Ester  1 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 22 versitos |
1 En tiempo de Asuero, el Asuero que reinó desde la India hasta la Etiopía, sobre ciento veintisiete provincias,
2 mientras se sentaba sobre su trono real en Susa, la capital,
3 el año tercero de su reinado dio un festín a todos sus príncipes y servidores, 3 Los comandantes del ejército de los persas y de los medos, los grandes y los jefes de las provincias, se reunieron en su presencia,
4 y él hizo muestras de la espléndida riqueza de su reino y de la brillante magnificencia de su grandeza durante muchos días,
5 durante ciento ochenta días. Pasados éstos, el rey dio a todo el pueblo de Susa, la capital, desde el más grande hasta el más pequeño, un festín, que duró siete días, en los jardines del palacio real.
6 Cortinajes blancos, verdes y azules pendían de columnas de mármol, sujetos con cordones de lino y de púrpura a anillos de plata. Lechos de oro y de plata estaban sobre un pavimento de pórfido, alabastro, mármoles de varios colores y nácar.
7 Servíase el vino en vasos de oro de diversas configuraciones, y se servía con real abundancia, gracias a la generosidad del rey; pero a nadie se le obligaba a beber,"
8 pues había mandado el rey a todas las gentes de su casa que se hiciese conforme a la voluntad de cada cual.
9 También la reina Vasti dio un festín a las mujeres en el palacio real del rey Asuero.
10 El día séptimo, alegre por el vino el corazón del rey, mandó éste a Mahuman, Bizta, Harbona, Bigta, Abagta, Zetar y Carcas, los siete eunucos que servían ante el rey Asuero,
11 que trajeran a su presencia a la reina Vasti, con su real corona, para mostrar a los pueblos y a los grandes su belleza, pues era de hermosa figura;"
12 pero la reina se negó a venir con los eunucos, y el rey se irritó mucho y se encendió en cólera.
13 Y preguntó el rey a los sabios conocedores de las leyes, pues era costumbre que los negocios del rey se trataran con los sabios, legistas y juristas.
14 E hizo entrar a Carsena, Setar, Admata, Tarsis, Meres, Marsena y Memucan, siete príncipes persas y rnedos que asistían al rey y ocupaban el primer rango en su reino,
15 a los cuales dijo: “¿Qué debe hacerse, según la ley, a la reina Vasti por no haber hecho lo que el rey le había intimado por medio de los eunucos?”
16 Memucan respondió ante el rey y los príncipes: “No es sólo al rey a quien ha ofendido la reina Vasti; es también a todos los príncipes y a todos los pueblos de todas las provincias del rey Asuero."
17 Porque lo hecho por la reina llegará a conocimiento de todas las mujeres y será causa de que menosprecien a sus maridos, pues dirán: El rey Asuero mandó que llevasen a su presencia a la reina Vasti, y ella no fue;"
18 y desde hoy las princesas de Persia y de Media que sepan lo que ha hecho la reina se lo dirán a todos los príncipes del rey, y de aquí vendrán muchos desprecios y mucha cólera.
19 Si al rey le parece bien, haga publicar e inscribir entre las leyes de los persas y de los medos, con prohibición de traspasarlo, un real decreto mandando que la reina Vasti no parezca más delante del rey Asuero, y dé el rey la dignidad de reina a otra que sea mejor que ella.
20 El edicto del rey será conocido en todo su reino, por grande que es, y todas las mujeres honrarán a sus maridos, desde el más grande hasta el más pequeño.”
21 Agradó al rey y a los príncipes este discurso, y mandó el rey que se siguiera el parecer de Memucan.
22 Y mandó cartas a todas las provincias del reino, a cada uno según su escritura y a cada pueblo según su lengua, ordenando que todo hombre había de ser amo en su casa y que todas sus mujeres le estuvieran sujetas.

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Introducción a Ester 

Times New Roman ;;;
Ester.

Nombre y Texto.
El libro de Ester ha ido errante de un lugar a otro en el catálogo de libros sagrados, dándosele a veces un carácter poético, otras considerándolo como profetico y no pocas colocándolo al final de la lista de los libros históricos. En el canon judío ocupa un lugar entre los libros de la tercera colección (Ketubim), asignándosele el quinto puesto en la subdivisión conocida con el nombre de megilloth = rollos. En un tiempo gozó el libro de tanta estima entre los judíos, que se le llamaba la megillah por excelencia. Corrientemente es conocido por megillath Ester, rollo de Ester, que se leía en la fiesta de Purim.
Gran parte del libro se ha conservado en hebreo (1:1-10:4), y otra en griego (10:5-16:24). Estas dos partes reciben el nombre de proto y deuterocanónicas respectivamente.
A) Texto Hebreo. - Se ha conservado en buen estado y en él se reflejan las modalidades propias del hebreo posterior a la cautividad, con influencias aramaicas. A este texto se le llama también masorético. Una edición del mismo, al alcance de todos, es la de R. Kittel, Biblia Hebraica (Stuttgart 1949).
B) Texto Griego De Las Adiciones. - Damos este nombre a las secciones griegas que siguen al texto hebraico a partir de 10:4. No es el texto una traducción de algún original hebraico, como lo demuestra su estilo depurado helenista. Los pocos semitismos con que se tropieza en la lectura provienen del alma judía del autor, probablemente judío helenista. Este texto griego se conserva en dos formas, una abreviada y otra amplia,

