Times New Roman ;;;
Ester.
Nombre y Texto.
El libro de Ester ha ido errante de un lugar a otro en el catálogo de libros sagrados, dándosele a veces un carácter poético, otras considerándolo como profetico y no pocas colocándolo al final de la lista de los libros históricos. En el canon judío ocupa un lugar entre los libros de la tercera colección (Ketubim), asignándosele el quinto puesto en la subdivisión conocida con el nombre de megilloth = rollos. En un tiempo gozó el libro de tanta estima entre los judíos, que se le llamaba la megillah por excelencia. Corrientemente es conocido por megillath Ester, rollo de Ester, que se leía en la fiesta de Purim.
Gran parte del libro se ha conservado en hebreo (1:1-10:4), y otra en griego (10:5-16:24). Estas dos partes reciben el nombre de proto y deuterocanónicas respectivamente.
A) Texto Hebreo. - Se ha conservado en buen estado y en él se reflejan las modalidades propias del hebreo posterior a la cautividad, con influencias aramaicas. A este texto se le llama también masorético. Una edición del mismo, al alcance de todos, es la de R. Kittel, Biblia Hebraica (Stuttgart 1949).
B) Texto Griego De Las Adiciones. - Damos este nombre a las secciones griegas que siguen al texto hebraico a partir de 10:4. No es el texto una traducción de algún original hebraico, como lo demuestra su estilo depurado helenista. Los pocos semitismos con que se tropieza en la lectura provienen del alma judía del autor, probablemente judío helenista. Este texto griego se conserva en dos formas, una abreviada y otra amplia,
Versiones.
A) Griegas. - La traducción griega del texto original hebraico se ha conservado en tres formas: 1) Texto común, que se encuentra en los códices unciales  S A y en otros menos importantes de la misma familia. Hizo esta versión Lisímaco, hijo de Tolomeo, que moraba en Jerusalén. En tiempos de Tolomeo y Cleopatra, cierto Dositeo, que se decía sacerdote y levita, y su hijo Tolomeo, la introdujeron en Egipto (v.1). Se reproduce en las principales ediciones griegas del Antiguo Testamento, tales como Tischendorf (1850-55), Vigouroux (1902), Swete (1887-1894), Rahlfs (Septuaginta I, Stuttgart 1935). Es el texto breve. 2) Texto amplio: Es una revisión de Luciano conservada en los códices 19, 93, 108. La publicó O. F. Fritzche 1. 3) Un tercer texto, del que nació la Vetus Latina, es acaso el más antiguo de todos. Schildenberger lo llama Ea.
B) Latinas. - 1) Vetus Latina. - Es la que mejor retransmite el texto griego original. Cree Schildenberger, siguiendo las huellas de D. de Bruyne, que es el testimonio más caracterizado del texto griego primitivo. Esta hipótesis, añade Lefévre 2, aunque no resuelva todas las dificultades, parece, sin embargo, la más probable.
2) Vulgata. - San Jerónimo tradujo el texto hebraico cuidadosamente, verbum e verbo (Praef. in libr. ludt: PL 28:1433). Como apéndice de esta versión coloca las partes adicionales, que dice haber encontrado en la edición vulgata de la Biblia griega, reuniéndolas al final del libro y anotándolas con un obelo (l.c.). No puso en su traducción el mismo esmero que en la del texto hebraico.
Cuestiones textuales.
No es fácil determinar la interdependencia existente entre los textos que acabamos de mencionar. ¿Cómo se explican las diferencias existentes entre los mismos? ¿Cuál es el origen del texto de las adiciones? El concilio de Trento decretó que el libro era sagrado y canónico en sus partes proto y deuterocanónicas. Sobre la cuestión textual se han propuesto las siguientes y principales hipótesis:
1) En un principio existieron dos textos hebraicos: uno corto, que corresponde al masorético actual, y otro más amplio, que utilizó Lisímaco en su traducción griega. Las partes deutero-canónicas no figuraban en el texto breve, pero sí en el segundo, que, al igual que las partes proto-canónicas, fueron traducidas al griego.
