II Samuel  6 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 23 versitos |
1 Volvió a reunir David a los selectos de Israel, treinta mil hombres,
2 y, acompañado de todo el pueblo congregado tras él, se puso en marcha desde Baalat Judá, para subir el arca de Dios, sobre la cual se invoca el nombre de Yahvé Sebaot, sentado entre los querubines.
3 Pusieron sobre un carro nuevo el arca de Dios y la sacaron de la casa de Abinadab, que está sobre la colina. Oza y Ajio, hijos de Abinadab, guiaban el carro.
4 Iba Oza al lado del arca de Dios, y Ajio iba delante;"
5 David y toda la casa de Israel iban danzando delante de Yahvé con todas sus fuerzas, con arpas, salterios, adufes, flautas y címbalos.
6 Cuando llegaron a la era de Nacón, tendió Oza la mano hacia el arca de Dios y la tomo, porque los bueyes daban sacudidas.
7 Encendióse de pronto contra Oza la cólera de Yahvé, y cayó allí muerto, junto al arca de Dios.
8 Entristecióse David de que hubiese herido Yahvé a Oza, y fue llamado aquel lugar Peres Oza, hasta hoy.
9 Atemorizóse entonces David de Yahvé y dijo: “¿Corno voy a llevar a mí el arca de Yahvé?”
10 Y desistió ya de llevar a sí el arca de Yahvé a la ciudad de David, y la hizo llevar a la casa de Obededom de Gat.
11 Tres meses estuvo el arca de Yahvé en casa de Obededom de Gat, y Yahvé le bendijo a él y a toda su casa.
12 Dijéronle a David: “Yahvé ha bendecido a la casa de Obededom y a cuanto tiene con él por causa del arca de Dios”; y poniéndose David en camino, subió el arca de Dios de la casa de Obededom a la ciudad de David, con un jubiloso cortejo."
13 Como los que llevaban el arca de Yahvé hubieron andado seis pasos, sacrificaba un buey y un carnero cebado.
14 David danzaba con toda su fuerza delante de Yahvé y vestía un efod de lino.
15 Así subieron David y toda la casa de Israel, entre gritos de júbilo y sonar de trompetas.
16 Cuando el arca de Yahvé llegó a la ciudad de David, Micol, hija de Saúl, miró por la ventana; y al ver al rey David saltando y danzando delante de Yahvé, le menospreció en su corazón."
17 Una vez que el arca de Yahvé fue introducida y puesta en su lugar, en medio del tabernáculo que David había alzado para ella, David ofreció a Yahvé holocaustos y sacrificios eucarísticos.
18 Acabado que hubo de ofrecer los holocaustos y los sacrificios eucarísticos, bendijo al pueblo en nombre de Yahvé Sebaot.
19 Repartió a todo el pueblo, a toda la muchedumbre de Israel, hombres y mujeres, a cada uno una torta, un pedazo de carne y un racimo de uvas, y el pueblo se fue cada uno a su casa.
20 Cuando se volvió David a la suya para bendecirla, Micol, la hija de Saúl, le salió al encuentro, diciendo: “¡Qué gloria hoy para el rey de Israel haberse desnudado a los ojos de las siervas de sus siervos como se desnuda un juglar!”
21 David respondió a Micol: “Delante de Yahvé, que con preferencia a tu padre y a toda su casa me eligió para hacerme jefe de su pueblo, de Israel, danzaré yo,
22 y aún más vil que esto quiero parecer todavía y rebajarme más a tus ojos, y seré así honrado a los ojos de las siervas de que tú has hablado.”
23 Y ya Micol, hija de Saúl, no tuvo más hijos hasta el día de su muerte.

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Introducción a II Samuel 

Times New Roman ;;; Riched20 5.40.11.2210;

Samuel.