Versiones.
A) Griegas. - La traducción griega del texto original hebraico se ha conservado en tres formas: 1) Texto común, que se encuentra en los códices unciales  S A y en otros menos importantes de la misma familia. Hizo esta versión Lisímaco, hijo de Tolomeo, que moraba en Jerusalén. En tiempos de Tolomeo y Cleopatra, cierto Dositeo, que se decía sacerdote y levita, y su hijo Tolomeo, la introdujeron en Egipto (v.1). Se reproduce en las principales ediciones griegas del Antiguo Testamento, tales como Tischendorf (1850-55), Vigouroux (1902), Swete (1887-1894), Rahlfs (Septuaginta I, Stuttgart 1935). Es el texto breve. 2) Texto amplio: Es una revisión de Luciano conservada en los códices 19, 93, 108. La publicó O. F. Fritzche 1. 3) Un tercer texto, del que nació la Vetus Latina, es acaso el más antiguo de todos. Schildenberger lo llama Ea.
B) Latinas. - 1) Vetus Latina. - Es la que mejor retransmite el texto griego original. Cree Schildenberger, siguiendo las huellas de D. de Bruyne, que es el testimonio más caracterizado del texto griego primitivo. Esta hipótesis, añade Lefévre 2, aunque no resuelva todas las dificultades, parece, sin embargo, la más probable.
2) Vulgata. - San Jerónimo tradujo el texto hebraico cuidadosamente, verbum e verbo (Praef. in libr. ludt: PL 28:1433). Como apéndice de esta versión coloca las partes adicionales, que dice haber encontrado en la edición vulgata de la Biblia griega, reuniéndolas al final del libro y anotándolas con un obelo (l.c.). No puso en su traducción el mismo esmero que en la del texto hebraico.

Cuestiones textuales.
No es fácil determinar la interdependencia existente entre los textos que acabamos de mencionar. ¿Cómo se explican las diferencias existentes entre los mismos? ¿Cuál es el origen del texto de las adiciones? El concilio de Trento decretó que el libro era sagrado y canónico en sus partes proto y deuterocanónicas. Sobre la cuestión textual se han propuesto las siguientes y principales hipótesis:
1) En un principio existieron dos textos hebraicos: uno corto, que corresponde al masorético actual, y otro más amplio, que utilizó Lisímaco en su traducción griega. Las partes deutero-canónicas no figuraban en el texto breve, pero sí en el segundo, que, al igual que las partes proto-canónicas, fueron traducidas al griego.
2) El texto masorético reproduce exactamente el original hebraico primitivo. autor sagrado compuso su libro sirviéndose de las memorias de Mardoqueo y Ester (9:20-23) y de los anales de los reyes de Persia (2:23; 6:1). El traductor griego, que tuvo a su disposición las mismas fuentes de consulta, quiso completar lo que le parecía manco y dar al libro un carácter religioso más palmario. De ahí el origen de las famosas adiciones griegas 3.
3) El texto griego de las partes proto y deutero-canónicas es una versión del texto original hebraico o aramaico. Más tarde, por motivos de la lectura del libro en la fiesta de Purim, se hizo una edición abreviada, que se ajusta al actual texto masorético. Dado que la fiesta había degenerado de su pureza primitiva, convirtiéndose en una bacanal, por respeto al nombre de Dios se suprimieron aquellas partes del libro de carácter religioso más acentuado. A esta opinión, que en su tiempo defendió J. B. de Rossi, se adhiere en parte B. Mariani4.
4) El texto hebraico masorético es el original; las partes deutero-canónicas griegas son amplificaciones, adiciones, suplementos hechos por el primer traductor griego u otro posterior. Hoy prevalece la opinión de que las adiciones fueron escritas originariamente en griego, no vislumbrándose en ellas vestigios de una traducción.