2) El texto masorético reproduce exactamente el original hebraico primitivo. autor sagrado compuso su libro sirviéndose de las memorias de Mardoqueo y Ester (9:20-23) y de los anales de los reyes de Persia (2:23; 6:1). El traductor griego, que tuvo a su disposición las mismas fuentes de consulta, quiso completar lo que le parecía manco y dar al libro un carácter religioso más palmario. De ahí el origen de las famosas adiciones griegas 3.
3) El texto griego de las partes proto y deutero-canónicas es una versión del texto original hebraico o aramaico. Más tarde, por motivos de la lectura del libro en la fiesta de Purim, se hizo una edición abreviada, que se ajusta al actual texto masorético. Dado que la fiesta había degenerado de su pureza primitiva, convirtiéndose en una bacanal, por respeto al nombre de Dios se suprimieron aquellas partes del libro de carácter religioso más acentuado. A esta opinión, que en su tiempo defendió J. B. de Rossi, se adhiere en parte B. Mariani4.
4) El texto hebraico masorético es el original; las partes deutero-canónicas griegas son amplificaciones, adiciones, suplementos hechos por el primer traductor griego u otro posterior. Hoy prevalece la opinión de que las adiciones fueron escritas originariamente en griego, no vislumbrándose en ellas vestigios de una traducción.
Partes deuterocanónicas.
Hemos dicho que San Jerónimo las puso como apéndice de su traducción del original hebraico. En las ediciones modernas se intercalan en el texto de la obra. Esta última costumbre ha puesto más al descubierto que su contenido no encaja perfectamente con lo que se dice en la primera parte o proto-canónica (3:2-6 y 12:6; 2:9 y 11:3; 6:3 y 12:5; 9:20-28 y 16:22). En las partes proto-canónicas no se menciona a Dios; en las otras, sí.
A pesar de las aparentes contradicciones, no hay inconveniente mayor en intercalar en el texto las partes que San Jerónimo reunió al final. Sus autores no tuvieron la intención de escribir una historia objetiva en todos sus pormenores, sino más bien componer, a base de una amplia libertad, un relato cuya finalidad primaria era didáctica. De las partes deutero-canónicas decía San Jerónimo que eran improvisaciones del autor, al igual que se hace en un ejercicio escolar, con el fin de manifestar los sentimientos del que sufre una injusticia o del que la infiere a otro (PL 28:1433). Con estas adiciones se facilitaba la lectura del libro en los ambientes helenistas; se humanizaba la obra con la supresión de pasajes demasiado hostiles a los paganos (9:5-19) y se daba al conjunto un carácter más religioso. El autor que compuso estas partes adicionales vióse asistido por el carisma de la inspiración, por el cual era infalible y exento de error formal en todo lo que él afirmaba y en el sentido que daba a su afirmación. Por ser de origen divino, estas partes fueron incluidas en el canon eclesiástico de los libros sagrados.
Ester, ¿libro histórico?
Muchos exegetas independientes zanjan la cuestión con decir que se trata de una leyenda etiológica inventada para explicar el origen y naturaleza de la fiesta de Purim. Por razón de la analogía sorprendente que existe entre los dos primeros capítulos del texto hebraico y la leyenda de Las mil y una noches, lanzó Goeije la hipótesis según la cual el libro de Ester procede de una leyenda persa que dio también origen a la famosa leyenda árabe 5.
Los panbabilonistas encuentran su origen en una leyenda babilónica. Ester corresponde al nombre de Istar; Aman es una palabra derivada de Humman, dios de Elam; Vasti es el Masti de Babilonia. En el libro se ensalza la victoria de los dioses de Babilonia sobre los de Elam (Wildeboer, Haupt, M. Maller). Otros, en fin, vuelven sus miradas hacia Egipto. Todas estas actitudes extremas carecen de fundamento histórico, por lo que caen cada día más vertiginosamente en el descrédito.
