II Timoteo  4 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 22 versitos |
1 Te conjuro delante de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a vivos y muertos, por su aparición y por su reino:
2 Predica la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, arguye, enseña, exhorta con toda longanimidad y doctrina;"
3 pues vendrá un tiempo en que no sufrirán la sana doctrina, antes, deseosos de novedades, se rodearán de maestros conforme a sus pasiones,
4 y apartarán los oídos de la verdad para volverlos a las fábulas.
5 Pero tú vela en todo, soporta los trabajos, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.
6 Cuanto a mí, a punto estoy de derramarme en libación, siendo ya inminente el tiempo de mi partida.
7 He combatido el buen combate, he terminado mi carrera, he guardado la fe.
8 Ya me está preparada la corona de la justicia, que me otorgará aquel día el Señor, justo Juez, y no sólo a mí, sino a todos los que aman su venida.
9 Date prisa a venir a mí,
10 porque Demás me ha abandonado por amor de este siglo, y se marchó a Tesalónica; Crescente a Galacia y Tito a Dalmacia."
11 Sólo Lucas está conmigo. A Marcos tómale y tráele contigo, que me es muy útil para el ministerio.
12 A Tíquico lo mandé a Efeso.
13 El capote que dejé en Tróade, en casa de Carpió, tráelo al venir, y asimismo los libros, sobre todo los pergaminos.
14 Alejandro, el herrero, me ha hecho mucho mal. El Señor le dará la paga según sus obras.
15 Tú guárdate de él, porque ha mostrado gran resistencia a nuestras palabras.
16 En primera defensa nadie me asistió, antes me desampararon todos. No les sea tomado en cuenta.
17 El Señor me asistió y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la predicación y todas las naciones la oigan. Así fui librado de la boca del león.
18 El Señor me librará de todo mal y me guardará para su reino celestial. A El sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.
19 Saluda a Frisca y a Aquila y a la casa de Onesiforo.
20 Erasto quedó en Corinto. A Trófimo le dejé enfermo en Mileto.
21 Date prisa a venir antes del invierno. Te saludan Eubulo, Pudente, Lino, Claudia y todos los hermanos.
22 El Señor sea con tu espíritu. La gracia sea con vosotros.

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Introducción a II Timoteo 

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Epístola 2 a Timoteo.

Introducción.

Ocasión de la carta.
Hay algunos datos claros que nos sirven de orientación. Primeramente, el hecho de que Pablo se halle preso, y preso en Roma (cf. 1:8, 16-17; 2:9; 4:16); además, se encuentra desamparado de todos y sin esperanzas de liberación (cf. 1:15; 4:10.16-18). Añadamos que, según comunica a Timoteo, a Trófimo lo había dejado enfermo en Mileto (cf. 4:20). Pues bien, la situación que reflejan estos datos no es ciertamente la de la cautividad romana conocida por los Hechos y epístolas de la cautividad, cuando sabemos que se encontraban con Pablo gran número de fieles colaboradores y él mostraba esperanza de próxima liberación (cf. Act 28:30-31; Flp 1:12.25: 2:23-24; Col_4:7-14 ; Flm_1:22 :24). Además, a Trófimo no había podido dejarle enfermo en Mileto, pues nos consta que éste había acompañado a Pablo hasta Jerusalén (cf. Act 21:29), y allí el Apóstol fue hecho ya prisionero, desde donde fue conducido a Cesárea y luego a Roma.
De todo esto se deduce que, después del viaje a Oriente, en que escribió la primera carta a Timoteo y la de Tito, Pablo fue de nuevo hecho prisionero. Estando cautivo en Roma, desamparado de los suyos y sin esperanzas de liberación, escribe esta carta a Timoteo, mandándole que se dé prisa a ir a él junto con Marcos (cf. 4:9-11), y que le lleve algunas cosas que había dejado en Tróade (cf. 4:13). Sucedía esto hacia el año 67, muy poco antes de su muerte. Quería tener junto a sí, a la hora de la partida de este mundo, a su fiel y querido Timoteo.

