Nehemías 1 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 11 versitos |
1 Palabras de Nehemías, hijo de Helcías: En el mes de Casleu del año veinte, estando yo en Susa, en la capital,
2 llegaron de Judá Jananí y uno de mis hermanos con algunos otros. Yo les pregunté por los judíos que habían sido libertados, los restos de la cautividad y por Jerusalén.
3 Ellos me respondieron: “Los restos de la cautividad están en la provincia en gran miseria y afrenta. Las murallas de Jerusalén están todavía en ruinas, y sus puertas quemadas por el fuego.”
4 Cuando oí esto, sentéme y lloré, y estuve por muchos días desolado. Ayuné y oré ante el Dios de los cielos,
5 diciendo: “Ruégote, Yahvé, Dios de los cielos, Dios grande y terrible, que guardas tu alianza y haces misericordia con los que te aman y guardan tus mandatos,
6 que esté atento tu oído y abiertos tus ojos para escuchar la oración que tu siervo te dirige ahor, día y noche, por tus siervos los hijos de Israel, confesando los pecados de Israel, nuestros pecados contra ti, porque yo y la casa de mi padre hemos pecado,
7 te hemos ofendido y no hemos guardado los mandamientos, las leyes y los preceptos que tú prescribiste a Moisés, tu siervo.
8 Acuérdate de estas palabras que tú mandaste decir a Moisés, tu siervo: Si pecareis, yo os dispersaré entre los pueblos;"
9 pero si os volvéis a mí y guardáis mis mandamientos y los ponéis por obra, aunque hubiereis sido desterrados a los confines de la tierra, de allí os reuniré yo y os volveré al lugar que he elegido para hacer residir en él mi nombre.
10 Son tus siervos, son tu pueblo, que redimiste tú con tu gran poder y tu fuerte mano,
11 ¡Oh Señor! que esté atento tu oído a la plegaria de tu siervo y a la de los siervos tuyos que desean temer tu nombre. Concede ahora próspero suceso a tu siervo y haz que halle yo gracia a los ojos de este hombre”; pues servía yo entonces de copero al rey."

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Introducción a Nehemías

Times New Roman ;;; Riched20 5.40.11.2210;
Esdras-Nehemias.

Introducción.

Título.
Llámanse así por razón de que los protagonistas de los mencionados libros son Esdras y Nehemías. En el antiguo canon judío formaban un solo libro, que llevaba el título de Esdras; la misma unidad existía en los antiguos códices griegos (BSA) de los LXX, en los que ocupa el primer puesto el libro de Esdras A, que corresponde al III de Esdras, apócrifo, seguido de Esdras Â, ï sea de los libros canónicos de Esdras-Nehemías. Los Santos Padres dividieron el libro en dos, atendiendo a su argumento. Al primero llamaron Esdras, y Nehemías al segundo, por razón de las palabras de Neh 1:1. Esta división entró en el texto hebraico a partir de la edición de D. Bomberg (Venecia 1917). En la Vulgata se les llama 1 y 2 de Esdras.

Texto.
El libro fue escrito originariamente en hebreo en su mayor parte bien conservado en general, pero deficiente en cuanto a la transcripción de los nombres propios y números. En general, la lengua hebraica es decadente en cuanto a la gramática y sintaxis, principalmente en las partes que son propias del autor; menudean los aramaísmos. Dos pasajes están escritos en lengua aramaica, Esd 4:8-6:18; 7:12-26, sobre cuya índole disputan los autores. La versión griega se ha conservado en los códices BSA; fue hecha directamente del hebreo; de gran utilidad para la crítica textual es la revisión de Luciano. En general, el texto griego es inferior al hebreo (Kxos-Termann).

Argumento y división.
Tres son los temas principales que se desarrollan en el libro: i) Reconstrucción del templo (Esd c.1-6, menos 4:6-23). 2) Reparación de los muros de Jerusalén y repoblación de la misma (Esd 4:6-23; Neh c.1-13). 3) Bases jurídicas del judaismo (Esd c.7-19). A la restauración material, moral y religiosa de la comunidad hebraica se dedicaron los sionistas a partir del decreto de Ciro (538 a.C.)· Podríamos dividir el libro de Esdras en dos partes: i) Vuelta de los primeros cautivos bajo el caudillaje de Zorobabel (c.1-6), y 2) Caravana de repatriados conducidos por Esdras y reforma de costumbres (c.7-10). También el libro de Nehemías presenta una dob división: i) Nehemías llega a Jerusalén (c.1-7). 2) Reforma llevada a cabo por Esdras.