Al extremo opuesto se colocan muchos católicos y no pocos independientes, que consideran el libro como eminentemente histórico, tanto en sus líneas generales como en sus pormenores.
Contra los argumentos en favor de la total historicidad del libro se oponen los siguientes: 1) La expulsión de Vasti da la impresión de que es un episodio creado para facilitar el advenimiento de Ester al trono real de Persia. 2) Es inexplicable que tanto Asuero como Aman ignoraran la ascendencia judía de Ester, conociendo, por otra parte, los vínculos que le unían al judío Mardoqueo. 3) Según los historiadores paganos 6, la esposa de Jerjes y reina de Persia se llamaba Amestris; desconocen los nombres de Vasti y de Ester. 4) No se explica que el rey concediera tan alegremente la muerte masiva de sus subditos persas (8:11-12). La actitud tolerante de los monarcas persas es incompatible con el decreto de exterminio total de los judíos del imperio (3:7-15; 13:1-7).
Todas estas dificultades tienden a crear una atmósfera desfavorable al carácter estrictamente histórico del libro. La técnica con que se conduce la narración, el dramatismo que se observa en cada página, confirman aquella impresión. En efecto, aunque el autor sagrado no mencione explícitamente el nombre de Dios, da a entender que Yahvé dispone los acontecimientos históricos en beneficio del pueblo judío. Para nosotros la llave para la recta interpretación del libro está en las palabras de Zeres a Aman: Si el Mardoqueo ese delante del cual has comenzado a caer es de la raza de los judíos, no le vencerás; antes de cierto sucumbirás ante él (6:13). Toda la narración está salpicada con notas pintorescas encaminadas a intrigar al lector; se retrasa voluntariamente el desenlace y se acumulan detalles que contribuyen a poner de manifiesto la providencia divina para con su pueblo escogido. En el libro de Ester, como en el de Judit, se enfrentan el judaísmo y el paganismo, el Dios de Israel y la astucia y malicia humanas. Las dos fuerzas antagónicas están personificadas en dos personajes: el judío Mardoqueo y el agagita Aman. Aquél se niega a doblar su rodilla ante un ministro pagano (3:5), y Dios premia este acto de religión o de orgullo patriótico con el triunfo sobre el orgulloso Aman. De lo dicho cabe concluir que no deben tomarse al pie de la letra todos los pormenores de la narración. Más que en los archivos de Persia, el autor en la composición de su obra se inspiró en escenas de la antigua historia de Israel, tales como la exaltación de José al trono del Faraón, y, sobre todo, en el libro de Judit, en el que una mujer salva a su pueblo en unos momentos desesperados. El texto del libro recuerda la ideología imperante en la literatura sapiencial.
Autor y fecha de composición.
Debe distinguirse entre el autor del texto hebraico y el de las adiciones griegas; ambos son posteriores al exilio. El autor de la primera parte es judío. Modernamente prevalece el criterio de ver en estas páginas la pluma de un escritor de Palestina que vivió en tiempo de los Macabeos (Soubicou, Vaccari, Stummer) o hacia finales del mismo (Schildenberger). En esta última sentencia se explica el hecho de que sistemáticamente, por respeto quizá, no se mencione el nombre de Dios, como hace también el autor del 2 Mac. En una nota de 10:3 se dice que Dositeo introdujo la versión griega en Egipto durante el reinado de Tolomeo y Cleopatra. De los cuatro Tolomeos casados con una Cleopatra, parece que el texto se refiere, o bien al Tolomeo VIII Latiré (116-80), o a Tolomeo Neos Dionisios (51-44). Sólo el primero vivió cuatro años con una mujer llamada Cleopatra. Según el 2 Mac 15:37, celébrase en Palestina el Día de Mardoqueo.