Partes deuterocanónicas.
Hemos dicho que San Jerónimo las puso como apéndice de su traducción del original hebraico. En las ediciones modernas se intercalan en el texto de la obra. Esta última costumbre ha puesto más al descubierto que su contenido no encaja perfectamente con lo que se dice en la primera parte o proto-canónica (3:2-6 y 12:6; 2:9 y 11:3; 6:3 y 12:5; 9:20-28 y 16:22). En las partes proto-canónicas no se menciona a Dios; en las otras, sí.
A pesar de las aparentes contradicciones, no hay inconveniente mayor en intercalar en el texto las partes que San Jerónimo reunió al final. Sus autores no tuvieron la intención de escribir una historia objetiva en todos sus pormenores, sino más bien componer, a base de una amplia libertad, un relato cuya finalidad primaria era didáctica. De las partes deutero-canónicas decía San Jerónimo que eran improvisaciones del autor, al igual que se hace en un ejercicio escolar, con el fin de manifestar los sentimientos del que sufre una injusticia o del que la infiere a otro (PL 28:1433). Con estas adiciones se facilitaba la lectura del libro en los ambientes helenistas; se humanizaba la obra con la supresión de pasajes demasiado hostiles a los paganos (9:5-19) y se daba al conjunto un carácter más religioso. El autor que compuso estas partes adicionales vióse asistido por el carisma de la inspiración, por el cual era infalible y exento de error formal en todo lo que él afirmaba y en el sentido que daba a su afirmación. Por ser de origen divino, estas partes fueron incluidas en el canon eclesiástico de los libros sagrados.

Ester, ¿libro histórico?
Muchos exegetas independientes zanjan la cuestión con decir que se trata de una leyenda etiológica inventada para explicar el origen y naturaleza de la fiesta de Purim. Por razón de la analogía sorprendente que existe entre los dos primeros capítulos del texto hebraico y la leyenda de Las mil y una noches, lanzó Goeije la hipótesis según la cual el libro de Ester procede de una leyenda persa que dio también origen a la famosa leyenda árabe 5.
Los panbabilonistas encuentran su origen en una leyenda babilónica. Ester corresponde al nombre de Istar; Aman es una palabra derivada de Humman, dios de Elam; Vasti es el Masti de Babilonia. En el libro se ensalza la victoria de los dioses de Babilonia sobre los de Elam (Wildeboer, Haupt, M. Maller). Otros, en fin, vuelven sus miradas hacia Egipto. Todas estas actitudes extremas carecen de fundamento histórico, por lo que caen cada día más vertiginosamente en el descrédito.
Al extremo opuesto se colocan muchos católicos y no pocos independientes, que consideran el libro como eminentemente histórico, tanto en sus líneas generales como en sus pormenores.
Contra los argumentos en favor de la total historicidad del libro se oponen los siguientes: 1) La expulsión de Vasti da la impresión de que es un episodio creado para facilitar el advenimiento de Ester al trono real de Persia. 2) Es inexplicable que tanto Asuero como Aman ignoraran la ascendencia judía de Ester, conociendo, por otra parte, los vínculos que le unían al judío Mardoqueo. 3) Según los historiadores paganos 6, la esposa de Jerjes y reina de Persia se llamaba Amestris; desconocen los nombres de Vasti y de Ester. 4) No se explica que el rey concediera tan alegremente la muerte masiva de sus subditos persas (8:11-12). La actitud tolerante de los monarcas persas es incompatible con el decreto de exterminio total de los judíos del imperio (3:7-15; 13:1-7).
Todas estas dificultades tienden a crear una atmósfera desfavorable al carácter estrictamente histórico del libro. La técnica con que se conduce la narración, el dramatismo que se observa en cada página, confirman aquella impresión. En efecto, aunque el autor sagrado no mencione explícitamente el nombre de Dios, da a entender que Yahvé dispone los acontecimientos históricos en beneficio del pueblo judío. Para nosotros la llave para la recta interpretación del libro está en las palabras de Zeres a Aman: Si el Mardoqueo ese delante del cual has comenzado a caer es de la raza de los judíos, no le vencerás; antes de cierto sucumbirás ante él (6:13). Toda la narración está salpicada con notas pintorescas encaminadas a intrigar al lector; se retrasa voluntariamente el desenlace y se acumulan detalles que contribuyen a poner de manifiesto la providencia divina para con su pueblo escogido. En el libro de Ester, como en el de Judit, se enfrentan el judaísmo y el paganismo, el Dios de Israel y la astucia y malicia humanas. Las dos fuerzas antagónicas están personificadas en dos personajes: el judío Mardoqueo y el agagita Aman. Aquél se niega a doblar su rodilla ante un ministro pagano (3:5), y Dios premia este acto de religión o de orgullo patriótico con el triunfo sobre el orgulloso Aman. De lo dicho cabe concluir que no deben tomarse al pie de la letra todos los pormenores de la narración. Más que en los archivos de Persia, el autor en la composición de su obra se inspiró en escenas de la antigua historia de Israel, tales como la exaltación de José al trono del Faraón, y, sobre todo, en el libro de Judit, en el que una mujer salva a su pueblo en unos momentos desesperados. El texto del libro recuerda la ideología imperante en la literatura sapiencial.

