II Samuel  8 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 18 versitos |
1 Después de esto batió David a los filisteos y los humilló, arrebatando de las manos de los filisteos las ciudades de la costa.
2 Batió también a los moabitas, y, haciéndolos postrarse en tierra, los midió echando sobre ellos las cuerdas; y dos de las medidas las condenó a muerte y a la otra le dejó la vida. Los moabitas quedaron sometidos a David y le pagaron tributo."
3 Batió a Hadadezer, hijo de Rojob, rey de Soba, cuando iba camino para restablecer su dominio hasta el Eufrates.
4 Tomóle David mil setecientos caballeros y veinte mil infantes; desjarretó a todos los caballos de los carros de guerra, no dejando más de cien tiros de carros."
5 Habiendo venido en socorro de Hada-dezer, rey de Soba, los sirios de Damasco, batió David a veinte mil de ellos;"
6 puso guarniciones en la Siria de Damasco, y se le sometieron los sirios, haciéndose tributarios. Yahvé dio a David la victoria por dondequiera que fue.
7 Tomó David los escudos de oro que llevaban los de Hadadezer y los trajo a Jerusalén.
8 Tomó también gran cantidad de bronce en Tebaj y Berotai, ciudades de Hadadezer.
9 Cuando Tou, rey de Jamat, supo que David había derrotado a todas las fuerzas de Hadadezer,
10 mandó a Hadurán, su hijo, al rey David para saludarle y felicitarle por haber atacado y vencido a Hadadezer, pues Tou estaba constantemente en guerra con Hadadezer. Hadurán trajo vasos de oro, vasos de plata y vasos de bronce;"
11 y el rey David los consagró también a Yahvé, como había hecho con la plata y el oro de las gentes que había sometido,
12 de Edom, de Moab, de los hijos de Ammón, de los filisteos, de Amalee, y el botín que había tomado a Hadadezer, hijo de Rojob, rey de Soba.
13 David adquirió gran fama, y, de vuelta de la victoria de Siria, combatió en el valle de la Sal, derrotando a dieciocho mil edomitas.
14 Puso guarniciones en Edom, y todo Edom le quedó sometido. Yahvé le daba la victoria por dondequiera que iba.
15 Reinó David sobre todo Israel, haciendo derecho y justicia a todo su pueblo.
16 Joab, hijo de Sarvia, era el jefe del ejército; Josafat, hijo de Ajilud, era cronista;"
17 Sadoc y Abiatar, hijo de Ajimelec, hijo de Ajitub, eran sacerdotes; y Saraya, secretario."
18 Banayas, hijo de Joyada, era el jefe de los cereteos y los feleteos, y los hijos de David eran sacerdotes.

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Introducción a II Samuel 

Times New Roman ;;; Riched20 5.40.11.2210;

Samuel.

Introducción.
En las Biblias hebraicas modernas, los dos libros de Samuel (a y b) siguen al de los Jueces. En un principio formaban ambos un solo libro, como lo demuestra la nota masorética final y la que figura en 1 Sam 28:23, con la advertencia de que dicho pasaje está en la mitad del libro. Su división en dos se generalizó a partir de la edición de Daniel Bomberg (Venecia 1517). De la unidad primitiva dan testimonio Orígenes (PG 20,581), San Jerónimo (PL 28, 598) y otros. En la versión de los LXX, los libros son llamados "Primero y Segundo de los Reinos," cuya calificación final rechaza San Jerónimo, diciendo: "Non enim multarum gentium regna de-scribit, sed unius israelitici populi" (Lc., 599). El santo Doctor prefiere que se diga libro de los Reyes, no de los Reinos. Los LXX escribieron los libros de Samuel en dos rollos, aproximadamente de la misma extensión, uniéndolos a los de los Reyes, con el título genérico de "Primero y Segundo de los Reyes." La Vulgata siguió la clasificación de los LXX, distinguiendo cuatro libros de los Reyes. De ahí que el I y el II de Samuel del texto hebraico corresponden al I y II de los Reyes en los LXX y Vulgata. El concilio Tridentino adoptó la división jeronimiana, que siguen todavía algunos autores. En las páginas que siguen distinguimos entre I y II de Samuel y I y II de los Reyes. Llámanse libros de Samuel por la antigua creencia (Baba Bathra 15a) de que los escribió el profeta Samuel, cuya obra completaron los profetas Gad y Natán, o por el lugar preeminente que ocupa Samuel en la institución monárquica de Israel.