Canonicidad.
La Mishna y el Talmud de Jerusalén dan instrucciones para la lectura de Judit en la fiesta de Purim. El libro y la mencionada solemnidad eran conocidos antes de los tiempos neotestamentarios. Flavio Josefo cita ampliamente el libro de Ester en sus Antiquitates ludaicae (1.2), y utiliza asimismo las secciones griegas, que posteriormente fueron eliminadas del canon judío.
La Iglesia recibió el libro en el canon según su versión griega. Orígenes no duda de la canonicidad aun de las partes deutero-canónicas, pero sus anotaciones críticas dieron pie a que lo hicieran San Atanasio y San Jerónimo. En cuanto a este santo, cabe decir que, por el hecho de relegar las adiciones al final del libro, dudaba de su canonicidad. Las dudas para estas partes griegas continuaron hasta el concilio Tridentino, que las declaró sagradas y canónicas.
Contenido doctrinal.
En conjunto, la obra quiere hacer ver que los judíos prevalecen siempre y en todas partes de sus enemigos. Otra de las finalidades es explicar los orígenes de la fiesta de Purim, que debe ser un día de alegría y acción de gracias por haberles salvado Dios del exterminio. La doctrina de la providencia divina para con su pueblo aparece en todo el libro. Lo que el autor no declara, no sabemos por qué exigencias literarias o ambientales, lo proclaman a los cuatro vientos las secciones propias del texto griego. La doctrina de la alianza es menos visible en Ester que en Judit, pero no está ausente del texto.
Por otra parte, hallamos en el libro pasajes que recuerdan la imperfección de la moral antigua en comparación con la del Evangelio (Mt 5:44). El espíritu de venganza de los judíos y la complacencia de la joven reina en la matanza de los enemigos de su pueblo no reza con la doctrina del amor a los enemigos y el perdón de los que nos persiguen y calumnian. Pero estas y otras circunstancias han sido introducidas en el texto por el autor sagrado por exigencias de la tesis doctrinal que intentó desarrollar. En el libro se aplica la ley del talión. Escribe el autor para alentar a sus hermanos de raza, tan a menudo envueltos en cuestiones raciales, y para dar un toque de atención a sus enemigos. Es natural que la puesta en práctica de los principios fundamentales del judaísmo llamen la atención de los que conviven con ellos y que les tilden de separatistas, de conspiradores contra la completa unidad del Estado. De ahí las reacciones antijudías de los pueblos de ayer y de hoy. El autor quiere advertir a los de su pueblo que su seguridad y permanencia en medio de las gentes depende exclusivamente del apoyo que Dios les preste 7.
La fiesta de Purim.
Flavio Josefo 8 habla de la fiesta que se celebraba durante los días 14 y 15 de Adar (febrero-marzo) para conmemorar la salvación de sus hermanos de Persia en tiempos de Mardoqueo. El 2 Mac 15:37 conmemora la fiesta de Nicanor, que se celebraba el día 13 de Adar, un día antes del día de Mardoqueo. El ceremonial de la festividad es indicado en el tratado Megillah del Talmud de Jerusalén. La fiesta tenía un doble aspecto, profano y religioso. Cabe a las manifestaciones ruidosas de regocijo, al estilo de nuestros carnavales, vistiéndose las mujeres con trajes de hombre y éstos con vestidos de mujeres, suculentos banquetes y excesos en las bebidas, intercambios de presentes entre parientes y amigos, se leía el libro de Ester. Modernamente prevalece la opinión de que la fiesta de Purim en parte es copia de una fiesta de primavera que se celebraba en Persia y Babilonia. Hacia el mes de marzo celebraban los persas la festividad llamada nauroz, con carácter de fiesta de primavera, durante la cual se intercambiaban presentes y se distribuían limosnas a los pobres, detalle que imitaron los judíos en la fiesta de Purim. Entre los años 160-114 antes de Cristo, la comunidad judaica dio a la fiesta un carácter político-religioso, relacionándola con la liberación de la colonia judía de Persia en tiempos de Jerjes I.
