Zacarías 9 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 17 versitos |
1 Oráculo. Palabra de Yahvé. En la tierra de Jadrac y de Damasco será su morada, porque de Yahvé son las ciudades de Aram y todas las tribus de Israel.
2 Jamat será también comprendida en el territorio de ése, así como Tiro y Sidón, que son tan sabias.
3 Tiro se ha construido un baluarte, y amontonó la plata como el polvo, y el oro como el lodo de las calles,
4 Pero he aquí que el Señor se apoderará de ella y aplastará en el mar su fortaleza, y quedará consumida por el fuego.
5 Al ver esto se aterrará Ascalón; Gaza estará en extremo dolor, lo mismo que Ecrón, porque sus esperanzas fallaron. No habrá ya rey en Gaza, y Ascalón no será habitada."
6 En Azoto habitará el espúreo, y aniquilaré la soberbia de los filisteos
7 y les quitaré de la boca su sangre y de entre los dientes sus abominaciones, y serán también un resto perteneciente a nuestro Dios y como una familia de Judá; y Ecrón tendrá la suerte del jebuseo."
8 Yo pondré en mi casa guarnición de los que entran y salen, y ya no pasará opresor alguno contra ellos, porque ahora velaré yo con mis ojos.
9 Alégrate sobremanera, hija de Sión, Grita exultante, hija de Jerusalén. He aquí que viene a ti tu Rey, justo y victorioso, humilde, montado en un asno, en un pollino hijo de asna.
10 Extirpará los carros de Efraim y los caballos en Jerusalén, y será roto el arco de guerra, y promulgará a las gentes la paz, y será de mar a mar su señorío y desde el río hasta los confines de la tierra.
11 ? en cuanto a ti, por la sangre de tu alianza, yo solté a tus cautivos de la fosa sin agua.
12 Volved, cautivos, a la fortaleza, llenos de esperanza, y yo te restituiré la gloria al duplo.
13 Porque he tensado para mí a Judá, y he puesto en el arco a Efraím; y blandiré tus hijos, ¡oh Sión! contra tus hijos, ¡oh Ya van! y te convertiré en espada de héroe."
14 Y aparecerá sobre ellos Yahvé y lanzará sus dardos corno rayos, y el Señor, Yahvé, hará sonar la trompeta, y marchará entre los torbellinos del austro.
15 Yahvé de los ejércitos los protegerá, y las piedras de la honda devorarán la carne, y beberán la sangre como se bebe el vino; quedarán llenas como vaso de libación y como los cuernos del altar."
16 Y los salvará Yahvé aquel día como a rebaño de su pueblo, como piedras de diadema brillantes sobre su país.
17 ¡Qué ricos son! ¡Qué hermosos son el trigo que nutre a los mancebos, y el vino que nutre a las doncellas!

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Introducción a Zacarías

Times New Roman ;;;;;
Zacarías.
Introducción.

Personalidad del profeta y ambiente histórico de su ministerio.
Zacarías (en hebreo Zekariyah: Yahvé se acuerda o Se acuerda de Yahvé) es contemporáneo de Ageo, y predicó su mensaje en las mismas circunstancias históricas1. En Zac 1:1 es llamado hijo de Baraquías, hijo de Addo, mientras que en Esd 5:1 se omite el nombre de su padre y se le llama hijo de Addo 2. Algunos autores creen que el hijo de Baraquías es adición del glosista, basándose en Is 8:2 3.
En la lista sacerdotal de Neh 12:16 no aparece el nombre de Zacarías, a pesar de que los vaticinios del libro de Zacarías tienen un marcado sello levítico. Podemos considerar, pues, al profeta como perteneciente al grupo de los laicos que fomentaban la vida religiosa, y que tenían por ello relaciones estrechas con los de la clase sacerdotal.
Zacarías es contemporáneo de Ageo, y su predicación se desenvuelve en el mismo ambiente de dificultades que la de aquél. Su preocupación principal es también la de la terminación de las obras del templo, como preámbulo de la restauración mesiánica. Según las indicaciones cronológicas de sus vaticinios, Zacarías profetizó entre el 520 y el 518 a.C., cuando reinaba en Persia Darío I Histaspes (522-586), sucesor de Cambises 3. A pesar de que Zacarías tiene también la obsesión de la reedificación del templo destruido, como en Ageo, se preocupa más que éste de los valores morales, y en esto empalma con la tradición profética preexílica.

