Ezequiel  45 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 25 versitos |
1 Cuando distribuyáis por suerte la tierra para poseerla, reservaréis una porción a Yahvé, que le consagraréis en la tierra, de veinticinco mil codos de largo y veinte mil de ancho *, que en todo su término en derredor será santa.
2 De ella será para el santuario un cuadro de quinientos por quinientos codos, que tendrá en torno un espacio libre de cincuenta codos.
3 De esa extensión la medirás, de un largo de veinticinco mil codos y un ancho de diez mil, y en ella quedará el santuario, el santísimo.
4 Esta porción santa de la tierra será para los sacerdotes, que se acercan a ministrar a Yahvé y servirá para sus casas y como lugar santo para el santuario.
5 Asimismo, veinticinco mil de largo y diez mil de ancho para los levitas que hacen el servicio de la casa, y en ella tendrán ciudad de habitación.
6 Para propiedad de la ciudad destinaréis cinco mil codos de ancho y veinticinco mil de largo, paralelamente a la porción santa reservada, que pertenecerá a la casa de Israel.
7 El príncipe tendrá su parte, lindando de ambos lados con la parte del santuario y la parte de la ciudad del lado occidental hacia occidente, y del lado oriental hacia el oriente, y de una longitud igual a una de las partes, desde la frontera occidental a la oriental.
8 Esta será su propiedad, su posesión en Israel, y así mis príncipes no oprimirán nunca más a mi pueblo y dejarán la tierra a la casa de Israel por sus tribus.
9 Así dice el Señor, Yahvé: ¡Basta, príncipes de Israel! Dejad la violencia y la rapiña” Haced juicio y justicia, no haya de parte vuestra exacciones sobre mi pueblo, dice el Señor, Yahvé.
10 Sean justas vuestras balanzas, justo vuestro “efá,” justo vuestro “bat.”
11 El “efá” y el “bat” sean de la misma medida, de suerte que el “bat” contenga un décimo del “jómer,” y una décima parte del “jómer” el “efá.” Uno y otro corresponderán al “jómer.”
12 El “siclo,” veinte “güeras.” Los cinco siclos habrán de ser cinco; los diez, diez, y cincuenta siclos la “mina.”
13 La ofrenda que reservaréis será ésta: un sexto de “efá” por “jómer” de trigo, y un sexto de “efá” por “jómer” de cebada.
14 Y la ley para el aceite, para el “bat” de aceite, ésta: la décima parte de un “bat” por “kor.” Diez “batos” son el “jómer”, pues diez “batos” hacen un “kor.”
15 De las reses, una por manada de doscientas de los pastos regados de Israel, para el sacrificio pacífico y para el expiatorio, dice el Señor, Yahvé.
16 Todo el pueblo de la tierra hará esta oblación al príncipe de Israel,
17 y cuenta del príncipe será dar el holocausto, la ofrenda y la libación en las fiestas, en los novilunios, en los sábados y en todas las solemnidades de la casa de Israel, y él ofrecerá el sacrificio expiatorio, la ofrenda, el holocausto y el sacrificio eucarístico para expiar la casa de Israel.
18 Así dice el Señor, Yahvé: El día primero del primer mes tomarás un novillo sin defecto y harás la expiación del santuario.
19 El sacerdote tomará de la sangre de la víctima expiatoria y la pondrá sobre los postes de la casa, y sobre los cuatro ángulos de la basa del altar, y sobre los postes de las puertas del atrio interior.
20 Y así harás también el día siete del mes para los que pecan por ignorancia o por error, y así purificaréis la casa.
21 El día catorce del primer mes tendréis la Pascua. La fiesta durará siete días, y se comerá durante ellos pan ácimo.
22 Ese día ofrecerá el príncipe por sí y por todo el pueblo de la tierra un novillo en sacrificio expiatorio,
23 y durante los siete días de la fiesta ofrecerán en holocausto a Yahvé siete novillos y siete carneros sin defecto, cada uno de los siete días, y un macho cabrío en sacrificio expiatorio cada día.
24 Añadirá la ofrenda de un “efá” por toro, un “efá” por carnero y un “hin” de aceite por “efá.”
25 El día quince del séptimo mes, en la solemnidad, ofrecerá durante siete días los mismos sacrificios expiatorios y la misma ofrenda con su aceite.

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Introducción a Ezequiel 

Times New Roman ;;;;

Ezequiel.
Introducción.

Vida del profeta.
Ezequiel (en hebreo Yejezque'el: Dios conforta) era de la clase sacerdotal , y fue llevado a Babilonia como cautivo en 598 a.C., juntamente con el rey Jeconías y parte de la aristocracia judaica. Según el mismo nos dice, moraba en una localidad llamada Tell-Abib, junto al río Kebar (o Naru Kabaru, de las inscripciones cuneiformes), al sur de Babilonia. Allí vivía con su esposa, participando de las penas de los exilados. En el año quinto de su cautividad (593), mientras se hallaba a orillas de dicho río, fue llamado misteriosamente al ministerio profético 2, que ejerció durante veintidós años. Su último escrito datado es del 572 a.C. (año 27 de su traslado a Babilonia). No sabemos cómo ni cuándo murió. Según una tradición antigua judaica, fue muerto por un juez1 del pueblo que había sido reprendido por el profeta 3.