Introducción.
En las Biblias hebraicas modernas, los dos libros de Samuel (a y b) siguen al de los Jueces. En un principio formaban ambos un solo libro, como lo demuestra la nota masorética final y la que figura en 1 Sam 28:23, con la advertencia de que dicho pasaje está en la mitad del libro. Su división en dos se generalizó a partir de la edición de Daniel Bomberg (Venecia 1517). De la unidad primitiva dan testimonio Orígenes (PG 20,581), San Jerónimo (PL 28, 598) y otros. En la versión de los LXX, los libros son llamados "Primero y Segundo de los Reinos," cuya calificación final rechaza San Jerónimo, diciendo: "Non enim multarum gentium regna de-scribit, sed unius israelitici populi" (Lc., 599). El santo Doctor prefiere que se diga libro de los Reyes, no de los Reinos. Los LXX escribieron los libros de Samuel en dos rollos, aproximadamente de la misma extensión, uniéndolos a los de los Reyes, con el título genérico de "Primero y Segundo de los Reyes." La Vulgata siguió la clasificación de los LXX, distinguiendo cuatro libros de los Reyes. De ahí que el I y el II de Samuel del texto hebraico corresponden al I y II de los Reyes en los LXX y Vulgata. El concilio Tridentino adoptó la división jeronimiana, que siguen todavía algunos autores. En las páginas que siguen distinguimos entre I y II de Samuel y I y II de los Reyes. Llámanse libros de Samuel por la antigua creencia (Baba Bathra 15a) de que los escribió el profeta Samuel, cuya obra completaron los profetas Gad y Natán, o por el lugar preeminente que ocupa Samuel en la institución monárquica de Israel.

Texto.
Los dos libros fueron escritos originariamente en hebreo, cuyo texto ha llegado defectuosamente hasta nosotros. Las narraciones paralelas con el libro de las Crónicas, a partir de 1 Sam c.31, y la confrontación del texto de 2 Sam c.22 con el Sal 18 ponen en evidencia que el texto no ha sido corrompido sustancialmente 1.

Versión Griega.
El texto griego de Samuel se ha conservado en los códices Vaticano (B) y Alejandrino (A), corregido este último conforme al texto original hebraico. Luciano revisó el texto, cuyo trabajo publicó Lagarde en 1883. En el presente estado de cosas, la confrontación del texto hebraico con el griego es necesaria para llegar, en lo posible a restablecer el texto primitivo. A veces la versión de Luciano permite la reconstrucción de un texto hebraico mejor que el maso-rético. ¿Cuál de los dos textos, hebraico o griego, ha de preferirse? No existe unanimidad entre los autores. Ñ. Á. Ç. de Boer2 concede poco valor al texto griego para reconstruir el texto hebraico primitivo. Peters sostiene la tesis opuesta 3. En la cueva cuarta de Qumrán (49 Sama) se han encontrado restos de todo el libro de Samuel en estado bastante perfecto de conservación. Su texto está estrechamente emparentado con la recensión atestiguada por los LXX. Otro manuscrito de Samuel (495amb) representa un texto similar al de los LXX. Su texto se remonta probablemente a últimos del siglo III a.C.4 Lo más prudente es estudiar en cada caso el texto y ver y discernir qué lección se acerca más al original 1 hebraico.

Vulgata.
Los libros de Samuel fueron de los primeros que San Jerónimo tradujo del hebreo. Tiene algunas lecciones propias (1 Sam 15:4; 17:18; 30:20; 2 Sam 2:6, etc.), que deben tenerse en cuenta para la crítica textual. El texto consonantico y la escritura defectuosa del manuscrito hebraico empleado hicieron que no siempre lograra San Jerónimo una traducción feliz.

Contenido
En el contenido de los libros de Samuel caben distinguir cuatro secciones o partes. En la primera (c.1-v) se fija la atención en la figura de Samuel.
Dos personajes resaltan en la segunda sección (c.8-1s): Samuel y Saúl. El primero había envejecido, y sus hijos no seguían los caminos del padre, por lo que Israel pidió a Samuel un rey "para que nos juzgue, como todos los pueblos" (8:5). El profeta se resiste en un principio; pero, ante la indicación de Yahvé, accedió a sus deseos (c.8). A causa de su desobediencia, Saúl es rechazado por Dios (c.15). De Saúl y David se ocupan los capítulos 16-31 del libro I de Samuel. Saúl y su hijo mueren sobre los montes de Gelboé en guerra con los filisteos (31:1-13). David les dedica un canto fúnebre (2 Sam 1:1-27). De David se interesa exclusivamente la sección cuarta (2 Sam 2:1-20:35). Al final del libro van unos apéndices (c.21-24). Se refiere la muerte de los descendientes de Saúl en Gabaón (21:1-14); las hazañas de algunos valientes de David (21:15-22). Sigue un cántico de acción de gracias (22:1-51) y el oráculo de David (23:1-7). Se enumeran los laureados del rey (23:8-39). Acaba 1 libro con la noticia sobre el censo del pueblo, que Dios castigó con tres días de peste (24:1-16). David alza un altar en la era de Areuna el jebuseo (24:17-25).