Autor.
Cada día toma más auge la sentencia de los que defienden que al principio los libros de Esdras y Nehemías formaban parte integrante de las Crónicas, siendo uno mismo el autor de unos y otros. Los que admiten esta unidad de autor insisten en las analogías; pero, si bien es verdad que entre estos libros es idéntico el espíritu de redacción, existen diferencia en cuanto al método empleado. La época de la redacción final es la de Alejandro Magno.

Documentos.
En la primera parte del libro de Esdras (1:1-6:22) hallamos una sección en hebreo y otra en aramaico (4:6-6:18). En la hebraica cabe distinguir dos documentos: i) edicto de Ciro (1:1-4), Que se reproduce en 6:3-5, y 2) elenco de repatriados (2:1-70), que, con ligeras variantes, se halla en la segunda (4:6-6:22), donde se incluyen los siguientes documentos: a) carta de los samaritanos a Artajerjes (4:7-16); b) respuesta del rey (4:17-22); c) carta de Tatnaí y Setar-Boznaí a Darío I (5:6-17), y a) contestación del monarca (6:3-12). El autor sagrado ha añadido a las mencionadas fuentes algunas indicaciones (4:7), las ha encuadrado en su contexto histórico (4:24-5:5), ha puesto una conclusión de índole histórica (6:13-18), terminando con una noticia sobre la celebración de la pascua (6:19-22). A las fuentes mencionadas cabe añadir, según algunos autores, otra, de origen hebraico en los dos primeros capítulos, visible, según dicen, en Esd 1:2-4; 8-11.
En la última parte del libro (c.7-10) aparecen las Memorias de Esdras. Según Lusseau, este documento representa la relación global de su memorial destinado a las autoridades persas (7:1-10:44). Es importante este documento por los datos cronológicos que encierra. En estas memorias se incluye una carta, en arameo, del rey Artajerjes a Esdras, sacerdote y escriba (7:11; 26).
Las Memorias de Nehemías abarcan desde Neh 1:1 hasta 12, 27-13-3; con la inserción de otros documentos contemporáneos (Neh 3:1-32; 11:4-19) y otro de origen más antiguo (7:6-72). El autor no siempre reproduce íntegramente las fuentes de que se sirve; algunas veces ha suprimido aquello que no interesaba y ha añadido algo que conducía a su fin (Neh 11:25-12:26; Neh 8:7-9; 9:4-5; 12:33-36); otras las ha resumido (Esd 4:6-7; 7:1-11) o retocado ligeramente o las ha desplazado de su contexto (Esd 4:6-6:18). Los capítulos Neh 8-10 interrumpen el discurso directo, desplazan la reforma material al terreno religioso y moral, reapareciendo la figura de Esdras. Su colocación plantea un problema no resuelto todavía.

¿Esdras-Nehemías, o a la inversa?
La lectura del libro supone que los acontecimientos se sucedie-°n según el orden cronológico actual de Esdras-Nehemías.
Este orden tradicional es puesto en tela de juicio por muchos autores recientes, católicos e independientes, siguiendo a Van Hoonacker, quienes proponen el siguiente curso de los acontecimientos·1) reconstrucción del templo por los repatriados con ocasión del edicto de Ciro (año 538; Esd 1:1-6:22); 2) en el año veinte de Artajerjes I Longimano (445-44) se dirige Nehemías a Jerusalén, emprendiendo el trabajo de reconstrucción de las murallas (comienzo de las 70 semanas del profeta Daniel, Dan 9:24-27); 3) al año séptimo del reinado de Artajerjes II Mnemone (404-358), es decir, el 398, llegó Esdras a Jerusalén para acometer la reforma religiosa (Esd 7:1-10:44). Sus argumentos tienen importancia, lo que explica el gran favor que ha encontrado esta inversión entre los autores católicos (Touzard, Renie, Ricciotti, Vandervost, Pelaia, Le-Maire-Baldi, etc.) e independientes. Pero no son decisivos. Es difícil, escribe Dhorme, pronunciarse sobre esta cuestión, que obligaría a reconsiderar toda la historia de la restauración hecha por Esdras y Nehemías. Según el espíritu del autor sagrado, el templo es antes que la ciudad, el sacerdote antes que el gobernador.
Podríamos amontonar razones en pro y en contra de esta debatida cuestión; nuestra posición coincide con la de Schneider al decir que se inclina más por la prioridad de Nehemías; pero, haciendo suyas unas palabras del P. De Vaux 1, añade: Sin embargo, no estoy todavía convencido de ello. Lemaire-Baldi y Pelaia confiesan que las razones aportadas para la prioridad de Nehemías no son apodícticas; tomadas aisladamente, pueden impugnarse; consideradas en su conjunto, tienen gran valor.