Misión del profeta.
Como Jeremías tenía por misión predicar a los judíos de Palestina los caminos del Señor, anunciándoles los castigos y recriminándoles su pésima conducta de abandono de las vías del Señor, Ezequiel fue el hombre providencial que se ocupó de mantener viva la fe yahvista en el destierro de Babilonia. La situación era sumamente delicada, ya que los exilados, lejos de comprender el sentido de su destino en los planes de Dios - como castigo de sus pecados - , continuaban con su propensión a la idolatría. Acusaban a Yahvé de ser injusto con ellos al hacerles cargar con culpas de sus antepasados 4. Por otra parte, estaban seguros de que su exilio duraría muy poco tiempo, y, sobre todo, que Dios no permitiría la destrucción de Jerusalén y de su templo por los caldeos5. Ezequiel debía hacer frente a estas falsas concepciones, fustigar sus vicios, como la propensión a la idolatría, a los adulterios, perjurios y pecados contra la justicia social.
Sobre todo, como Jeremías en Jerusalén, predicaba contra la falsa confianza fetichista en el templo de Jerusalén como garantía de permanencia de la nación judaica. En la misión de Ezequiel tenemos que distinguir dos momentos o etapas: la anterior a la destrucción de la Ciudad Santa por los babilonios (587 a.C.), durante la cual tuvo que hacer frente a las falsas esperanzas de repatriación de los exilados, anunciándoles reiteradamente el colapso de la Ciudad Santa, y la etapa que siguió a la toma de Jerusalén por los caldeos. Se han cumplido sus profecías exterminadoras, y, ante la depresión colectiva nacional, empezó a predicar la resurrección de la nación, en una nueva teocracia ideal, en la que se cumplirían las íntimas aspiraciones individuales y colectivas de los descendientes de Abraham 6.
Basándose en numerosas alteraciones textuales, algunos autores han propuesto la tesis de que la predicación de Ezequiel, anterior a la destrucción de Jerusalén, tuvo por escenario Palestina, de forma que el profeta se dirigía, como Jeremías, a sus compatriotas que no habían sido llevados en la primera cautividad 7. Esta hipótesis, al principio deslumbradora e insinuante como solución a complejos problemas textuales del libro de Ezequiel, no parece en realidad que tenga muchos visos de objetividad histórica, ya que crea mayores problemas en relación a la vida y actividad literario-profética de Ezequiel, como veremos al tratar de la composición y datación de sus oráculos.

Ambiente histórico.
La situación política internacional de la época de Ezequiel es similar a la que hemos descrito en la introducción al libro de Jeremías. Después del colapso del imperio asirio en 612, en que tiene lugar la conquista de Nínive por Nabopolasar (625-605), caudillo babilonio, auxiliado por los medos, Egipto quiere conquistar la zona de influencia en las antiguas provincias conquistadas por Asiría; por ello, Necao II, en 609, sube, a través de Palestina y Siria, al encuentro de los ejércitos medo-babilónicos. Al pasar por Megiddo, junto al Carmelo, le sale al paso el rey Josías de Judá, que muere en el combate (609 a.C.); le sucedió su hijo Joacaz, pero éste fue depuesto por Necao II, que había establecido su cuartel general en Ribla, sobre el Orontes (Alta Siria). En su lugar colocó en el trono de Jerusalén al hijo de Josías, Eliaquim, al que cambió el nombre en Joaquim (609-598). Poco después el faraón fue vencido en Carquemis (606 a.C.) por las tropas acaudilladas por Nabucodonosor, hijo de Nabopolasar.
En 605 muere Nabopolasar, y su hijo le sucede en la dirección del nuevo imperio. Después de derrotar a los egipcios, Nabucodonosor hizo una incursión por Palestina (606-5). En el 603, el rey de Judá, Joaquim, confiado en Egipto, se insurreccionó contra el monarca caldeo, y éste se limitó de momento a enviar partidas de soldados que devastasen Judá. En 598 puso sitio formal a Jerusalén, durante cuyo asedio murió el rey Joaquim, y le sucedió su hijo Joaquín o Jeconías, el cual se rindió a los tres meses de reinado, siendo deportado con la aristocracia del país a Babilonia, y entre los cautivos estaba el propio Ezequiel. Las tropas caldeas saquearon el templo, llevándose los vasos sagrados.
El vencedor puso de rey en Jerusalén a Matanías, hijo de Josías, cambiándole el nombre en Sedecías (598-586). Al principio éste se mantuvo sumiso a Babilonia, pero por instigación del faraón Hofra se unió a una liga anticaldea organizada por Amón y Tiro. Las tropas de Nabucodonosor volvieron al asedio y tomaron la ciudad en julio-agosto de 586. La ciudad fue totalmente arrasada con su templo, y las fuerzas vivas de la población fueron deportadas, quedando sólo en el país los labriegos y peonaje. Sedecías, capturado por los babilonios, fue llevado a Ribla, donde delante de Nabucodonosor le sacaron los ojos después de asistir al asesinato de sus hijos. Después fue deportado. Con ello la catástrofe nacional del pueblo judío llegó a su colmo, y la crisis de la conciencia nacional fue el problema con que tuvieron que enfrentarse los profetas Jeremías en Palestina y Ezequiel en el exilio.

Contenido y estructura del libro.
Podemos dividirlo en tres partes bien netas. Después de una introducción en la que se relatan las circunstancias de la vocación profética del profeta (1:1-3:21), encontramos: a) una serie de oráculos contra Jerusalén y Judá (3:22-24:27); b) oráculos contra las naciones paganas (c.25-32), y c) promesas de restauración (c.33-48). Esta sistematización clara, lógica y aun cronológica de los escritos de Ezequiel ha llamado siempre la atención de los comentaristas, aunque recientemente los críticos han negado esta armoniosa estructura, ya que sorprenden muchas intercalaciones y desplazamientos que interrumpen el contexto 8. Con todo, la estructura lógica general y aun cronológica se mantiene, como se ve en el esquema siguiente:

Difisión del libro:
I. Oráculos anteriores a la destrucción de Jerusalén (58-6).
A) Introducción: Vocación del profeta (1:1-3:21).
B) Conminaciones contra Juda (3:22-24:27).
1.Anuncio del castigo sobre la Ciudad Santa (acciones simbólicas y oráculos: 3:22-7:27).
2.Visión de la idolatría en el templo. La gloria de Yahvé abandona la ciudad (8:1-11:25).
3.Vaticinios sobre la cautividad del rey y el pueblo. Juicio contra los falsos profetas, cortesanos y pecadores en general (12:1-23:40).
4.Epílogo: principio del cerco de Jerusalén.
C) Conminaciones contra las naciones paganas (25:1-32:32): Contra Amón, Moab, Edom, Filistea, Tiro, Sidón y Egipto.