Composición Literaria.
Una lectura superficial del libro o libros de Samuel no revela las anomalías de composición que ofrece. Fijando la atención, se observa entre unos textos y otros algunas divergencias notables (1 Sam 16:14-23 y 17:55-58). Unos son favorables a la monarquía (1 Sam 0:9; 10:1-16; c.11) y otros contrarios (1 Samc.8; 10:17-24; c.12). Los primeros representan la tradición de Guilgal o Caígala, y los segundos la de Masfa. Las narraciones dobles son varias: dos veces entra David en palacio (1 Sam 16:14-23 y 1 Sam 17:1-18); dos veces huye de la corte (1 Sam 19:12 y 21:1); dos veces le intenta matar Saúl (1 Sam 18:10-11 y 19:9-11); dos veces interviene Jonatán en favor de David (19:1-17 y 20:8-10; 18-39); dos veces es traicionado David por aquellos a quienes protege (1 Sam 23:1-13 y 23:19-28); dos veces se dice que Dios reprobó a Saúl (1 Sam 13:8-15 y 1 Sam 15:10-26). Algunas frases no están en armonía con el resto del libro. Por ejemplo, en 1 Sam 7:13 se afirma que "los filisteos no volvieron más contra la tierra de Israel," lo que difícilmente se ajusta con 9:16; c.13-14; 30-31. Según 1 Sam 15:35, "no volvió Samuel a ver a Saúl hasta el día de su muerte," pero se encuentran en 19:22-24. Otros ejemplos podrían aducirse.

Fuentes.
Conforme a la costumbre antigua oriental, los autores semitas utilizaban diversos documentos o aducían diversas tradiciones anteriores sin mencionarlas explícitamente. Una sola vez cita el autor el libro de Jaser (2 Sam 1:18), citado también por el autor de Jos 10:12, de donde copió el autor el canto fúnebre que pronunció David en honor de Saúl y Jonatán. En el libro, pues, se plantea el problema de las citas implícitas.
El autor sagrado ha manejado en su composición un amplio material, escrito y oral, a veces heterogéneo, llevado por el ideal de poner de relieve más bien los caminos que siguió Dios para llevar a término sus designios que de avalar siempre con su autoridad cada uno de los pormenores que aparecían en las fuentes que utilizaba.
La existencia de los diversos materiales utilizados aparece del estudio desapasionado de las siguientes secciones: 1) Crónica de la sucesión (2 Sann c.9-20), de la que dice E. de Meyer que es "una historia verdadera" 9; 2) Historia de Samuel (1 Sam c.1-1); 3) Orígenes de la realeza (1 Sam c.8-15); 4) Noticiario sobre Saúl (1 Sam 13:16-14:46); 5) David en la corte de Saúl (1 Sam 16:14-17:58); 6) Luchas entre Saúl y David (1 Sam 18:1; 31:25); 7) David rey (2 Sam 1:1; 8:18) 10.
La honradez del autor, su misma conducta de airear los diversos textos y dispares tradiciones acerca del período histórico que estudia, son una garantía de que escribe una historia verdadera empleando métodos distintos a los de la historiografía moderna. Los libros de Samuel se presentan exteriormente como una compilación de escritos y tradiciones en torno a los orígenes de la monarquía. Este acontecimiento trascendental en la historia de Israel debió sin duda de apasionar a todos los que se vieron envueltos en él y a su posteridad. El autor sagrado a veces yuxtapone las diversas tradiciones, otras veces las combina, las resume, amplía, etc.