Autor y fecha de composición.
Debe distinguirse entre el autor del texto hebraico y el de las adiciones griegas; ambos son posteriores al exilio. El autor de la primera parte es judío. Modernamente prevalece el criterio de ver en estas páginas la pluma de un escritor de Palestina que vivió en tiempo de los Macabeos (Soubicou, Vaccari, Stummer) o hacia finales del mismo (Schildenberger). En esta última sentencia se explica el hecho de que sistemáticamente, por respeto quizá, no se mencione el nombre de Dios, como hace también el autor del 2 Mac. En una nota de 10:3 se dice que Dositeo introdujo la versión griega en Egipto durante el reinado de Tolomeo y Cleopatra. De los cuatro Tolomeos casados con una Cleopatra, parece que el texto se refiere, o bien al Tolomeo VIII Latiré (116-80), o a Tolomeo Neos Dionisios (51-44). Sólo el primero vivió cuatro años con una mujer llamada Cleopatra. Según el 2 Mac 15:37, celébrase en Palestina el Día de Mardoqueo.

Canonicidad.
La Mishna y el Talmud de Jerusalén dan instrucciones para la lectura de Judit en la fiesta de Purim. El libro y la mencionada solemnidad eran conocidos antes de los tiempos neotestamentarios. Flavio Josefo cita ampliamente el libro de Ester en sus Antiquitates ludaicae (1.2), y utiliza asimismo las secciones griegas, que posteriormente fueron eliminadas del canon judío.
La Iglesia recibió el libro en el canon según su versión griega. Orígenes no duda de la canonicidad aun de las partes deutero-canónicas, pero sus anotaciones críticas dieron pie a que lo hicieran San Atanasio y San Jerónimo. En cuanto a este santo, cabe decir que, por el hecho de relegar las adiciones al final del libro, dudaba de su canonicidad. Las dudas para estas partes griegas continuaron hasta el concilio Tridentino, que las declaró sagradas y canónicas.

Contenido doctrinal.
En conjunto, la obra quiere hacer ver que los judíos prevalecen siempre y en todas partes de sus enemigos. Otra de las finalidades es explicar los orígenes de la fiesta de Purim, que debe ser un día de alegría y acción de gracias por haberles salvado Dios del exterminio. La doctrina de la providencia divina para con su pueblo aparece en todo el libro. Lo que el autor no declara, no sabemos por qué exigencias literarias o ambientales, lo proclaman a los cuatro vientos las secciones propias del texto griego. La doctrina de la alianza es menos visible en Ester que en Judit, pero no está ausente del texto.
Por otra parte, hallamos en el libro pasajes que recuerdan la imperfección de la moral antigua en comparación con la del Evangelio (Mt 5:44). El espíritu de venganza de los judíos y la complacencia de la joven reina en la matanza de los enemigos de su pueblo no reza con la doctrina del amor a los enemigos y el perdón de los que nos persiguen y calumnian. Pero estas y otras circunstancias han sido introducidas en el texto por el autor sagrado por exigencias de la tesis doctrinal que intentó desarrollar. En el libro se aplica la ley del talión. Escribe el autor para alentar a sus hermanos de raza, tan a menudo envueltos en cuestiones raciales, y para dar un toque de atención a sus enemigos. Es natural que la puesta en práctica de los principios fundamentales del judaísmo llamen la atención de los que conviven con ellos y que les tilden de separatistas, de conspiradores contra la completa unidad del Estado. De ahí las reacciones antijudías de los pueblos de ayer y de hoy. El autor quiere advertir a los de su pueblo que su seguridad y permanencia en medio de las gentes depende exclusivamente del apoyo que Dios les preste 7.

La fiesta de Purim.
Flavio Josefo 8 habla de la fiesta que se celebraba durante los días 14 y 15 de Adar (febrero-marzo) para conmemorar la salvación de sus hermanos de Persia en tiempos de Mardoqueo. El 2 Mac 15:37 conmemora la fiesta de Nicanor, que se celebraba el día 13 de Adar, un día antes del día de Mardoqueo. El ceremonial de la festividad es indicado en el tratado Megillah del Talmud de Jerusalén. La fiesta tenía un doble aspecto, profano y religioso. Cabe a las manifestaciones ruidosas de regocijo, al estilo de nuestros carnavales, vistiéndose las mujeres con trajes de hombre y éstos con vestidos de mujeres, suculentos banquetes y excesos en las bebidas, intercambios de presentes entre parientes y amigos, se leía el libro de Ester. Modernamente prevalece la opinión de que la fiesta de Purim en parte es copia de una fiesta de primavera que se celebraba en Persia y Babilonia. Hacia el mes de marzo celebraban los persas la festividad llamada nauroz, con carácter de fiesta de primavera, durante la cual se intercambiaban presentes y se distribuían limosnas a los pobres, detalle que imitaron los judíos en la fiesta de Purim. Entre los años 160-114 antes de Cristo, la comunidad judaica dio a la fiesta un carácter político-religioso, relacionándola con la liberación de la colonia judía de Persia en tiempos de Jerjes I.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Ester  1,1-22;;