II. Oráculos después de la destrucción de Jerusalén (586).
A) Preparación para la restauración (33:1-33). Invitación a la penitencia. La ruina, castigo por los pecados.
B) Vaticinios de restauración teocrática (34:1-39:29). Reunión de los dispersos israelitas. Devastación de Edom, renovación de la tierra de Israel. Repatriación del pueblo exilado. Desaparición de los enemigos de Israel.
C) Descripción del nuevo reino de Israel (40,1-48:35). El nuevo templo y su consagración. El nuevo culto, la nueva tierra de Canaán, su fertilidad y división 9.

Composición del libro y autenticidad.
El contenido literario de Ezequiel difiere bien de los libros de Amos, Oseas, Miqueas, Isaías y Jeremías. En éstos, lo esencial es el oráculo, o manifestación oral del profeta, puesta por escrito con todo su vigor e independencia. En el libro de Ezequiel, en cambio, parece que nos encontramos con un escritor que con estilo difuso y diluido va llenando páginas a base de descripciones de visiones y acciones simbólicas. Se le ha llamado profeta de gabinete, porque en sus escritos no está el oráculo conciso y nervioso de los antiguos profetas10, predominando la prosa deslavazada. Pero Ezequiel, más que escritor, es ante todo un predicador que dialoga con su auditorio y que realiza acciones simbólicas ante ellos 11. Bajo esta forma, es el más vivo, el más concreto de todos los profetas12. Pero debemos descubrir también al escritor que redacta sus oráculos para sus contemporáneos. Habla siempre en primera persona, y de hecho hay unidad sustancial de estilo en todos los escritos que se le atribuyen.
La tradición judaico-cristiana ha sostenido siempre la autenticidad de sus escritos, como obra del profeta del exilio, que trabajó en la formación del alma judía después de la catástrofe napional. Sin embargo, esto no quiere decir que el libro suyo, tal como hoy ha llegado a nosotros, sea obra redaccional definitiva del profeta. A pesar de un orden lógico general, hay, como hemos indicado, trastrueques y desajustes en el texto, y estas anomalías han dado lugar a teorías excéntricas respecto del origen del libro de Ezequiel. Así, hay quien adjudica al profeta del exilio sólo las partes poéticas, mientras que la masa prosaica sería obra de un redactor del siglo í 13. Incluso se ha supuesto que la redacción final del libro es del siglo ni a.C., obra de un anónimo que habría presentado los hechos como ocurridos en el siglo VII a.C. 14
Autores más moderados, como Herntrich y Bertholet, suponen que el libro de Ezequiel es de la época inmediata anterior o posterior a la caída de Jerusalén (597-6). El primero distingue dos autores, uno de los 39 primeros capítulos, que sería un profeta que vivió en Jerusalén en los años críticos que precedieron a la destrucción de la ciudad. Los c.40-48 serían, pues, obra de un redactor posterior a la época del exilio 15. El segundo cree que es Ezequiel el autor de todo el libro, pero que lo concerniente a la predicación anterior a la caída de Jerusalén fue escrito por él cuando habitaba en Palestina, mientras que los oráculos y escritos de restauración que siguieron a la destrucción de la Ciudad Santa fueron escritos por él mismo en Babilonia 16. Supone que Ezequiel es el autor sustancial, en cuanto que dejó resúmenes esquemáticos de sus profecías que fueron amplificados y publicados con su nombre por redactores posteriores que pertenecían a su escuela profética. Esta opinión ha sido aceptada por muchos autores aun católicos 17; pero, pasada la primera impresión de novedad, las cosas van volviendo a la tesis tradicional, ya que, si la nueva teoría parece dar razón del sentido de algunos textos, que parecen intercalaciones redaccionales posteriores, por otra parte, aplicada como tesis general al libro, crea mayores problemas de composición. Por ello creemos que es preferible mantener la posición tradicional, que considera a Ezequiel como autor de todo el libro (con ligeras excepciones) que lleva su nombre, y también es mejor suponer que el profeta desarrolló su ministerio desde el principio entre los exilados de Babilonia, como se desprende de sus oráculos y escritos.

Texto y versiones.
El texto hebreo masorético es muy deficiente y en muchos casos inservible. La versión griega de los LXX es, en general, literalista y parece estar basada en un texto hebreo anterior al TM. Por ello resulta muy útil para la reconstrucción de ciertas lecturas. En general, parece superior el texto de los LXX; sin embargo, también en la versión de los LXX hay omisiones y traducciones ininteligibles. Los papiros Chester Beatty (Ez 11-17) Y Scheide (Ez 19-39) han contribuido al estudio de la versión griega, pues datan del siglo II, y son, por tanto, anteriores a la Hexaplar de Orígenes. Sobre todo los papiros Scheide han servido para reivindicar muchas lecciones del TM. La versión de la Vg sigue en general al TM, mientras que la siro-hexaplar acepta muchas variantes de los LXX.