Historia profana del período Esdras-Nehemías.
Las noticias sobre la repatriación y reorganización de la comunidad judaica en Jerusalén por obra de Esdras y Nehemías corresponden a un marco histórico que tiene como término a quo el año 538 y como fin el reinado de Artajerjes II (404-358). El año 539, Ciro entró triunfante en Babilonia. Murió en 530, sucediéndole su hijo Cambises (530-522), que sometió a Egipto, achacándole Heródoto haberse dejado dominar allí por su locura sacrilega, noticia que confirma un texto de Elefantina en que se dice que destruyó todos los templos egipcios, excepto el de Yaho (Yahvé; Pritchard, 492).
A Cambises siguió Darío I (521-486), que unificó el imperio, construyó una red de caminos por todo el país, dividió el imperio en veinte satrapías, ensanchando sus límites. La quinta satrapía, llamada Abarnahara, comprendía Palestina, Fenicia, Chipre y Siria. Sucedióle Jerjes (485-464). Fue un rey muelle, afeminado, despótico y cruel. En el libro de Ester se da de él un retrato muy parecido a este que hemos mencionado de Heródoto. Fue asesinado en una revuelta de palacio, junto con su hijo Darío. Subió al trono Artajerjes I (464-424), con el sobrenombre de Longimano. A su muerte reinó su hijo Jerjes II, sólo por cuarenta y cinco días. Darío II (424-405), hijo de Artajerjes, siguió las inspiraciones de s mujer Parisatis. Del séptimo año de Darío (417) se conserva un texto del sátrapa de Egipto, Arsames, que señala a los judíos de la colonia de Asuán la manera de celebrar la pascua.
A él siguió Artajerjes II (404-358), llamado Mnemone. Tuvo que sofocar la revuelta de su hermano Ciro el Joven, a quien venció en la batalla de Kunaxa (401 a.C.). El año 404, Egipto consiguió la independencia, dando inicio la 28 dinastía. Los partidarios del orden Ne-hemías-Esdras colocan la misión de este último el año 398 a.C., en tiempos en que a la dinastía 28, de Amisteo, sucedió la 29, de Neferites I (398-392), contra la que combatía encarnizadamente Artajerjes. ¿Era buena esta fecha para autorizar la repatriación de numerosos judíos capitaneados por Esdras?
Esta rápida ojeada histórica confirma que la historia bíblica y profana corren paralelas, sin desacuerdos ni antinomias.

Los judíos en el imperio persa.
Los judíos marcharon al destierro por última vez el año 587 por orden de Nabucodonosor. En un principio fueron recluidos en campos de concentración, de donde fueron sacados para dedicarse a trabajos de construcción, de canalización y riegos agrícolas. Estableciéronse en lugares cercanos a Babilonia, junto al río Kebar, en Tell Abib (Ez 3:15) y otros lugares de la región de Nippur. Acudían a Babilonia en busca de trabajo o se afincaban en el campo dedicados a la explotación agrícola (Ez 3:15-23). Pronto gozaron de relativa libertad de movimientos, autorizándoseles enviar cartas a Palestina (Jer c.29; 51:59; Neh 1:1ss), agruparse y gobernarse por sus ancianos (Jer 29:1; Ez 8:1; 14:1). Con el tiempo, la fortuna sonrió a no pocos, que atesoraron grandes riquezas, ocuparon elevados cargos, mientras otros vivían en la indigencia. Se han conservado los archivos de la familia Murashu, que en tiempos de Artajerjes I y Darío II dedicábase a operaciones bancarias, al comercio, administración de bienes, etc.2. Con abundantes medios de vida en Babilonia, se comprende que muchos se negaron a repatriarse llegado el momento de la libertad en tiempos de los persas.
La administración persa mostróse liberal con los pueblos subyugados por Babilonia, a los que se autorizaba gobernarse según sus propias leyes. Los primeros gobernadores de los repatriados pertenecían a la dinastía davídica.