Mardoqueo en escena (1:1-3).
1 El año segundo del reinado del gran Artajerjes, el primero de Nisán, tuvo un sueño Mardoqueo, hijo de Jaír, hijo de Semeí, hijo de Quis, de la tribu de Benjamín, 2 judío que moraba en la ciudad de Susa, varón ilustre, que servía en la corte del rey. 3 Era de los cautivos que Nabucodonosor, rey de Babilonia, había llevado en cautiverio de Jerusalén con Jeconías, rey de Judá.

Estos versículos pertenecen a la parte deuterocanónica del libro (10:4-16:26). En ellos presenta el autor al verdadero héroe del libro, Mardoqueo. Se habla del año segundo del reinado de Artajerjes. San Jerónimo y Eusebio lo identifican con Artajerjes II (405-362); pero modernamente prevalece la opinión de los que consideran el nombre de Artajerjes como una traducción falsa del nombre Asuero, que corresponde a Jerjes I (486-465). De ahí que algunos exegetas, en vez de hablar de Artajerjes, emplean constantemente los nombres de Asuero (Barucq.) o de Jerjes (Vaccar1). Fue Jerjes hijo de Darío I Hystaspes, conocido principalmente por su campaña contra Egipto (485) y por su derrota por las tropas griegas en Eurimedón (470 a.C.). Más cortesano que guerrero, entregóse a una vida de molicie y de placeres, como atestiguan el libro de Ester y el historiador Heródoto. Muerto en una conspiración (465), le sucedió su hijo Artajerjes I Longímanos.
El sueño de Mardoqueo tuvo lugar el primero de Nisán (Neh_2:1; Est_3:7), en cuyo mes empezaba el año (marzo-abril). Como a José (Gen_37:5-11; Gen_37:40,8; Gen_41:1), el porvenir se manifiesta a Mardoqueo por medio de los sueños. Con esta noticia se llama la atención de los lectores sobre la intervención palpable de Dios en los hechos que narra a continuación. Todo el libro, incluso el texto hebraico, demuestra un sentimiento religioso profundo y una confianza sin límites en los destinos de la Providencia. El nombre de Mardoqueo deriva del babilónico Marduk. El simple hecho de que este judío auténtico (Gen_2:5) escogiera el nombre de Mardoqueo, no autoriza la conclusión de que en un tiempo rindiera culto al dios Marduk. Toda la historia del libro demuestra lo contrario. Entre los deportados a Babilonia había algunos que llevaban este mismo nombre (Esdr 2:2; Neh_7:7).
La genealogía de Mardoqueo se repite en 2:5. Por 1Sa_15:7-9 sabemos que Saúl, hijo de Quis y del linaje de Benjamín, triunfó sobre Agag, rey de Amalee. Esta coincidencia sugiere la sospecha de que el autor sagrado no pretende fijar la ascendencia inmediata de Mardoqueo, sino hacer ver cómo un benjaminita que encarna el alma judía se impone y triunfa de un enemigo de Israel. Este varón ilustre moraba en Susa, que antiguamente fue capital de Elam 2 y que se convirtió en residencia invernal de los reyes de Persia (Neh_1:1). Conquistada en 596 por los persas, fue fortificada y embellecida por Darío I 3.
Mardoqueo fue llevado cautivo por Nabucodonosor a Babilonia, junto con Jeconías (Jer_24:1; Jer_27:20; Jer_28:4), llamado también Joaquín (2Re_24:8.15), el año 597. Con el fin de concordar el hecho de la presencia de Mardoqueo en la corte de Asuero o Herejes (hacia los años 484-482) y la fecha de su deportación por Nabucodonosor, algunos exegetas interpretan el texto en el sentido de que era descendiente de alguno que fue deportado en aquel tiempo. Tales anomalías textuales las hemos visto también en el comentario al libro de Judit, lo que nos invita asimismo a preguntarnos si el autor sagrado busca la máxima precisión en los datos cronológicos que refiere.