Contenido y estructura del libro.
El actual libro canónico, atribuido a Zacarías, se divide claramente en dos partes: una de tipo apocalíptico (c.1-8), visionaria, y otra narrativa, parenético-mesiánica (c.9-14). He aquí el esquema detallado, que nos da una idea clara de su contenido:

Introducción:
Exhortación a la conversión: 1:1-6. A) Restauración y salvación:
1. Ocho visiones nocturnas: 1:7-8:23.
Los caballos en el valle: 1:7-17. (Jerusalén reedificada.)
Los cuatro cuernos y los cuatro artesanos: 1:18-21(2:1-4).
(Los opresores serán destruidos.)
El ángel con la cuerda de medir: 2:1-13(2:5-7).
(Los desterrados volverán a Jerusalén y las naciones.)
El sumo sacerdote Josué: 3:1-10.
(Josué invitado a su nueva labor en el templo.)
El candelabro de oro entre los dos olivos: 4:1-14.
(El templo reedificado por Zorobabel y Josué.)
El rollo volando: 5:1-4.
(La tierra será limpiada de la injusticia.)
La mujer y el efd: 5:5-11
(La iniquidad será alejada de Palestina.)
Los cuatro carros: 6:1-8.
(Los opresores serán castigados.) Coronación del sumo sacerdote: 6:9-15. Disposición recta para la salvación: 7:1-8:23.
Juicios divinos y promesa de salvación: 9:1-14:21.
1. Juicio entre los gentiles y salvación de Israel: 9:1-11:17.
Juicio contra los gentiles vecinos: 9:1-7.
El reino mesiánico: 9,8-11:3.
Los pastores, bueno y malo: 11:4-17.
2. Salvación y glorificación de Israel: 12:1-14:21.
Liberación de Jerusalén: El Salvador, traspasado:
12:1-14.
Fuente de salvación: la purificación del pueblo: 13:1-9.
Ultima tribulación de Jerusalén y salvación mesiánica:
14:1-21.

Autenticidad.
Los críticos modernos urgen las diferencias conceptuales y literarias de la primera y segunda parte. Y, sobre todo, las alusiones de tipo histórico de ambas partes parecen reflejar distintas épocas de composición. Así, distinguen por lo menos dos autores en la actual compilación de vaticinios del libro de Zacarías; y, como en el caso del libro de Isaías, hablan del Proto-Zacarías, Deutero-Zacarías y aun Trito-Zacarías. En efecto, en la segunda parte del libro de Zacarías (c.9-14) hay ausencia total de indicaciones cronológicas, que abundan en la primera parte.
Además, tampoco aparece el nombre del profeta, sino que parece obra de un autor anónimo que cultiva el género antológico, es decir, que para expresar sus ideas se inspira en autores profetices anteriores al destierro babilónico. Se mencionan naciones y pueblos que en la época de Zacarías no tenían relieve histórico, como Asiría4, los jebuseos5, los filisteos6. Asimismo, las expresiones Efraím, la casa de Jacob1, parecen referirse al desaparecido reino del norte en 721 a.C. Se alude al terremoto de los tiempos de Ozías, rey de Judá 8, que tuvo lugar hacia el 750 a.C. Por otra parte, estos autores pretenden ver alusiones a hechos de los siglos VI-IV, como la fecha del comienzo del exilio (586), el retorno bajo Zorobabel (537), la terminación del templo (515), el retorno bajo Esdras (458), la terminación de los muros de Jerusalén (444), la victoria de Alejandro Magno sobre los persas en I so (333), la dominación seléucida sobre Palestina (197-142) y la insurrección de los Macabeos (175-161).
Además, mientras en la primera parte del libro de Zacarías la obsesión del profeta es la reconstrucción del templo jerosolimitano, en la segunda no se alude a esta cuestión, ni tampoco a los pilares del judaísmo en la época de la reconstrucción del templo, como son Zorobabel y Josué, personajes en torno a los cuales giran las enseñanzas de las cisiones de la primera parte. A esta diferencia de enfoque hay que añadir el hecho de que los vaticinios de la primera parte son datados y expresamente atribuidos a Zacarías, mientras que los de la segunda parte aparecen anónimos y sin indicaciones cronológicas.
La perspectiva es diferente, y el género literario de expresión también, pues en la primera parte los vaticinios están en forma de fisiones de tipo apocalíptico - probablemente ficciones literarias y no cisiones reales - , mientras que en la segunda parte desaparece el carácter misionario oracular, que es sustituido por una exposición difuminada, con menos originalidad personal, en la que prevalece el estilo antológico o imitativo de frases y concepciones proféticas anteriores al exilio babilónico. Por todas estas razones, la mayoría de los críticos modernos distinguen diversos autores al estudiar el origen de los vaticinios del actual libro de Zacarías 9.
Frente a esta posición, muchos autores más conservadores pretenden explicar estas anomalías que acabamos de apuntar, en el supuesto de que el profeta Zacarías es el autor de las dos partes del libro de Zacarías 10. Así, creen que la diversidad de enfoque general en ambas partes se debe a la diversa época de la vida de Zacarías en que habrían sido compuestas cada una de las partes. La primera sería del profeta cuando era joven, y el problema acuciante lo constituía la reconstrucción del templo. Más tarde, cuando el templo había sido ya inaugurado y habían muerto los dos corifeos del judaismo del retorno, Zorobabel y Josué, el profeta no tiene por qué aludir a esta situación y a estos personajes.
Así, suponen que la primera parte habría sido escrita hacia el 520 a.C., mientras que la segunda sería del mismo autor, pero escrita ya cuando se cuarteaba el imperio persa - época de las derrotas de ¿alamina (480), de Platea (479) - por efecto de la sublevación de muchas satrapías, como la de Egipto. Las diferencias de estilo habría que atribuirlas, en este supuesto, a la diferencia de edad del mismo autor u. Y las menciones de Asiría, Filisteo, losjebuseos, han de explicarse como arcaísmos artificialmente buscados para empalmar con la gran literatura profética de la época preexílica. Esta explicación sería válida también para las menciones de Efraím y José como sinónimos de Israel.