Ester 2,1-23;;
En busca de una reina (2:1-4).
1 Después de esto, cuando ya se calmó la cólera del rey, pensó en Vasti y en lo que ésta había hecho y en la decisión que respecto de ella se había tomado. 2 Los servidores del rey le dijeron: Búsquense para el rey jóvenes vírgenes y bellas, 3 poniendo el rey en todas las provincias de su reino comisarios que hagan reunir todas las jóvenes vírgenes y de bella presencia en Susa, la capital, en la casa de las mujeres, bajo la vigilancia de Hegue, eunuco del rey y guarda de las mujeres, que les dará lo necesario para ataviarse, 4 y que la joven que más agrade al rey sea la reina en lugar de Vasti. Aprobó el rey ese parecer y se hizo así.
Memucan hizo hincapié en que el decreto fuera irrevocable, acaso porque conocía el afecto que el monarca profesaba a Vasti. El hecho de que el rey estuviera intrigado por estos recuerdos prueba el cariño que sentía hacia la reina, a la cual hubiera devuelto su rango a no mediar la solemne decisión tomada contra ella y las nefastas consecuencias que de semejante proceder se originarían. En la literatura bíblica de inspiración persiana es frecuente el tema de un decreto irrevocable (Dan_6:8-10; Dan_6:12.16). Sus servidores le propusieron (Dan_3:2-3; Dan_6:3.5) Que se buscara dentro de los límites del imperio jóvenes vírgenes y bellas que pudieran suplir la ausencia de Vasti. Asuero aceptó el consejo.
Mardoqueo y Ester (Dan_2:5-7).
5 Había en Susa, la capital, un judío llamado Mardoqueo, hijo de Jaír, hijo de Semeí, hijo de Quis, del linaje de Benjamín, 6 que había sido deportado de Jerusalén entre los cautivos llevados con Jeconías, rey de Judá, por Nabucodonosor, rey de Babilonia, 7 y había criado a Hedisa, que es Ester, hija de su tío, pues no tenía padre ni madre. La joven era bella de talle y de hermosa presencia y había sido adoptada por Mardoqueo cuando se quedó sin padre y sin madre.
Hemos visto la presentación de Mardoqueo por el autor del texto griego. El texto hebraico sólo ha hablado hasta ahora de personajes paganos; con estos versículos introduce al personaje central del relato, Mardoqueo el judío, que, en lucha contra el enemigo del pueblo hebraico, Aman, sale victorioso y salva a su pueblo de una catástrofe. En la mente del autor sagrado es Mardoqueo un judío íntegro, recto, patriota, y toda su grandeza radica y deriva del siguiente título honorífico: El judío Mardoqueo (Dan_5:13; Dan_6:10; Dan_8:7; Dan_9:29; Dan_10:3). El término judío debe tomarse aquí en sentido racial, y no en el sentido limitado de hombre perteneciente a la tribu de Judá. Aunque judío, era descendiente del linaje de Benjamín. A su cuidado corría una joven judía, huérfana de padre y madre. Hija de Abigaíl (Dan_2:15), la adoptó Mardoqueo como hija a la muerte de los padres, tomándola bajo su tutela y protección. La joven era llamada Hedisa, del hebreo hadassah, mirto, y Ester, que puede derivar del babilónico Ischtar o del persa stareh, estrella. Dice el texto griego que la había educado con la finalidad de que fuera mujer suya, lo que debe rechazarse.
Ester en el harén real (Dan_2:8-11).