Sueño de Mardoqueo (2Re_1:4-10).
4 He aquí su sueño: 5 Soñó que oía voces y tumultos, truenos, terremotos y gran alboroto en la tierra, cuando dos grandes dragones, prestos a acometerse uno a otro, dieron fuertes rugidos, 6 y a su voz se prepararon para la guerra todas las naciones de la tierra, a fin de combatir contra la nación de los justos. 7 Fue aquel día día de tinieblas, de obscuridad, de tribulación y de angustia, de oprobio y de turbación grande sobre la tierra. 8 Toda la nación justa se turbó ante el temor de sus males, y se disponía a perecer. 9 Pero clamaron a Dios, y a su clamor, una fuentecilla se hizo un río caudaloso 10 de muchas aguas, y apareció una lumbrerita que se hizo sol, y fueron ensalzados los humildes y devoraron a los gloriosos.

Mardoqueo oye en la lejanía voces y tumultos acompañados de truenos (bronta1) y terremotos (seísmos), que presagiaban algo trágico que se avecinaba. En efecto, aparecen dos dragones en actitud de acometerse uno a otro. A un rugido suyo, todas las naciones de la tierra (paseznós) acometieron a la nación de los justos (dikaion eznós). Los primeros síntomas anunciadores de este combate recuerdan la escena del Sinaí (Exo_16:18; Exo_20:18) o la descripción que los profetas hacen del juicio (Isa_22:5; Jer_30:5). Según interpretación del mismo Mardoqueo, los dos dragones simbolizaban a él y a Aman (Jer_10:7).

Conatos para descifrar el sueño (Jer_1:11).
11 Mardoqueo, levantándose, luego de haber visto el sueño sobre lo que Dios se proponía ejecutar, lo guardó en su corazón, y a toda costa quería penetrar su sentido, hasta que llegó la noche.

Mardoqueo se levanta intrigado por la significación de su sueño (Gen_41:8) y pasa todo el día esforzándose para encontrarle una explicación. Otros videntes, en casos análogos, acudían a un intérprete (Gen_41:16; Dan_2:28), pero Mardoqueo prefirió conservar el secreto en su corazón (Luc_2:19.51), esperando a que Dios se lo revelara.

Mardoqueo denuncia una conjura (Luc_12:1-8).
1 Moraba Mardoqueo en el palacio con Gabata y Tarra, eunucos del rey, guardas del palacio, 2 y se enteró de sus planes y penetró sus proyectos, averiguando que trataban de apoderarse del rey Artajerjes, y los denunció al rey. 3 Mandó éste interrogar a los eunucos, que, habiendo confesado, fueron condenados a muerte. 4 Para conservar la memoria de estos sucesos, mandó el rey ponerlos por escrito, y el mismo Mardoqueo escribió un relato sobre ellos. 5 Por el servicio prestado, ordenó el rey dar a Mardoqueo un cargo en el palacio y le otorgó otras mercedes. 6 Pero Aman, hijo de Amasata, agagita, que gozaba de gran crédito ante el monarca, buscaba cómo perder a Mardoqueo y a su pueblo por la delación de los eunucos del rey.

Este relato se refiere a los mismos hechos de que se habla en 2:21-23; 6:1-3; pero el redactor griego quiso completarlos con nuevos datos, que explican el porqué llegó Mardoqueo a ocupar un puesto privilegiado en la corte a pesar de su condición de judío.

1 Libri Apocryphi V. T. graece (Leipzig 1871) p.30-72.
2 Introduction á la Bible I (París 1957) 778.
3 Véase F. X. Roiron, Les parties déuterocanoniques du live . d'Esther: Recherches de Science Religieuse, 6 (1916) 1-16.
4 Introductio in libros sacros V. T. 284.
5 E. Cosquin, Le Prologue-Cadre des Mulé et une Nuits, Les légendes et le Uvre d'Esther: RB, 16 (1909) 7-49; 161-197.
6 Heródoto, 7:61,
7 J. Straubinger, Ester y el misterio del pueblo judío (Buenos Aires 1943) 78
8 Ant. Jucí. h A13.
1 Las porciones deuterocanónicas las señalamos con un asterisco,
1* Hirt. IX Ô08-ÐÏ,
2 Heród., III 30,65:70; Jen., Cyr. VIII 6:22; Estrab., XV 3:2.
3 Mémoires de la Mission Archéoiogique en Irán (París 1900-1943).


El Gran Banquete Real y Sus Incidencias (c.1:1-22).

Poderío del rey Asuero (1:1-3).