Índole literaria del libro de Ezequiel.
Característica del libro de Ezequiel es la abundancia de visiones: la cuadriga celeste de los querubes 18, los huesos secos 19, el nuevo templo 20, la fuente de aguas 21. Esto hace que su libro sea extremadamente misterioso y difícil de interpretar. Los autores no están concordes al calificar la objetividad de dichas visiones, pues mientras para unos esas fisiones son meras ficciones literarias en función de enseñanzas religiosas, para otros son fisiones reales representadas a su imaginación o a sus sentidos externos.
Otra característica del ministerio profético de Ezequiel es la de acciones simbólicas para representar plásticamente sus enseñanzas teológicas y sus oráculos conminatorios o de restauración. Así, por orden de Dios se encierra en su casa para significar el asedio de Jerusalén22, delinea el plano de la Ciudad Santa, acercando contra él planchas de hierro para simbolizar el próximo cerco por los babilonios 23; se corta los cabellos y los aventa para significar el destino de los exilados 24. También son frecuentes en los escritos de Ezequiel las parábolas o alegorías, como la de las dos hermanas meretrices25, la de la vid arrancada por el águila26, los dos cachorros 27, Oola y Ooliba 2S.
El estilo literario, en general, es prosaico e inferior al de Isaías y Jeremías. San Jerónimo lo define así: Sermo eius nec satis di-sertus nec admodum rusticus, sed ex utroque medie tempera-tus 29. Su propensión a lo visionario y alegórico hace que sea particularmente difícil su interpretación. Respecto de los c.40-49, en los que se habla de la estructura de la nueva teocracia, dice el mismo San Jerónimo: Scripturarum oceanum et mysteriorum Dei laby-rinthum 30. Llevado de la imaginación, el profeta traza idealmente los límites y organización del nuevo reino bajo la protección especial de Dios. Nos hallamos ya en el campo de la apocalíptica, donde lo nebuloso imaginario priva sobre lo racional concreto.
Esta propensión a lo visionario, simbólico y apocalíptico ha servido para que no pocos autores le hayan tachado de anormal y excéntrico, de forma que sus éxtasis y acciones extrañas provendrían de una naturaleza mórbida. Así, se le ha acusado de histérico, epiléptico, cataléptico y neurótico. En realidad, sus acciones simbólicas no son más extrañas que otras de los profetas anteriores, como Oseas, Jeremías y aun de Isaías 31. No debemos perder de vista que nos hallamos entre orientales, donde lo escénico tiene una importancia especial como medio de convencer. En concreto, Ezequiel nos dice de sí mismo que es un signo para la casa de Israel; de ahí que sus acciones simbólicas sean tan frecuentes, y desde luego tiene una mentalidad netamente simbolista. Por ello, a sus problemas familiares personales les da un sentido simbólico con proyección a la comunidad de exilados. Así, su mutismo32, la muerte de su esposa 33 y sus mismas enfermedades 34 tienen un mensaje para Israel. En este sentido podría comparársele a Oseas, cuya vida es una parábola en acción para sus compatriotas 35.

