de Yahvé, sobremanera terrible; ¿quién podrá, pues, soportarlo?

En este fragmento la perspectiva es distinta, pues la invasión de las langostas es inminente, pero aún no ha llegado. La descripción es altamente poética, y unas veces se presenta la invasión como futura y otras se dan detalles de su realización pasada. Los profetas juegan en sus oráculos con varias perspectivas, la histórica pasada y la futura, y muchas veces los dos planos se superponen o confunden. El estilo es nervioso y entrecortado, para reflejar la inquietud del momento.
Con toda celeridad se manda dar la señal de alarma ante el peligro, pues se acerca, inminente, el día de Yahvé. El profeta aparece, según es tradición en la literatura profética, como el centinela de Israel, que vela por sus intereses y da a tiempo la voz de alarma. El día de Yahvé es descrito como un día de confusión y de tinieblas *. Las langostas son tantas, que parecen oscurecer el sol, hecho que el mismo Plinio comprueba: tanto volant pennarum stridore ut aliae alites credantur solemque obumbrare, sollicitis su-spectantibus populis ne suas operiant térras.2
Esta invasión destructora de las langostas va acompañada del viento solano o jamshim, el terror de los beduinos, porque todo lo asóla y abrasa: delante de él (el ejército de langostas) va el fuego consumiendo (v.3). Los lugares más fértiles y frondosos, semejantes al paraíso de Edén, quedan arrasados y convertidos en desolado desierto 3. Las langostas son descritas como caballos, que arrogantemente avanzan en escuadrones en orden de batalla (v.4). El ruido que hacen al volar es comparable al de carros de guerra que avanzan sobre las cimas de los montes (v.6)4.
Ante su presencia devastadora, los habitantes de las ciudades se llenan de espanto (v.6), porque saben que no hay escondrijo donde guarecerse, porque como soldados de un ejército invasor asaltan los muros., escalan las casas y entran como ladrones por las ventanas (v.8). La descripción de Joel es literal, pues las langostas avanzan en escuadrones, siguiendo cada una su calzada. La alineación de la marcha es perfecta, sin que haya confusión ni desorden en el enjambre: marchan cada una por su senda, no confunden sus caminos, ni aprieta ninguna a su vecino. (v.7). La frase hiperbólica oscurecen el sol y la luna. (v.10) la encontramos en diversos profetas5, y llega a convertirse en una expresión estereotipada de la literatura apocalíptica, que tiene sus preferencias por las comparaciones cósmicas.
El profeta asocia aquí estas imágenes a la invasión de las langostas para destacar el carácter tenebroso del día de Yahvé, del que la invasión de éstas son el anuncio y su primera manifestación. El profeta ve en este castigo de la plaga de langostas un principio de otro castigo mayor que se desencadenará en el pleno día de Yahvé.
Por eso, el enjambre de langostas es considerado como el ejército de Yahvé y el ejecutor de sus palabras o sentencias de castigo sobre Israel (v.11). Y el ruido que hace el enjambre de langostas es la voz de Yahvé, porque ha utilizado a éstas como instrumento de su justicia vengadora. De ahí que nadie puede soportarle o hacer frente al destino señalado por Yahvé mismo.

Exhortación al arrepentimiento (12-17).
12 Por eso, pues, ahora dice aún Yahvé: Convertios a mí de todo corazón en ayuno, en llanto y en gemidos, 13 Rasgad vuestros corazones, no vuestras vestiduras, y convertios a Yahvé, vuestro Dios, que es clemente y misericordioso, tardo a la ira y rico en benignidad, y se arrepiente en castigar) 6. 14 ¿Quién sabe si se volverá y se apiadará, y dejará tras sí bendición, ofrenda y libación para Yahvé, vuestro Dios? 15 Tocad la trompeta en Sión, promulgad ayuno, convocad asamblea. 16 Reunid al pueblo, promulgad santa congregación, convocad a los ancianos, reunid a los niños, aun a los niños de pecho. Que deje el esposo su cámara, y su tálamo la esposa. 17 Entre el pórtico y el altar oren los sacerdotes, ministros de Yahvé, y digan: Perdona, ¡oh Yahvé! a tu pueblo y no des al oprobio tu heredad para que se enseñoreen de ella las gentes. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?

