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Epístola a Filemon.
Introducción.
Filemón, destinatario de la carta.
Su nombre entró en la historia gracias a esta breve carta que le dirigió San Pablo. De él no tenemos otros datos sino los que aquí nos da el Apóstol.
Parece que era de Golosas, pues de allí era Onésimo, su esclavo (cf. Col 4:9). Había sido convertido a la fe por el Apóstol (cf. Flm_1:19 ), probablemente durante el trienio de predicación en Efeso (cf. Act 19:10; 20:31), ya que personalmente San Pablo nunca estuvo en Colosas (cf. Gol 1:7; 2:1). Debía de ser de posición bastante acomodada, pues su casa era lugar de reunión de los fieles ( Flm_1:1 ; cf. Rom 16:5; 1 Cor 16:19; Col 4:15). San Pablo le trata con sumo cariño y confianza (cf. v.8.17.19.21) y le llama su "colaborador" (v.1), lo que deja entrever que era cristiano activo en la difusión del Evangelio. Es probable que Apia y Arquipo, mencionados junto con Filemón en el saludo de la carta (cf. v.1), sean esposa e hijo, respectivamente.
Ocasión de la carta.
La ocasión de la carta es un asunto de familia. Onésimo, esclavo de Filemón, se había escapado de casa de su amo, llevando acaso dinero o cosa que lo valía (cf. v.18). No sabemos por qué se escapó. Pablo habla a Filemón de que en un tiempo le fue "inútil" (v.11), lo que parece dar a entender que había sido perezoso, y quizás había escapado precisamente para sustraerse al trabajo.
Lo cierto es que, tratando de escapar de su amo y de la justicia civil, acabó en Roma, donde, como decía Tácito (An. 15:44), "afluye gente de todas partes y se exaltan todos los crímenes y verguetas." Allí se encontró con San Pablo, a quien probablemente había visto en Efeso, o de quien por lo menos había oído hablar en Colosas a su amo Filemón. Es posible que el mismo Onésimo le buscase, tratando de encontrar en él protección, comenzando ya a preocuparle su situación de fugitivo, en peligro de ser arrestado y fuertemente castigado, como solía hacerse en estos casos. San Pablo le acogió con bondad y, como era fácil de prever, después de cierto tiempo, el esclavo se hizo cristiano (cf. v.10). Habiendo provisto así a su alma, quedaba por proveer a su situación civil. Parece que San Pablo, en un principio, pensó en retenerlo junto a sí, contando sin duda con la aquiescencia de Filemón (cf. v.13-14); pero luego juzgó más oportuno remitirlo a su amo.
Precisamente en aquellos días estaba para partir para Colosas Tíquico, el portador de la carta a los Colosenses, y el Apóstol juzgó que era buena ocasión para confiarle a Onésimo (cf. Col 4:7-9), al mismo tiempo que entregaba al esclavo fugitivo esta breve carta de recomendación con que poder presentarse de nuevo a su amo. La fecha, pues, es la misma que la de la carta a los Colosenses, es decir, a fines de la primera cautividad romana de Pablo.
Tal es el encuadramiento histórico de la carta a Filemón, conforme ha venido haciéndose tradicionalmente entre los exegetas. Sin embargo, juzgamos oportuno hacer referencia también a una interpretación propuesta no hace muchos años por J. Knox, que se sale totalmente de la perspectiva tradicional.
Piensa Knox que el amo de Onésimo, esclavo fugitivo, no es Filemón sino Arquipo (v.2), para el que Pablo en la carta a Colosenses da el encargo de que cumpla su "servicio," es decir, que dé libertad a Onésimo (Col 4:17). Es a Arquipo, y no a Filemón, a quien Pablo se dirige en ese constante "tú," a partir del v.2; sin embargo, la carta va dirigida a Filemón (v.1), que debía ser el jefe de las iglesias del valle del Lycus (Golosas, Laodicea, Hierápolis), con residencia en Laodicea, y a través de él, como superior jerárquico de la región, influir más eficazmente en Arquipo para que conceda la libertad a Onésimo. Cree Knox que esta carta es la mencionada en Gol 4:16 como "de Laodicea," pues allí la debe recibir Filemón, para que luego la pase a la iglesia de Colosas, que es donde residía Arquipo 359*.