Estructura o plan general.
Esta carta es como el testamento espiritual de Pablo. El Apóstol aprovecha la ocasión de la carta para hacer a Timoteo sus últimas recomendaciones, exhortándole a permanecer firme en la doctrina recibida y trayéndole a la memoria cuanto de palabra o por escrito le había venido inculcando sobre los deberes de un buen pastor de la grey de Cristo.
Damos el esquema de la carta:

Introducción:
Saludo (1:1-2) y acción de gracias (1:3-5).
Cuerpo de la carta: Instrucciones varias a Timoteo (1:6-4:8).
1) Exhortación a que sea valiente en el ejercicio de su ministerio (i, 6-2:13).
2) Conducta que debe observar con los falsos doctores (2:14-4:8).
Epílogo:
Noticias personales (4:9-18) y saludos (4:19-22).

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

II Timoteo  4,1-22

Solemne exhortación final a Timoteo, 4:1-8.
1 Te conjuro delante de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a vivos y muertos, por su aparición y por su reino: 2 Predica la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, arguye, enseña, exhorta con toda longanimidad y doctrina; 3 pues vendrá un tiempo en que no sufrirán la sana doctrina, antes, deseosos de novedades, se rodearán de maestros conforme a sus pasiones, 4 y apartarán los oídos de la verdad para volverlos a las fábulas. 5 Pero tú vela en todo, soporta los trabajos, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio. 6 Cuanto a mí, a punto estoy de derramarme en libación, siendo ya inminente el tiempo de mi partida. 7 He combatido el buen combate, he terminado mi carrera, he guardado la fe. 8 Ya me está preparada la corona de la justicia, que me otorgará aquel día el Señor, justo Juez, y no sólo a mí, sino a todos los que aman su venida.

Este final de la carta es de lo más dramático y solemne que salió de la pluma del Apóstol. Pablo, que prevé próximo su fin, insiste con redoblada energía sobre su predilecto discípulo Timoteo para que cumpla con valentía y decisión su deber de ministro de Cristo. Es como su testamento.
Primeramente le pone ante la vista el gran día del juicio final, cuando aparecerá Cristo para juzgar a vivos y muertos e inaugurar su reino (v.1; cf. Hec_10:42; 1Co_15:24; 2Co_5:10; 1Ti_6:14). La expresión vivos y muertos, que ha entrado en nuestros símbolos de fe, refleja la doctrina expuesta en varios lugares por San Pablo de que los que se hallen con vida en el momento de la parusía no pasarán por la muerte (cf. 1Co_15:51; 2Co_5:3; 1Te_4:17).
Después de esta como introducción, con cinco vibrantes imperativos (v.2), seguidos luego de otros cuatro (v.5), Pablo conjura a Timoteo a que se entregue de lleno a su ministerio, pues se acercan tiempos difíciles y adversarios muchos (v.3-4; cf. 3:1; 1Ti_4:1-2).
Cerrando la exhortación, presenta el cuadro o balance de su vida, a punto de derramarse en libación (v.6-8). Evidentemente, Pablo prevé ya casi como seguro un resultado adverso en su proceso. El lenguaje es muy distinto del empleado cuando la primera cautividad romana, no obstante aludir también entonces a posible libación (cf. Flp_2:17). La imagen de libación es muy significativa. Pablo no quiere decir solamente que ha llegado al término de su vida, sino que deja entender, además, que su muerte es en cierto modo una ofrenda sacrificial, unida a la de Cristo (cf. Col_1:24; Rom_12:1).
Las imágenes de combate y carrera, tomadas de las competiciones atléticas, nos son ya conocidas (cf. 2:5; 1Ti_4:7-8). Feliz el apóstol del Evangelio que al final de sus años de apostolado pueda exclamar con San Pablo: He combatido el buen combate, he terminado mi carrera, he guardado la fe (v.7), esa fe (?????? ) que, en este contexto, parece estar equivaliendo a fidelidad a la fe, no omitiendo ninguna de sus exigencias, como no debe omitir las suyas el atleta en el combate, si quiere recibir la corona de la victoria (cf. 2:5; Tit 2, i o; 2Te_1:4).