Autor y data de Composición.
En los libros de Samuel se hallan muchos elementos antiguos, contemporáneos algunos de los mismos hechos. En los tiempos posteriores a David se escribió mucho sobre él y se comentaron las incidencias que le llevaron al trono y su actuación en el mismo. Hacia los años que siguieron inmediatamente a la caída de Samaría se generalizaron las especulaciones en torno a la memoria de David. El desastre del reino del Norte era una ocasión propicia para poner de relieve las promesas relativas a la continuidad de la dinastía davídica en el trono. Los reyes de Israel perecieron por haberse olvidado de Yahvé y no haber seguido el camino que les trazó David con su conducta. En tiempos de Ezequías hubo gran actividad literaria encaminada a desempolvar recuerdos antiguos y estudiar las causas que provocaron la dispersión de Israel entre los pueblos. Esta primera colección de noticias sobre la naciente monarquía recibió su forma última, con influencias deuteronomistas, en los días inmediatos al exilio o durante el mismo. Junto a los ríos de Babilonia medita el pueblo judío sobre el pasado de la nación, que, a la luz del castigo reciente, aparece como una continuada transgresión del pacto concluido en otro tiempo en el desierto n. El trabajo deuteronomista en los libros de Samuel fue de escasa importancia (1 Sam c.7 y 12; 1 Sam 4:18; 2 Sam 2:10-11; 5:4-5). En este tiempo pudo el autor obtener una visión panorámica de la historia de Samuel, Saúl y David y de las etapas que condujeron a éste al trono de Judá y de Israel. El exegeta católico podrá estrujar más o menos la letra del texto, pero no puede poner en duda, a la ligera, la historicidad sustancial de los libros de Samuel. Tenemos en los libros de Samuel una historia religiosa popular; pero aun con métodos y formas de decir y narrar antiguas y populares puede escribirse historia verdadera. En estos libros, como dejamos anotado, prevalece el elemento religioso. El hagiógrafo trata de inducirnos a observar la obra de Dios en los acontecimientos, cuyas causas humanas sabe él describir con viveza y realismo. Justamente, este mismo realismo, y sobre todo la imagen de David, en la que nos dejó dibujado no tan sólo sus nobles y altas cualidades, sino también sus debilidades, constituyen los elementos que nos dan la garantía de la credibilidad de su obra histórica 12.

Los libros de Samuel en el marco general de la historia.
El período comprendido entre Samuel y David no tiene contactos con los grandes imperios del antiguo Oriente. Egipto y Asiria duermen dentro del límite de sus fronteras. El pueblo más peligroso para Israel eran los incircuncisos, los filisteos. Fueron ellos los instrumentos de la justicia divina para castigar los pecados de Helí y de sus hijos (1 Sam 4:10-21). La expansión de los filisteos hacia el este despertó en Israel la idea de la unidad entre las tribus C0n una autoridad central que las aunara. Por lo mismo, el pueblo pidió a Samuel un rey que saliera al frente de ellos para combatir sus combates (1 Sam 8:20).
Al lograrse la unificación de Judá y de Israel en la persona de David, alcanzó Israel un poderío militar que bien pronto debían experimentar los enemigos fronterizos. Los filisteos fueron rechazados y sus ciudades puestas bajo el control de David; algunos mercenarios filisteos formaron parte de la guardia real. En el interior acabó con los islotes cananeos. Los árameos, amonitas, moabitas y edomitas le fueron tributarios. Con Tiro mantuvo David relaciones comerciales, pero no es posible señalar cuándo se produjeron estos puntos de contacto, porque no ocupaba todavía Hiram el trono de Tiro en los primeros años del reinado de David sobre Israel.
Esta falta de contacto con los pueblos e imperios de los alrededores dificulta la fijación cronológica de algunos puntos álgidos de esta historia. A falta de datos concretos, se procede a base de conjeturas. Hacia el año 1030, Saúl fue proclamado rey; entre los años 1010 y 970 reinó David. La arqueología no se opone a estas fechas, antes bien las confirma en líneas generales. Esta despreocupación por la cronología es un rasgo peculiar de la antigua historiografía semita.