Renovación religiosa.
Fue el exilio una dura prueba para Israel (Jer 31:15). Corría peligro de que al contacto con los pueblos paganos perdiera su peculiaridad religiosa, su sentimiento de pertenencia a Yahvé y de que Denegara de un Dios que, en concepto de algunos, no fue capaz de liberarlo de manos de Nabucodonosor. Pero la actividad de los profetas, sobre todo Jeremías y Ezequiel, salvó al pueblo en esta Coyuntura trágica. Israel supo reaccionar favorablemente. Ezequiel fue el promotor de las grandes corrientes religiosas existentes despues del exilio: separación total del mundo pagano, estudio de 1 Ley. Las almas encontraban asimismo una literatura tonificante en el oráculo de Is c.40-55, que, a causa de sus predicciones mesiánicas, excitaban también el patriotismo. Con el exilio nace el judaísmo y se constituye el Estado-Iglesia 3.
Los repatriados iniciaron su vida según las Escrituras, que, por obra de Esdras, se comienzan a codificar, formando el canon de las Escrituras sagradas. En toda la literatura sagrada, mosaica y profética, coleccionada en esta época se encontraba la respuesta de Israel a la revelación divina. Restauróse el altar de los sacrificios, el templo y la ciudad santa; Israel surgía con espíritu y corazón nuevos (Ez 6:9; 11:19) Y reanudaba su alianza con Dios (Ez 11:20; 14:11).

Doctrina religiosa.
Los judíos que habitaban en Babilonia no se desentendieron de sus hermanos que en Judea ponían las bases del nuevo Estado de Israel. Zorobabel, Esdras y Nehemías fueron hombres providenciales, instrumentos de que se sirvió Dios para despertar la conciencia de su pueblo escogido. Sometido Israel al dominio persa, no trató de sacudir su yugo, proclamar su independencia nacional, sino que centró todas sus actividades en torno al templo y a la sombra de los muros de la ciudad santa. La Ley será su norma de fe y costumbres; de su meditación y estudio surgirán diversas leyes encaminadas a separar, segregar al pueblo escogido de las gentes del país y obligarle a un comportamiento escrupuloso de las leyes de la teocracia. Quienes se negaban a acatarlas eran separados de la comunidad. Israel se agrupa en torno a un solo Dios, a un único templo servido por sacerdotes y levitas. En las sinagogas empezó a leerse la Ley y los Profetas, con lo que se recuerda constantemente al pueblo sus deberes religiosos. Un cuerpo de escribas se entrega al estudio de la Escritura. Es una época de renovación espiritual silenciosa, pero eficaz.

1 RB 63 (1956) 423-427.
2 G. Cardascia, Les Archives de Murashu (París 1951).


Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Nehemías 1,1-11

Encabezamiento del libro (Neh_1:1).
1a Palabras de Nehemías, hijo de Helcías:

El autor del libro ha utilizado ampliamente las memorias que escribió Nehemías, y que se reconocen por el empleo de la primera Persona (Neh_1:1-5; Neh_10:30b-40; 12:31-13:31). Es la única vez que el título Palabras de (dibre) aparece en libros históricos; es frecuente, sin embargo, en los escritos proféticos (Jer_1:1; Amo_1:1) y sapienciales (Ece 11; Pro_30:1). La traducción más fiel parece ser: Memorias de Nehemías, y no: Historia de las gestas o actos de Nehemias. La palabra Nehemías significa Yahvé consuela y únicamentyte aparece en nuestro libro. Se añade Hijo de Helcías para distinguirlo de otros personajes que llevaron el mismo nombre (Neh 77) Nehemías no fue sacerdote, en contra del texto de la Vulgata en 2Ma_1:21 : lussit sacerdos Nehemias, traducción errónea del texto griego original.

Malas noticias (2Ma_1:1-3).
lb En el mes de Casleu del año veinte, estando yo en Susa, en la capital, 2 llegaron de Judá Jananí y uno de mis hermanos con algunos otros. Yo les pregunté por los judíos que habían sido libertados, los restos de la cautividad y por Jerusalén. 3 Ellos me respondieron: Los restos de la cautividad están en la provincia en gran miseria y afrenta. Las murallas de Jerusalén están todavía en ruinas, y sus puertas quemadas por el fuego.