Mensaje doctrinal.
Las dos ideas teológicas fundamentales del libro de Zacarías son la Providencia divina, que tiene un cuidado especial de su pueblo 12, y sobre todo de Jerusalén, capital de la nueva teocracia 13, en la reconstrucción del templo 14, y sobre las naciones 15. Como los profetas preexílieos, Zacarías urge ante todo una religión espiritualista, no meramente manifestada con ritos externos cultuales. Ante todo, la verdad, la misericordia, el juicio justo, de modo que nadie maquine el mal en su corazón 16. Con esta doctrina ético-espiritualista, Zacarías se acerca mucho ya al ideal del sermón de la Montaña.
Otra idea fundamental en el libro de Zacarías es la de la expectación mesiánica. En la primera parte del libro - centrada en torno a la persona de Zorobabel como símbolo de la reconstrucción nacional - aparece éste como tipo del Mesías, futuro redentor. En la segunda parte desaparece la figura de Zorobabel, y la mente del profeta se proyecta directamente sobre la persona del Libertador que ha de venir y sobre el triunfo de la nueva Jerusalén. El Mesías es anunciado como Rey 17, justo y victorioso, cuyo reino abarca de un mar al otro; pero al mismo tiempo pobre, cabalgando sobre un asno 18, inaugurando un reino mesiánico universal 19 en el día de Yahvé, que será de triunfo y de luz 20. Las ideas escatológicas se mezclan en la última parte del libro, y la perspectiva se alarga y difumina sin contornos.

Estilo literario.
San Jerónimo define así el estilo del libro: Obscurissimus líber Zachariae prophetae et ínter duodecim longissimus 21. El estilo es apocalíptico y visionario en gran parte del libro. Las visiones parecen un artificio literario empleado por el autor para expresar simbólicamente ideas principalmente mesiánicas. El profeta presenta a menudo con él a un ángel intérprete, según es estilo en la literatura apocalíptica22. La forma literaria de los c.9-14 es más semejante a la de los profetas anteriores al exilio. Es el estilo antológico o imitativo de los vaticinios de diversos profetas anteriores, tomando incluso locuciones concretas de éstos para reforzar su punto de vista ante el auditorio, pero sin citar expresamente la fuente de inspiración.