Contenido doctrinal.
No para halagar a los historiadores han entrado los libros de Samuel en el canon bíblico. Encierran ellos un mensaje religioso, destinado en primer lugar a los israelitas, y después a sus herederos espirituales, los cristianos. Los libros anuncian las condiciones y las dificultades del establecimiento del reino de Dios sobre la tierra13. Yahvé es el Dios de Israel y su único rey; el monarca que elija el pueblo debe ser el representante de Dios en la tierra y el instrumento del que se servirá Dios para obrar grandes cosas. En ambos libros aparecen los atributos de Dios. Por medio de sus profetas se comunica a los hombres. Desde su infancia fue Samuel su confidente. Durante toda su vida manifestóse Samuel como defensor acérrimo de los derechos del yahvismo, no temiendo oponerse al mismo rey y echarle en cara su ingratitud para con Dios, que lo había elegido. Fue el profeta Natán el encargado de retransmitir a David la noticia de que la hegemonía prometida a la tribu de Judá se realizaría en su familia: Permanente será tu casa para siempre ante mi rostro, y tu trono estable por la eternidad" (2 Sam 7:16). Yahvé se compromete a adoptar como hijos a los descendientes de David para ejercer por ellos su realeza sobre su pueblo. La monarquía, que a Samuel parecía contraria a la teocracia, se convierte en vehículo de ideas mesiánicas. Los profetas presentan a David como tipo del Mesías, y, una vez realizadas las profecías, los apóstoles hacen resaltar que las promesas hechas a David se han cumplido en el "hijo de David" por excelencia (Mc 10:47-48; Mt 15:22). San Pedro afirma la ascendencia de Jesús del rey David (Act 2:30; Mt 1:1; Lc 2:4). Con David se abren gloriosas perspectivas para Israel, haciendo surgir en el corazón de todos los hombres de buena voluntad la esperanza de un Mesías Salvador.
Fue David de carácter magnánimo, caritativo y misericordioso. Más que fijarnos en el lunar que suponen sus pecados de adulterio y homicidio, debemos considerar su fe, su arrepentimiento y sumisión a la palabra de los profetas. El autor del libro de las Crónicas tiende un velo piadoso sobre un pecado que David expió cumplidamente. En adelante, la conducta de los reyes de Judá y de Israel es juzgada tomando como punto de referencia la conducta de David. El pueblo pidió a Samuel les diera un rey como las otras naciones (1 Sam 8:20); pero no siendo Israel como los pueblos paganos, tampoco podía ocupar su trono un rey pagano, sino un vicario o representante de Yahvé. Ahora bien, fue David el prototipo de reyes teocráticos, que no se enorgullece de su cargo, antes bien se reconoce a sí mismo indigno representante de Dios sobre la tierra. El alma de David se transparenta en la colección de Salmos que se le atribuye, que alimentan todavía hoy la piedad de millares de fieles.