Al hablar el texto del año veinte, sin especificar el origen de este cálculo, parece que haga referencia al reinado de Artajerjes, como sugiere la lección Deu_2:1. El rey Artajerjes Longímano sucedió a Jerjes el año 464, reinando hasta 424. Según el cómputo babilónico, que empieza el mes de Nisán de 464, el año 20 del reinado de aquel monarca corresponde a 445. El mes de Casleu es el nono del calendario, correspondiente a la mitad de los meses de noviembre-diciembre. Después del exilio se designan los meses con los nombres del calendario asiro-babilónico (Deu_2:1; Esdr 6:15). Comparado el v.1 con 2:1, surge una dificultad cronológica. En efecto, según el texto que comentamos, llegó Jananí de Jerusalén el mes de Casleu del año veinte del reinado de Artajerjes I Longímano; por otra parte, en 2:1 se habla del primero de Nisán del mismo año. Algunos comentaristas, como Fernández, zanjan la dificultad alegando la manera diversa con que se computaba el principio del año. Sin embargo, no parece probable que un mismo autor emplee en el mismo libro diversos sistemas de computación. Por lo mismo, cabe suponer que existe una adulteración de los números: año veinte en vez de diecinueve (1:1)1 y veinte en vez de veintiuno en 2:1, o una trasposición de los meses (Casleu, 1:1; Nisán, 2:1; Schneider).
La escena tuvo lugar en la ciudadela (hahbirah) de Susa. Según las excavaciones practicadas por M. Dieulafoy (1884-1886) y por otros arqueólogos más modernos, birah era la acrópolis de Susa. Al norte de la misma se encontraba un palacio con la grande sala del trono (apadana), rodeado de jardines. Al este estaban los departamentos reales, de sus colaboradores y del gineceo. Rodeada de recias murallas, estaba protegida en el ángulo sudoeste por una ciudadela. Hacia el año 440, un violento incendio redujo a cenizas tan suntuoso lugar1. Los reyes de Persia invernaban en Susa (Est_1:2-5; Est_3:15) Por el texto no es posible determinar si Jananí era hermano carnal de Nehemías o un pariente suyo. Aunque la palabra hermano es de significación muy vaga, aquí, empero, debe tomarse en el sentido estricto de hermano propiamente dicho o al menos de pariente, pues tal es su alcance en 7:2 (Fernández). La palabra peleta, resto, los que se han salvado, designa a los judíos repatriados que se encontraban en Jerusalén. A este resto se le promete la participación en los beneficios de la elección (Isa_10:20-21; Jer_23:3). Vimos las dificultades que experimentaron los repatriados de parte de las gentes del país. A pesar del apoyo prestado por los monarcas persas, el resto se encontraba aislado en medio de un pueblo que veía en los recién llegados a enemigos que intentaban desplazarlos. Con el dinero recogido en Babilonia pudieron poco a poco reconstruir sus casas, procurarse tierras de cultivo, proveerse de ganado mayor y menor, etc. A duras penas habíase reedificado el templo, dejando para más tarde la reconstrucción de las murallas de Jerusalén. A este lamentable estado material de los repatriados debe añadirse que ellos, al contacto con las gentes del país, dejáronse seducir, renegando de su fe yahvista. Muchos llegaron a esta situación por culpa de sus mujeres paganas. Esdras había conjurado la situación consiguiendo que los judíos despidieran a las mujeres extrañas, pero al poco tiempo volvieron a las andadas. La alusión a las murallas de Jerusalén puede referirse a su destrucción por Nabucodonosor o, lo que es más probable, a la que siguió al recibirse la carta de Artajerjes (Esd_4:7-23). Verdad es que no habla el texto explícitamente de que se destruyera la parte de las murallas que se había levantado, pero deja vislumbrarlo (Esdr 4:19-23). El dolor que causa a Nehemías la noticia sobre las murallas sugiere que se trata de una destrucción reciente.

Consternación y plegaria de Nehemias (1:4-11).
4 Cuando oí esto, sentéme y lloré, y estuve por muchos días desolado. Ayuné y oré ante el Dios de los cielos, 5 diciendo: Ruégote, Yahvé, Dios de los cielos, Dios grande y terrible, que guardas tu alianza y haces misericordia con los que te aman y guardan tus mandatos, 6 que esté atento tu oído y abiertos tus ojos para escuchar la oración que tu siervo te dirige ahor, día y noche, por tus siervos los hijos de Israel, confesando los pecados de Israel, nuestros pecados contra ti, porque yo y la casa de mi padre hemos pecado, 7 te hemos ofendido y no hemos guardado los mandamientos, las leyes y los preceptos que tú prescribiste a Moisés, tu siervo. 8 Acuérdate de estas palabras que tú mandaste decir a Moisés, tu siervo: Si pecareis, yo os dispersaré entre los pueblos; 9 pero si os volvéis a mí y guardáis mis mandamientos y los ponéis por obra, aunque hubiereis sido desterrados a los confines de la tierra, de allí os reuniré yo y os volveré al lugar que he elegido para hacer residir en él mi nombre. 10 Son tus siervos, son tu pueblo, que redimiste tú con tu gran poder y tu fuerte mano, 11 ¡Oh Señor! que esté atento tu oído a la plegaria de tu siervo y a la de los siervos tuyos que desean temer tu nombre. Concede ahora próspero suceso a tu siervo y haz que halle yo gracia a los ojos de este hombre; pues servía yo entonces de copero al rey.