Doctrina teológica.
a) Atributos divinos. - La teología de Ezequiel sigue las líneas generales de sus predecesores, los profetas escritores, Amos, Isaías y Miqueas, pues destaca la universalidad, omnipotencia y justicia de Yahvé sobre todo. Su radio de acción no se limita a la tierra santa, sino que sigue a los deportados de Babilonia 36. Es el Señor único que está sobre todo poder. Los vivientes simbólicos que aparecen llevando el trono de su gloria son el símbolo del poder en los distintos reinos de la naturaleza: el león, el toro, el águila, en el reino animal, son los animales superiores, que en la mitología religiosa mesopotámica simbolizaban a determinadas divinidades. Ezequiel los pone a todos como escabel del Yahvé de los israelitas, que sigue amorosamente la suerte de sus exilados.
Es misericordioso y justo. Israel es su hijo predilecto 37, pero esta elección es totalmente gratuita, sin méritos por parte de aquél 38. Esto impone particulares deberes de gratitud y obediencia. Israel ha sido encontrada por Yahvé en el desierto como una expósita y ha sido elevada a la categoría de reina, esposa de Yahvé. En consecuencia, debía haber reconocido a su único Dios, pero ha pecado, separándose de Yahvé y yéndose tras los ídolos 39. Por eso, Yahvé, por su propia dignidad y santidad, debe castigarle, y el exilio es la pena merecida por las generaciones rebeldes que se han sucedido en Israel desde los tiempos de su instalación en Canaán 40.
b) Responsabilidad individual. - Una de las ideas nuevas en la teología de Ezequiel es la de la valoración del individuo como tal en sus relaciones para con Dios. Hasta entonces en la teología profética prevalecía la idea de la solidaridad, de forma que los componentes del pueblo israelita eran considerados más como ciudadanos de una colectividad que como individuos con derechos y deberes propios. Ante todo, los profetas consideran el destino de la nación como tal, porque la alianza del Sinaí ha sido hecha entre Dios y la nación41. En ese supuesto, las generaciones son solidarias en sus pecados y en sus méritos. Ciertamente que en el Deuteronomio se condena el castigo de los hijos por los pecados de sus padres, y viceversa42, y Jeremías se hizo eco de esta doctrina43, pero es Ezequiel el campeón y teorizante del individualismo44 en la tradición israelita. La catástrofe del 587 había tenido por efecto la pérdida de las ilusiones nacionales, y entonces la conciencia israelita se orientó más a los destinos e intereses del individuo como tal. Ezequiel se hace eco de este estado psicológico y formula el principio de la retribución individual estricta; los exilados se quejaban de que ellos estaban pagando por los pecados de sus antepasados. Esto parecía injusto, y es el profeta el que anuncia un nuevo estado de cosas: ¿Qué andáis repitiendo este proverbio. y decís: Los padres comieron las agraces y los hijos sufren la dentera? Por mi vida, dice Yahvé, que nunca más diréis este refrán. El alma que pecare, ésta morirá, y el hijo no llevará sobre sí la iniquidad del padre, ni el padre la del hijo; la justicia del justo será sobre él, y sobre él será la iniquidad del malvado45. Es sustancialmente la doctrina de Jeremías: En esos días ya no se dirá más: Nuestros padres comieron agraces, y los hijos sufrimos la dentera. Sino que cada uno morirá por su propia iniquidad: quien coma el agraz, ése sufrirá la dentera46.
Ezequiel insiste después en la justificación del pecador que se arrepiente de sus pecados y cambia de conducta: Todos los pecados que cometió no le serán recordados, y en la justicia que obró vivirá. ¿Quiero yo acaso la muerte del impío, dice Yahvé, y no más bien que se convierta de su mal camino y viva?47 Esta doctrina está muy por encima de la antigua, basada en la solidaridad. En el nuevo orden de cosas habrá ante todo justicia retributiva para cada individuo. Esta perspectiva, formulada así con toda valentía por Ezequiel, hará que se planteen en crudo la validez de las tesis tradicionales sobre la ecuación entre la virtud y el premio en esta vida.
Este examen del problema en la literatura sapiencial, sobre todo en Job, dará como fruto la formulación clara del principio de la retribución en ultratumba en el libro de la Sabiduría. Ezequiel no ha llegado a estas claridades, pero ha puesto las bases de la retribución individual en las relaciones de Dios con el hombre.
c) El mesianismo. - Sus ideas mesianicas adolecen de nacionalistas, ya que prevé la gloria de la nueva teocracia, vinculada a la restauración de Israel como nación. En sus idealizaciones sistemáticas y artificiales de la nueva era, piensa en Palestina como centro de la teocracia. Y en su falta de perspectiva histórica junta la próxima restauración después del destierro y la mesiánica definitiva. Al lado de estos anuncios mesiánicos colectivos, Ezequiel presenta vislumbres de un Mesías personal. En 17:22-24 habla de un retoño de un cedro (dinastía davídica) plantado en Sión, que se convertirá en un gran árbol bajo cuyas ramas se cobijarán los israelitas. En 34:23-31 se habla de un nuevo pastor, al que se identifica con David, el cual apacentará a su grey, que ha sido reunida por el propio Yahvé. Ese nuevo Pastor - como el rey David - será el lugarteniente de Yahvé: Yo seré su Dios, y mi siervo David será príncipe en medio de ellas (las ovejas). El profeta, pues, en estos vaticinios se sitúa en la línea de las profecías isaianas sobre el Emmanuel, en las que se anuncia un príncipe que inaugurará un reinado de paz y tranquilidad para los descendientes de Jacob. No hay alusiones universalistas, pero tampoco se refleja la idea de un rey despótico intransigente.
d) Ezequiel y el judaismo. - Se ha acusado a Ezequiel de haber sido el creador del alma judaica en sentido peyorativo, como expresión del hermetismo y exclusivismo que encontramos en la secta de los fariseos. En realidad, el profeta no ha hecho sino resaltar la conciencia de elección entre los exilados, para animarlos al cumplimiento de la Ley, cuya transgresión había traído la catástrofe nacional. Sin duda que, para hacer frente a las influencias religiosas babilónicas, Ezequiel - mentalidad esencialmente sacerdotal - urgió el cumplimiento de ciertas leyes rituales que fueran como un vallado defensivo. Los críticos independientes han querido deducir de esta preocupación levítica de Ezequiel que es el verdadero autor de toda la complicada legislación del Levítico. Pero un examen serio del problema hace ver que el profeta no sólo no es el autor de la legislación levítica, sino que muchas veces, al proclamar los principios que han de regir la nueva teocracia, contradice a determinadas leyes levíticas 48.

Ganonicidad del libro.
Según testimonio de San Jerónimo, los judíos no permitían la lectura del libro de Ezequiel antes de haber cumplido los treinta años49. Precisamente por cierta oposición entre la legislación de Ezequiel y la del Levítico, algunos rabinos se permitieron dudar de la canonicidad del libro de Ezequiel50. Pero de hecho fue recibido en el canon judaico sin dificultad. En el Eclo 49:8 se alaba a Ezequiel después de citar a Jeremías, y antes de los doce profetas menores. En el Í. Ô., el libro de Ezequiel no es citado expresamente, pero parece que hay alusiones51. En la Iglesia cristiana primitiva no ha habido dificultades especiales en la admisión de Ezequiel en el canon.