Texto.
Ya hemos indicado que hay diferencias de estilo y de vocabulario entre las dos partes del libro. No obstante, los hebraístas sostienen que el lenguaje de Zacarías es, en general, de calidad, comparable al de los escritos buenos pre-exílieos 23. El TM a veces es oscuro y poco seguro, de forma que no pocas veces resulta más inteligible el texto de los LXX, que frecuentemente refleja un original diferente, que no ha sido comprendido bien por el traductor griego. Como en otros escritos proféticos, algunas veces los versículos están fuera de lugar, y es necesario acudir al contexto general y al paralelismo para reconstruir la posible lección original.

Canonicidad.
El libro de Zacarías figura sin dificultad, desde los primeros tiempos, tanto en el canon judaico como en el cristiano. En el Í.Ô., este libro es citado varias veces por Cristo y los apóstoles 24.

1 El nombre de Zacarías es muy común en el A.T. La grafía de la Vulgata está calcada sobre la de los LXX, pues en hebreo es Zekaryah. - 2 En Is 8:1 se habla de Zacarías, hijo de Yerebequías, del que puede ser una variante Ba-raquías. - 3 Cf. Zac 1:1.7; 7:1. - 4 Zac 10:10. - 5 Zac_9:7. - 6 Zac 9:6. - 7 Zac 9:10.13; Zac_10:7. - 8 Zac 14:5. - 9 Hiteig y Ewald opinan que los c.g-14 son anteriores al exilio (sus alusiones a Asiría, los filisteos, los jebuseos, Efraím) y fueron incorporados al libro de Zacarías en el siglo v. Driver y Stade, Nowack, suponen más bien que estos capítulos son de la época de Alejandro Magno (s.iv); de ahí la mención de Grecia (Zac 9:13). En cambio, Kennet, Peake, Wellhau-sen y Martí sostienen que son obra de un autor del siglo u, de la época de los Macabeos. - 10 Es la opinión tradicional sostenida por Kaulen-Hoberg, Knabenbauer, Goetsberger, Cornely-Merck, Junker, Wright. Cf. van hoonacker, Les douze Petits Prophétes p.579-81. 650-62; S. bullough, Verbum Del II p.?8o; hopfl-miller-metzinger, o.c., 531. - 1l Los que sostienen la unidad de autor urgen el hecho de que frases como el ojo de Dios están en ambas partes del libro (cf. 1:6.12; 2:11; 9:15; 10:3; 12:5). - 12 Zac_8:7-8. - 13 Zac 1:14; 8:2. - 14 Zac 4:10 - 15 Zac9:5s; 12:2-6; 14:12-15. - 16 Zac 1:4; 5:3-4; 7:5-10; 8:16-19. - 17 Zac 9 9 - 18 ibid. - 19 Zac É4:3·4·9. - 20 Zac 14:1.4.6.7.13.20. - 21 San Jerónimo, Comm. in Zach., pról.: PL 25:1417 (1486). - 22 Cf. Dan7:16; 8:16; 9:21; Ap 17:15; 21:9. - 23 Cf. Van Hoonacker, o.c., p.657-6o. - 24 Mt 21:45 y Jn 12:15 citan a Zac 9:9 al hacer la entrada solemne de Jesús en el templo el domingo de Ramos; Mt 26:31 cita a Zac 13:7: percutiam pastorem et dispergentur oves gregis; Jua_19:37 cita a Zac 12:10: videbunt in quem transfuxerunt.


Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Zacarías 9,1-17

9. La salvación de los tiempos mesiánicos.

Destrucción de los enemigos de Judá (1-8).
1 Oráculo. Palabra de Yahvé. En la tierra de Jadrac y de Damasco será su morada, porque de Yahvé son las ciudades de Aram i y todas las tribus de Israel. 2 Jamat será también comprendida en el territorio de ése, así como Tiro y Sidón, que son tan sabias. 3 Tiro se ha construido un baluarte, y amontonó la plata como el polvo, y el oro como el lodo de las calles,4 Pero he aquí que el Señor se apoderará de ella y aplastará en el mar su fortaleza, y quedará consumida por el fuego. 5 Al ver esto se aterrará Ascalón; Gaza estará en extremo dolor, lo mismo que Ecrón, porque sus esperanzas fallaron. No habrá ya rey en Gaza, y Ascalón no será habitada. 6 En Azoto habitará el espúreo, y aniquilaré la soberbia de los filisteos 7 y les quitaré de la boca su sangre y de entre los dientes sus abominaciones, y serán también un resto perteneciente a nuestro Dios y como una familia de Judá; y Ecrón tendrá la suerte del jebuseo. 8 Yo pondré en mi casa guarnición de los que entran y salen, y ya no pasará opresor alguno contra ellos, porque ahora velaré yo con mis ojos.