Texto.
Los dos libros fueron escritos originariamente en hebreo, cuyo texto ha llegado defectuosamente hasta nosotros. Las narraciones paralelas con el libro de las Crónicas, a partir de 1 Sam c.31, y la confrontación del texto de 2 Sam c.22 con el Sal 18 ponen en evidencia que el texto no ha sido corrompido sustancialmente 1.

Versión Griega.
El texto griego de Samuel se ha conservado en los códices Vaticano (B) y Alejandrino (A), corregido este último conforme al texto original hebraico. Luciano revisó el texto, cuyo trabajo publicó Lagarde en 1883. En el presente estado de cosas, la confrontación del texto hebraico con el griego es necesaria para llegar, en lo posible a restablecer el texto primitivo. A veces la versión de Luciano permite la reconstrucción de un texto hebraico mejor que el maso-rético. ¿Cuál de los dos textos, hebraico o griego, ha de preferirse? No existe unanimidad entre los autores. Ñ. Á. Ç. de Boer2 concede poco valor al texto griego para reconstruir el texto hebraico primitivo. Peters sostiene la tesis opuesta 3. En la cueva cuarta de Qumrán (49 Sama) se han encontrado restos de todo el libro de Samuel en estado bastante perfecto de conservación. Su texto está estrechamente emparentado con la recensión atestiguada por los LXX. Otro manuscrito de Samuel (495amb) representa un texto similar al de los LXX. Su texto se remonta probablemente a últimos del siglo III a.C.4 Lo más prudente es estudiar en cada caso el texto y ver y discernir qué lección se acerca más al original 1 hebraico.

Vulgata.
Los libros de Samuel fueron de los primeros que San Jerónimo tradujo del hebreo. Tiene algunas lecciones propias (1 Sam 15:4; 17:18; 30:20; 2 Sam 2:6, etc.), que deben tenerse en cuenta para la crítica textual. El texto consonantico y la escritura defectuosa del manuscrito hebraico empleado hicieron que no siempre lograra San Jerónimo una traducción feliz.

Contenido
En el contenido de los libros de Samuel caben distinguir cuatro secciones o partes. En la primera (c.1-v) se fija la atención en la figura de Samuel.
Dos personajes resaltan en la segunda sección (c.8-1s): Samuel y Saúl. El primero había envejecido, y sus hijos no seguían los caminos del padre, por lo que Israel pidió a Samuel un rey "para que nos juzgue, como todos los pueblos" (8:5). El profeta se resiste en un principio; pero, ante la indicación de Yahvé, accedió a sus deseos (c.8). A causa de su desobediencia, Saúl es rechazado por Dios (c.15). De Saúl y David se ocupan los capítulos 16-31 del libro I de Samuel. Saúl y su hijo mueren sobre los montes de Gelboé en guerra con los filisteos (31:1-13). David les dedica un canto fúnebre (2 Sam 1:1-27). De David se interesa exclusivamente la sección cuarta (2 Sam 2:1-20:35). Al final del libro van unos apéndices (c.21-24). Se refiere la muerte de los descendientes de Saúl en Gabaón (21:1-14); las hazañas de algunos valientes de David (21:15-22). Sigue un cántico de acción de gracias (22:1-51) y el oráculo de David (23:1-7). Se enumeran los laureados del rey (23:8-39). Acaba 1 libro con la noticia sobre el censo del pueblo, que Dios castigó con tres días de peste (24:1-16). David alza un altar en la era de Areuna el jebuseo (24:17-25).