La noticia que le dieron Jananí y los otros que habían llegado 2 la provincia (medinah) de Judá impresionó extraordinariamente a Nehemías. ¿Por qué sucedieron estas cosas en Jerusalén? Nehemías intuye inmediatamente que el pecado es el causante de tantos males, por lo cual acude a las lágrimas, al ayuno y a la oración, con el fin de aplacar al Dios ofendido (1Sa_14:24; Esdr 8:21). Elbios de los cielos (2:5-20; 9:6-28; Esd_1:2; Esd_5:11-12; Esd_6:9-10; Esd_7:2) era un título que los persas daban a Ahura Mazda, pero que Nehemías aplica al único y verdadero Dios. Es Yahvé grande y terrible, que no deja impune ningún pecado contra su ley (Dan_9:4). Es celoso Yahvé del pacto de la alianza (Ex c. 19-20). En el caso de que Israel cumpla lo estipulado, le colma Dios de gracias espirituales y materiales; en caso contrario le retira su ayuda, dejándole solo ante sus enemigos. Nehemías confiesa que Israel ha pecado; él mismo se incluye entre los pecadores. Pero la penitencia es el principio del perdón; Israel reconoce su pecado; confiesa que ha traspasado los mandamientos que Dios prescribió por medio de Moisés. La expresión que esté atento tu oído y abiertos tus ojos aparece en otros lugares bíblicos (1Re_8:28-29; 2Re_19:16; 2Cr_6:40).
En los v.8-9 recuerda Nehemías que Dios amenazó a los pecadores, pero prometió reconciliarse con ellos si reconocen su pecado y lo detestan. Por el pecado, Israel fue llevado cautivo entre las gentes; ahora, habiendo hecho penitencia, le reunirá Dios de nuevo y le volverá al lugar que el mismo Dios eligio como morada suya (1Sa_4:4; 2Sa_6:2; Sal_80:1). La promesa que se dice fue hecha a Moisés se encuentra formulada implícitamente en varios pasajes del Pentateuco (Lev_26:33-45; Deu_4:25-31; Deu_28:1-15; Deu_30:1-5). Dios no puede desentenderse de Israel, porque, en realidad, Israel es su pueblo predilecto (Exo_5:1; Exo_8:20; Deu_32:15; Jer_3:19; Jer_31:20); los israelitas son siervos suyos, que redimió con gran poder y mano fuerte (Deu_9:29).
Al final del v.11 alude Nehemías al rey Artajerjes con las palabras este hombre. Ruega a Dios que cambie el corazón del rey en el sentido de que se le conceda autorización para levantar los muros de Jerusalén, revocando la orden contraria dada anteriormente (Esd_4:23).
Se preguntan muchos intérpretes: ¿Es auténtica esta oración de Nehemías? Todos confiesan que su forma es estereotipada; que tiene muchas semejanzas con otras muchas (Esd_9:6-15; Neh_9:6-37; Dan_94:-19; Est_13:8-17; Est_14:3-19; Ecl 36.1-6); que presenta un colorido deuteronómico muy marcado (Deu_7:9-21; Deu_9:29; Deu_30:1-4)· Por lo mismo, piensan muchos que fue compuesta por el autor del libro. La verdad parece estar en un término medio. No cabe suponer que el cronista reprodujera textualmente una oración que Nehemías hizo en determinada ocasión; se limita a transcribir las ideas maestras de la misma.
Nehemías era copero del rey, cargo honorífico en la corte persa 2; los funcionarios reales solían ser eunucos (Est_1:10; Jdt_12:11)· ¿Lo era Nehemías? Se discute; para los judíos ser eunuco era una deshonra, salvo excepción (Deu_23:2; Sal 127; en contra Isa_56:3-5).