Noticias personales,2Te_4:9-18.
9 Date prisa a venir a mí, 10 porque Demás me ha abandonado por amor de este siglo, y se marchó a Tesalónica; Crescente a Galacia y Tito a Dalmacia. 11 Sólo Lucas está conmigo. A Marcos tómale y tráele contigo, que me es muy útil para el ministerio. 12 A Tíquico lo mandé a Efeso. 13 El capote que dejé en Tróade, en casa de Carpió, tráelo al venir, y asimismo los libros, sobre todo los pergaminos. 14 Alejandro, el herrero, me ha hecho mucho mal. El Señor le dará la paga según sus obras. 15 Tú guárdate de él, porque ha mostrado gran resistencia a nuestras palabras. 16 En primera defensa nadie me asistió, antes me desampararon todos. No les sea tomado en cuenta. 17 El Señor me asistió y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la predicación y todas las naciones la oigan. Así fui librado de la boca del león. 18 El Señor me librará de todo mal y me guardará para su reino celestial. A El sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

En la rigurosa cárcel de Roma, Pablo se encuentra aislado. De los que le acompañaban, unos, como Crescente y Tito, han tenido que partir para diversas misiones (v.10b); otros, como Demás, le han abandonado por amor de este siglo (v.10a). Sólo Lucas está con él (v.11). Por eso, encarga a su fiel y querido Timoteo que se dé prisa a ir a él (v.9), y que lleve también a Marcos (v.11). Para sustituirle mientras tanto en Efeso, le envía a Tíquico (v.12). De estos nombres, la mayoría nos son ya conocidos (cf. Gal_2:1; Col_4:7.10.14); únicamente de Crescente no tenemos ningún otro dato.
Pablo encarga también a Timoteo que le lleve el capote (?? -????? ) que dejó en Tróade, en casa de Carpió, así como los libros (escritos en papiro) y los pergaminos (v.13). Este dato, desde el punto de vista histórico, creemos que reviste gran importancia. En efecto, esa precipitada salida de una casa amiga, como la de Carpió, hasta el punto de no recoger siquiera el capote y los libros, permite conjeturar que Pablo fuera arrestado precisamente ahí por las autoridades romanas, siendo luego conducido a Efeso, al tribunal del procónsul de la provincia, y, finalmente, a Roma, por su condición de ciudadano romano. El Alejandro tan duramente aludido en los v.14-15 es probable que sea uno de los testigos que depusieron contra Pablo, sea en Efeso, sea también en Roma, adonde habría acudido prosiguiendo su tarea de acusador.
La primera defensa (?? ????? ??? ???????? ) a que el Apóstol alude (v.15) parece que se refiere a la comparecencia o prima ac-tio ante el tribunal romano. Dice que todos le abandonaron, sin que se presentase nadie como testigo en su ayuda. Pero el Señor le dio fuerzas, y en su autodefensa, que ya en tiempos anteriores había tenido que hacer varias veces (cf. Hec_23:1-10; Hec_24:10-23; Hec_25:8-12; Hec_26:1-32), aprovechó la ocasión para dar a conocer el Evangelio (v.17a). No obstante las circunstancias adversas, esa primera defensa resultó bien, y de momento no tuvo lugar la condena. Eso parece significar la expresión fui librado de la boca del león (v.17b; cf. Sal_22:22). Seguramente el tribunal terminó su sesión con el ritual non liquet, pidiendo más información (amplius), y dejando la resolución definitiva para la secunda actio.
La situación no tardaría en cambiar, cosa que a Pablo no cogía de sorpresa (cf. v.6). Lo importante no era la vida material, sino la consecución del reino celeste (v.18).

Saludos y bendición final,Sal_4:19-22.
19 Saluda a Frisca y a Aquila y a la casa de Onesiforo. 20 Erasto quedó en Corinto. A Trófimo le dejé enfermo en Mileto. 21 Date prisa a venir antes del invierno. Te saludan Eubulo, Pudente, Lino, Claudia y todos los hermanos. 22 El Señor sea con tu espíritu. La gracia sea con vosotros.