1 En tiempo de Asuero, el Asuero que reinó desde la India hasta la Etiopía, sobre ciento veintisiete provincias, 2 mientras se sentaba sobre su trono real en Susa, la capital, 3 el año tercero de su reinado dio un festín a todos sus príncipes y servidores,

El imperio de Asuero se dividía en 127 provincias (medinoth), de que se habla en 8:9 y en Esdr 3:2. En Dan_6:2 se dice que resolvió Darío constituir en su reino 120 sátrapas (ahaschdarpenaia) que gobernasen el reino. El autor del libro de Ester (Dan_3:2) distingue entre sátrapas, jefes de provincias y gobernadores. Según Heródoto (III 89), Darío dividió el imperio en veinte satrapías. La quinta (Neh_5:14) comprendía, según el cómputo de Heródoto (III 89-91), el territorio de Mesopotamia septentrional, Siria, Fenicia y Palestina. Algunos intérpretes dan un valor simbólico al número 127. Doce eran las tribus de Israel. Ahora bien, multiplicando este número por diez, número de plenitud, y añadiendo siete, el número de perfección, se obtiene la cantidad mencionada, con lo cual se quería significar que todas las naciones estaban sujetas a Asuero.
En el tercer año de su reinado (483 a.C.), una vez consolidado su trono, pensó Asuero en celebrar un gran festín en Susa, la capital. Hállase esta ciudad al pie del actual Luristán. El antiguo río Coaspes, el actual Kerka, dividía la ciudad propiamente dicha de la ciudadela (habbirah). El palacio real se levantaba en la parte de la ciudad conocida por la Apadana. El autor coloca la parte principal de los acontecimientos en el palacio real, que distingue de la ciudadela (Neh_3:15; Neh_8:14; Neh_9:11).

Los invitados al festín real (Neh_1:3-9).
3 Los comandantes del ejército de los persas y de los medos, los grandes y los jefes de las provincias, se reunieron en su presencia, 4 y él hizo muestras de la espléndida riqueza de su reino y de la brillante magnificencia de su grandeza durante muchos días, 5 durante ciento ochenta días. Pasados éstos, el rey dio a todo el pueblo de Susa, la capital, desde el más grande hasta el más pequeño, un festín, que duró siete días, en los jardines del palacio real. 6 Cortinajes blancos, verdes y azules pendían de columnas de mármol, sujetos con cordones de lino y de púrpura a anillos de plata. Lechos de oro y de plata estaban sobre un pavimento de pórfido, alabastro, mármoles de varios colores y nácar. 7 Servíase el vino en vasos de oro de diversas configuraciones, y se servía con real abundancia, gracias a la generosidad del rey; pero a nadie se le obligaba a beber, 8 pues había mandado el rey a todas las gentes de su casa que se hiciese conforme a la voluntad de cada cual. 9 También la reina Vasti dio un festín a las mujeres en el palacio real del rey Asuero.

Quiso Asuero que todas las clases sociales de sus dominios tomaran parte en los festejos organizados con motivo de su consolidación en el trono persiano después de la victoria sobre Egipto. Invitó al festín a los grandes (v.1-4), al pueblo (v.5-8) y a las mujeres (v.9), que lo celebraron aparte, presidiéndolo la reina.

Banquete para los oficiales.
Entre los invitados al festín (mishte) se citan los altos empleados (sarim) del reino y los funcionarios de rango inferior. Asistió el estado mayor que había apoyado al rey en las luchas que tuvo que sostener contra Egipto y Babilonia. Del ejército fue invitada la oficialidad de las tropas escogidas y la de la guardia personal del rey. También los nobles (partemim, 6:9; Dan_1:3) y los jefes de las provincias (sarey hamedinoth) acudieron al llamamiento.

Banquete popular.
Los habitantes de la ciudadela tomaron parte en este banquete de siete días de duración, en un recinto contiguo al palacio real. Recostados sobre divanes (Amo_6:4), con incrustaciones de oro y plata, comía el pueblo de los manjares reales y alegrábase con sendos vasos de vino. Entraba en el protocolo de los persas la costumbre de que los invitados debían vaciar un determinado número de copas; pero esta vez, con el fin de evitar abusos l, había dado el rey un decreto por el cual cada uno era libre de ingerir la cantidad de vino que le pluguiera. Esta descripción de la munificencia de la corte persa concuerda con los datos retransmitidos por Heródoto (IX 80-82) y Jenofonte 2.

El convite de la reina.
No prohibían las leyes persas la presencia de mujeres en los banquetes públicos 3; muchas veces los invitados acudían a los mismos acompañados de sus esposas o concubinas. Por el libro aparece natural que la reina convocara en un salón aparte a las mujeres de los grandes del reino. El texto hebraico dice que organizó el banquete la reina Vasti (v.5:1 1:16-17). En cambio, Heródoto (7:61; 9:108-113) no menciona otra reina y esposa de Jerjes que Amestris, hija de O tañes.