Composición Literaria.
Una lectura superficial del libro o libros de Samuel no revela las anomalías de composición que ofrece. Fijando la atención, se observa entre unos textos y otros algunas divergencias notables (1 Sam 16:14-23 y 17:55-58). Unos son favorables a la monarquía (1 Sam 0:9; 10:1-16; c.11) y otros contrarios (1 Samc.8; 10:17-24; c.12). Los primeros representan la tradición de Guilgal o Caígala, y los segundos la de Masfa. Las narraciones dobles son varias: dos veces entra David en palacio (1 Sam 16:14-23 y 1 Sam 17:1-18); dos veces huye de la corte (1 Sam 19:12 y 21:1); dos veces le intenta matar Saúl (1 Sam 18:10-11 y 19:9-11); dos veces interviene Jonatán en favor de David (19:1-17 y 20:8-10; 18-39); dos veces es traicionado David por aquellos a quienes protege (1 Sam 23:1-13 y 23:19-28); dos veces se dice que Dios reprobó a Saúl (1 Sam 13:8-15 y 1 Sam 15:10-26). Algunas frases no están en armonía con el resto del libro. Por ejemplo, en 1 Sam 7:13 se afirma que "los filisteos no volvieron más contra la tierra de Israel," lo que difícilmente se ajusta con 9:16; c.13-14; 30-31. Según 1 Sam 15:35, "no volvió Samuel a ver a Saúl hasta el día de su muerte," pero se encuentran en 19:22-24. Otros ejemplos podrían aducirse.

Fuentes.
Conforme a la costumbre antigua oriental, los autores semitas utilizaban diversos documentos o aducían diversas tradiciones anteriores sin mencionarlas explícitamente. Una sola vez cita el autor el libro de Jaser (2 Sam 1:18), citado también por el autor de Jos 10:12, de donde copió el autor el canto fúnebre que pronunció David en honor de Saúl y Jonatán. En el libro, pues, se plantea el problema de las citas implícitas.
El autor sagrado ha manejado en su composición un amplio material, escrito y oral, a veces heterogéneo, llevado por el ideal de poner de relieve más bien los caminos que siguió Dios para llevar a término sus designios que de avalar siempre con su autoridad cada uno de los pormenores que aparecían en las fuentes que utilizaba.
La existencia de los diversos materiales utilizados aparece del estudio desapasionado de las siguientes secciones: 1) Crónica de la sucesión (2 Sann c.9-20), de la que dice E. de Meyer que es "una historia verdadera" 9; 2) Historia de Samuel (1 Sam c.1-1); 3) Orígenes de la realeza (1 Sam c.8-15); 4) Noticiario sobre Saúl (1 Sam 13:16-14:46); 5) David en la corte de Saúl (1 Sam 16:14-17:58); 6) Luchas entre Saúl y David (1 Sam 18:1; 31:25); 7) David rey (2 Sam 1:1; 8:18) 10.
La honradez del autor, su misma conducta de airear los diversos textos y dispares tradiciones acerca del período histórico que estudia, son una garantía de que escribe una historia verdadera empleando métodos distintos a los de la historiografía moderna. Los libros de Samuel se presentan exteriormente como una compilación de escritos y tradiciones en torno a los orígenes de la monarquía. Este acontecimiento trascendental en la historia de Israel debió sin duda de apasionar a todos los que se vieron envueltos en él y a su posteridad. El autor sagrado a veces yuxtapone las diversas tradiciones, otras veces las combina, las resume, amplía, etc.