Tampoco en esta carta se olvida Pablo de mandar saludos para personas conocidas y dar noticias sobre otras.
Frisca y Aquila (v.16) es un matrimonio, muy viajero, que ya nos es conocido (cf. Hec_18:2.18; Rom_16:3; 1Co_16:19). También nos es conocido Onesiforo (v.19; cf. 1:16-18). Erasto (v.20) probablemente es el mismo mencionado en Rom_16:23; Y quizá se haya de identificar con el de Hec_19:22. De ??????? (? .20) se ha hablado ya en Hec_20:4 y 21:29. En cuanto a Eubulo, Pudente, Lino y Claudia (v.21) no hay nada seguro. Según San Ireneo y Eusebio, este Lino habría sido obispo en Roma. Es de notar la insistencia de Pablo en que Timoteo se dé prisa a ir a él (v.21; cf. v.9), diciéndole que vaya antes del invierno, cuando la navegación era peligrosa y casi imposible (cf. Hec_27:9). Probablemente teme que, si no se pone pronto en camino, llegue demasiado tarde, dado como se iban presentando las cosas de su proceso.
La bendición final (v.22) es semejante a la de otras cartas (cf. Gal_6:18; Flp_4:23), y va dirigida a Timoteo y a todos los demás de la comunidad de Efeso.