1 Ez 1:3. - 2 Ez 1:1-3:21. - 3 Así lo afirman el Pseudo-Epifanio, De vitis prophetarum g: PG 43:401, y San Isidoro De Sevilla, De ortu et obitu Patrum 39: PL 83:143; San Atanasio, Ór. de incarnatione Verbi 37: PG 25:160. - 4 Ez 18:2. 5 ez 24:21. - 6 Cf. Ez 37:1-28; 0.40-48. - 7 Esta tesis, propuesta primeramente por Herntrich y Bertholet, ha sido recientemente resucitada por P. Auvray, Le probléme historique du livre d'Ezechiel: RB 55 (1948) 503-19· - 8 He aquí algunos ejemplos de desplazamiento del texto: 3.16b-21 parece intercalado en el relato de la visión inaugural. Los versos del c.4 no siguen el orden debido. En los c.5.7 y 26 hay repeticiones y ampliaciones al texto original. Los v.8-17 del c.io son casi una repetición de 1:15-21, etc. Véase L. Dennefeld, o.c., p.462. - 9 Véase H. Hopfl-Miller-Meztinger, Introd. spec. in V. T. (Roma IQ4&) P·463 -465· - 10 P. Auvray, Ezechiel: La Sainte Bible de Jérusalem (París 1949) Ñ·9· - 11 Cf. Ez 12:9; 24:19; 33:10.17-20. - 12 id., ibid. - 13 Así G. Holscher, Der Dichter und das Buch: Bzatw 39 (1924)· - 14 C. Torrey, Pseudo-Ezekiel and the original prophecy (New Haven 1930). - 15 V. Herntrich, Ezekielprobleme: Bzatw 61 (1033). - 16 A. Bertholet, Hesekielprobleme: Mélanges F. Gumont (Bruselas 1936) p.517-523. - 17 Entre ellos el P. Dumeste: RB 46 (193?) 299, Y P. Auvray, Le probléme historique du livre d'Ezechiel: RB 55 (1948) 503-19. - 18 Ez 1:4-28; 10:1-22. - 19 Ez 37:1-28. - 20 Eze_40:1-43 :27. - 21 Ez 47:1-12. - 22 Ez 3:24-27. - 23 Ez4,is. - 24 Ez 5:4. - 25 Ez 16:1-63. - 26 Ez 17:1-24. - 27 Ez 19:1-9. - 28 Ez 23:1-49- - 29 San Jerónimo, Praef. in Ez.: PL 28:938 (995). - 30 id., Comm. in Ez., Prol. in librum 14: PL 25:448 (468). - 31 Cf. 1 Re 11:29-33; Is 20; Jer 13; 18; Os 0.1-3. - 32 Ez 3:26; 24:27; 33:22. - 33 Ez 24:15-24- - 34 Ez 4:4-17. - 35 Cf. Ose.i-3. - 36 Ez c.1-3. - 37 Ex 19:5; Ez 16:1-14. - 38 Ez 20,ss; Jer 2; 11:1-8. - 39 Ez 5:5-17; 16:15-34; 20. - 40 Ez 14:12-21; 17:1-21; cf. Jer 8:4-12; 16:10-17. - 41 Cf. Éxo_20:2. - 42 Cf. Dt 24:16; 2 Re 14:6. - 43 Jer 12:1; 31:29-30. - 44 P. Auvray, o.c., p.16. - 45 EZ 18:28. - 46 Jer 31:29-30. - 47 Ez 18:22-23.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Ezequiel  45,1-25

45. Nueva distribución de la Tierra Santa.
El profeta distribuye idealmente la futura tierra de promisión. Después de describir el templo y las condiciones que deben cumplir los sacerdotes y levitas para hacer resaltar mejor la santidad del lugar y de sus funciones, asigna ahora una parte central del territorio israelita al templo, y en torno a éste la porción territorial de los sacerdotes y del príncipe. Después determina la tributación que se ha de seguir en la nueva teocracia para que nada falte al culto. Puede dividirse el capítulo en las siguientes perícopas: a) distribución territorial asignada al templo, a los sacerdotes, levitas, ciudad de Jerusalén y príncipe (1-8); b) exhortación al príncipe a no oprimir al pueblo; c) diezmos que pagará el pueblo al príncipe, el cual debe aportar lo necesario a los sacrificios (9-17); d) días de expiación y fiestas de Pascua y Tabernáculos (18-25).

Territorio asignado al templo, a los sacerdotes y a. los príncipes (1-8)
1 Cuando distribuyáis por suerte la tierra para poseerla, reservaréis una porción a Yahvé, que le consagraréis en la tierra, de veinticinco mil codos de largo y veinte mil de ancho *, que en todo su término en derredor será santa. 2 De ella será para el santuario un cuadro de quinientos por quinientos codos, que tendrá en torno un espacio libre de cincuenta codos. 3 De esa extensión la medirás, de un largo de veinticinco mil codos y un ancho de diez mil, y en ella quedará el santuario, el santísimo. 4 Esta porción santa de la tierra será para los sacerdotes, que se acercan a ministrar a Yahvé y servirá para sus casas y como lugar santo para el santuario. 5 Asimismo, veinticinco mil de largo y diez mil de ancho para los levitas que hacen el servicio de la casa, y en ella tendrán ciudad de habitación. 6 Para propiedad de la ciudad destinaréis cinco mil codos de ancho y veinticinco mil de largo, paralelamente a la porción santa reservada, que pertenecerá a la casa de Israel. 7 El príncipe tendrá su parte, lindando de ambos lados con la parte del santuario y la parte de la ciudad del lado occidental hacia occidente, y del lado oriental hacia el oriente, y de una longitud igual a una de las partes, desde la frontera occidental a la oriental. 8 Esta será su propiedad, su posesión en Israel, y así mis príncipes no oprimirán nunca más a mi pueblo y dejarán la tierra a la casa de Israel por sus tribus.