Bellísima invitación a la penitencia después de anunciar el castigo del día de Yahvé, iniciado con la invasión de las langostas. Todos los oráculos de Yahvé contra Israel suelen tener el carácter de conminatorios, porque siempre dejan la puerta abierta al arrepentimiento, a la misericordia y el perdón divinos. El profeta, pues, consciente de su misión de centinela de los intereses materiales y espirituales de su pueblo, le hace una última invitación al arrepentimiento y a la penitencia sincera: rasgad vuestros corazones y no vuestras vestiduras (v.13). Yahvé quiere ahora sentimientos verdaderos y no mera farsa externa. El es el único modo de conjurar la ruina que se cierne sobre Israel.
Dios es siempre clemente y misericordioso y está más dispuesto a perdonar que a castigar (v.13); por eso no deben desesperar los israelitas en su situación de penuria actual, ya que Yahvé puede apiadarse de ellos y dejar tras de sí bendición de bienes materiales, con los que puedan volver a presentar oblación y libación al altar (v. 14). Ante esta posible alternativái ,el profeta invita a la penitencia a todas las clases sociales como signo de arrepentimiento, sincero (v.16); ni siquiera los niños de pecho deben estar ausentes de esta manifestación colectiva de duelo nacional por haber pecado contra Yahvé. Y al frente de todos, los sacerdotes, como ministros de Yahvé, deben dirigir las manifestaciones litúrgicas de penitencia entre el pórtico y el altar (v.17), es decir, entre la parte anterior del edificio del templo que da al oriente y el altar de los holocaustos, 6 Lit. se arrepiente de (hacer) mal. que se encontraba en el atrio interior, al que sólo tenían acceso los sacerdotes 7.
Pero hay que notar que la súplica de los sacerdotes ahora no es para que libre al pueblo de la invasión de las langostas y de la ruina del campo, sino para que los libre de caer entre las gentes, que es el oprobio de Israel, pues siendo la heredad de Dios, son objeto de irrisión entre los pueblos: ¿Dónde esta su Dios? (v.17) 8.

El perdón de Yahvé (18-20).
18 Entonces Yahvé, encendido en celo por su tierra, perdonó a su pueblo, 19 y respondió a su pueblo, diciendo: Os mando el trigo, el mosto y el aceite, y os saciaréis de ello, y no os expondré ya más al oprobio de las gentes. 20 Y alejaré de vosotros al norteño y le echaré a tierra desierta y árida, poniendo sus vanguardias hacia el mar oriental, y su retaguardia hacia el mar occidental; y subirá su hedor y exhalará hediondez, pues ha hecho Yahvé grandes cosas.

Aunque el profeta no dice expresamente que el pueblo hizo las manifestaciones sinceras de penitencia que había pedido, se sobrentiende por el cambio de tono y de perspectiva. Yahvé está aplacado, y, encendido en el celo por su tierra, perdonó a su pueblo (v.18). Por ello, les otorga en abundancia las cosas que habían perdido con la plaga de langostas, y, además, promete que no volverán a ser el oprobio o ludibrio entre las gentes. No volverá a desamparar a su pueblo, de forma que Israel vuelva a ser presa de las naciones paganas.
Y, por fin, añade que el enemigo norteño será alejado definitivamente hacia una zona desértica con su vanguardia hacia el mar oriental 9, y su retaguardia hacia el mar occidental 10. En esa zona entre el mar Muerto (oriental) y el Mediterráneo (occidental) se supone que se corrompe el ejército de ese norteño.
Pero ¿quién es este supuesto enemigo? Algunos autores creen que es el viento que empujó la plaga de langostas desde el norte (la inVasión de langostas en Palestina suele venir del desierto oriental o de la estepa sinaítica), que iban a morir entre el mar Muerto y el Mediterráneo. San Jerónimo se inclina por esta interpretación, y dice que, en su tiempo, nubes de langostas morían empujadas hacia el Mediterráneo y eran devueltas por las olas hacia las costas palestinenses, con el consiguiente hedor en la región afectada. Pero es un hecho que este v.20 tiene, por su.contenido, muchas analogías con algunos textos de Ezequiel u, en los que se habla de un enemigo (Gog y Magog) que es desbaratado entre el mar Muerto y el Mediterráneo.
El norte era el lugar tradicional de las invasiones asirías, babilonias y escitas. De ahí que, en la literatura profética, el norte es sinónimo de región enemiga, de donde vienen los castigos de Yahvé sobre su pueblo 12. Aquí, pues, Joel parece aludir al castigo que sufrirá un supuesto enemigo del pueblo israelita procedente del norte. En Joel, el elemento escatológico tiene gran importancia, y, como veremos, el profeta supone que antes de la inauguración de la era mesiánica habrá un castigo ejemplar sobre los enemigos del pueblo elegido. En esta perspectiva tenemos que colocarnos para comprender este pasaje, que es, sin duda, paralelo al de Eze-quiel sobre la invasión y derrota de Gog entre el templo de la nueva teocracia y el mar Mediterráneo.

Anuncio de nueva prosperidad (21-27).
21 No ternas, suelo; alégrate y gózate, porque son muy grandes cosas las que Yahvé va a cumplir. 22 No temáis, animales del campo, que reverdecerán los pastizales del desierto, y darán fruto los árboles, y la higuera y la vid riqueza. 23 Alegraos y gózaos, hijos de Sión, en Yahvé, vuestro Dios, que os dará la lluvia a su tiempo y hará descender sobre vosotros la lluvia otoñal y primaveral como al principio. 24 Y rebosarán de trigo las eras, y de mosto y aceite los lagares. 25 Y os compensaré de los años en que lo comieron (todo) el arbé, el yéleq, el jasil y el gazam, mi gran ejército, que mandé contra vosotros. 26 Y comeréis hasta la saciedad y alabaréis el nombre de Yahvé, vuestro Dios, que hizo con vosotros maravillas, y jamás será confundido mi pueblo. 27 Sabréis que en medio de Israal estoy yo y que yo soy Yahvé, vuestro Dios, y no hay otro; y jamás será mi pueblo confundido.