Este oráculo se centra en torno a la realización mesiánica. Las fronteras del pueblo israelita se ampliarán hasta comprender territorios de Siria y Filistea. El profeta, en su formulación, se inspira en antiguos oráculos proféticos en los que se habla de la sumisión de loa territorios de los tradicionales enemigos de Israel al Rey mesiánico. Zacarías, pues, se sitúa en la misma perspectiva mesiánica, y anuncia que Yahvé tendrá su morada en Damasco2, pues todas las ciudades de Aram le pertenecen (v.1), juntamente con las tribus de Israel. Al mencionar las ciudades, el profeta desciende desde Damasco por Fenicia (Tiro y Sidón) hasta Filistea, según el itinerario normal de las invasiones asirías y caldeas.
El oráculo contra Tiro y Sidón está inspirado en Ez 27. Las dos grandes metrópolis fenicias, a pesar de parecer inexpugnables por su posición geográfica y su poder comercial, caerán en manos de Yahvé omnipotente. Ante su ruina sentirán pavor las ciudades filisteas, Gaza, Ascalón, Ecrón y Asdod. La frase Ecrón tendrá la suerte del jebuseo (v.7) parece desplazada y encaja mejor en el v.5. Los jebuseos, habitantes de Jerusalén, fueron suplantados por David al ocupar la colina de Sión, donde estableció la capital de su reino 3. Aquí se anuncia que los filisteos serán vencidos, y el espúreo, o advenedizo 4, habitará en su territorio (v.6). Pero hasta los mismos filisteos, después de haber sido humillados, serán incorporados al pueblo de Dios, si bien antes deben ser purificados de su sangre (vertida de inocentes) y abominaciones (v.7), o prácticas idolátricas. De este modo constituirán también un resto perteneciente al Dios de Israel, pudiendo vivir como una familia de Juda. Es el anuncio de la nueva teocracia. Yahvé se encargará de que la nueva sociedad viva en perpetua tranquilidad: Yo pondré en mi casa guarnición de los que entran y salen (v.8). El templo de Jerusalén será custodiado por gentes del país que entran y salen, sin necesidad de guardia especial, ya que todos los ciudadanos del país se considerarán guardianes del recinto sagrado. Este estado de cosas durará indefinidamente, ya que no pasará opresor contra ellos (v.8), como en los tiempos antiguos, pues Jerusalén estará bajo la inmediata protección de Yahvé: Velaré yo con mis ojos.

El Rey manso y pacífico (9-10).
9 Alégrate sobremanera, hija de Sión, Grita exultante, hija de Jerusalén. He aquí que viene a ti tu Rey, justo y victorioso, humilde, montado en un asno, en un pollino hijo de asna. 10 Extirpará los carros de Efraim y los caballos en Jerusalén, y será roto el arco de guerra, y promulgará a las gentes la paz, y será de mar a mar su señorío y desde el río hasta los confines de la tierra.