1 Para las cuestiones de crítica textual consúltese: P. Dhorme, Les livres de Samuel: "Et. Bibliques"; A. Fernández, Breve introducción a la crítica textual del A. T. (Roma 1917): Ídem, I Samuel 1-15. Crítica textual (Roma 1917); M. Rehm, Textkritische Untersuchungen zu den Paralleltexten der Samuel-Konigsbücher und der Chronik (Münster 1937).
2 Research in to Text of I Samuel 1-16 (Amsterdam 1938).
3 Beitrage zur Text und Literarkritik sowie zur Erklarung der Bücher Samuel (Fribur-
4 J. Milik, Dieci Anni di scoperte nel Deserto di duda (Marietti, 1957) 19.
5 W. O. E. Oesterley-Th. Robinson, An Introduction to the Books of the Oíd Testament (Londres 1949) 88; A. lods, Histoire de la Littérature hebraíque et juive depuis les origines jusqu'á la ruine de l'état juif (135 aprés J.G.; París 1950) 121-124.
6 Einleituns m das Alte Testament (Tübingen 1956).
7 Otras Concepciones Vigentes Se Encuentran Exp Lioros Sacros Veteris Testamenti (Roma 1958) 172-174; Bonn1936, 4-Rrr C. Kuhl. Die Enstehung Des Alten Uestas En Â. Mariani, Introiuctio In Ê. A. Leimbach, Die  Üchei Samuel Testaments (Berna 1953) 146-147.
8 L'aspect Reügfie De La Royante Ment Et Dans Les Testes Mésopotamiens
9 Die Israeliten Und Ihre Nachbar
10 Ntroducíion: A La Bibíe (Tourna Israélite. L·'Instituí Ton Monarchique Dans l'Ancien Testa-(Roma 1954) 89-112. Stamme (Halle 1906) 485. I 1957) 4I5SS.
11 De Vaux, Israel: DBS 762.
12 J. Schildenberger, Géneros Literarios De Los Libros Del Antiguo Testamento: "Los Géneros Literarios De La Sagrada Escritura" (Barcelona 1957) 131-132; M. Buber, Die Erzahlung Von Sauls Konigswahl: VT 6 (1956) 113-173; Ch. Keely, An Aproach To The Books Of Samuel: CBQ. 10 (1948) 254-270; A. Schulz, Erzahlungskunst In Den Samuelbüchern: "Biblische Zeit-Fragen," XI 6-7 (Münster 1923).
11 De Vaux, Les Livres de Samuel 16,,



Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

II Samuel  6,1-23

Traslado del arca (6:1-8).
1 Volvió a reunir David a los selectos de Israel, treinta mil hombres, 2 y, acompañado de todo el pueblo congregado tras él, se puso en marcha desde Baalat Judá, para subir el arca de Dios, sobre la cual se invoca el nombre de Yahvé Sebaot, sentado entre los querubines. 3 Pusieron sobre un carro nuevo el arca de Dios y la sacaron de la casa de Abinadab, que está sobre la colina. Oza y Ajio, hijos de Abinadab, guiaban el carro. 4Iba Oza al lado del arca de Dios, y Ajio iba delante; 5David y toda la casa de Israel iban danzando delante de Yahvé con todas sus fuerzas, con arpas, salterios, adufes, flautas y címbalos. 6 Cuando llegaron a la era de Nacón, tendió Oza la mano hacia el arca de Dios y la tomo, porque los bueyes daban sacudidas. 7 Encendióse de pronto contra Oza la cólera de Yahvé, y cayó allí muerto, junto al arca de Dios. 8Entristecióse David de que hubiese herido Yahvé a Oza, y fue llamado aquel lugar Peres Oza, hasta hoy.