339 Cf. Hist. eccl 3:4. 340 L. gerfaux, art. gnose: Dict. Bibl.-SuppL, col. 659-701. 341 Cf. J. daniélou, La communauté de Qumran et l'organization de l'église ancienne: La Bible et l'Orient (París 1955) p.noss; J. colson, Les fonctions ecclésiales aux deux pre-miers siecles (París 1956); P. benoit, Les origines de l'épiscopat dans le N.T.: Exégese et théologie, II, (París 1961) p.23? 46; J. dauvil ier, Les temps apostoliques. i.er siécle: Hist. du Droit et des Institutions de l'église en Occident, II (París 1970); A. lemaire, Les minis-téres aux orí gines de l'église (París 1971); A. descamps, Aux origines du ministére. La pen-sée de Jesús: Rev. theol. de Louv. 2 (1971) 3-45 y (1972) 121-159. 342 Sobre el uso de estos títulos: apóstoles-profetas-doctores-evangelistas, cf. L. turrado, Carisma y ministerio en San Pablo: Salmant. 19 (1972) 336-340. Es de notar que en las Pastorales no aparecen estos títulos, sino de modo muy indirecto (cf. 1Ti_1:3; 1Ti_2:7; 2 Tim ifii; 1Ti_4:5); quizás se deba a que esas categorías ministeriales comenzaban ya a desaparecer. Además, tengamos en cuenta que en gran parte esas funciones son las asignadas a Tito y Timoteo, posiblemente incluidas terminológicamente en alguna o varias de dichas categorías. 343 Cf. ign. ant., Eph. 6:1; Magn. 2; 6:1; Trall 1:1; Philard. 4. 344 Cf. A. javierre, Orientación en la doctrina clasica sobre la sucesión apostólica: Concil. (1968), II, p.ig-30. 345 Gf. vatic. II, Const. Lumen gentium, n.° 20. 346 Creemos muy acertado lo que escribe S. Dix: Es evidente que el episcopado, tal como es conocido en el siglo n, es un ministerio de origen complejo, cuyas funciones derivan de más de una fuente del primer siglo, y el apostolado es una de ellas. Tito en Creta y Timoteo en Asia Menor, llámense apóstoles ? no, realizan ciertas funciones específicamente apostólicas. Su autoridad cuasi-monárquica, lo mismo que el territorio delimitado en el cual ellos la ejercen, anuncian ya al obispo del siglo u (G. Dix, Le ministére dans l'Eglise ancienne [París 1955] p.20 y 73). 347 Si Pablo habla de reyes en plural, ello no significa que suponga reinando entonces en Roma varios emperadores asociados; pues, más que de personas concretas, habla de categorías. Además, el término reyes puede también designar otros personajes fuera del emperador; v.gr., todos aquellos monarcas que, estando sujetos al emperador, ejercían un poder real en las provincias. 348 .Cf. J. murphy O'CoNNOR, La verité chez S. Paul et Qumran: Rev. Bibl. 72 (1965) 29-76. 349 La frase paulina Dios quiere que todos los hombres se salven (v.4) es el texto, como con razón se ha escrito, más claramente anticalvinista de todo el Nuevo Testamento. A nadie absolutamente se excluye, sin que haya lugar para esa predestinación al infierno, anteriormente a la previsión de los deméritos, de que hablaba Calvino. 350 El término que hemos traducido por rescate es en griego ?????????? , y sólo se encuentra en este pasaje del Nuevo Testamento. La idea es prácticamente la misma que la de redención (??????????? ), y ya la explicamos ampliamente al comentar Rom_3:24. 351 Cf. tertul., De orat. 14 y 17. 352 Comentando este pasaje, dice San Juan Crisóstomo: Ella (la mujer) enseñó una vez al hombre, y todo se perdió. Por esto Dios la sujetó, porque había usado mal de su autoridad, o por mejor decir, de su igualdad (Hom. 9:1: PG 62:542). 353 El texto griego no tiene permaneciere, en singular (v. 15), sino permanecieren (??? -????? ), por lo que algunos autores ponen como sujeto a los hijos, de cuya conducta dependería la salvación de la madre. Sin embargo, no parece probable esa interpretación, condicionando la salvación de la madre a la perseverancia de los hijos. Lo más sencillo es considerar como colectivo el nombre mujer, con lo que no ofrece ya dificultad alguna el verbo en plural, 353* Hay autores, como C. Lattey y S. Lyonnet, que interpretan de modo distinto la frase marido de una sola mujer. Pablo no estaría refiriéndose a las segundas nupcias, sino más bien a que el obispo, y lo mismo los diáconos, deben vivir castamente en el matrimonio, evitando todo lo que pueda manchar la vida conyugal. De hecho, las otras cualidades exigidas por Pablo al obispo no sobrepasan el nivel medio de la moral común, ¿a qué vendría, pues, esa condición que no exige al resto de los fieles? La interpretación tradicional, más que tener en cuenta las condiciones de vida de las comunidades cristianas del siglo i, estaría influenciada por la legislación eclesiástica posterior. Así piensa Lyonnet (cf. S. lyonnet, Uniux uxoris vir: Verb. Dom. 45, 1967, p.3-10). Sin embargo, sigo creyendo más fundada la interpretación tradicional. Si a lo que en realidad apuntaba Pablo era a la infidelidad conyugal o al divorcio ¿por qué no emplea pa labras más claras, como vemos que hace en otras ocasiones al tocar estos temas? Y en cuanto a la legislación eclesiástica, ¿no será más bien al revés, es decir, que la legislación eclesiástica está influenciada por los textos y pensamiento de Pablo? 354 Seguimos aquí la interpretación más generalizada entre los exegetas. Hay algunos autores, capitaneados por el P. Galtier, que interpretan esa imposición de manos del v.22, no con referencia a la ordenación de presbíteros, sino con referencia a la reconciliación de pecadores arrepentidos. A estos pecadores en general, no ya precisamente a los presbíteros', aludiría San Pablo a partir ya del v.20. Creemos, sin embargo, que está más en conformidad con todo el contexto la interpretación tradicional, pedida también por el paralelismo con 3:10 y 5:9. Además, en el resto de las pastorales, el rito de la imposición de manos, que ciertamente puede tener otros sentidos (cf. Mat_19:15; Hec_8:17; Hec_13:3), va siempre ligado al sacramento del orden (cf. 1Ti_4:14; 2Ti_1:6). 355 Cf. hipocr., Vet. medie. 13. 357 Los nombres de Jannes y Mambres (v.8), a los que Pablo compara esos hombres perversos que se oponen al Evangelio, son desconocidos de la Biblia, que simplemente habla de magos (cf. Exo_7:11.22). Sin embargo, así son nombrados en multitud de escritos rabí-nicos. Probablemente Pablo no depende de ningún determinado texto rabínico, sino de la tradición judía oral, aprendida por él en la escuela de Gamaliel (cf. Hec_22:3). Tenemos aquí un caso parecido a otras muchas alusiones, relacionadas con el judaismo tardío: ley dada por ángeles (Gal_3:10), piedra que acompañaba a los israelitas (1Co_10:4) disputa sobre el cuerpo de Moisés (Jud_1:9).