Propuesta del rey y negativa de Vasti (1:10-12).
10 El día séptimo, alegre por el vino el corazón del rey, mandó éste a Mahuman, Bizta, Harbona, Bigta, Abagta, Zetar y Carcas, los siete eunucos que servían ante el rey Asuero, 11 que trajeran a su presencia a la reina Vasti, con su real corona, para mostrar a los pueblos y a los grandes su belleza, pues era de hermosa figura; 12 pero la reina se negó a venir con los eunucos, y el rey se irritó mucho y se encendió en cólera.

El día del banquete ocurriósele a Asuero exhibir a Vasti delante del pueblo y de los grandes. Esta noticia parece indicar que los tres banquetes se celebraban simultáneamente en lugares distintos, ya que el rey quiere mostrar a los representantes del pueblo y a los nobles la belleza de la reina, acto con el cual se pondría término al suntuoso festín. ¿Por qué Asuero determinóse a exhibir a Vasti? El texto griego supone que el rey en esta ocasión quería coronarla; lo más probable es que, siguiendo una costumbre persa (5:18), quisiera presentar a los comensales, a petición de éstos, a la reina, que gozaba de gran reputación por su belleza. Puede ser que en la frase mostrar la belleza haya un eufemismo (Eze_16:25)4. Según Plutarco5, al finalizar el banquete retirábanse las esposas y entraban las concubinas y danzarinas. A consecuencia de la negativa de Vasti, el rey se irritó mucho y se encendió en cólera (Jdt_1:12; Dan_3:13; Dan_6:15), porque, además de una desobediencia a sus órdenes, su negativa le ridiculizaba ante los comensales, los cuales podían llevarse la impresión de que las mujeres eran las que mandaban en palacio.

A suero se aconseja (Dan_1:13-15).
13 Y preguntó el rey a los sabios conocedores de las leyes, pues era costumbre que los negocios del rey se trataran con los sabios, legistas y juristas. 14 E hizo entrar a Carsena, Setar, Admata, Tarsis, Meres, Marsena y Memucan, siete príncipes persas y rnedos que asistían al rey y ocupaban el primer rango en su reino, 15 a los cuales dijo: ¿Qué debe hacerse, según la ley, a la reina Vasti por no haber hecho lo que el rey le había intimado por medio de los eunucos?

Asuero no consultó a los astrólogos propiamente dichos, sino a los que saben dar un consejo en el tiempo oportuno, por razón de que la experiencia diaria les ha familiarizado con la ley de la justicia (1Cr_12:33). En Esdras se alude a los siete consejeros del rey persa (1Cr_7:14). Su posición en el reino era preeminente; formaban parte de su séquito, veían la faz del rey (2Re_25:19) y tenían precedencia. Según Heródoto, se les permitía entrada franca al rey, excepto el caso en que éste se hallara en compañía de sus mujeres. El número siete se usa con profusión (2Re_1:10).

Consejo de los sabios (2Re_1:16-20).
16 Memucan respondió ante el rey y los príncipes: No es sólo al rey a quien ha ofendido la reina Vasti; es también a todos los príncipes y a todos los pueblos de todas las provincias del rey Asuero. 17 Porque lo hecho por la reina llegará a conocimiento de todas las mujeres y será causa de que menosprecien a sus maridos, pues dirán: El rey Asuero mandó que llevasen a su presencia a la reina Vasti, y ella no fue; 18 y desde hoy las princesas de Persia y de Media que sepan lo que ha hecho la reina se lo dirán a todos los príncipes del rey, y de aquí vendrán muchos desprecios y mucha cólera. 19 Si al rey le parece bien, haga publicar e inscribir entre las leyes de los persas y de los medos, con prohibición de traspasarlo, un real decreto mandando que la reina Vasti no parezca más delante del rey Asuero, y dé el rey la dignidad de reina a otra que sea mejor que ella. 20 El edicto del rey será conocido en todo su reino, por grande que es, y todas las mujeres honrarán a sus maridos, desde el más grande hasta el más pequeño.

En nombre de los siete sabios habló Memucan, presentando la cuestión de Vasti como de interés nacional. Teme un avance del feminismo en caso de quedar impune la conducta de Vasti. Por ser del dominio público la desobediencia, recomienda Memucan que el castigo tenga amplia difusión. A este fin sugiere al rey que publique un decreto irrevocable (Dan_6:8-10) prohibiendo a Vasti presentarse en adelante delante del rey Asuero, despojándola de la dignidad de reina.

Orden real (Dan_1:21-22).
21 Agradó al rey y a los príncipes este discurso, y mandó el rey que se siguiera el parecer de Memucan. 22 Y mandó cartas a todas las provincias del reino, a cada uno según su escritura y a cada pueblo según su lengua, ordenando que todo hombre había de ser amo en su casa y que todas sus mujeres le estuvieran sujetas.

El consejo de Memucan fue aprobado en toda su línea: Vasti fue repudiada y sustituida por otra.