En la primera mitad de sus treinta años de reinado decidió David trasladar el arca de la alianza a la capital de la nación. No se puede precisar más concretamente el tiempo del traslado; sabemos que se encontraba en Jerusalén durante el sitio de Rabat Amon (11:11). Jerusalén había perdido su carácter pagano para convertirse en capital del reino unido. A la centralización política, administrativa y militar convenía añadir la religiosa. La idea era revolucionaria, opuesta en cierta manera al concepto tradicional de no rendir culto a Yahvé fuera de aquellos lugares en que El se había manifestado en tiempos de los patriarcas, Moisés y Josué; pero David encontró la manera de llevarla a cabo.
El proyecto de David de trasladar el arca no encontró el eco unánime que esperaba. Los jefes no pusieron dificultad alguna, pero los sacerdotes y levitas de Gabaón (1 Crón c. 13; 15; 17) no secundaron su invitación. Temían que, con esta centralización del culto, el santuario de Gabaón perdiera importancia y que el nuevo templo de Jerusalén oscureciese su lugar sagrado. En contra y a pesar de ellos, David llevó a término su proyecto.
Para dar realce a la ceremonia, impresionar a los recalcitrantes de Israel y atemorizar a los filisteos, reunió David a los selectos de Israel. Al decir el texto volvió a reunir (v.1), hace referencia a la reunión plenaria que tuvo lugar en Hebrón (5:1-3) con motivo de su proclamación por rey de Judá y de Israel. Parece, sin embargo, que la cifra de treinta mil (setenta mil según los LXX) sea exagerada aun en el supuesto de que acudieran al llamamiento e invitación de David todo el pueblo, desde el Sijor de Egipto hasta el camino de Jamat (1Cr_13:5). La tradición manuscrita respecto a los números se ha conservado muy mal. Toda la muchedumbre se dirigió hacia Quiriat Jearim (1Sa_6:21; 1Sa_7:1), llamada en el texto Baalat Judá (Jos_15:11; 1Cr_13:16), nombre antiguo de aquella ciudad, conocida también por Quiriat-Baal (Jos_15:60; Jos_15:18.14). Se añade el calificativo de Judá para distinguir la ciudad de otras homónimas (Jos_15:11-29; Jos_19:44). Esta diversidad de nombres prueba que la relación de nuestro autor se inspira en una tradición distinta de la de 1 Sam 7:1ss.
Sacaron el arca de casa de Aminadab (1Sa_7:1ss), donde había permanecido muchos años, casi olvidada y bajo el control y supervisión de los filisteos. Dos son las características que se mencionan de las relaciones de Yahvé con el arca. El es Yahvé de los ejércitos Que da la victoria por medio del arca (1Sa_4:34); Yahvé está sentado entre los querubines, cuyas alas le sirven de trono, que Yahvé cupa de manera permanente, estando, por lo mismo, allí presente manera particular (Exo_25:18-22). A falta de sacerdotes y levitas (Num_4:5-6), la custodia del arca fue confiada a dos laicos, Oza y En contra de la prohibición de Num_4:15, Oza, con la mejor intención sin duda, tocó el arca con su mano, quedando fulminado en e1 acto. Quiso con esto demostrar Yahvé a su pueblo que, si el arca es terrible para los enemigos (1 Sam c.6) ? para los que se mofan de ella (1Sa_6:19), no lo es menos para sus fieles servidores desde el momento en que no la tratan con el debido respeto. Ella es el trono de Dios; allí habita de una manera estable. Por lo mismo, tocarla equivale a que el hombre profano ponga las manos sobre el mismo Dios. Sin duda que los sacerdotes y levitas comentaron lo sucedido con satisfacción.

El arca, camino de Jerusalén (1Sa_6:9-15).
9 Atemorizóse entonces David de Yahvé y dijo: ¿Corno voy a llevar a mí el arca de Yahvé? 10 Y desistió ya de llevar a sí el arca de Yahvé a la ciudad de David, y la hizo llevar a la casa de Obededom de Gat. 11Tres meses estuvo el arca de Yahvé en casa de Obededom de Gat, y Yahvé le bendijo a él y a toda su casa. 12Dijéronle a David: Yahvé ha bendecido a la casa de Obededom y a cuanto tiene con él por causa del arca de Dios; y poniéndose David en camino, subió el arca de Dios de la casa de Obededom a la ciudad de David, con un jubiloso cortejo. 13Como los que llevaban el arca de Yahvé hubieron andado seis pasos, sacrificaba un buey y un carnero cebado. 14David danzaba con toda su fuerza delante de Yahvé y vestía un efod de lino. 15Así subieron David y toda la casa de Israel, entre gritos de júbilo y sonar de trompetas.