No cabe duda que la reconstrucción es ingeniosa; pero creemos que la cosa no pasa de ahí. Trasladar a Arquipo todos esos consejos de una carta a Filemón, es violentar los textos; ni vemos motivo alguno serio para abandonar la interpretación obvia y tradicional.
Estructura de la carta.
Esta breve carta es un modelo de tacto y finura, que muestra la delicadeza con que Pablo solía conducirse con los fieles. En ella descubrimos al hombre amable y fino, que posee un corazón sumamente sensible, purificado por Cristo.
El esquema de la carta, si es que alguno gusta de reducirla a esquema, es el siguiente:
Saludo (1-3) y acción de gracias (4-7).
Cuerpo de la carta (8-21): Ruega a Filemón que perdone a su esclavo,
aduciendo los motivos (8-17) y diciéndole que ponga a su cuenta el daño que acaso le hubiera causado (8-21). Encargo de alojamiento (22) y saludos (23-25).
Esta carta de Pablo se ha comparado con otra de Plinio el Joven a su amigo Sabiniano en un caso del todo semejante al de Pablo y Filemón. De Plinio se conserva, además, otra segunda carta en la que da gracias a Sabiniano por haber atendido su ruego. Desde luego, estas cartas de Plinio son hermosas y revelan un corazón noble y generoso; pero ¡qué diferencia con la de Pablo! Falta esa ternura profunda que da a Pablo su paternidad espiritual y su estima sin límites de las almas humildes, redimidas por la sangre de Jesucristo. Jamás un pagano, por corazón noble que tenga, podrá llegar a hablar como Pablo.
A continuación damos el texto de esas dos cartas, dejándolas en su lengua original, a fin de que conserven todo su valor y frescura nativa para los que quieran hacer por sí mismos la confrontación:
"C. Plinius Sabiniano Suo S.
Libertus tuus, cui suscensere te dixeras, venit ad me advolutusque pedibus meis tanquam tuis haesit. Flevit multum, multum rogavit, multum etiam tacuit, in summa fecit mihi fidem paenitentiae. Veré credo emenda-tum, quia deliquisse se sentít.
Irasceris, scio, et irasceris mérito, id quoque scio; sed tune praecipua mansuetudinis laus, cum irae causa iustissima est. Amasti hominem et, spero, amabis; interim sufficit ut exorari te sinas. Licebit rursus irasci, si meruerit, quod exoratus excusatius facies. Remitte aliquid adulescentiae ipsius, remitte lacrimis, remitte indulgentiae tuae. Ne torseris illum, ne torseris etiam te, torqueris enim cum tam lenis irasceris.
Vereor ne videar non rogare, sed cogeré, si precibus eius meas iunxero; iungam tamen tanto plenius et effusius, quanto ipsum acrius severiusque corripui destricte minatus nunquam me postea rogaturum. Hoc illi, quem terreri oportebat, tibí non ídem; nam fortasse iterum rogabo, impetrabo iterum; sit modo tale ut rogare me, ut praestare te deceat. Vale.
C. Plinius Sabiniano Suo S.
Bene fecisti, quod libertum aliquando tibí carum reducentibus epistulis meis in domum, in animum recepisti. luvabit hoc te; me certe iuvat, pri-mum quod te tam tractabilem video, ut in ira regí possis, deinde quod tantum mihi tribuís, ut vel auctoritati meae pareas vel precibus indulgeas. Igitur et laudo et gratias ago; simul in posterum moneo ut te erroribus tuorum, etsi non fuerit qui deprecetur, placabilem praestes. Vale" (Coll. G. Budé, Pline le Jeune, Lettres t.3 p. 14-15 y 118).
Perspectivas doctrinales.