Ezequiel nos presenta en este capítulo una distribución simétrica y sistemática ideal de la nueva Tierra Santa. Se trata de una idealización utópica en función de ideas teológicas. El centro de la nueva Tierra de Promisión será el templo, morada de Yahvé.' Las tribus serán sistemáticamente distribuidas al norte y al sur del recinto sagrado. La nueva vida nacional debe ser teocrática en el sentido pleno y efectivo de la palabra; de ahí la presencia de Yahvé en el centro geográfico de Tierra Santa. Como la descripción es ideal, prescinde el profeta de las particularidades geográficas y demográficas. Primeramente nos presenta la parte central del territorio- que será considerada como sagrada, reservada a Yahvé , de 25.000 codos de larga (unos 13 km.) y 20.000 codos de ancho (unos 10 km.) 2.
Toda esta zona será considerada como santa (v.1), perteneciente a Yahvé. El centro de ésta estará reservada al santuario en una extensión de quinientos por quinientos codos (unos 250 X 250 metros, que es la extensión que nos dio en 42:15-20 para las dimensiones del templo). En torno a este sagrado recinto habrá un espacio libre de cincuenta codos (unos 25 m. largos). Dividiendo el rectángulo descrito (v.1) de 25.000 X 20.000 codos en dos partes a lo ancho, tenemos dos rectángulos adyacentes de 25.000 de largo por 10.000 de ancho (v.3). Uno de éstos es destinado a los sacerdotes (v.4), y en su centro está propiamente el templo 3. El otro rectángulo, al norte del anterior, está reservado a los levitas (v.6). Paralela a la porción santa (v.6), al sur de la zona asignada a los sacerdotes, estará la parte reservada a la ciudad, de 25.000 codos de largo por 5.000 de ancho (unos 2:5 km.).
La porción asignada al príncipe se extiende al oriente y occidente de las zonas asignadas a los sacerdotes, levitas y ciudad (v.7). Su anchura es de 25.000 codos (13 km.), igual a la porción reservada a la zona consagrada. La parte, pues, reservada al príncipe estaba en el centro geográfico de Tierra Santa, dividiendo las tribus del norte de las del sur, como veremos a continuación. Además, la zona del príncipe estaba interrumpida por la zona sagrada, que forma un cuadrado. El profeta, con esta distribución, quiere simbolizar la fuerza teocrática de la nueva organización nacional y asentar que el príncipe no tiene derecho a apropiarse nada de las tribus, ya que tiene una posesión muy vasta y en el mejor lugar del país4.

Deberes y derechos tributarios del príncipe (9-17).
9 Así dice el Señor, Yahvé: ¡Basta, príncipes de Israel! Dejad la violencia y la rapiña Haced juicio y justicia, no haya de parte vuestra exacciones sobre mi pueblo, dice el Señor, Yahvé. 10 Sean justas vuestras balanzas, justo vuestro efá, justo vuestro bat. 11 El efá y el bat sean de la misma medida, de suerte que el bat contenga un décimo del jómer, y una décima parte del jómer el efá. Uno y otro corresponderán al jómer. 12 El siclo, veinte güeras. Los cinco siclos habrán de ser cinco; los diez, diez, y cincuenta siclos la mina. 13 La ofrenda que reservaréis será ésta: un sexto de efá por jómer de trigo, y un sexto de efá por jómer de cebada. 14 Y la ley para el aceite, para el bat de aceite, ésta: la décima parte de un bat por kor. Diez batos son el jómer 5, pues diez batos hacen un kor. 15 De las reses, una por manada de doscientas de los pastos regados de Israel 6, para el sacrificio pacífico y para el expiatorio, dice el Señor, Yahvé. 16 Todo el pueblo de la tierra hará esta oblación al príncipe de Israel, 17 y cuenta del príncipe será dar el holocausto, la ofrenda y la libación en las fiestas, en los novilunios, en los sábados y en todas las solemnidades de la casa de Israel, y él ofrecerá el sacrificio expiatorio, la ofrenda, el holocausto y el sacrificio eucarístico para expiar la casa de Israel.

Los grandes responsables de la catástrofe de Israel fueron los magnates y los reyes de Israel. Con sus rapiñas y violencias sembraron la injusticia y la desesperación en el pueblo 7. En adelante deben los príncipes dar ejemplo de justicia, siendo escrupulosos en sus balanzas (v.9.), sin deformar su capacidad y el precio 8.
A continuación especifica concretamente el valor de cada medida de áridos y de líquidos. El jómer, equivalente a la carga de un asno (de ahí su nombre, que significa asno), contenía 392:8 litros. El efá es la medida de sólidos, equivalente al bat, medida de líquidos, las cuales valían la décima parte del jómer, es decir, 39,3 litros 9. El siclo (de sheqel: peso) era de oro o de plata. Este último equivalía a 14:200 gramos. El güera era la 1/20 parte del siclo 10. Cincuenta siclos valían una mina (v.12). El profeta urge que los valores reales y nominales deben corresponderse en los pesos y medidas. El pueblo debe contribuir al sostenimiento de los gastos del culto con 1/6 de efá (unos seis litros) por cada, jómer o kor (393:8 1.) u. De las reses ovinas, por cada 200 debían ofrecer una. Es bastante menos de lo que exigía la ley mosaica 12.
Estas ofrendas eran para los sacrificios pacíficos y expiatorios; en aquéllos había un banquete sacrificial con participación de los oferentes y sacerdotes. Todos los no levitas, el pueblo de la tierra (v.16), debían contribuir con estas ofrendas y diezmos. Por su parte, el príncipe es el encargado de proveer a toda clase de sacrificios, los holocaustos, en los que se quemaba toda la víctima sobre el altar; las ofrendas incruentas de frutos del campo y las libaciones de aceite que habían de derramarse sobre el altar 13, y esto no sólo en el sacrificio cotidiano, sino en los novilunios o neomenias (principio de cada mes), en los que había sacrificios específicos 14, y en las otras solemnidades, como la Pascua, Pentecostés y Tabernáculos 15.

Sacrificios en las principales solemnidades (18-25).
18 Así dice el Señor, Yahvé: El día primero del primer mes tomarás un novillo sin defecto y harás la expiación del santuario. 19 El sacerdote tomará de la sangre de la víctima expiatoria y la pondrá sobre los postes de la casa, y sobre los cuatro ángulos de la basa del altar, y sobre los postes de las puertas del atrio interior. 20 Y así harás también el día siete del mes 16 para los que pecan por ignorancia o por error, y así purificaréis la casa. 21 El día catorce del primer mes tendréis la Pascua. La fiesta durará siete días, y se comerá durante ellos pan ácimo. 22 Ese día ofrecerá el príncipe por sí y por todo el pueblo de la tierra un novillo en sacrificio expiatorio, 23 y durante los siete días de la fiesta ofrecerán en holocausto a Yahvé siete novillos y siete carneros sin defecto, cada uno de los siete días, y un macho cabrío en sacrificio expiatorio cada día. 24 Añadirá la ofrenda de un efá por toro, un efá por carnero y un hin de aceite por efá. 25 El día quince del séptimo mes, en la solemnidad, ofrecerá durante siete días los mismos sacrificios expiatorios y la misma ofrenda con su aceite.