Autor y data de Composición.
En los libros de Samuel se hallan muchos elementos antiguos, contemporáneos algunos de los mismos hechos. En los tiempos posteriores a David se escribió mucho sobre él y se comentaron las incidencias que le llevaron al trono y su actuación en el mismo. Hacia los años que siguieron inmediatamente a la caída de Samaría se generalizaron las especulaciones en torno a la memoria de David. El desastre del reino del Norte era una ocasión propicia para poner de relieve las promesas relativas a la continuidad de la dinastía davídica en el trono. Los reyes de Israel perecieron por haberse olvidado de Yahvé y no haber seguido el camino que les trazó David con su conducta. En tiempos de Ezequías hubo gran actividad literaria encaminada a desempolvar recuerdos antiguos y estudiar las causas que provocaron la dispersión de Israel entre los pueblos. Esta primera colección de noticias sobre la naciente monarquía recibió su forma última, con influencias deuteronomistas, en los días inmediatos al exilio o durante el mismo. Junto a los ríos de Babilonia medita el pueblo judío sobre el pasado de la nación, que, a la luz del castigo reciente, aparece como una continuada transgresión del pacto concluido en otro tiempo en el desierto n. El trabajo deuteronomista en los libros de Samuel fue de escasa importancia (1 Sam c.7 y 12; 1 Sam 4:18; 2 Sam 2:10-11; 5:4-5). En este tiempo pudo el autor obtener una visión panorámica de la historia de Samuel, Saúl y David y de las etapas que condujeron a éste al trono de Judá y de Israel. El exegeta católico podrá estrujar más o menos la letra del texto, pero no puede poner en duda, a la ligera, la historicidad sustancial de los libros de Samuel. Tenemos en los libros de Samuel una historia religiosa popular; pero aun con métodos y formas de decir y narrar antiguas y populares puede escribirse historia verdadera. En estos libros, como dejamos anotado, prevalece el elemento religioso. El hagiógrafo trata de inducirnos a observar la obra de Dios en los acontecimientos, cuyas causas humanas sabe él describir con viveza y realismo. Justamente, este mismo realismo, y sobre todo la imagen de David, en la que nos dejó dibujado no tan sólo sus nobles y altas cualidades, sino también sus debilidades, constituyen los elementos que nos dan la garantía de la credibilidad de su obra histórica 12.

Los libros de Samuel en el marco general de la historia.
El período comprendido entre Samuel y David no tiene contactos con los grandes imperios del antiguo Oriente. Egipto y Asiria duermen dentro del límite de sus fronteras. El pueblo más peligroso para Israel eran los incircuncisos, los filisteos. Fueron ellos los instrumentos de la justicia divina para castigar los pecados de Helí y de sus hijos (1 Sam 4:10-21). La expansión de los filisteos hacia el este despertó en Israel la idea de la unidad entre las tribus C0n una autoridad central que las aunara. Por lo mismo, el pueblo pidió a Samuel un rey que saliera al frente de ellos para combatir sus combates (1 Sam 8:20).
Al lograrse la unificación de Judá y de Israel en la persona de David, alcanzó Israel un poderío militar que bien pronto debían experimentar los enemigos fronterizos. Los filisteos fueron rechazados y sus ciudades puestas bajo el control de David; algunos mercenarios filisteos formaron parte de la guardia real. En el interior acabó con los islotes cananeos. Los árameos, amonitas, moabitas y edomitas le fueron tributarios. Con Tiro mantuvo David relaciones comerciales, pero no es posible señalar cuándo se produjeron estos puntos de contacto, porque no ocupaba todavía Hiram el trono de Tiro en los primeros años del reinado de David sobre Israel.
Esta falta de contacto con los pueblos e imperios de los alrededores dificulta la fijación cronológica de algunos puntos álgidos de esta historia. A falta de datos concretos, se procede a base de conjeturas. Hacia el año 1030, Saúl fue proclamado rey; entre los años 1010 y 970 reinó David. La arqueología no se opone a estas fechas, antes bien las confirma en líneas generales. Esta despreocupación por la cronología es un rasgo peculiar de la antigua historiografía semita.