En esta carta no hay propiamente tema doctrinal, sino simple correspondencia de amigos, intercediendo por un esclavo que se había escapado de casa. Más que apelar a su autoridad de apóstol de Cristo, prefiere apelar a su condición de ya "anciano" y "prisionero" por el Evangelio (cf. v.8-10). Si recuerda discretamente los favores que le debe Filemón (cf. v.14.19), en lo que insiste sobre todo es en la amistad que los une, que le da seguridad de que su ruego en favor de Onésimo será atendido (cf. v. 14.17.21).
Sin embargo, esos desahogos y manifestaciones de Pablo implican una enseñanza de sumo alcance doctrinal, al señalar a Filemón sus deberes de cristiano en un problema tan importante como el de la esclavitud. Sabemos que, para el mundo grecorromano de entonces, el esclavo era simplemente una "cosa," que no tenía ningún derecho, y del que el amo podía disponer libremente lo mismo para trabajos duros que para abusos inmorales. Es bajo este fondo jurídico como hay que enjuiciar la breve carta de Pablo a Filemón 360.
El Apóstol no aborda directamente el problema de la esclavitud, sacando él mismo todas las consecuencias que fluyen de la doctrina cristiana. Al ordenar a Onésimo que regrese junto a Filemón, está dando claramente a entender que no intenta cambiar de improviso la estructura social existente. Ni podía hacerse otra cosa sin provocar un cataclismo, dadas las condiciones de entonces, con un orden social que se apoyaba en la esclavitud. Se contenta con hacer valer aquellos mismos principios de libertad y hermandad en Cristo expuestos ya en otras cartas (cf. 1 Cor 7:20-22; Gal 3:27-28; Ef 6:5-9; Col 3:22-25); por eso, lo que directamente pide a Filemón no es la liberación de Onésimo, sino que le acoja como a "hermano muy amado" (v.16), como si fuera Pablo mismo (v.17), en la seguridad, añade, de que "harás más de lo que yo te digo" (v.21). A Filemón toca entender qué va incluido en ese "más."
Filemón 1,1-25
Salado epistolar, 1-3.
1 Pablo, preso de Cristo Jesús, y el hermano Timoteo, a Filemón, nuestro amado y colaborador, 2 a la hermana Apia, a Arquipo, nuestro camarada, y a la iglesia de tu casa: 3 Con vosotros sea la gracia y la paz de parte de Dios, nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
Es el saludo normal, que hemos comentado ya en cartas anteriores. Pablo asocia a su nombre el de Timoteo, su compañero en la cautividad (cf. Flp_1:1; Col_1:1). De Filemón ya hablamos en la introducción a la carta. En cuanto a Apia y a Arquipo, dado que se trata de una carta cuya finalidad inmediata concierne sólo a Filemón y aparecen mencionados junto a él, todo hace suponer que son miembros de la familia, probablemente esposa e hijo. De Arquipo sabemos que desempeñaba un cargo importante en la iglesia de Colosas (cf. Col_4:17).
El que añada y a la iglesia de su casa (v.2), muestra claramente que Pablo expone su deseo a Filemón no privadamente, sino de una manera pública ante la iglesia.
Acción de gracias, 4-7.
4 Haciendo sin cesar memoria de ti en mis oraciones, doy gracias a mi Dios, 5 al oír la caridad y la fe que tienes hacia el Señor Jesús y hacia todos los santos. 6 Que la comunicación de tu fe venga a ser eficaz en orden a Cristo, en el conocimiento perfecto de todo el bien que hay en vosotros. 7 En verdad, he recibido gran alegría y consuelo de tu caridad, hermano, porque sé que confortas a los santos.
También en esta carta, como es costumbre en Pablo, al saludo epistolar sigue el elogio del destinatario en forma de acción de gracias a Dios. Lo que aquí alaba en Filemón es su fe y su caridad.
Con ello trata de ganar su benevolencia y así ir preparando el terreno en orden a la petición a favor de Onésimo, que es lo que va a constituir el objeto principal de la carta.