Los autores suelen hacer hincapié en las divergencias existentes entre las prescripciones de Ezequiel aquí expuestas y las tradicionales mosaicas. De nuevo tenernos que repetir que el gran profeta no hace sino idealizar el futuro culto en la nueva teocracia. Nunca sus prescripciones se pusieron por obra en contra de las tradicionales. Debemos, pues, atender al simbolismo que entraña la nueva organización propuesta por Ezequiel, como lo hemos hecho al estudiar la estructura del nuevo templo por él diseñado. El profeta habla de los futuros sacrificios siempre con la preocupación ritualista de la pureza.
El primero de todos es el del primer día del nuevo año (primero de Nisán: marzo-abril), en el que se debe sacrificar un novillo en expiación para purificar el templo. Se aspergerá con su sangre los postes o columnas que del atrio interior daban acceso al santuario, la basa del altar de los holocaustos 17 y las columnas de las tres puertas que introducen al atrio interior (v.19). Sobre el holocausto hablará en 46:6. El día séptimo del mismo mes se hará un sacrificio análogo por los pecados de ignorancia o error (v.20) del pueblo. Estos pecados son pecados materiales sin plena advertencia, en contraposición a los cometidos con mano alzada18. Difiere esta prescripción de la mosaica en cuanto que Ezequiel señala una fecha determinada para la expiación de los susodichos pecados posibles del pueblo, mientras que en la ley mosaica se prescribía, en general, que debía ofrecerse ese sacrificio expiatorio siempre que se cometieran esos pecados. Además, según la antigua Ley, en el sacrificio con el novillo había que ofrecer un macho cabrío 19.
La Pascua debía celebrarse el 14 de Nisán (marzo-abril), y durante siete días no debía comerse pan fermentado; el príncipe debía ofrecer en este día un novillo en expiación, y en cada uno de los días, siete novillos y siete carneros y un macho cabrío como expiación (v.23). Estos sacrificios debían ir acompañados de un efá de flor de harina (39 1.) 20 pOr cada novillo y otro tanto por cada carnero. Además, cada efá de flor de harina será acompañado de un hin (1/6 del bat, es decir, unos 6:5 L).
Tampoco aquí coinciden las prescripciones de Ezequiel con las mosaicas 21. Vemos, pues, que el profeta, aunque trabaja con datos de la tradición, los cambia a su gusto, según el sentido simbólico que les quiere dar. Ezequiel no dice nada de los corderos que cada familia sacrificaba en la cena del 14 de Nisán 22.

1 Leemos con los LXX veinte mil, con preferencia al TM, que lee diez mil, pues la parte reservada a los levitas también es santa. 2 Algunos autores, como Spadafora, interpretan estas cifras de cañas de medir, y no de codos. Con lo que las dimensiones serían seis veces mayores de las que hemos expuesto, pues la caña valía seis codos. La mayoría de los autores prefieren leer codos, aunque el TM no dice ni codos ni cañas. 3 Los LXX leen: y será un lugar para cosas puestas aparte por su santidad. Falta será una parte santa en el griego. 4 Cf. Miq 2,iss; 3,Qss; 6:10-11. 5 Diez batos hacen un jómer falta en los LXX. 6 La traducción pastos regados no es segura. 7 Cf. Jer_6:7; Jer_20:8; Amo_3:10; Hab_1:3; 1 Re 21; Is s,8s. 8 La frase del v.10 aparece en Lev_19:36; cf. Deu_25:13-15; Miq_6:10-11; Prov n,i; 16,é é; 2è,éï. 9 La equivalencia de estas medidas susodichas hebreas con las nuestras fluctúan según los autores. Así, el jómer (el imeru asirio) equivale, según Kortleitner, a 364:4 litros. El jómer aparece reiteradamente en la Biblia (cf. Lev_27:16; Num_11:32; Isa_5:10; Ose_3:2). Los LXX traducen por êüñïò. 10 El güera es el üâïëïò de los LXX (cf. Amó_8:5; Exo_30:13; Lev_27:25; Núm 3:47; 18:48). El sido es el óßêëïs de los LXX, que también traducen por äéäñÜ÷ìïí. La mina es el maneh del hebreo, que es transcrito por los LXX ìíá. Sobre el valor de estas medidas véase el artículo Medidas, pesos, monedas en Verbum Dei, I p.272ss (Barcelona 1956). 11 El jómer y el kor son equivalentes; el primero era medida de áridos, y el segundo de líquidos. 12 Cf. Lev_27:32; los LXX en el texto de Ezequiel leen diez en vez de doscientos. 13 Cf. Lev_23:13-18; Num_6:15. 14 Cf. Lev_23:24; Num_10:10. 15 Cf. Lev_23:2; Num_15:3. 16 Los LXX traducen en el mes séptimo. El TM dice lit. en el séptimo, en el mes. 17 Cf. £243:20. 18 Cf. Num_15:30; Lev_4:2; Num_15:22-27. 19 Cf. Num_15:24. 20 Cf. Núm_28:5; Num_15:4; Núm_28:5. 21 Según Num_28:19-22 : en el primer día se ofrecerían en holocausto dos novillos, un carnero y siete corderos de un año. 22 Cf. Exo_12:6s.