Contenido doctrinal.
No para halagar a los historiadores han entrado los libros de Samuel en el canon bíblico. Encierran ellos un mensaje religioso, destinado en primer lugar a los israelitas, y después a sus herederos espirituales, los cristianos. Los libros anuncian las condiciones y las dificultades del establecimiento del reino de Dios sobre la tierra13. Yahvé es el Dios de Israel y su único rey; el monarca que elija el pueblo debe ser el representante de Dios en la tierra y el instrumento del que se servirá Dios para obrar grandes cosas. En ambos libros aparecen los atributos de Dios. Por medio de sus profetas se comunica a los hombres. Desde su infancia fue Samuel su confidente. Durante toda su vida manifestóse Samuel como defensor acérrimo de los derechos del yahvismo, no temiendo oponerse al mismo rey y echarle en cara su ingratitud para con Dios, que lo había elegido. Fue el profeta Natán el encargado de retransmitir a David la noticia de que la hegemonía prometida a la tribu de Judá se realizaría en su familia: Permanente será tu casa para siempre ante mi rostro, y tu trono estable por la eternidad" (2 Sam 7:16). Yahvé se compromete a adoptar como hijos a los descendientes de David para ejercer por ellos su realeza sobre su pueblo. La monarquía, que a Samuel parecía contraria a la teocracia, se convierte en vehículo de ideas mesiánicas. Los profetas presentan a David como tipo del Mesías, y, una vez realizadas las profecías, los apóstoles hacen resaltar que las promesas hechas a David se han cumplido en el "hijo de David" por excelencia (Mc 10:47-48; Mt 15:22). San Pedro afirma la ascendencia de Jesús del rey David (Act 2:30; Mt 1:1; Lc 2:4). Con David se abren gloriosas perspectivas para Israel, haciendo surgir en el corazón de todos los hombres de buena voluntad la esperanza de un Mesías Salvador.
Fue David de carácter magnánimo, caritativo y misericordioso. Más que fijarnos en el lunar que suponen sus pecados de adulterio y homicidio, debemos considerar su fe, su arrepentimiento y sumisión a la palabra de los profetas. El autor del libro de las Crónicas tiende un velo piadoso sobre un pecado que David expió cumplidamente. En adelante, la conducta de los reyes de Judá y de Israel es juzgada tomando como punto de referencia la conducta de David. El pueblo pidió a Samuel les diera un rey como las otras naciones (1 Sam 8:20); pero no siendo Israel como los pueblos paganos, tampoco podía ocupar su trono un rey pagano, sino un vicario o representante de Yahvé. Ahora bien, fue David el prototipo de reyes teocráticos, que no se enorgullece de su cargo, antes bien se reconoce a sí mismo indigno representante de Dios sobre la tierra. El alma de David se transparenta en la colección de Salmos que se le atribuye, que alimentan todavía hoy la piedad de millares de fieles.