El incidente de Oza atemorizó a todos los presentes. David, que pensaba llevar el arca a su palacio, desistió de ello por temor a que le sucediese alguna desgracia; los acompañantes renunciaron también a alojarla en sus casas. Ocurriósele entonces a David colocarla en casa de un extranjero, de nombre Obededom, quizá originario de Edom, habitante en Gat (1Sa_1:20). Pensó David que, en caso de sobrevenir algo desagradable por causa del arca, fuera un pagano la víctima y no un israelita. Probablemente estaba Obededom al servicio de David. Dios bendijo profusamente su casa. Al enterarse David, revolvió de nuevo el proyecto de llevarla a Jerusalén. Esta segunda etapa se describe con muchos pormenores en 1 Crón 15:1-16:42. Del mencionado texto y de lo que dice sumariamente nuestra perícopa, aparece que David llegó a un acuerdo con los sacerdotes, que decidieron colaborar en la ceremonia, poniéndose al servicio del arca y dando al cortejo un carácter más religioso. Comprendió David que la colaboración de los sacerdotes le era necesaria; su ausencia había provocado la vez anterior las iras de Yahvé por no observarse el ceremonial sagrado. Los mismos levitas no podían acercarse al arca sin peligro antes de que los sacerdotes no la tapasen (Núm 4; 5; 15). Con el fin de tenerlos propicios, renunció David a su ideal de un santuario único en Jerusalén, admitiendo con carácter oficial también el de Gabaón, concediendo igual o más categoría a Sadoc, sacerdote de Gabaón, que a Abiatar, de Jerusalén. Sea que los sacerdotes aceptasen estas condiciones o que David les obligase a hacerse cargo del arca, dos sacerdotes y sus levitas encargáronse de llevar el mueble sagrado 1.
El arca salió de casa de Obededom. Después de dar seis pasos y al comprobar David que esta vez no sucedía nada anormal, ofreció o hizo ofrecer un sacrificio. El texto debe entenderse en el sentido de que el sacrificio tuvo lugar después de los primeros seis pasos, no repitiéndose durante el trayecto, y menos después de cada seis pasos. Durante el trayecto repetíanse las danzas sin cesar, que formaban parte del culto de Yahvé (Sal_149:3; I50:4)· Tenían estas en los tiempos primitivos un sentido religioso y en muchos cultos orientales eran actos rituales. David llevaba un vestido sacerdotal, por ejercer las funciones sacerdotales (1Re_8:22-54; 1Sa_2:18).

Incidente con Micol (1Sa_6:16-23).
16 Cuando el arca de Yahvé llegó a la ciudad de David, Micol, hija de Saúl, miró por la ventana; y al ver al rey David saltando y danzando delante de Yahvé, le menospreció en su corazón. 17 Una vez que el arca de Yahvé fue introducida y puesta en su lugar, en medio del tabernáculo que David había alzado para ella, David ofreció a Yahvé holocaustos y sacrificios eucarísticos. 18 Acabado que hubo de ofrecer los holocaustos y los sacrificios eucarísticos, bendijo al pueblo en nombre de Yahvé Sebaot. 19Repartió a todo el pueblo, a toda la muchedumbre de Israel, hombres y mujeres, a cada uno una torta, un pedazo de carne y un racimo de uvas, y el pueblo se fue cada uno a su casa. 20Cuando se volvió David a la suya para bendecirla, Micol, la hija de Saúl, le salió al encuentro, diciendo: ¡Qué gloria hoy para el rey de Israel haberse desnudado a los ojos de las siervas de sus siervos como se desnuda un juglar! 21David respondió a Micol: Delante de Yahvé, que con preferencia a tu padre y a toda su casa me eligió para hacerme jefe de su pueblo, de Israel, danzaré yo, 22y aún más vil que esto quiero parecer todavía y rebajarme más a tus ojos, y seré así honrado a los ojos de las siervas de que tú has hablado. 23Y ya Micol, hija de Saúl, no tuvo más hijos hasta el día de su muerte.

Era Micol esposa de David (3:13-14). No participando de la piedad de su marido, no podía comprender que el entusiasmo de David por Yahvé le llevara a efectuar danzas frenéticas en compañía del pueblo. El arca fue colocada provisionalmente en la tienda que le había preparado David, por encontrarse la antigua en Gabaón (1Cr_16:39), con la esperanza de edificarle un santuario. Todo el pueblo marchó a su casa. También David fuese a la suya, donde le esperaba la malhumorada Micol para reprocharle su conducta, poco digna, a su entender, de un monarca de Judá y de Israel.
Primitivamente el sacerdote se presentaba desnudo ante la divinidad de donde se deriva la ley sobre las cualidades corporales que debían reunir los llamados a ejercer las funciones sacerdotales (Lev_21:16-23). Más tarde se les obligó a llevar calzones de lino para cubrir sus desnudeces (Exo_28:42-43). Vestía David el paño de lino, que, al evolucionar en el calor de la danza, dejaba al descubierto, por Mermitencias, partes menos honestas.