8 Cuando se publicó la orden del rey y su edicto, al ser reunidas en Susa, la capital, jóvenes en gran número, bajo la vigilancia de Hegue, fue también tomada Ester y llevada a la casa del rey bajo la vigilancia de Hegue, guarda de las mujeres. 9 La joven le agradó y halló gracia a sus ojos, y él se apresuró a proveerla de todo lo necesario para su adorno y su subsistencia, y le dio siete doncellas escogidas de la casa del rey, y la aposentó con éstas en el mejor departamento de la casa de las mujeres. 10 Ester no dio a conocer ni su pueblo ni su nacimiento, pues Mardoqueo le había prohibido que lo declarase, u Todos los días iba y venía Mardoqueo al vestíbulo de la casa de las mujeres para saber cómo estaba Ester y cómo la trataban.
El edicto real pronto surgió efecto. Entre las jóvenes vírgenes y bellas se encontró a Ester, que desde el primer momento granjeóse la estima de Hegue, siendo objeto de todas sus atenciones. Del hecho de ocultar a Hegue su nacionalidad se deduce que Ester se sometió al mismo régimen dietético que las otras jóvenes reunidas en la casa del rey. Con el fin de disculpar a Ester, el texto griego ha hecho notar que detestaba el lecho de un incircunciso (Dan_14:15) y los banquetes del rey (Dan_14:17). Para que su ascendencia judía no le creara dificultad para llegar a ser esposa del rey, el astuto Mardoqueo le prohibió revelar a nadie ni su pueblo ni su condición. Razones políticas (Dan_3:4) aconsejaban este silencio. En el reclutamiento de jóvenes no se tenía en cuenta su nacionalidad; únicamente se exigía que fueran jóvenes, vírgenes y bellas. A Mardoqueo, como a cualquier otro hombre, estaba prohibida la entrada en la casa de las mujeres, pero se le autorizaba ir y venir al vestíbulo de la misma. Acaso por su misma juventud y por el hecho de ser huérfana, autorizó Hegue la visita diaria de Mardoqueo a su protegida.
Régimen de vida en el harén (Dan_2:12-14).
12 Después de haber estado ya doce meses, conforme a la ley de las mujeres, ungiéndose seis meses con óleo y mirra y otros seis con los aromas y perfumes de uso entre las mujeres, cuando le llegaba el turno era llevada cada joven a la presencia del rey. 13 Así iba cada una a la presencia del rey, y cuando pasaba de la casa de las mujeres a la casa del rey, se le dejaba llevar cuanto ella quería; 14 iba allá por la tarde, y a la mañana siguiente pasaba a la segunda casa de las mujeres, bajo la vigilancia de Saasgaz, eunuco del rey y guarda de las concubinas. No volvía ya más a la presencia del rey, a menos que éste la desease y fuese nominalmente llamada.
Es probable que se hacía la ficha de cada joven a medida que entraban en el harén, anotándose el día de su ingreso. Al cabo de un año, luego de haberse sometido a un régimen especial de belleza, con el empleo de cosmético, la joven era llevada, por turno riguroso, a la presencia del rey. El mismo ceremonial debían observar las mujeres del usurpador Smerdis al acercarse a él 1.
Llega el turno a Ester (Dan_2:15-16).
15 Al llegar el turno a Ester, hija de Abigaíl, tío de Mardoqueo, el que la había adoptado por hija, de presentarse al rey, no pidió nada más que aquello que le había indicado el eunuco real, Hegue, encargado de guardar las mujeres. Halló Ester gracia a los ojos de cuantos la miraban. 16 Fue conducida Ester a la presencia del rey Asuero, a la casa real, el mes décimo, que es el mes de Tebet, en el año séptimo de su reinado.