1 Para las cuestiones de crítica textual consúltese: P. Dhorme, Les livres de Samuel: "Et. Bibliques"; A. Fernández, Breve introducción a la crítica textual del A. T. (Roma 1917): Ídem, I Samuel 1-15. Crítica textual (Roma 1917); M. Rehm, Textkritische Untersuchungen zu den Paralleltexten der Samuel-Konigsbücher und der Chronik (Münster 1937).
2 Research in to Text of I Samuel 1-16 (Amsterdam 1938).
3 Beitrage zur Text und Literarkritik sowie zur Erklarung der Bücher Samuel (Fribur-
4 J. Milik, Dieci Anni di scoperte nel Deserto di duda (Marietti, 1957) 19.
5 W. O. E. Oesterley-Th. Robinson, An Introduction to the Books of the Oíd Testament (Londres 1949) 88; A. lods, Histoire de la Littérature hebraíque et juive depuis les origines jusqu'á la ruine de l'état juif (135 aprés J.G.; París 1950) 121-124.
6 Einleituns m das Alte Testament (Tübingen 1956).
7 Otras Concepciones Vigentes Se Encuentran Exp Lioros Sacros Veteris Testamenti (Roma 1958) 172-174; Bonn1936, 4-Rrr C. Kuhl. Die Enstehung Des Alten Uestas En Â. Mariani, Introiuctio In Ê. A. Leimbach, Die  Üchei Samuel Testaments (Berna 1953) 146-147.
8 L'aspect Reügfie De La Royante Ment Et Dans Les Testes Mésopotamiens
9 Die Israeliten Und Ihre Nachbar
10 Ntroducíion: A La Bibíe (Tourna Israélite. L·'Instituí Ton Monarchique Dans l'Ancien Testa-(Roma 1954) 89-112. Stamme (Halle 1906) 485. I 1957) 4I5SS.
11 De Vaux, Israel: DBS 762.
12 J. Schildenberger, Géneros Literarios De Los Libros Del Antiguo Testamento: "Los Géneros Literarios De La Sagrada Escritura" (Barcelona 1957) 131-132; M. Buber, Die Erzahlung Von Sauls Konigswahl: VT 6 (1956) 113-173; Ch. Keely, An Aproach To The Books Of Samuel: CBQ. 10 (1948) 254-270; A. Schulz, Erzahlungskunst In Den Samuelbüchern: "Biblische Zeit-Fragen," XI 6-7 (Münster 1923).
11 De Vaux, Les Livres de Samuel 16,,



Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

II Samuel  8,1-18

Guerras y triunfos de David (8:1-18).
1 Después de esto batió David a los filisteos y los humilló, arrebatando de las manos de los filisteos las ciudades de la costa. 2 Batió también a los moabitas, y, haciéndolos postrarse en tierra, los midió echando sobre ellos las cuerdas; y dos de las medidas las condenó a muerte y a la otra le dejó la vida. Los moabitas quedaron sometidos a David y le pagaron tributo. 3Batió a Hadadezer, hijo de Rojob, rey de Soba, cuando iba camino para restablecer su dominio hasta el Eufrates. 4 Tomóle David mil setecientos caballeros y veinte mil infantes; desjarretó a todos los caballos de los carros de guerra, no dejando más de cien tiros de carros. 5Habiendo venido en socorro de Hada-dezer, rey de Soba, los sirios de Damasco, batió David a veinte mil de ellos; 6puso guarniciones en la Siria de Damasco, y se le sometieron los sirios, haciéndose tributarios. Yahvé dio a David la victoria por dondequiera que fue. 7Tomó David los escudos de oro que llevaban los de Hadadezer y los trajo a Jerusalén. 8Tomó también gran cantidad de bronce en Tebaj y Berotai, ciudades de Hadadezer. 9Cuando Tou, rey de Jamat, supo que David había derrotado a todas las fuerzas de Hadadezer, 10mandó a Hadurán, su hijo, al rey David para saludarle y felicitarle por haber atacado y vencido a Hadadezer, pues Tou estaba constantemente en guerra con Hadadezer. Hadurán trajo vasos de oro, vasos de plata y vasos de bronce; 11 y el rey David los consagró también a Yahvé, como había hecho con la plata y el oro de las gentes que había sometido, 12de Edom, de Moab, de los hijos de Ammón, de los filisteos, de Amalee, y el botín que había tomado a Hadadezer, hijo de Rojob, rey de Soba. 13David adquirió gran fama, y, de vuelta de la victoria de Siria, combatió en el valle de la Sal, derrotando a dieciocho mil edomitas. 14 Puso guarniciones en Edom, y todo Edom le quedó sometido. Yahvé le daba la victoria por dondequiera que iba. 15Reinó David sobre todo Israel, haciendo derecho y justicia a todo su pueblo. 16 Joab, hijo de Sarvia, era el jefe del ejército; Josafat, hijo de Ajilud, era cronista; 17 Sadoc y Abiatar, hijo de Ajimelec, hijo de Ajitub, eran sacerdotes; y Saraya, secretario. 18Banayas, hijo de Joyada, era el jefe de los cereteos y los feleteos, y los hijos de David eran sacerdotes.