Sin embargo, aunque la idea general de estos versículos (4-7) es clara, no así la explicación concreta de algunas expresiones. La dificultad está sobre todo en los v.5-6, y particularmente en este último. Respecto del ? .? , lo más probable es que se trate de un quiasmo, no infrecuente en el lenguaje semítico (cf. Mat_7:6), afectando el último inciso (hacia todos los santos), no a la caridad y a la fe juntamente, sino sólo a la caridad, mientras que el anterior (hacia el Señor) afectaría a la fe. Es la construcción normal que encontramos en Efe_1:15 y Col_1:4. Quizás lo que sobre todo tenía Pablo en el pensamiento era la caridad de Filemón, es decir, su ayuda a los fieles (cf. v.7), y ello motivó que pusiera la caridad antes que la fe, siendo esto luego causa de esa construcción alambicada. En cuanto al v.6, son fórmulas demasiado condensadas y de interpretación difícil. Lo más probable es que el término comunicación (???????? ), al igual que en otros muchos lugares (cf. Rom_15:26; 2Co_8:4; 2Co_9:13; Flp_1:5), se refiere a la caridad o limosnas de Filemón, caridad nacida de la fe, y que San Pablo desea que contribuya eficazmente a dar a conocer a todos el bien que existe en la Iglesia. Dicho de otra manera, desea que esa conducta de Filemón, ayudando generosamente a sus hermanos en la fe, sirva eficazmente a la causa del Evangelio, siendo ocasión de que todo el mundo vea las cosas buenas que hay entre los cristianos.
Petición a favor de Onésimo, 8-21.
8 Por lo cual, aunque tendría plena libertad en Cristo para ordenarte lo que es justo, 9 mas prefiero apelar a tu caridad. Siendo el que soy, Pablo, anciano, y ahora prisionero de Cristo Jesús, 10 te suplico por mi hijo, a quien entre cadenas engendré, por Onésimo, n un tiempo inútil para ti, mas ahora, para ti y para mí muy útil, 12 que te remito, mejor, no a él, sino mis entrañas. 13 Querría retenerlo junto a mí, para que en tu lugar me sirviera en mi prisión por el Evangelio; 14 pero sin tu consentimiento nada he querido hacer, a fin de que ese favor no me lo hicieras por necesidad, sino por voluntad. 15 Tal vez se te apartó por un momento, para que por siempre le tuvieras, !6 no ya como siervo, antes, más que siervo, hermano amado, muy amado para mí, pero mucho más para ti, según la ley humana y según el Señor. 17 Si me tienes, pues, por compañero, acógele como a mí mismo. 18 Si en algo te ofendió o algo te debe, pónlo a mi cuenta. 19 Yo, Pablo, de mi puño lo escribo, yo te lo pagaré, por no decirte que tú mismo te me debes. 20 Sí, hermano; que obtenga yo de ti esta satisfacción en el Señor. Consuela en Cristo mis entrañas. 21 Te escribo confiado en tu obediencia, y cierto de que harás más de lo que yo te digo.
Expone aquí San Pablo el objeto principal de su carta: pedir benevolencia a favor de Onésimo. Lo hace con delicadeza exquisita, aduciendo una serie de motivos por los que Filemón debe perdonar a Onésimo y tratarlo como hermano.
Comienza recordándole delicadamente que él, como apóstol de Cristo, tendría derecho a darle una orden concreta en la materia y decirle cuál era su obligación de cristiano en este caso (v.8); sin embargo, prefiere apelar a su caridad, y que vea que quien se lo pide es ya un anciano 361 y, además, ahora prisionero por haber servido a Cristo (v.g). Puesto eso por delante, indica ya concretamente a Filemón por quién le pide: por Onésimo, hijo suyo espiritual, que ha convertido a la fe estando entre cadenas, y que si en un tiempo fue inútil a su amo, ahora le será muy útil, como lo sería también al mismo Pablo (v.10-11). Juega aquí el Apóstol con el nombre de Onésimo, que en griego significa útil, como diciendo: si en un tiempo hizo traición al nombre que lleva y no era enésimo, ahora ese nombre ya le cuadra bien y es onésimo para ti y para mí. Que lo reciba, pues, Filemón como si fueran las entrañas (v.12), es decir, el propio corazón de Pablo.