Hegue percatóse de que Ester descollaba entre todas las mujeres por sus encantos femeninos y barruntó que agradaría al rey. Por lo mismo, ya desde el principio la rodeó de atenciones, preocupóse por sus adornos y alimentación, puso a su disposición siete (Dan_1:10) doncellas escogidas y la aposentó en la mejor habitación de la casa. .Las otras mujeres, al acercárseles el turno de ser presentadas al rey, multiplicaban sus atavíos para realzar su belleza; Ester, en cambio, tenía plena confianza en su hermosura. Pese a lo que dice el texto griego (Dan_14:15), Ester no siente repugnancia por el lecho de un incircunciso, ni manifiesta esta aversión ni a Hegue ni al rey. El autor sagrado refiere escuetamente los hechos, sin pronunciarse por la moralidad de los acontecimientos. Por la importancia política del hecho, el autor especifica el año y el mes en que Ester fue conducida por primera vez a la presencia del rey. Habían transcurrido cuatro años (Dan_1:3) desde el banquete en que se repudió a Vasti.
Ester, elegida reina (Dan_2:17-20).
17 El rey amó a Ester más que a todas las otras mujeres, y halló ésta gracia y favor ante él más que ninguna otra de las jóvenes. Puso la corona real sobre su cabeza y la hizo reina en lugar de Vasti.18 El rey dio un festín a todos sus príncipes y a sus servidores, un festín en honor de Ester, y dio alivio a las provincias e hizo mercedes con real liberalidad.19 Cuando por segunda vez reunieron a las jóvenes, estaba Mardoqueo sentado a la puerta del rey. 20 Ester no había dado a conocer su nacimiento ni su pueblo, porque se lo había prohibido Mardoqueo, y seguía cumpliendo las órdenes de Mardoqueo tan fielmente como cuando estaba bajo su tutela.
Con palabras que recuerdan el saludo del ángel a María ( Lev_1:30.42), se dice que amó Asuero a Ester más que a todas las mujeres que tenía, y que halló ella gracia y favor más que todas las otras jóvenes que habían estado con el rey. Ester superaba a todas; incluso era mejor que Vasti (Dan_1:19). Para celebrar el acontecimiento dio el rey un festín, que el autor sagrado llama festín de Ester por efectuarse en su honor. Según los LXX, el banquete duró siete días. Fueron invitados los príncipes y los servidores de la casa real.
Aborta un complot contra el rey (Dan_2:21-23).
21 En aquellos días, cuando Mardoqueo se sentaba en la puerta del rey, Birgan y Teres, dos eunucos del monarca, de la guardia del umbral, quisieron poner su mano sobre el rey Asuero, 22 Mardoqueo tuvo conocimiento de ellos e informó a la reina Ester, que se lo comunicó al rey de parte de Mardoqueo. 23 Averiguada la cosa y hallada cierta, los dos eunucos fueron colgados de un madero, escribiéndose el caso en el libro de las crónicas delante del rey.
Mientras se desarrollaban las fiestas en honor de la nueva reina, dos eunucos del rey preparaban un complot contra él. Este episodio coincide con el que se refiere en 12:1-6 del texto griego. Los nombres de los dos eunucos difieren en uno y otro texto; en el griego se llaman Gabata y Tarra; en el hebreo, Birgan y Teres. Ambos estaban de guardia en las puertas del palacio real. También Mardoqueo ocupaba un lugar destacado en la real puerta, siéndole fácil descubrir el atentado contra el rey. En el texto griego se dice que el complot estaba motivado por haber confiado el monarca un puesto de responsabilidad y categoría a un judío. Es muy probable que los dos eunucos, de nacionalidad persa, se sintieran humillados por estar sujetos a las órdenes de un judío. Mardoqueo comunicó confidencialmente la noticia a Ester y ésta la retransmitió al rey. Aun en este caso no manifestó la reina el parentesco que le unía con Mardoqueo, lo que hizo más tarde (8:1). Los dos eunucos fueron ahorcados (Patón) o empalados, suplicio este último muy usado por los antiguos persas 2. Por sus servicios mereció Mardoqueo que se inscribiera su nombre y lo que había hecho en la crónica real (Esdr 4:15) 3. En prueba de la importancia que el rey concedía al hecho, quiso que se anotara estando él presente, cubriendo con su autoridad la veracidad del relato.