Estas pinceladas generales sobre la actividad bélica de David y el silencio casi absoluto sobre las relaciones diplomáticas con los pueblos vecinos hacen que tengamos muy poca información en torno a su reinado. Más que la historia de su reinado, tenemos la historia de la familia de David. De las luchas contra algunos enemigos habla esquemáticamente el presente capítulo.
Empleando el autor una mera fórmula de transición: Después de esto (2:1; 10:1), da noticia de la acción contra los filisteos. Decisivo fue el golpe que les infligió al principio de su reinado (5:22-25), apoderándose, según 1 Grón 18:1, de Gat y de sus dependencias. Durante todo su reinado estuvo atento a cortar rápidamente todo intento de amenaza de las fronteras por parte de este enemigo peligroso. La segunda parte del v.1 puede traducirse: De esta manera tomó David de la mano de los filisteos las riendas del poder (meteg ha ammah). Siguiendo a Schulz, Ubach traduce las palabras hebreas mencionadas por el dominio de la costa. La dificultad textual no justifica el recurso de sustituir las mencionadas palabras por la lección paralela de 1Cr_18:1 : Gat y las ciudades de su dependencia.
Como los filisteos, también los moabitas fueron en un tiempo aliados de David (1Sa_22:3). Habitaban en TransJordania, al este del mar Muerto. No sabemos cuándo, cómo y por qué comenzaron las hostilidades entre David y sus antiguos aliados, de los cuales descendía David a través de Rut la moabita. En vez de condenar a los prisioneros moabitas a trabajos forzados, hizo que se tumbaran al suelo y, por medio de cuerdas, los sorteó; de cada tres, dos fueron condenados a muerte. No conociendo el número de prisioneros moabitas ni las razones que le movieron a tan cruel proceder, no podemos tildar a David de inhumano. Las guerras de nuestros tiempos y el trato a los prisioneros no son ciertamente modelo de humanitarismo.
Los árameos, cuyo origen debe buscarse en el desierto siró-arábigo, emigraron hacia el norte, estableciéndose en las fértiles regiones de Mesopotamia y presionando hasta llegar a las de Asiría. Desaparecido el imperio hitita y empujados los amorreos hacia el sur por los asirios, los árameos se establecieron en el inmenso territorio que se extiende desde el Eufrates al Mediterráneo, notándose preferentemente su presencia en el valle del Orontes, en la llanura de Celesiria, sobre el Antelíbano y el Hermón, en las colinas de Galilea, en la región de Damasco y en las llanuras que se extienden hasta el Yarmuc, al norte de TransJordania. No obstante su número, no formaron los árameos un Estado unido, sino que aparecen fraccionados en tribus, en ciudades-estado, formando pequeños estados independientes. De ahí que en la Biblia se hable de árameos de Soba, de Damasco. Hadadezer, rey de Soba (1Sa_14:47), en el Antelíbano, que gozaba de gran predicamento entre los árameos, pensó en reunir a los diversos clanes bajo su égida. Algunos reyezuelos, como el de Damasco, aprobaron su idea; otros, el de Jamat por ejemplo, la desaprobaron. No podía ver David con buenos ojos la formación de un gran imperio arameo unificado al norte de Palestina; por lo cual declaró la guerra a Hadadezer antes que éste lograra la meta de sus aspiraciones de grandeza, atacándole en Jamat, de Soba, y derrotándole, a pesar de la ayuda de los árameos de Damasco. El botín fue inmenso. Apoderóse de muchos carros de combate, que destrozó y abandonó sobre el campo. De entre los muchos caballos sólo se llevó David un centenar, que destinó a los servicios ordinarios del arrastre y como sementales (1Sa_15:1). En cambio, se apropió de los escudos de oro, que debían serle de utilidad para la ornamentación de su palacio y embellecimiento del santuario, cuya construcción creía inminente. En Tebaj y Berot, ciudades del Antelíbano; en la Beqa, rica región minera, se apoderó de gran cantidad de bronce, que, según 1Cr_18:8, utilizó Salomón para construir el mar de bronce.