Añade el Apóstol que en un primer momento pensó retener a Onésimo junto a sí, y estaba seguro de que Filemón no se hubiera opuesto; pero, nuevo gesto de delicadeza de Pablo, no quiere retenerlo, suponiendo que el amo accede, sino que se lo envía, a fin de que ese amo obre con más libertad, y sea él quien, si lo cree oportuno, lo mande de nuevo a Pablo (v.13-14).
Todavía hay más. Que piense Filemón que tal vez haya sido todo obra de la Providencia divina, permitiendo la huida de Onésimo para que ahora, hecho cristiano, resulte mayor bien para todos; a los lazos naturales entre esclavo y amo que le unían con él, se añaden ahora los lazos según el Señor, es decir, los que surgen de una común fe en Cristo, que nos hace a todos hermanos, hijos de un mismo Padre que está en los cielos (v.15-16; cf. Gal_3:27-28; Efe_6:9). Y, en un arranque sublime de caridad cristiana, identificándose con el esclavo, Pablo dice a Filemón que, si es que le tiene por amigo y compañero, le acoja como si fuera Pablo mismo (v.17).
Podía quizás surgir una dificultad al perdón, y Pablo, como previendo esa dificultad, añade: Si en algo te ofendió o algo te debe, ponió a mi cuenta (v.18). Y hasta finge suscribir su empeño con la fórmula habitual en los contratos: Yo ? . ? . lo he escrito de mi puño (v.18-2). Que no se deje, pues, impresionar Filemón por las injurias recibidas o por las pérdidas que haya sufrido a causa de Onésimo; Pablo lo pagará todo. Claro que, añade como sonriendo, si fueran a echar cuentas, serías más bien tú el que resultaras deudor, pues me debes el que seas cristiano (v.1gb).
Terminada esa amistosa ficción del pagaré, Pablo vuelve al tono cordial y pide abiertamente a Filemón que perdone a Onésimo (? .20). Y aún va más lejos. Con una insinuación delicadísima, invita a Filemón a conceder la manumisión o entera libertad a Onésimo, legalmente esclavo aún, pero cristianamente ya hermano. Así parece debe interpretarse ese cierto de que harás más de lo que yo te digo del v.21.
Encargo de alojamiento y saludos, 22-25.
22 Y vete preparándome el hospedaje, porque espero por vuestras oraciones seros restituido. 23 Te saluda Epafras, compañero de mi cautiverio en Cristo Jesús; 24 Marcos, Aristarco, Demás, Lucas, mis colaboradores. 25 La gracia del Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén.
La carta ha terminado. Como muestra de afecto, tanto y más que como noticia, Pablo indica a Filemón que le vaya preparando hospedaje (v.22). Ello era, además, una nueva razón que había de moverle a recibir bien a Onésimo, pues, de lo contrario, ¿qué diría luego a Pablo cuando se presentase allí?
Los saludos finales (v.23-24) son de los compañeros de Pablo ya mencionados en Col_4:10-14. Falta únicamente Jesús el Justo. Quizás éste no era conocido de Filemón.
La fórmula de despedida o bendición final (v.25) es la misma que hemos visto ya en otras cartas (cf. Gal_6:18).
359* Cf. J. Knox, Philemon among the Letters of Paul, Chicago 1935. 360 Cf. M. Roberti, La lettera di S. Paolo a Filemone e la condizione giuridica dello schiavo fuggitivo (Milano 1933). 361 El término anciano (?????????? ) es de significación bastante elástica y por tanto, no ayuda gran cosa a fijar la edad de Pablo en esta época. Cuando la muerte de San Esteban (cf. Hec_7:58), a Pablo se le llama joven (??????? , término que tampoco ayuda mucho para cuestiones de cronología. Hay algunos autores que, en vez de ????????? (anciano), creen que debe leerse ???? -?????? (embajador); pero no hay códices que apoyen la corrección ni se ve necesidadad alguna de hacerla.