En un momento de desbordado optimismo, el profeta contempla la gloria del futuro reino bajo la égida de un misterioso Caudillo: Alégrate sobremanera, hija de Sión., hija de Jerusalén (v.8). Como en otros casos, la expresión hija de Jerusalén., de Sión, designa, por metonimia, a los habitantes de la Ciudad Santa, morada de Yahvé. Aquí el profeta se dirige directamente a ella, invitándola a alegrarse sin medida, porque se han colmado todas sus esperanzas. A la vista está su Rey, justo y salvador; pero no viene jactancioso, como los grandes conquistadores guerreros, sino que avanza humilde, montado en un asno (v.8), en un supremo gesto de paz y mansedumbre 5.
Su entrada triunfal en la Ciudad Santa señala el término de las guerras: extirpará los carros de Efraim (tribu famosa por su carácter belicoso) y los caballos en Jerusalén (v.10). Los profetas habían aconsejado la confianza en Yahvé como medio de librarse de las guerras, y no aprobaban la política de acumular medios de guerra como las demás naciones. Ahora Zacarías anuncia la era mesiánica, en la que desaparecerá todo instrumento bélico: será roto el arco de guerra. Es el eco de la profecía de Isa_9:5 : Han sido echados al fuego y devorados por las llamas los zapatos jactanciosos del guerrero y el manto manchado en sangre. El Mesías establecerá su reinado en la paz total que promulgará a las gentes o naciones paganas. Su imperio se extenderá de mar a mar (del mar Muerto al Mediterráneo) y desde el río (Eufrates) hasta los confines de la tierra, o lejano occidente 6.
El fragmento es claramente mesiánico, y en él se nos presenta al Rey-Mesías de un modo insólito en el A.T., ya que, en lugar de manifestarse arrogante y dominador como un conquistador oriental, entra en su ciudad con el continente manso y modesto. Sólo en los vaticinios sobre el Siervo de Yahvé encontramos algo semejante. Es un nuevo rasgo profético que concreta mejor el carácter del Mesías. Las revelaciones mesiánicas del A.T. se van completando y aun corrigiendo sucesivamente, conforme al mayor o menor grado de luz profética recibida.
La tradición judía estaba desconcertada ante este vaticinio de Zac_9:9-10, pues los judíos, en su mentalidad materialista, no podían comprender a un Mesías venciendo y triunfando pacíficamente con su modestia y humildad; por eso, al entrar Jesús en Jerusalén en un asno, no supieron relacionar su misterioso acto con dicha profecía.
Los evangelistas son unánimes en ver en el acto de Jesús el cumplimiento literal del vaticinio de Zacarías7. La tradición cristiana es unánime en el mismo sentido 8. Por otra parte, el universalismo del reino inaugurado por el Rey pacífico está en consonancia con las mejores profecías mesiánicas del A.T. Sólo en Jesucristo se cumplió esta profecía literalmente, pues con su humildad, modestia y mansedumbre puso los fundamentos de un reino basado en la paz y el amor. La Iglesia es la continuación de su obra, y su poder se extiende hasta los confines de la tierra.

La victoria total de Judá (11-17).
11 Õ en cuanto a ti, por la sangre de tu alianza, yo solté a tus cautivos de la fosa sin agua. 12 Volved, cautivos, a la fortaleza, llenos de esperanza, y yo te restituiré la gloria al duplo.13 Porque he tensado para mí a Judá, y he puesto en el arco a Efraím; y blandiré tus hijos, ¡oh Sión! contra tus hijos, ¡oh Ya van! y te convertiré en espada de héroe. 14 Y aparecerá sobre ellos Yahvé y lanzará sus dardos corno rayos, y el Señor, Yahvé, hará sonar la trompeta, y marchará entre los torbellinos del austro. 15 Yahvé de los ejércitos los protegerá, y las piedras de la honda devorarán la carne 9, y beberán la sangre como se bebe el vino; quedarán llenas como vaso de libación y como los cuernos del altar. 16 Y los salvará Yahvé aquel día como a rebaño de su pueblo, como piedras de diadema brillantes sobre su país 10. 17 ¡Qué ricos son! ¡Qué hermosos son el trigo que nutre a los mancebos, y el vino que nutre a las doncellas!11