El rey de Jamat, Tou, alegróse de la derrota del ambicioso Hadadezer, y en agradecimiento obsequió a David con ricos metales, que fueron consagrados a Yahvé. El hijo de Tou llevaba el nombre de Hadurán, cuyo primer elemento es Hadad, dios de la tempestad, la divinidad nacional aramea.
A la guerra contra los árameos siguió la de los edomitas, al sur, que hacían razzias, a lo largo del Negueb, contra los calebitas y quenitas, aliados de David. Combatirlos no era fácil a causa de lo accidentado del terreno y por el tórrido desierto que le servía de escondite, Las victorias que sus tropas cosechaban por todas partes veíanse empañadas por la honda preocupación por la campaña de Edom. De estos sentimientos se tiene noticia por Sal_60:8-11. Larga fue la lucha contra los edomitas; David bajó al sepulcro sin poderla ver acabada y asegurado el triunfo (1Re_11:14-22). El valle de la Sal se identifica con la depresión que se encuentra al sur del mar Muerto, hacia el golfo de Aqaba, que en la Biblia (Gen_14:3; 2Re_14:7) es llamado también valle de la Sal.
Josafat era el mazkir, el que recuerda, lo que puede entenderse o bien como mensajero o como cronista. Algunos autores (De Vaux) traducen la palabra por heraldo del rey, cuyo oficio propio sería preparar y dirigir las ceremonias del palacio real, reglamentar las audiencias, informar al rey de cuanto ocurría en el país, acompañarlo en sus viajes 1. Sadoc y Abiatar ocuparon sus cargos durante toda la vida de David. El primero desciende de Aarón por la familia de Eleazar. Sadoc estaba al frente del santuario de Gabaón; Abiatar, al servicio del arca en Jerusalén. Este último, descendiente de Helí, fue sacerdote de David desde el principio (1Sa_22:20-23; 1Sa_23:6), siendo destituido por Salomón (1Re_2:26-27). Sadoc quedó solo como sumo sacerdote. El estado defectuoso del texto original crea una dificultad al señalar a Sadoc como hijo de Ajitub, cuando, según 1Cr_5:29-34; 1Cr_6:35-38, era descendiente de Aarón por Eleazar, que los críticos solucionan proponiendo diversas traducciones del texto. Los jefes de culto son clasificados entre los funcionarios reales.
Saraya era secretario, sofer, cargo semejante a ministro de Estado. Al cuidado y dirección de Banayas corrían los cereteos y feleteos, tribus filisteas establecidas al sur de Gaza antes de la gran invasión filistea. Los primeros eran de origen cretense; los segundos, filisteos; otras veces aparecen también juntos (1Cr_15:18; 1Cr_20:7; 1Re_1:38-44). Modernamente se relacionan los cereteos con Keret, héroe de un poema de Rash Shamrah, que capitaneó un ejército filisteo al sur de Palestina en el segundo milenio 2. Formaban parte de la guardia personal de David (2Sa_15:18; 1Re_1:38-44) y vivían junto a la puerta del palacio (1Re_11:9).
Termina el capítulo con la noticia: Los hijos de David eran sacerdotes, palabras que los exegetas no están acordes en interpretar. Cree Dhorme que la mención de los hijos de David se debe a la preocupación de presentarlos como herederos del sacerdocio ejercido por el rey en 6:13-19. En 1Cr_18:17, los hijos de David son los primeros al lado del rey. 3