Ha pasado la hora de temor y de la desolación, y por eso, una vez reconciliados con Yahvé, deben alegrarse todos, porque va a cambiar totalmente el panorama: son muy grandes las cosas que Yahvé va a cumplir (v.21). Con la bendición divina reverdecerán los pastizales, no faltará la lluvia, y de nuevo las cosechas ubérrimas alegrarán a los agricultores (v.24).

La efusión del espíritu de Yahvé (28-32).
28(31) Después de esto derramaré mi espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas, y vuestros ancianos tendrán sueños, y vuestros mozos verán visiones. 29/2 Aun sobre los siervos y las siervas ) derramaré mi espíritu en aquellos días, 30/3 y haré prodigios en el cielo, y en la tierra sangre y fuego y columnas de humo. 31/4 Y el sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día grande y terrible de Yahvé. 32/5 Y todo el que invocare el nombre de Yahvé será salvo, porque en el monte de Sión y en Jerusa-lén estará el resto de los salvados, como lo ha dicho Yahvé, y lo mismo será de los escapados, llamados por Yahvé.

Después de anunciar la abundancia de bienes materiales en compensación por la penuria sufrida, el profeta anuncia también la sobreabundancia de bienes espirituales, simbolizados en la efusión pródiga del espíritu profético. Hasta ahora los hombres que eran favorecidos con visiones y oráculos eran una minoría privilegiada. En el futuro (después de esto tiene un sentido amplio de proyección mesiánica), Yahvé se comunicará a los ciudadanos de la nueva teocracia en unas proporciones no soñadas. Zacarías anuncia la efusión de un espíritu de gracia y de plegaria sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén 13. Joel concreta más, y anuncia que todos los representantes de las distintas clases sociales participarán de la efusión del espíritu de Yahvé.
San Pedro, en su discurso el día de Pentecostés, vio el cumplimiento de la profecía en la comunicación sobreabundante del Espíritu Santo a los reunidos en el cenáculo 14. Joel concibe la inauguración de la era mesiánica como la eclosión plena del espíritu de Dios, que se comunica sobreabundantemente a todos los que formen parte de la nueva teocracia. Jeremías habla de un nuevo pacto entre Dios y su pueblo, basado en la entrega de los corazones 15; Joel se mantiene en esta línea espiritualista, suponiendo que lo esencial de la era mesiánica será la íntima comunicación entre Yahvé y los miembros de su pueblo elegido. Su profecía se cumplió plenamente en la Iglesia fundada por Cristo, donde abundaron los carismas de todo género, sobre todo en la primitiva generación apostólica.
Al lado del anuncio de la efusión universal del espíritu, el profeta proclama un juicio vindicativo sobre las naciones paganas para hacer justicia al pueblo elegido, por ellas perseguido. Será el día de Yahvé, en el que hasta la misma naturaleza se trastocará. Las frases que aquí se consignan sobre el oscurecimiento del sol y de la luna, que antes se aplicaron a la invasión de las langostas, no han de tomarse al pie de la letra, sino dentro del género literario del lenguaje apocalíptico, en el que siempre entran las convulsiones cósmicas como arte integrante del juicio de Dios sobre los hombres. El profeta intenta encarecer el terror y transformación universal que producirá la manifestación justiciera de Dios. En ese juicio terrorífico se salvará sólo el que invocare el nombre de Yahvé (v.32), es decir, los que pertenezcan a la comunidad teocrática hebrea, los invocadores y adoradores del nombre de Yahvé.

1 Cf. Amo_5:18.20; Sof_1:15; Eze_30:3. 2 Plinio, Hist. Nat. XI 29. 3 Sobre la expresión paraíso de Edén véase Eze_36:35; Isa_51:3; Gen_13:10; Gen_2:8. 4 Hoonacker cita el testimonio de Fpskal (Descr. animal. p.81) para corroborar esta observación: transeúntes grylli super verticem nostrum, sonó magnae catarrhactae fervebant. 5 Cf. Isa_13:10; Eze_32:7. 7 Cf. Flavio Josefo, Cont. Ap. II 9. 8 Cf. Jer_24:9. 9 Lit. mar anterior (supuesta la orientación en dirección al este). 10 Lit. Mar posterior (colocado a la espalda del que se orienta hacia el este). 11 Cf. Eze_26:7; Joe_38:6.15; Eze_39:2. 12 Cf. Jer_1:13-15; Jer_4:1.22; Joe_10:22. 13 Cf. Zac_12:10. 14 Cf. Hec_2:17; Hec_10:445. 15 Cf. Jer_31:31