En el fragmento anterior se proclamaba la paz universal inaugurada por el Rey pacífico. Aquí la atención se centra en torno al triunfo sobre los enemigos de Judá que ha de preceder a la inauguración mesiánica. Yahvé se presenta como libertador de los cautivos (v.11) e invita a los liberados a tomar posición en la. fortaleza, Sión, desde la que se dirigirá la batalla contra los enemigos de Judá. Yahvé ha salvado a su pueblo porque se sentía obligado por la sangre de la alianza del Sinaí12. Allí se habían ratificado las promesas hechas a Abraham, que habrían de tener su pleno cumplimiento en los tiempos mesiánicos.
Después de esta afirmación de principio, el profeta describe el combate de Yahvé y los suyos contra los enemigos de Sión: He tensado para mí a Judá (como un arco para el ataque) y he puesto en el arco a Efraím (como una flecha que va a ser lanzada al enemigo). Yahvé va a poner en tensión a Judá y Efraím, utilizando a todos sus habitantes como soldados de su ejército: y blandiré tus hijos, ¡oh Sión! y te convertiré en espada de héroe (v.13b). Los habitantes de Sión y Efraím son comparados a una espada de héroe invencible, que se revuelve y blande contra los enemigos sin descanso. La frase contra tus hijos, ¡oh Yavan! es considerada como glosa de un redactor posterior, que ha querido actualizar la antigua profecía aplicándola a los griegos. De hecho recarga el ritmo en el contexto.
La profecía está concebida en términos genéricos apocalípticos, sin concretar el enemigo. Yahvé sale valedor de los intereses de su pueblo, haciendo fulminar sus dardos como rayos y dirigiendo la batalla contra los enemigos de Judá en general. Es el juicio punitivo sobre las naciones que ha de preceder a la manifestación mesiánica. Yahvé, como un guerrero, lanzará las piedras de la honda, que harán mella en la carne del enemigo y se empaparán de sangre, como queda impregnado el vaso de libación y los cuernos del altar (v.15) ungidos con la sangre de la víctima 13. La batalla se termina con la victoria total sobre los enemigos; Judá quedará bajo el patronato inmediato de Yahvé, que lo guardará como a un rebaño y lo conservará como a piedras de diadema brillantes, objeto de suma predilección.
De este modo surgirá una nueva generación llena de juventud y vigor: Qué hermoso el trigo que nutre a los mancebos, y el vino que nutre a las doncellas! (v.17). Con la bendición divina, los campos redoblarán su fertilidad, y entonces la tierra sustentará a una nueva juventud, esperanza de la nación. El profeta desborda su optimismo al contemplar en espíritu a las nuevas generaciones, que crecen sin temor y en la abundancia bajo la protección de Yahvé.

1 El TM dice lit. los ojos del hombre, que no hace sentido. Un ligero cambio nos da ciudades de Aram, que encaja perfectamente en el contexto. 2 Jadrac suele identificarse con el Hatarika de las inscripciones cuneiformes (así Schra-der: ??? 453) o Hazrak de las inscripciones arameas (cf. RB 1907 p.556); Jamat es la actual Hamat, en la Alta Siria. 3 Cf. 2 Sam s,6s; 1Re_9:205. 4 La palabra hebrea mamzer, que, siguiendo a Hoonacker, traducimos por espúreo o advenedizo, puede ser nombre etnográfico desconocido. Peiser ha creído ver en la palabra hebrea una analogía con otra asiría, equivalente a bestia salvaje. Entonces el sentido sería: haré habitar en Asdod a las fieras. 5 El asno, como cabalgadura, es un signo de modestia, pues aunque en el A.T. aparece el asno como cabalgadura de los hijos de Gedeón (Jue_5:10; Jue_10:4) y del mismo Salomón en el día de su coronación (1Re_1:33.38), sin embargo, en la época de Zacarías, el caballo brioso era la cabalgadura propia de los reyes. En nuestro texto, la frase poZh'no hijo de asna es redundancia literaria. San Mateo, citando libremente a los LXX, los pone por separado (Mat_21:5) como dos animales distintos. 6 Cf. Sal_2:8; Sal_72:8; Miq 5:4- 7 Cf. Mat_21:2-7; Mar_11:2-7; Luc_10:30-35; Jua_12:14-15, Ln Mateo y Juan se dice la fórmula consagrada de citación para que se cumpliera lo dicho por el profeta. 8 Cf. Justino, Apol. 1:35: PG 6:383; Dial, con Trif. 53: PG 6:591; San Cipriano, Testim. 2:29: PL 4:749; Eusebio, Demomtr. Christ. 9:17: PG 22:707; San Crisóstomo, Adv. lud. et Gentes 4: PG 48:818; fiomií. 66(67) inMatth. 20,29.30: PG 58,627; San Jerónimo, Comm. tn Matth. 3:21: PL 26:152. 9 Así según la reconstrucción de Hoonacker. e verso es oscuro. Bib. de Jér.: echarán a sus pies las piedras de la honda, beberán la sangre como vino y serán saciados como los cuernos del altar. 10 Así siguiendo a la Bible de Jérusalem. 11 Bib. de Jér.: ¡Qué dicha, qué belleza! El trigo hará crecer a los jóvenes, y el vino dulce a las doncellas. 12 Cf. Ex sang; V-.I. HX 24:5S. 13 Los que no admiten esta reconstrucción de Hoonacker interpretan el beberán la gre como se bebe el vino. aplicándola a los judíos, que se saciarán de sangre en el día de la venganza. La imagen es fuerte y salvaje, pero en consonancia con la mentalidad nacionalista del pueblo israelita del A.T.